Ariel - capítulo 04

En una charla con su psicólogo, Cinthia revela sus miedos para con su marido.

ARIEL – CAPITULO 04

Lunes 07 de diciembre de 2020.

"- Gerardo es... es complicado." le digo a mi psicoanalista finalmente. "- Vivir con él es prácticamente una aventura. No sabés que te deparará el día a día. ¡Vos sabes todo lo que viví con él a lo largo de todos estos años! ¡Fuiste mi psicoanalista desde niña prácticamente! Y siempre confíe en tu criterio. Bueno, ahora el problema con él... digamos que no es mucho, como en esa época. También acepto que en esa época yo era más chica, y no tenía las experiencias que viví desde entonces. Era una persona muy inocente en ciertas cosas e inexperta. ¡Y reaccionaba de acuerdo a eso! El otro día estuve hablando con mi esposo sobre un tema. Le dije que tal vez con otra persona yo no sería tan celosa, como lo soy con él. ¡No me malentiendas! Lo que pasa es que con Gerardo tengo toda una vida vivida. Conozco todo de él. Incluso creo que le conozco mejor que él mismo. Lo que pasa es que él… como decirlo… cuando estás con él, te dan ganas de amarlo y matarlo a la vez. Comete muchas faltas, pero siempre sale airoso de todas ellas. No sé cómo lo hace… realmente no lo sé. Por momentos se puede volver la persona más odiosa del mundo, pero hace un gesto, o te dice algo, que terminas perdonándole todo. Hubo un día, si no mal me acuerdo, que le dije que, de separarnos, iba a hacer todo lo posible por no volver a verlo más… ¡que todo sería a través de intermediarios! ¡No sabes cómo se puso! ¡Prácticamente me acuso de todo! Pero, cuando me logre explicar bien, él entendió. Y no, no era por qué no lo amara, sino todo lo contrario... no lo vería más y haría todo lo posible por no cruzármelo porque lo amo tanto que sé que de volver a cruzarlo, luego de una separación, sería tan débil como para regresar a su lado sin dudarlo siquiera. Lo haría para auto preservarme lo del alejamiento. Lo que pasa es que... le amo tanto que me duele el pensar que podría perderle. Las cosas que vivimos todos estos años fueron muchas y nos pusieron a prueba todo el tiempo. ¡Y salimos adelante!"

"- Pero ahora... ¡ahora es diferente! Hoy mismo sin llegar más lejos, paso algo que me puso en alerta. ¿Te acordás que te conté de María? Pues hoy no tuvo mejor idea que volver de donde la envió Gerardo. Le mandó desde un teléfono desconocido unas fotos de ella en pelotas, mostrando sus pechos, y con una leyenda una de ellas. ¡Decía que quería un hijo de él! ¡Sigue con esa idea fija en su cabeza! ¡El solo hecho de pensar que Gerardo tenga un hijo por ahí con otra mujer me pone loca de celos! ¡Gerardo es mío! ¡Es mi todo! ¡No sabría qué hacer si lo pierdo! Hay veces que me pregunto por qué le amo tanto si también tengo ganas de matarlo en muchas ocasiones por las cosas que hace. Y la respuesta que me doy es que no hay una razón. ¡Tan solo estoy enamorada de él! ¡De sus virtudes y de sus defectos! No creo que haya ninguna mujer en este mundo que lo llegue a comprender como yo. ¡Con todos sus mambos y locuras!"

"- Otra cosa que me pasa con él es que cuando se enferma, lo veo y no puedo creer que ese ser humano que parece fuerte en apariencia, realmente tenga un cuerpo débil en lo que a salud se refiere. Hace un frio del demonio y es el primero en caer enfermo de gripe, hay mosquitos volando por algún lado con dengue... ¿y a quien pican? ¡A Gerardo! ¡Siempre se enferma de todo! Y ahora que estamos en pandemia tengo miedo de que se pesque al bicho del coronavirus. Sin ir más lejos al inicio de toda esta pandemia le picó un mosquito y contrajo dengue. Al menos ahora está inmunizado por un año de la cepa del dengue que obtuvo por ese mosquito. Cuando él se enferma te enternece y querés protegerlo de todo. ¡Pero tiene un humor de perros cuando está enfermo! ¡No se soporta ni él!"

“- ¿Sabías que aún estoy luchando con un fantasma que hace que desconfíe de Gerardo, lamentablemente? No importa el tiempo que pase. Ese fantasma siempre estará martirizándome. ¿Te acordás de la época en que él fue internado? ¿Cuál fue una de las razones? ¿Te acordás? Fue que se había metido con una mexicana de la localidad de Durango, ¿no? Bueno, una vez leí que él le dijo que se había casado conmigo porque me había quedado embarazada de nuestro primer hijo. ¡Y eso a mí me destruyó en ese momento! Él dice que en esa época estaba sobrepasado por muchas cosas y que todo lo que decía era por que estaba quebrado emocionalmente. Yo en esa época era mucho más joven y mucho más inexperta y bueno… ¡esas palabras fueron un mazazo para mí! Y es el día de hoy que siguen ahí martillándome en mi cabeza. Él dice que me ama y que está enamorado de mí… ¡y que está doblemente enamorado…! Pero yo… no puedo creer eso. ¡Lamentablemente, no puedo! Esas palabras aún están ahí… y mientras sigan ahí, no podré volver a confiar ciento por ciento en él. ¡Por eso creé el perfil de Pamela! Ese que vos me dijiste que no hiciera. Y ahora se la razón por la que me lo habías advertido. ¡Me queme al hacerlo! El otro día, él dijo algo similar hablándome a mí, mientras pensaba que hablaba con Pamela. Se muy bien que lo dijo para mantener las apariencias de la mentira que él le dijo a mi otra identidad sobre su estado civil… ¡pero duele! ¡Duele mucho! ¡Y eso hizo reflotar ese fantasma! Y ahora… ¡Ahora no sé qué pensar!”

Ni bien salgo del edificio de mi psicólogo, recibo un mensaje de Ariel, lo miro y me dice que me está esperando aún en el bar que habíamos quedado esta mañana tras los hechos sucedidos con María y esas fotos. Pero, de ir a ese encuentro, y en el estado en el que estoy, se que cometeré un error el cual no podré perdonarme ni hasta yo misma.

Caminando al estacionamiento en donde deje el auto, paso justamente por la puerta del bar donde Ariel quería verme, y le veo. Esta sentado en una mesa mirando su reloj. Viendo si me aparezco, o no. Una parte mía dice que no lo haga, que no entre. Pero la otra parte, la que quiere darle un escarmiento a mi marido me dice que entre y tome ese café con Ariel. Estoy cinco minutos peleando conmigo misma sobre que hacer, hasta que finalmente decido regresar a mi casa junto a mis hijos y mi marido. Le mando un mensaje a Ariel disculpándome que no podrá ser y me marcho. Desde la ventana puedo ver la cara de resignación que se le hace. Pero bueno, el sabía que yo era una mujer casada y que no importa lo que suceda entre mi marido y yo, mientras estuviera casada no haría nada para joder mi matrimonio.

Tardo alrededor de una hora en llegar a mi casa por el transito que hay, y al hacerlo, me encuentro con una escena que no me esperaba. Mi marido me cuenta que su amiga del juego World of Warcraft, había muerto hacia unas horas. Al verlo en ese estado de impotencia, decido hacer un lado todo mi enojo con él y consolarlo en este momento en que él me necesita. Pero no lo logro del todo y lo veo irse a nuestra habitación. Es cuando me acuerdo que entre él y mi alter ego había quedado algo pendiente. Si yo no puedo sacarlo de ese decaimiento, a lo mejor ella si lo logre. Entro a la red social y activo el perfil de Pamela, a esta altura ya no me importa nada. Solo quiero ver a mi marido de buen ánimo. Ni bien entro, voy al chat que tengo con Gerardo y le escribo…

Pamela: - ¿Estas? Ya estoy más desocupada… fue largo este día. ¿Bombón?

Inmediatamente veo como mi marido empieza a escribir y estamos alrededor de una hora chateando el uno con el otro. En este momento no quiero provocar nada, tan solo contenerle y hacerle sentir bien. Suficiente tuvo ya con mi escena de la mañana y lo que pasó con su amiga. En este momento lo que necesita Gerardo es contención y mucho afecto. Él, a la mañana, me había dejado una tarea en el perfil de Pamela, y ésta era contarle una anécdota divertida… y le termine contando una anécdota que me pasó con una famosa de Argentina. Historia que le conté como Cinthia una vez. Tuve suerte de que no me descubriera en ese momento. Y bueno, ahora era el turno de él. Asique le pregunte sobre su anécdota y el me la contó. Y cuando leo que las de carnaval en verano eran las mejores para él, me dije que debía de ir por ese lado. Asique le dije que me contara una… yo sabía que historia me iba a contar, ya que es la que cuenta siempre, porque es la que más gracia le causo. Y atiné… me contó la historia de su primo y las chicas en la ciudad costera de Miramar. Gerardo a esa localidad costera fue todos los veranos desde que era un bebe y hasta los 18 años. Luego de esa edad, sus padres vendieron la casa que tenían ahí y empezó a ir de forma irregular. Yo conocí esa ciudad estando de novia con él. Fueron unas semanas muy hermosas para mí. Aún me acuerdo el viaje de vuelta… tomamos un micro de larga distancia para regresar y nos compramos un Lemon Pie para el viaje, solo que hubo un problema… ¡nos olvidamos los cubiertos! Como yo en ese entonces era algo asquerosa, no pude comer el mismo Lemon Pie. Pero, ese problema de no cubiertos, no fue un impedimento para Gerardo… Se comió el mismo con las manos… ¡Fue todo un enchastre! Yo me reía de como se lo comió. Debían de verlo. En plena oscuridad del micro, usando las manos como garra para destrozar el pedazo de Lemon Pie y llevarlo a su boca. Todo un desastre… ¡un desastre divertido!

Al cabo de una hora de chateo, el me informa que se va a acostar y cortamos todo. Al menos pude sacarle de esa depresión por lo que pasó con su amiga. Lo que me duele es que lo logré como Pamela, no como Cinthia.

Le dejo descansar y me quedo viendo una película en Netflix mientras como algo recalentado en el microondas. Al cabo de unos quince minutos suena una notificación de mi celular. Era Ariel en mi WhatsApp. Como todas las noches, a las 23:00 horas aparecía su notificación. Abrí el WhatsApp y comencé a hablar con él.

El comienza a reprocharme el que no nos hayamos encontrado, pero no estoy de humor para reproches algunos de un sujeto que no es nada mío y se lo digo. Él se molesta y me dice que ¿por qué digo eso? Muy sencillamente por que no es ni mi marido, ni mi novio, ni nada, le digo yo. Solo es un conocido de una red social con el cual tenemos unas charlas bastante divertidas. Nada más. ¡Dios! A veces no entiendo a este sujeto. Comenzamos chateando en esa red social lo mas bien. Las conversaciones allá eran con respeto, y el no hacia nada que me molestara. Luego le informe que me iba de esa red social y me da su WhatsApp. Y yo por una bronca con mi marido, termino agregándole. Si, lo sé. Mi marido y yo habíamos decidido que no íbamos a agregar a nadie a nuestros WhatsApp, pero bueno, tuve una bronca enorme con él y por eso lo hice. ¡Para escarmentarlo un poco! ¡Lo hice por orgullosa! Y ahora, Ariel, ¿piensa que puede tratarme así? ¡Pues se equivoca! ¡No dejo que mi esposo me falte el respeto de esta manera y mucho menos dejaré que un idiota como este pelado egocéntrico lo haga libremente! Estamos discutiendo como una hora y le corto menos diez. A los pocos minutos vuelve a comunicarse pidiéndome disculpas. Que entendía que no podía recriminarme nada ya que no éramos nada, tal como yo le dije anteriormente. Ahí me percate de algo… y le pregunte si estaba bebido… a lo que me dice que si... que se había tomado unas copas de más.

Ya mas calmados comenzamos a conversar de todo un poco hasta que hace una pregunta de esas que son con doble sentido…

Ariel: - ¿Dónde te gusta que te acaben, Cin?

Cinthia: - ¿Qué clase de pregunta es esa?

Ariel: - ¿Siempre vas a darme la misma respuesta a todo lo que te pregunto? ¡Vaya!

Cinthia: - ¿Y qué querés? Siempre me haces preguntas bastante sospechosas. Pareciera que querés conseguir algo conmigo. ¡Y te dije textualmente que no iba a hacer nada que arruiné mi familia!

Ariel: - Lo sé, lo sé. Pero es una simple pregunta. Responde, ¿Sí?

Cinthia: - ¡Arrrghhh!! ¡Bien! En lo personal me gusta sentir cuando mi esposo acaba dentro mío. Pero no me molestaría que acaben en otro lado, siempre y cuando no me ensucien la cara y el pelo. Mientras más lejos de esa zona, ¡mejor!

Ariel: - ¿Ves que no era tan terrible? En mi caso considero el acabar adentro algo aburrido. Prefiero acabar afuera. Manchando la espalda, los pechos, y si, no te lo voy a negar, me encanta hacer que la mujer se trague mi semen.

Cinthia: - ¡Mira vos! Te voy a decir algo, Ariel, y espero no te enojes… pero no estoy de humor para estas cosas, ¿sí? Me desconectaré ahora y me voy a dormir. No fue un buen día para mí.

Ariel: - Bueno. Nos hablamos mañana cualquier cosa. Y esa salida a tomar un café aún está en vigencia. Cuando quieras... nos reunimos.

Y así como así, Ariel se desconecta y yo me voy a preparar la comida. Esa noche, mis hijos y yo, comemos algo simple, fideos con manteca. Si, se lo que piensan, pero no estaba de ánimos para hacer una comida muy elaborada. Luego de comer me voy con mi esposo a dormir.

Continuara...

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Vistazo a Ariel - Capitulo 06.

Tras que Gerardo descubriera mis conversaciones con Ariel en el WhatsApp no pensé que se desataría lo que se desató.

Para que entiendan, Gerardo no es un marido golpeador ni nada por el estilo. Fue criado bajo la enseñanza de que el pegarle a una mujer es de cobarde y lo ha sostenido a lo largo de su vida. Jamás le levanto la mano a una mujer en su vida. Aunque esta lo insultara, denigrara, e incluso ejerciera violencia física hacia él. Él jamás le levantaría la mano a una mujer. Prefiere morir antes que pegarle a una mujer. Y eso, en muchas oportunidades, les ha hecho pensar erróneamente a muchas personas de que Gerardo es pasivo. Incluso yo lo llegué a pensar. Pero la verdad, el mantener la calma y no llegar a la agresión física hacia el sexo opuesto es un logro enorme. Gerardo tiene una fuerza de voluntad muy grande si aguanta todo lo que tiene que aguantar sin levantar una sola mano. Y eso que él tiene un temperamento bastante fuerte cuando se le acaba la paciencia. He visto ese lado de él. Y no querrás estar cerca de él cuando se enoja. Mi consejo más grande es... No hagas enojar a Gerardo si no quieres desatar el infierno. Pero con las mujeres es diferente. Se contiene.... Pero a un costo enorme. Toda esa rabia que genera cuando es agredido por una mujer por algún lado tiene que salir, ¿no? Bueno, en el caso de Gerardo esa rabia y frustración de no poder levantar una sola mano a una mujer se libera en autoflagelarse el mismo. En otras palabras, se lastima, hasta hacerse sangrar algunas veces.