ARIEL - CAPITULO 05 - 1ra Parte

Se revela finalmente lo que sucedió en esos famosos tres días.

CAPITULO 5 - 1ra Parte

Viernes 11 de diciembre de 2020. Mañana.

“- Al fin te levantás, hija.” Escucho decir a mi mamá cuando bajo las escaleras para desayunar. Hace dos días que me fui de la Plaza de San Justo y aún no regresé a mi casa con Gerardo ni mis hijos. Un día y unas horas de algo que pasó y de lo que no estoy orgullosa de haber hecho. Y tan solo horas de haberme ido de ese sitio en donde cometí el peor error de mi vida. Pero, ahora, estoy en la casa de mi madre, el único sitio en donde me siento a salvo. Y seguramente, mi madre me hará esa temida pregunta que no me hizo ayer cuando cruce el umbral de su puerta.

“- Ahí tienes un te con leche y unas tostadas. Agarra la manteca y la mermelada de la heladera. Y luego, contame que te anda pasando. Esa cara con la que llegaste ayer no era una cara de felicidad prácticamente. ¿Pasó algo entre Gerardo y vos?”

“- ¡Bingo!” Pensé. “-Al parecer no me dejara en paz hasta que le cuente todo. Bueno, es mi mamá. Sabrá aconsejarme como seguir con esto. Solo espero que lo que le vaya a contar no la haga enojar mucho. Ella ama mucho a mi marido y esto que hice… pues… tengo miedo de su reacción.”

Una vez que me siento en la mesa a desayunar junto a mi madre, comienzo a llorar desconsoladamente. Mi madre al verme, me vuelve a preguntar nuevamente sobre si entre Gerardo y yo ha pasado algo. La miro a los ojos y sé que no puedo ocultarle más esto que llevo atravesado en mi garganta y corazón. “- Algo así.”. finalmente le digo a mi madre. “- Pero no te va a gustar lo que te tengo que contar.”

“-Pues inténtalo, corazón. ¿Qué tan grave podría ser?”

“- Demasiado, mamá. Engañé a Gerardo… o eso creo… Está todo confuso en mi mente.”

“- ¿Qué hiciste… ¿¡QUÉ!??”

“- Será mejor que te cuente todo desde el principio.” Le digo mirando para la taza en lugar de ver a los ojos.

“-Obviamente.”

“- Verás, mamá… Hace tiempo con Gerardo hemos tenido una época bastante interesante a nivel intimidad de la pareja. Y se nos fue de las manos… ¡A mí se me fue de las manos! Creé un perfil falso para ver si lograba hacer que pisara el palito. Vos sabes bien todo lo que pasamos él y yo desde hace tiempo. Y bueno, esos fantasmas volvieron a surgir y… cree ese perfil. Y parecía que todo funcionaba a la perfección. El no sospechaba que yo estaba atrás de todo lo que pasaba con el perfil falso. ¡O eso creía yo! No había contado con una cualidad de mi marido…. La de que cuando siente curiosidad por algo, él se compromete hasta las últimas consecuencias, sin importarle a quien se lleve puesto con él… Y el precio a pagar, creo, que fue nuestro matrimonio. Lo cité a la plaza de San Justo, enfrente de la iglesia donde nos casamos… Si, eso lo aprendí de él… a ser dramática. El mismo sitio que nos unió… iba a ser el mismo sitio que nos separaría. Le enfrenté… Y salí del sitio corriendo y con el corazón roto. Pero… no conté con que una persona me llamaría en ese momento. Le conocí en una red social. Al principio era un ser pedante y muy arrogante. Pero con el tiempo empezamos a ser compinches. Aunque me sacaba de quicio muchas veces por esos aires de altanería que tenía. Se llamaba Ariel. Y… ¡Dios!... Cometí algo imperdonable con él.” – comienzo a llorar “- Gerardo… si se llega a enterar…”

“- Si se llega a enterar se separa, ¿No?”

“- Si.”

“- Y lo tendrías bien merecido. Cinthia, aunque seas mi hija, debo decirte que lo que hayas hecho es algo que tendrás que vivir con sus consecuencias. Da gracias a dios de que no hay consecuencias más graves.”

“- De hecho…”

“- ¿¡QUÉ CARAJOS HICISTE!?”

“- Nada… Nada. Espero.”

“- ¡LO ÚNICO QUE HUBIERA FALTADO! ¡SERÍA EL COLMO QUE SALIERAS EMBAZARADA DE ESE DESLIZ!”

“- ¡YA, MAMÁ!” – le grito a mi madre. “-Ya suficientes problemas tengo con lo que pasó, como para pensar en eso ahora.”

“- Bueno, continua, desahógate… El quilombo ya está hecho… acabemos con todo esto.”

Miércoles 09 de diciembre de 2020. Al mediodía.

“-…es un idiota.” Pienso para mis adentros. No se cuánto corrí, alejándome de esa plaza en donde lo dejé a mi marido, con mi corazón roto por los últimos acontecimientos de las últimas semanas. Le había dicho a Gerardo que me iría a la casa de mi madre, pero no estaba lista para ir todavía. ¿Qué le diría de ir allá? Mi madre lo ama a mi marido. Decirle una cosa como esto podría llegar a ser devastador para ella. Sobre todo, después de que le diagnosticaran lo que le diagnosticaron. Me apoyé contra una pared de una calle aledaña de la plaza de San Justo y comencé a llorar.

En eso me salta una notificación de mi WhatsApp. Al ver la pantalla constato que se trata de un mensaje de Ariel. No sé qué hizo que respondiera a ese mensaje, pero a la hora, hora y media, estaba camino a capital federal para verme con él en un bar cercano a su lugar de trabajo. Al llegar al sitio en cuestión, lo veo sentado en una mesa y me acerco a donde esta él.

Él se levanta de donde está sentado, al verme, y me invita a sentarme luego de darme un beso en mi mejilla. Al verme que no andaba bien de ánimos, Ariel me termina pidiendo algo de tomar y comenzamos a charlar mientras esperamos el pedido. Al cabo de dos horas de charla termino en su casa. No me digan que se me cruzó por la cabeza en ese momento… porque ni yo misma tengo una respuesta sensata a eso. Solo pasó. Tan solo acepte su invitación en un momento de debilidad emocional.

Ariel físicamente no es mas alto que Gerardo, es mas bien de mi estatura. Unos dos centímetros mas alto, nada más. Por ende, su complexión física es acorde a su altura. Si, posee unos brazos algo fornidos y está algo subido de peso, no demasiado, lo que sí, en mejor forma física que Gerardo. Si Gerardo pesa alrededor de 95-102 kilos, dependiendo de lo que coma o tome. Ariel pesa alrededor de entre 90-92 kg. por haber hecho algo de musculatura en algún gimnasio. Pero no es nada en comparación a Gerardo. Incluso ahí abajo. En ese entonces no sabía como era en la cama, pero si conocía lo que llevaba abajo por la foto que me envió una vez. Y no. No era mas grande que la de Gerardo. Pero si, es diferente. Mientras que Gerardo tiene un pene sanguíneo, Ariel lo tiene de carne. Y aún así, cuando esta duro no sube más de dos o tres centímetros de lo que lo tiene en reposo. En cambio, Gerardo… el si que cuando le crece estando erecto, es más largo que el de Ariel. El pene de mi marido es más bien armónico y perfecto por donde se lo mire. La verdad debo de sentirme afortunada. Pero no es así. Por que siempre me saltan las dudas de que el día menos pensado cualquier mujer me podría arrebatar a mi marido. ¿Quién iba a pensar que sería yo misma la que finalmente provocaría el final de mi matrimonio?

Habiendo llegado al departamento de Ariel, me dejó que me acomodara por todo lo vivido y se marchó a hacer unos trámites. Aprovechando que estaba sola decidí recorrer de punta a punta el departamento. El mismo poseía un baño, dos habitaciones, una cocina y un living comedor. Nada más. Todo para que vivan dos personas cómodamente. Si, Ariel es padre separado. Tiene una hija que vive con su madre y que pasa con él los fines de semana. Al cabo de unos cuarenta y cinco minutos aparece Ariel y trae con él unas cosas para hacer la cena. Acepto su ofrecimiento para cenar, total, luego me iría a lo de mi madre. Asiqué pensé que no habría problema en aceptar la hospitalidad de él. Si, otro error. Durante toda la preparación de la cena y la misma cena conversamos de todo.

De repente, rompo en llanto y comienzo a relatarle a Ariel todo lo que han sido estos dos meses para mí. Lo que tuve que soportar, el ver los chats de Gerardo con las demás mujeres, si, acepté que esos chats hicieron que me volviese más abierta a tener nuevas sensaciones con mi marido al momento de estar íntimos, pero también fueron dolorosos de ver. Ariel me pregunta si no es lo mismo que yo hacía con las cosas que hablaba con los demás hombres de la red social en donde nos conocimos. Que recuerde que en muchas de las conversaciones que habíamos mantenido los dos, le había comentado las cosas que hacía y que luego borraba pensando que mi marido no iba a entender. Le miré con detenimiento y le refuté ese argumento diciendo que no era lo mismo. Él me miró incrédulo y me dijo que ¿cómo que no era lo mismo?  Le dije que sí. Que se fije bien. Que yo hacía sexting con esos hombres. Le dije que yo misma se lo conté uno de esos días que habíamos estado charlando más de una hora por las noches. Ariel me preguntó si mi marido hacía eso también. Ante mi silencio, él siguió hablando y me dijo que es algo normal que me sienta así y que de seguro mi marido también habría sentido lo mismo, si le mostraba esos chats que no quería mostrarle. También me dijo que todo ese tema de Pamela es tanto culpa mía como de mi marido. Él por caer en el engaño, y mía por tomar la ventaja con las cosas que hablábamos, ya que yo conocía muy bien las debilidades de mi marido y sabía por dónde encarar las conversaciones para que él caiga. Si verdaderamente quería meterle una trampa debía de haber confiado en una tercera persona para que sea ella la que se hiciera pasar por esa Pamela. Y ahí si… hubiera sido más real todo. Pero, al haber sido yo la que hizo todo, pues, eso que quería probar, iba a estar opacado, se vea como se vea. Era algo nulo. Ya que yo misma había provocado todo al conocer la vida integra de mi marido. En ese momento no daba crédito a lo que escuchaba. Parecía que Ariel de la nada se estaba poniendo del lado de mi marido, sin conocerle siquiera. Pero la realidad era, que me estaba haciendo ver que todo lo que había hecho, iba a dar si o si el resultado que yo quería, y que se viera como se viera, ese resultado siempre iba a estar en duda al final, de si Gerardo iba a o no a engañarme.

Finalmente termino por aceptar todos esos argumentos. Ariel también me dice que desbloquee a Gerardo de todas las redes sociales que compartíamos y de los mismos contactos del celular. Que eso era una chiquilinada de adolescente despechada, y no de una mujer madura, de mi edad. Pero yo en ese momento no lo hice.

Al cabo de un tiempo me empecé a sentir cansada, somnolienta. Ariel me ofreció descansar un poco y luego me iría a acompañar a la parada del micro para ir a la casa de mi madre. Acepto y me ofrece una habitación para que descanse. Entro en ella, cierro la puerta y me acuesto recordando todo lo que había vivido en los dos meses que habían pasado. Núnca me percate del tiempo que pase ya que termine profundamente dormida y comienzo a soñar con Gerardo. De repente el sueño que tengo comienza a ser bastante álgido. Siento como Gerardo me penetra con más intensidad que otras veces. Y me siento desfallecer de la excitación que me está dando esta nueva forma salvaje que tiene mi marido de hacer el amor... ¡No! ¡De cogerme...! Si, por que esto no es hacer el amor, esta nueva forma es más salvaje, más primitiva, siento como me llena esta nueva sensación que estoy sintiendo y me empiezo a mojar toda, mucho más que otras veces. Y comienzo a gritar su nombre, el de mi esposo.

Parece que esta vez mi esposo, aunque sea un sueño, si se esfuerza en hacerme gozar como una puta. Siempre lo hacemos de una forma más romántica, más íntima, pero esta vez, siento que quiere hacerlo más animal, más pasional que otras veces. Mi cuerpo empieza a sentir oleadas y oleadas de placer. Es algo indescriptible lo que siento. Y entonces lo siento, la sensación que siempre siento cuando estoy con mi marido y estallo en un intenso orgasmo que me deja exhausta.

En eso, abro los ojos y el escenario cambia. No estoy con mi marido. No estoy en mi habitación. Miro el techo y recuerdo que estoy en la casa de Ariel.

Miro a mi costado y lo que veo es algo que no me esperaba. ¡Ariel está al lado mío...! ¡y desnudo...! y yo.... ¡DIOS! ¡NO! ¡QUÉ NO SEA CIERTO LO QUE VEN MIS OJOS! Me veo totalmente desnuda y sobre un charco de mis mismos flujos... entonces.... ¡NO! ¡IMPOSIBLE! ¿¡QUÉ HICE!?

Continuara…