ARIEL - (1ra Parte)

Primer volumen de dos en donde esta recopilada toda la primer parte de la segunda parte de la trilogía de Cinthia y Gerardo.

*ARIEL*

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PRÓLOGO

A lo largo de mi vida he hecho muchas cosas de las cuales me arrepentí, como así también varias de las que no, pero jamás pensé que la decisión que tome aquel día iba a generar semejante conflicto con mi marido.

Por un lado, pensé que le iba a dar un escarmiento, quería que viviera en carne propia lo que yo viví durante diez largos años. No creí nunca que todo se me iba a salir de las manos. Cuando entré a esa red social y le conocí a Ariel me pareció una persona de lo más centrada, madura, él me dijo que no iba a ocasionarme problemas en mi matrimonio, que iba a ser discreto. Sobretodo porque le dije que amaba con locura a mi marido. Pero una charla llevo a la otra y esa a otra.... Y cuando me quise dar cuenta ya estaba atrapada en este mundo de las redes sociales de ligue de parejas y no podía salir, así como así. Iba a necesitar ayuda. Lo que nunca me imaginé que la ayuda iba a ser de parte de Gerardo, mi marido.... Y de que forma.

Aún maldigo ese día, el día que dió inicio al final de una etapa muy bonita.

Gerardo puede ser de todo, pero un cornudo, ¡jamás! No importa lo que digan de él. Para mi no será un cornudo. El es el amor de mi vida. ¿Lo lastime? Si. Y no se como hacer para curar esa herida. Desde que pasó lo que pasó ese día que se fue de nuestro hogar que ando devastada. El pensar en que le haya perdido y por una calentura del momento me hace sentir la mas tonta de todas las mujeres. Debo de hacer hasta lo imposible para demostrarle que el sigue siendo el amor de mi vida. La persona con la que quiero envejecer viendo como el sol se asoma y se oculta en una cabaña rodeada de montañas y a orillas de un lago. Ese es el sueño que tiene él, y quiero que se le haga realidad.

Hemos pasado muchas cosas a lo largo de nuestra vida juntos. Estando tan solo de novios pasamos por muchas situaciones de ruptura y reconciliación. Y durante nuestra etapa de casados, estuvimos un año separados por problemas ajenos a la pareja, pero los pudimos resolver y volvimos. Espero que el problema actual sea un mal sueño y que podamos rehacer nuestra relación.

Durante todo este tiempo que anduve sola y perdida, me sentí contenida por la persona que jodió todo. Si, se lo que dirán… “- ¿¿¡¡Qué carajos, Cinthia!!?? ¿Cómo es posible que te hayas visto con esa persona luego de que sea el culpable de la ruptura de tu matrimonio?” La respuesta a esa pregunta es muy sencilla. Al menos para mi lo fue. Por mas que haya sido la persona causante de mi ruptura marital, también era una de las posibles personas que fuera el padre del hijo que llevo en mi interior. Como yo no quería ir al hospital en los que me traté mis otros dos embarazos, esta persona me ofreció en el que él trabajaba y gracias a eso, el estuvo presente en las consultas con el obstetra y las ecografías.

Pero después de un tiempo esa persona cambió, se puso mucho más posesiva y todo el mundo que me conoce sabe que las personas de esa calaña a mi no me van. Asique hice lo que hice siempre, me aleje. Grave error. Cuando hice eso, se puso peor la cosa. Ahora mismo estoy yendo a un juzgado a hacer la denuncia pertinente hacia esta persona. Y voy en compañía de Gerardo.

Si, asi es, mi Gerardo. Ese Gerardo al que lastime miserablemente. Ese Gerardo que desapareció por casi dos largos meses. Ese Gerardo que amaba, amo y amaré con locura. Ese Gerardo que es el amor de mi vida.

Muchas personas pensarán que él no tuvo orgullo y que no tenía nada que hacer regresando a mi lado, pero no lo hizo por que no tuviera orgullo alguno, lo hizo por que la mujer que fue la madre de sus hijos y que aún es su esposa, ya que no nos divorciamos aún, necesitaba ayuda. Pero si, el me aclaro una cosa muy importante cuando regresó. Lo hacía por nuestros hijos ya que no le gustaría que los mismos se quedaran sin su madre, no por mí. Y solo por este día. Cuando me dijo eso mi mundo parecía desmoronarse nuevamente ya que me demostraba que le había lastimado mucho y que de haber una posible reconciliación iba a ser posible a largo plazo. Siempre y cuando hubiera una posibilidad, aunque mínima, de hacerse realidad.

Cuando lo miro a Gerardo, veo que se volvió a colocar la coraza que tenía cuando era adolescente, y me maldigo por dentro. El durante toda su vida sufrió mucho por su patología. Y se puso una especie de escudo para alejarse de todo y de todos. Y verlo así, con esa misma lejanía con la que le conocí me hace sentir que el Gerardo de antaño ha regresado. Ese Gerardo que no permite que nada ni nadie se acerque a él. El solitario. O como el me dijo una vez que el mismo se decía a si mismo: La Oveja Negra. Pero a pesar de esa regresión que tuvo, también veo que hay otro atrapado dentro de él. El que yo conocí durante toda nuestra vida juntos. El cariñoso, el compañero, el que da todo por todos, aunque no reciba nada a cambio, el que se preocupa por ti, el romántico, el salvaje y pasional que te hace sacar más de cuatro orgasmos en una noche. Pero está oculto dentro de esa maldita coraza. Una coraza que estoy determinada a romper.

Como dije anteriormente, voy a hacer una denuncia junto a Gerardo… y también estamos en compañía de nuestros hijos… ya que ellos tienen participación en los sucesos que desencadenaron esta decisión. Me importa poco que esta persona pueda ser el padre de mi tercer hijo, lo denunciaré por lo que hizo. Y más después de lo que descubrí. Además, la otra persona que puede pelear la paternidad esta a mi lado en este momento.

De repente, siento que el auto se detiene, lo que hace que salga del estado pensativo en el que estaba. Veo por la ventana, observo un edificio enorme y respiro profundamente para darme coraje por lo que estaba por hacer.

“- Llegamos, Cinthia. ¿Estás segura de esto?”

“- Si. Esa persona ya hizo mucho daño a nuestras vidas. Debe de recibir lo que le corresponde.”

“- Como tu digas. Entremos a hacer esa denuncia.”

Gerardo sale del auto, al igual que nuestros hijos, y luego se dirige a abrirme la puerta. Eso es algo que extrañaba de él. Su caballerosidad. Eso es un punto a favor que tiene Gerardo por sobre todos los hombres que conocí a lo largo de mi vida, esa caballerosidad. Siempre educado, atento, jamás dirá una grosería, ni haciendo el amor. El día que me llamo “Putita” fue una sorpresa incluso para mí. Lo más increíble es que dijo esa palabra de una forma que no sonó mal, sino con una especie de ternura que me derritió en ese momento. Ahora entiendo más que nunca lo que pudo pensar cuando se enteró de mi infidelidad. Él no es una persona agresiva en el sexo. Si, es cierto de que se pone apasionado durante el acto mismo, pero jamás lo inicia de forma salvaje. Es más bien una persona que le gusta el romanticismo, el hacer sentir a la otra persona amada y contenida. Da todo para que la otra persona disfrute más que el mismo. Ese no era el caso de Ariel. Ariel era más sexual en el tema relaciones íntimas. Desde el principio lo hace de forma salvaje y apasionada. Nunca se para a pensar dos minutos en si la otra persona está disfrutando del acto. Todo es para su placer. Y una vez saciado ese placer, te hace a un lado. Al menos eso es lo que vi en ese video que me mostró ese día de diciembre.

Puede ser que Gerardo pensase, en ese momento, que era menos hombre que Ariel. Sin embargo, es todo lo contrario, es mucho más hombre que esa persona. Es mi hombre y debo de recuperarlo a como dé lugar.

Finalmente entramos al juzgado en cuestión y se nos acerca un amigo nuestro que trabaja ahí.

“- Gerardo, Cinthia, chicos ¿cómo anda todo? Supe lo de su separación, muchachos. ¿A que se debe esta visita?”

“- Hola, Leandro.” Saluda Gerardo a su amigo mientras le estrecha la mano. “- Vinimos para elevar una denuncia.”

“- ¿Denuncia? ¿Qué paso? ¿Algo a los chicos? ¿A ti? ¿O a Cinthia?”

“- A Cinthia.”

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CAPITULO 01

Principios de Noviembre

"- ¿Será cierto lo que me dijo mi esposo?" piensa Cinthia, mientras está sentada en un banco de la Plaza principal de la localidad de San Justo. "- Pero... ¿Cómo creerle?"

Después de casi 10 largos años, Gerardo le había confesado a su esposa de lo que le aquejaba y la razón de que hayan tenido tantos desencuentros en lo referente a lo sexual. Jamás habían hablado sobre esas cosas que le molestaban a su marido, pero sabía que algo le ocultaba. Pero, la forma en que finalmente salió a la luz ese secreto de su marido, es la razón por la cual se mantiene escéptica a tal revelación. Como confiar en una data de semejante importancia, si su esposo le había mentido tanto tiempo para ocultársela. Pero ahora sabía que la razón de que Gerardo fuera tan esquivo durante todas las noches con ella se debía a un miedo que el tenia de fallarle como hombre por esa falta de concentración que aparecía en los momentos más insospechados. Una falta de concentración que podía hacer que, en el mejor momento de una relación sexual, todo se fuera por la borda por culpa de eso. Pero bueno, ahora lo sabía. El tema ahora era, ¿qué hacer con esa nueva información? Era obvio que su marido iba a necesitar mucha ayuda para restaurar su autoestima. Y la razón de que se metiera en las redes sociales para chatear con esas "putas" (así las denominaba Cinthia a las mujeres con las cuales su esposo chateaba) era para subirse un poco la misma.

"- Bueno." piensa Cinthia. "- Si mi marido necesita ayuda en ese terreno, voy a tener que hacer algo que no pensé que haría jamás. Se que será duro para mí. Y si, ¿por qué negarlo? Yo también tengo miedo de que él al proponerle esto, pueda irse con otra y me deje a mí y a nuestros hijos abandonados. Pero si es el precio que debo de pagar por que él se mejore. Eso haré. Le diré que tengamos un trio con una mujer o en su defecto un intercambio swinger. Si yo tengo que sufrir viendo como él lo hace con otra, que él tenga un poco de su propia medicina también. Que vea como otro hombre me posee a mí." Cinthia hace una leve sonrisa cuando piensa eso. Por el amor a su marido está dispuesta a compartirlo con otra mujer y arriesgarse a las consecuencias que eso pueda llevar. Sabe perfectamente que todo su matrimonio podría irse al diablo, ya que hay fisuras en él, pero no ve otra salida para recuperar el ímpetu sexual que tenía Gerardo cuando le había conocido. Él era todo un buen partido en la cama en esa época. Podía mantener su erección por mucho tiempo. Y si, tenía un pene de sangre, pero cuando ese pene estaba erecto, podía rivalizar tranquilamente con uno que superara los 20 - 23 cm, ya que el tamaño de ese miembro en su máxima erección, cuando estaba bien estimulado, era de 24-25 cm. Y erecto normalmente, pues, era de entre 20-22 cm. Problemas no tenía en esa época. Los celos eran inexistentes y su pareja estaba bien estable. Pero con el correr de los años, y las constantes peleas pues, digamos que fueron suficientes para hacer un buen daño, y que toda esa confianza y seguridad se fueran destruyendo poco a poco. El camino para reconstruir todo eso iba a ser muy largo y con varios obstáculos a enfrentar. Pero Cinthia confiaba, en que no importara lo que le pusiera la vida adelante, ella y su marido iban a poder con eso y el amor que se tenían iba a ser más fuerte que nunca.

Habiendo tomado la resolución que tomó, decide regresar a su casa y enfrentarse a su marido. Decirle lo que estuvo pensando y ver hacia donde los iba a dirigir este nuevo camino que le estaba a punto de proponer que sigan juntos. Solo el tiempo diría si era lo correcto o no. Pero por ahora, era lo único que tenía Cinthia para recuperar ese tiempo perdido con su marido.

Viernes 20 de noviembre de 2020 por la tarde/noche.

Desde hace casi quince días que vengo teniendo muchas sesiones de sexo bien interesantes con mi esposo. La verdad que el que le haya propuesto lo de los tríos e intercambios de parejas sí que sirvió para levantarle la líbido. Esta mañana, por ejemplo, luego de que nos despertáramos, tuvimos una buena sesión en la ducha mientras nos bañábamos. Si que lo siento cambiado a Gerardo. Y si, aún sufre de ese tema de que tiene que remontarla durante nuestras prácticas sexuales. Pero ahora está como si no le importara eso. Anoche, por ejemplo, la remontó cinco veces. Jamás, en estos años que llevamos con poco y nada de sexo, tuvo que levantar al “amigo” tantas veces. Me acuerdo que en esa época si lo hacia una vez era demasiado para él. Bueno, admito que mucha ayuda de mi parte tampoco tenía, ya que cada vez que le pasaba eso, yo me ponía mal y pensaba lo primero que venía a mi mente. Generalmente era que no me veía atractiva, o que pensaba en otra mujer. El pensar eso hacía que me pusiera mal y le hiciera la ley del hielo. Llegué a no dirigirle la palabra por casi dos semanas, ¿o fue un mes? ¡Si, fui muy extremista con él! Asique en parte debo de tener algo de culpa de que él se cerrara durante tanto tiempo. En su momento me parecía que era un mal marido, un mal hombre, por no querer satisfacerme en la cama. Pero ahora, lo entiendo más. Igual no quita que las de veces que le encontré en situaciones raras con gente del sexo opuesto por internet, fueran motivo para que hubiera crisis en la pareja. ¡Hasta llegó a decirle a esa mexicana que se quería ir a vivir con ella! En esa época, yo jamás había tenido celo alguno hacia él, pero con todo lo que vivimos... no se... como que todo eso que descubría cada tanto y que provocaba enormes crisis en nuestra pareja, pues… mejor no recordar esos tiempos. Ahora viendo todo el problema a lo lejos, y en otro contexto, voy entendiendo un poco más a mi marido. Durante esa época su misma familia no dejo que pudiera separar su vida laboral, de la familiar y la familiar, de la conyugal. Siempre metiéndose en el medio. Y obvio, Gerardo terminó por escapar de todos esos problemas metiéndose en las redes sociales y en los juegos multijugador en línea. No pasaría mucho tiempo hasta que, esas escapadas que él se hacía, terminará por afectarnos. Llegamos a tener muchas discusiones. Y claro, debería sentirse incomprendido, no querido. Era lógico que a la primera de cambio iba a querer tirar todo por la borda. ¡Las cosas que se hablaba con esa mujer! Cuando me acuerdo, ¡me dan ganas de matarlo! ¿Qué nombre tenía? Bueno, no me acuerdo ahora. Lo que si me acuerdo es lo que él me contó un día. Que fue política para la localidad de Durango o algo así por unos años. Si, se siguen hablando. Pero ahora cada uno está en la suya. Quedaron como amigos.

Igualmente, durante esa época, yo también tuve lo mío. Mantuve conversaciones con alguien, pero solo fueron dos o tres veces y no pasó a mayores. Solo podía chatear con esa persona en los momentos en que yo salía de trabajar y hasta que llegaba a mi casa. Y como que siempre era lo mismo. Por eso me aburrí tan rápido. No era nada interesante. Igualmente, ¡qué bien que no seguimos en contacto! Se volvió un ultra kirchnerista y mejor estar alejada de esa clase de gente. Aún me acuerdo lo cercano que era Gerardo y su primo, y por culpa de estos Kirchneristas, ambos se separaron. Gerardo no soporta a los que siguen a los K. Les tiene bronca. Y con razones muy válidas. Yo por un tiempo traté de entender a los que seguían a los Kirchner, pero terminé por darle la razón a mi esposo. No se puede razonar ni mantener una conversación con esa gente. Tienen metido en lo más profundo de lo que sería su cerebro (¡si es cerebro lo que tienen!) esa doctrina socialista de mierda. Pero bueno, dejemos la política para otro momento.

A veces creo que Gerardo no pudo asumir algunas cosas que pasaron durante nuestro noviazgo, más específicamente durante esos seis meses en donde cortamos la relación. Pero bueno, yo ya le conté en su momento sobre esos meses que estuvimos separados. Si tiene alguna duda, estaré gustosa de sacárselas. Pero como jamás volvió a sacar el tema, pues, mejor dejarlo en el pasado. Lo importante es que volvimos luego de ese tiempo que nos dimos, y gracias a eso nuestra nueva relación fue más de una pareja adulta, a la que teníamos antes, que era más como una relación de novios juveniles.

“- ¡CINTHIA!”

Cinthia escucha que Gerardo le llama a los gritos y sale a su encuentro.

“- ¿Si, cariño? ¿qué pasa?” le responde Cinthia, asomándose desde arriba de la escalera.

“- ¡Ahora vengo! Voy a hacer las compras para la cena de esta noche. ¿Necesitas algo que te compre?”

“- No, nada, pero, espera un poco a que baje y te digo que tenés que comprar.”

“- Ok, espero.”

Diez minutos más tarde Cinthia baja, luego de arreglarse tras la siesta que se dio por sentirse cansada, y le dice a Gerardo que debe de comprar. Éste sale al Supermercado más cercano para comprar lo que le pidió su esposa.

En eso, el celular de Cinthia le avisa a la chica que tiene una notificación de la aplicación de la red social en la cual tanto ella como su marido estaban metidos. Un mensaje nuevo, de una persona que no conocía. Cinthia se fija y ve con asombro que el mensaje provenía de alguien que había hecho varios intentos de charla por casi una semana, y todos habían sido ignorados. Viendo que el pobre sujeto había intentado hablar con ella en varias oportunidades y sin éxito alguno, decide responderle.

Cinthia: “- Hola. ¿En que puedo ayudarte? Veo que has intentado hablar conmigo en varias oportunidades. Disculpa que no te haya escrito antes, pero había una buena cantidad de mensajes de otras personas y tus mensajes estaban bien abajo.”

De repente, a Cinthia le llega la respuesta de este contacto. Un poco altanera para su gusto. Y obviamente, le responde de la misma manera.

Ariel: "- ¡Al fin! ¡Pensé que no me responderías más!"

Cinthia: "- Jajajajaja. ¿Y quién te creés que sos? ¡No sos el único hombre que me habla! ¡Tengo más de 99 mensajes que responder! ¡¡Ustedes los hombres en esta red social la tienen más fácil!"

Ariel: "- ¡Para, para! Que no soy un saco de box para que te desahogues golpeando."

Cinthia: "- ¿Y para que me mandas ese mensaje como con aire de altanería, entonces?"

Ariel: “-Ok, ok. Mi culpa. Comencemos de vuelta. Hola. Soy Ariel. Soy de Capital Federal. Ahora es tu turno."

Cinthia: "- Cinthia. De Buenos Aires."

Ariel: "- Encantado, Cinthia. ¿Soltera? ¿Casada? ¿Viuda? ¿Separada?"

Cinthia: "- Casada. Y tengo 2 hijos."

Ariel: "- Ah, mira vos. Yo soy separado. Tengo una hija. ¿Y por qué estás en esta red social, si se puede saber? Ya que decís que sos casada."

Cinthia: "- Mí marido está en esta red social y quiero darle un escarmiento."

Ariel: "- Ah, picarona. Y dime... ¿Estas buscando algo sola, o con tu marido? ¿Solo querés charlar? ¿O solo curiosidad?"

Cinthia: "- Solo charlas. Y algo de curiosidad también. Pero te aclaro que amo a mí marido y no quiero nada con nadie."

Ariel: "- Ok. No te preocupes. No voy a ocasionarte problemas. Solo serán charlas."

Me despido de Ariel justo cuando veo llegar a Gerardo con las cosas que le mande a comprar. Me da un beso en los labios muy tierno, como me gusta a mí, y me dice que me tiene una sorpresa para esta noche.

Mientras preparo la comida y él prepara la mesa y me ayuda con las cosas de la cena, me pregunta por unos hechos que pasaron durante nuestra separación de seis meses cuando éramos novios. Increíble, como si me hubiera leído los pensamientos. Sabía que tarde o temprano esta conversación iba a volver a nuestra vida.

"- Cin, ¿te acuerdas que vos me habías contado algo hace tiempo? Bueno, siempre te quise preguntar, porque cuando me lo contaste había hecho las cuentas de cómo sucedieron algunos hechos y bueno... mis cálculos hicieron que te tomara bronca por un tiempo y siempre me quedo una duda."

"- A ver." le respondo a mi marido. "- Creo que sé por dónde vienen esas preguntas. ¿Qué queres saber?"

"- Bueno... primero que nada, no quiero que te enojes ni nada, pero como estamos redescubriendo muchas cosas, pues... me preguntaba si podíamos hablar de cierta época que siempre quedo como un pendiente."

"- ¿A ver? ¡Dispara lo que quieras preguntar! Si me acuerdo, te respondo. Porque es algo que pasó hace mucho y no me acuerdo muy bien como fueron los hechos."

"- Bueno, la cosa es.... ya sabes... Siempre pensé que ese sujeto, por lo que me contaste en ese entonces... había influenciado en tu decisión de dejarme para así tener una oportunidad con vos al enterarse que estabas de novia."

"- No, no fue así. O por lo menos como yo lo veía en ese entonces. Veamos, mucho no me acuerdo, pero te diré que si... el día que le dije de que estaba de novia, intentó algo. Te conté que habíamos ido mis amigas y yo a bailar una noche a un boliche de capital, ¿o era de San Martin? Bueno, ahora no me acuerdo. Pero era un boliche seguro. Bien, la cosa es que yo ya estaba algo bebida y él me vió que necesitaba algo para sacarme ese estado de semi ebriedad. Me invito un café y en el momento que esperábamos en la barra por el café, se acercó y me intentó besar. Ahí le pare el carro y le dije que ¿qué hacía? Que tenía novio le dije, y él se disculpó y me dijo que no sabía, que pensaba que yo le estaba insinuando algo y bueno... se confundió. Ahí quedó todo y no te conté nada al día siguiente porque pensé que no lo volvería a ver ni nada. Además de que no le di importancia. Bueno, yo en ese entonces tenía 19 años e iba a cumplir los 20. Y en esa época las pibas de esa edad éramos muy inocentes. Bueno, inocentes inocentes no tanto, pero ya me entiendes por donde voy con esto. Recién la próxima vez que lo volvería a cruzar sería como dos o tres semanas más adelante, vos y yo estábamos ya separados hacia como dos semanas. En ese momento, y antes de ir a una especie de canto bar, habíamos ido con mis amigas y el grupo de este chico a tomar unas birras a la casa de un familiar de una de las chicas. Yo estaba algo bebida... otra vez, y nos fuimos todos en auto. Yo subí al auto de él y cuando llegamos al canto bar, me pregunto sobre vos. Si todo estaba bien y eso. Yo en ese entonces le dije que estábamos separados y bueno, trago va, trago viene y terminamos besándonos. La verdad, fue un beso de lo más brusco. Me metió la lengua hasta la garganta prácticamente. Creo que no sabía besar bien. Todo lo contraria a vos. Tus besos son más tiernos y llenos de cariño. Con ellos me derretís totalmente. Me acuerdo que ese día, al llegar a mi casa me sentí nostálgica. Ese día te extrañé. Pero como habíamos roto, pues, me daba no sé qué llamarte. Además, había sido yo la que decidió la separación. Pero bueno, es tiempo pasado. Ya que luego de un tiempo volvimos a estar juntos vos y yo."

"- Si. Eso es cierto. Y a todo esto... jamás me dijiste como termino todo entre ustedes."

"- Pues, digamos que era un creído de clase alta. Eso si te conté, creo. Que su familia era de clase alta. Bueno, la cosa es que había tenido un par de salidas con él. La primera fue a un restaurant cerca de Costa Salguero. ¡Dios! ¡Ese día sí que estaba nerviosa! Y por culpa de esos nervios no comí nada. Es más, fui al baño muchas veces por lo mal que me sentía. Incluso al final de la cita, el mismo mozo, que a todo esto era muy amanerado dijo: "- Hay, parece que a la chiquita no le gusto la comida. Dejo todo." nos miramos a los ojos y nos empezamos a reír por la forma en que dijo eso el mozo. Pero ojo, nos reímos una vez que el mozo se retiró con las cosas que habíamos pedido. Luego me llevo de regreso a casa. No sin antes ir a jugar al pool a un bar de la zona. En ese día no pasó mucho más. Pero después pasó otro incidente. Habíamos salido con otra pareja amiga de él y ¿no va el amigo a decir algo faltándome el respeto? ¿Y él hizo algo? ¡NO! ¡NADA! ¡Defendió al amigo cuando le dije que si iba a dejar que me trate así! Esa misma noche, dijo algo relacionado a mi forma de ser y bueno, no volví a salir más con él. Eso sí, al poco tiempo era el cumpleaños de él y le llamé. Solo porque era su cumpleaños. ¡Y no sabes! La que atendió el teléfono, que a todo esto debía de ser la mucama si mi memoria no me falla, quiso hacerme creer que él estaba con otra. Igual, como si me importara a mí. Yo solo llamaba para saludarle por su cumpleaños. Nada más. Luego fue el mío. Y si, me llamo por haberle llamado yo en el suyo. Pero después de esa charla no volví a saber nada él. ¡Menos mal!"

"- ¿Cuándo te llamó? Que yo sepa jamás oí sonar el teléfono ese día."

"- Lo hizo a la noche tarde. Vos ya te habías ido. Y mejor no me hagas acordar más sobre ese día por lo que pasó con mamá."

"- Ok, ok, mala mía esa. ¿Asique aún seguís enojada por ese tema?"

"- No, ya no. Pero vos sabés como es mi madre. ¡Y lo que dijiste! ¡No te hable por todo un mes! ¡Y bien merecido lo tuviste!"

Cinthia hace una pausa y luego le pregunta a Gerardo sobre si había pasado algo con alguna chica en ese tiempo en que no eran pareja.

"- Pues, si... hubo una chica. Te mentiría si te dijera un nombre porque la verdad no me acuerdo para nada el mismo. Creo que se llamaba Andrea, como mi amiga. Pero igual estaría mintiéndote ya que no me acuerdo para nada su nombre. Lo único que me acuerdo es que la conocí mediante un canal de chat y nos dimos nuestro número de ICQ. Luego de eso nos vimos en persona. Creo que salí tres veces con ella. Jamás hubo un beso ni nada. ¡NO!, miento. Si hubo un beso, pero recién en la cita final y cuando nos despedimos. Fue más bien un beso como para sacarnos la duda de como besábamos el uno y el otro. Nada más."

"- Bueno, ahora estoy celosa." le digo a Gerardo mirándolo seria.

"- ¿Vos? ¿¡Celosa!? ¿Y por qué? ¡El que tendría que estar celoso tendría que ser yo, porque por lo que contaste te la pasaste mejor que lo que yo lo hice!"

"- ¡Y claro! ¡Estoy celosa por que le diste un beso a alguien!" le digo con un tono entre quejoso y juguetón a mi marido.

"- Jajajajajajajaja. No lo puedo creer. ¿En serio, Cin? ¿Te oís en lo que decís?"

"- ¡No te burles! ¡Es serio esto! ¡Besaste a otra! ¡Le diste uno de tus besos tiernos y románticos a otra mujer!" y comienzo a pucherear.

"- Ah, bueno. ¡Miren a la señorita, ahora!"

"- No seas malo." le digo a Gerardo con mi cara de puchero y con un tono juguetón.

"- No lo soy." me dice mi esposo con un tono juguetón y picaresco. Luego se pone serio. "- Bueno, dejemos esta charla para otro momento. ¿Cuánto le falta a la comida?"

"- Falta poco. Espero que te guste. Vamos a comer bife a la criolla, como a vos te gusta. Por eso te mandé a comprar lo que te mandé a comprar."

A Gerardo le fascina el bife a la criolla que preparo. Bueno, le fascina todas las comidas que preparo. Solo hay algo que no le gusta. El guiso de mondongo. Pero eso no le gustó nunca en su vida. Termino de hacer la comida y nos sentamos en la mesa a comer. Ver a mi esposo tan animado me hace sentir feliz. Hacía tiempo que no estábamos así. Solo espero que no haya nada que arruine esto que estamos teniendo.

Luego de comer mi esposo se va un rato a la computadora y a los pocos minutos me avisa que sube a prepararme una sorpresa, que no tarde en subir. En ese momento entro a la red social y veo un mensaje de Ariel.

Ariel: “- Hola, ¿podes hablar?”

Cinthia: “- Si, pero que sea rápido. ¿Qué es lo que querés?

Ariel: “- Nada del otro mundo, solo conversar con vos. Me preguntaba… ¿Tenes libre algún día de la semana que viene? No sé si te dije, pero soy enfermero y el día Miércoles lo tengo libre. Y me preguntaba… Si querés ir a tomar algo. Eso sí, en calidad de amigos. No quiero traerte problemas con tu marido.”

Cinthia: “- ¿Acaso estás loco? Justamente eso me traería problemas con mi marido. No... Creí haberte dicho que solo charlas por acá sería lo nuestro. Nada de encuentros, ni nada de nada. Solo charlas. Si para vos eso está bien, para mí, también.

Ariel: “- Ok. No te pongas así. Tenía que intentar.

Cinthia: “- Pues, bien desfachatado resultaste ser. Mira, mañana la seguimos, Ahora tengo que ir a ver a mi marido que me tiene una sorpresa. Adiós.”

Ariel: “- Hasta mañana, Cinthia.”

Cinthia cierra la aplicación de la red social y sube las escaleras que dan a la habitación de ella con Gerardo.

Cuando entra se encuentra con un ambiente totalmente cambiado. Sobre el colchón de la cama había pétalos de rosa roja regados por el mismo. En el medio del colchón, había unos chocolates. Y en nuestras mesitas de luz, unas copas llenas de una bebida energética de gusto de mango.

“- ¿Qué es todo esto?” Le pregunto sorprendida a Gerardo.

“- La sorpresa que te tenía preparada.” Me respondió mi esposo.

Si, como algunos se habran dado cuenta.... la continuación y final de este capitulo está en el primer intermedio de PAMELA.

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*CAPITULO 02*

Jueves 26 de noviembre de 2020.

Esa mañana tuve una discusión muy fuerte con mi marido. Pero fue por una pelotudez. Nada importante. Pero si, fue fuerte. Decidí salir de mi casa para airearme un poco y me fui a la casa de mi prima. Pasamos un día de lo más interesante en donde pude recordar muchas cosas vividas a lo largo de todos estos años. Desde épocas con mucha alegría y felicidad, como así también épocas demasiado oscuras. Entre las épocas oscuras recordé la misma en que Gerardo, agobiado por todos los problemas que había tenido en ese maldito negocio de computación que tenía con mi hermano, se metiera a chatear con esa mexicana de Durango.

Cuando descubrí esos chats fueron como una punzada directo a mi corazón. Las cosas que hablaban en ellos. El día de hoy entiendo que ya desde esa época él había tenido estrategias para chatear, y aunque al principio no quería nada romántico, muchas veces, las mismas mujeres se confundían y provocaban las situaciones que hacían que desconfiara de mi marido. Bueno, eso y que Gerardo no hacía nada para solucionar ese tema. Es más, les seguía el juego.

Pero esa mexicana… no se… había algo en ella que le llamó mucho la atención a mi marido. Esos chats eran como si se entendieran ambos a la perfección. Ella en ese entonces había terminado la escuela secundaria e iba a ir a una universidad al año siguiente. Bueno, esos datos los sé porque, justamente, le había espiado los chats a mi marido en esa época. También me entere que sufría de algo que hacía que fuera al hospital cada cierto tiempo a darse un suero... o algo así. Eso si no lo entendí muy bien. Pero lejos de todos esos datos, los chats que mantenía con mi marido, parecían más de dos personas en una relación de novios, que una relación normal. El llego a decirle que se había casado conmigo porque me había quedado embarazada de nuestro primer hijo, solo por eso. El leer esa oración, me acuerdo que me hizo pedazos. También, le relato todos los problemas que tenía y como recibía ataques de todos lados, y que no veía la hora de alejarse de todo eso. Y justo en ese momento del chat, ella le invito a su país, para la época en que era su baile de graduación, le había pedido que la acompañara como su pareja de baile... y él como que medio aceptó esa invitación. Jamás fue, pero creo que, de haber tenido los medios, de seguro lo habría hecho. Y esa incertidumbre es la que hizo que desconfiara hasta la actualidad de mi marido.

Los chats que mantenía con esa chica conforme iba leyéndolos me decían lo mal que la estaba pasando mi marido con todos esos problemas que habían ido apareciendo a lo largo de los años.

Fue gracias a esos chats que pude conocer las cosas que tuvo que soportar Gerardo en silencio. Me pregunté muchas veces, que por que jamás me lo había comentado a mi… que era la esposa después de todo… y si a una desconocida de una red social. Pero creo, hoy en día, que se debe a eso… a que él sentía una comodidad en relatar sus problemas a alguien que fuera un total extraño, total no habría forma de que lo juzgaran, ya que para la otra persona también mi marido era un extraño. Si lo hubiera hablado conmigo o con alguien más del entorno, a lo mejor se hubiera cerrado o sencillamente hubiera omitido algún dato que fuera de importancia. Pero… al descargar toda esa frustración que tenía y sentía con una persona extraña, podía decir todo lo que le pasaba sin problema alguno. Y lo peor, esta persona le entendía, ya que también estaba pasando por algo similar.

Cuando me acuerdo como termino todo este tema… ¡Dios! Terminamos internándolo en un hospital psiquiátrico a Gerardo.

Es el día de hoy que creo que, aunque diga que me ama y que entiende por que hicimos lo que hicimos en esa época, aún mantiene algo de rencor hacia todos los involucrados. Principalmente hacia sus padres y hacia mí. Primero, soportó un mes de internación, luego una semana en casa de sus padres, ya que no podía mantenerlo en nuestra casa, por los niños. Y luego… por una pelea que había mantenido con su hermana, la cual fue provocada por ella a la semana de estar allí, tuvo que volver a ser internado por otro largo mes. Y si... esa segunda internación sí que fue injustificada, y fue la que definió mi relación desde entonces con él… y la relación que mantiene con sus padres y hermana también. Se sintió traicionado por todos lados. Y no lo culpo. Lo entiendo.

Luego de esa segunda internación, tuvo que soportar todo un año de vivir solo en un departamento, y solo los fines de semana tenía el permiso de los profesionales para estar en nuestra casa visitándome a mí y a nuestros hijos. Y luego, de regreso a ese departamento solitario.

Tras todo ese año infernal, en donde él iba de su departamento, al nuestro... y viceversa, decidimos ambos que volviésemos a vivir juntos y así es como Gerardo volvió, finalmente, conmigo y con los niños. Pero las cosas ya no eran como antes. Aunque él había cambiado en su modo de hacer las cosas, algo se había apagado en su persona. Y es el día de hoy que siento eso mismo en él Gerardo actual. Algo le falta. Algo que perdió en esas internaciones. Me gustaría saber que es, así podría hacer algo al menos. Pero el insiste en dejar atrás esa época.

Jamás, pero jamás le pregunten sobre ese tema a Gerardo. O se cerrara automáticamente y te echara de su vida. Si quieres saber sobre su época de internación tienes que ser lo suficientemente inteligente para guiar la conversación sin que él sepa que está siendo dirigido a ese tema. Hazle creer que él es el que lo sacó, o jamás podrás sacarle nada del mismo.

Antes de que me juzguen entiendan una cosa. Las cosas con Gerardo llegaron a un punto en que, como dice el refrán, que fue primero, si el huevo o la gallina, eran insostenibles. Llego a un punto en que no se sabía cómo había iniciado todo el problema. Por un lado, Gerardo tenía discusiones constantes con sus padres, que no le permitían concentrarse en su laburo. Por el otro, el mismo laburo que tenía con mi hermano, que le quitaba tiempo que podía usar para estar conmigo. Y, por otro lado, las mismas discusiones que manteníamos nosotros por todas las cosas que vivíamos en esa época. Todo ese cocktail de situaciones hicieron que él se metiera en ese mundo de las redes sociales y los juegos de rol en línea multijugador. Y llego hasta un punto en que eso, también provocaba discusiones con todo el mundo. Y esas discusiones hacían que él se metiera más y más en ese mundo virtual. Y bueno… llegamos al punto en que ya no se podía diferenciar nada. Y Gerardo fue el que se vió afectado por todo eso. E indirectamente toda la familia. Por eso una psicóloga que mi marido iba en esa época, nos convocó a sus padres y a mí para decidir qué camino seguir y nos recomendó que lo internemos, ya que tras todos esos problemas que habían surgido, Gerardo estaba teniendo una descompensación psíquica muy grave. Y bueno, eso hicimos. No sé si fue la mejor solución, pero en ese momento pareció la más acertada y la única.

Creo muy sinceramente ahora que para Gerardo sí que fue una traición. Y una muy grande. Sus propios padres y su esposa, confabulando para meterlo en un hospital psiquiátrico. Ese debió de haber sido su pensamiento ante ese futuro incierto.

En esa época eso, era estigmatizante. Y aunque hoy en día cambiaron muchas cosas, aún hay mucha gente que sigue pensando como en ese entonces. ¡Y seamos honestos! La sociedad siempre vió con malos ojos a las personas que eran internadas en los hospitales psiquiátricos. Si tenías en tu pasado una sola internación por problemas psiquiátricos, te aislaban y te volvían un paria de la sociedad. Y el haber estado dos veces internado se volvió un estigma para Gerardo, desde entonces. Un estigma que por más que él diga que no le afecta, sí que le afecta. ¡Y mucho! Él no lo dirá jamás, pero creo que, aunque estemos juntos hasta que nos muramos de viejos, él nos odiará muy en el fondo a todos. Él dice que conmigo entendió todo del por qué tomé la decisión que tomé con relación a él y todo su problema, y que me perdonó hace tiempo, pero yo aun mantengo una enorme duda sobre eso. Pero si… se nota muy bien el resentimiento que le quedó hacia sus padres y hermana desde entonces.

Aunque con su padre sigue manteniendo una relación buena, se nota que aún posee algo de ese resentimiento por lo que decidieron hacer con él. El caso con su madre y hermana es diferente. Con su madre, jamás podrán estar juntos sin arrojarse los platos por las cabezas. Aunque él la quiera, y mucho, hay algo que siempre hace que terminen discutiendo… y muy fuerte, al punto que ella le recrimina cosas siempre que discuten. ¡Llego a decirle que debería de estar agradecido de que lo hayan adoptado a él y a su hermana ya que los sacaron de un lugar de mierda para llevarlos con ellos, en lugar de estar quejándose tanto! Ahora me pregunto… ¿Quién en su sano juicio le diría algo así a un hijo? Sobre todo, ¡a uno que es adoptado! Y su hermana… se podría hacer un libro de más de 1000 páginas sobre la relación que tiene con su melliza. ¡Una relación más complicada no puede haber en la historia de este mundo! Gerardo la quiere, eso se nota, pero no puede estar cerca de ella. Valeria le hizo mucho daño a Gerardo a lo largo de su vida. Siempre en competencia con él. Siempre con esos celos de mierda. Esa envidia. Cosa que tenía Gerardo, cosa que ella quería también.

Es el día de hoy que creo que él se siente más liberado de todo eso, y siente que ya no le puede afectar más. Pero, yo sé que muy en el fondo, él quiere alejarse de todo eso. De todo lo que le hizo daño alguna vez. Irse lejos, muy lejos, a algún sitio en donde nadie lo conozca y pueda empezar de cero.

Tras pasar un día de lo más revelador con mi prima regresé a mi casa junto a mi marido y mis hijos.

Las cosas ya se habían tranquilizado y pudimos llegar a un entendimiento por la discusión de la mañana.

El resto de la tarde pasó sin sobresaltos ni nada. Gerardo y yo mantuvimos una sesión de sexo bastante interesante y estuvimos todo lo que faltaba, y hasta la noche conversando de nimiedades.

Luego, él fue a comprar las cosas para la cena, preparamos juntos la misma y comimos. Luego, él se dirigió hacia la computadora a juntarse con sus compañeros de hermandad, para hacer alguna que otra cosa en ese juego que juega tanto y que yo no entenderé jamás que es lo atrayente del mismo. Qué es lo que hace que muchas personas a lo largo del mundo estén tan fanatizadas. ¡El World of Warcraft! ¡Jamás entenderé ese fanatismo que le tienen a ese juego y me gustaría que alguna vez alguien me explicara eso!

Bueno, yo estaba lo más tranquila, viendo la televisión mientras comía una fruta, cuando de repente veo una notificación de la red social. La abro y veo que es de Ariel. Menos mal que veo su mensaje, quería sacarme, desde hace unos días, una duda que me había surgido. Entro al mismo chat y veo un hola de su parte, el cual le devuelvo.

Ariel: - Hola, ¿podes charlar? ¿o estas ocupada? No quiero molestarte.

Cinthia: - No. Acá estoy. ¡Qué bien que me escribís! Justo estaba pensando en escribirte algo.

Ariel: - ¿Ah, sí? ¿Qué querías decirme?

Cinthia: - Vos me preguntaste sobre lo que andaba buscando en esta red social con mi pareja. ¿Acaso vos hiciste algo de tríos o intercambio de parejas?

Ariel: - ¡Ah, mira vos con la chica! La respuesta a esa pregunta es… ¡Si! Tuve experiencias de tríos, pero no en intercambios de parejas. ¿Qué querés saber acerca de eso?

Cinthia: - Mas que nada tengo curiosidad sobre ese asunto. Pero quería preguntarte antes… ¿Siempre que tuviste esas experiencias… eran con dos mujeres, o también era con un hombre y una mujer?

Ariel: - No, las pocas veces que hice eso, fueron siempre con dos mujeres. Veo que te picó la curiosidad.

Cinthia: - Un poco, sí. Lo que pasa es que soy muy celosa.

Ariel: - ¿Y él? ¿Cómo es tu marido?

Cinthia: - También tiene las mismas dudas. Y es un poco celoso.

Ariel: - Bueno, primero lo primero. Olvídate de los celos. Para este tipo de cosas los celos quedan descartados. Tenes que ser de mente abierta. ¿Algo más?

Cinthia: - Si, también está que no sé hasta donde podría llegar con una mujer. No sé si te dije, pero de hacer un trio, yo lo haría con un hombre y una mujer.

Ariel: - Buueeenoo... Si queres te puedo ayudar en eso. Yo podría ser ese hombre. ¡Eso, si vos querés! Tu marido no tiene por qué enterarse, obvio.

Cinthia: - ¡¿ESTÁS LOCO?! De hacerlo con un hombre sería con mi marido. No te pases o dejamos todo acá.

Ariel: - Está bien, está bien. ¡No te enojes! ¡Dios! ¡Si que tienes temperamento!

Cinthia: - Mmmm. Sigo, te decía que no sé hasta donde llegaría con una mujer. No sé si me atrevería a chuparle la vagina. O dejar que ella lo haga conmigo.

Ariel: - A ver. Vamos por partes. Está bien que tengas esas dudas. Pero te digo que cuando llegue el momento no vas a pensar en eso. Con la calentura que vas a tener vas a ver que todo eso queda en un segundo plano y lo que vos queres que te hagan, lo vas a terminar haciendo también.

Cinthia: - Ok.

Ariel: - Otra cosa. Creo que sería mejor que si vas a hacer esto de los tríos seas vos la que inicie el acercamiento con la chica en cuestión. Contáctala vos, y cítala a algún sitio, tómense un café, conózcanse. Así vas tomando confianza. Y luego se la presentas a tu esposo y ven qué onda. Ese es mi consejo.

Cinthia: -Tengo una pregunta más. ¿Por qué nunca hiciste un trio entre dos hombres y una mujer?

Ariel: - Muy sencillo... no me va el tema de tener que besarme con otro hombre si la mujer lo llegase a pedir. Soy bien machito y no quiero hacer ninguna practica homosexual... ¿Algo más querés saber, Cin?

Cinthia: - No eso es todo. Ah… a todo esto, estoy planeando irme de esta red social. Han pasado cosas y quiero alejarme un poco de todo esto.

Ariel: - ¡Uh, que mal! Bueno, hagamos una cosa. Te paso mi celular y un mail. Cualquier cosa nos comunicamos por ahí.

Cinthia: - Pasámelo si querés, pero no te prometo nada de que te mande algo por el celular. Por mail puede ser, pero no por nada que tenga que ver con los celulares.

Luego cierro la red social, no sin antes intercambiar números de celular y mail con Ariel. A la media hora me doy cuenta de que cometí un error enorme. Acepte el número de celular de alguien, y le pase el mío. Y no solo eso, también le di mi mail. ¿Y por qué fue un error? Muy sencillo… a la media hora me llego un mail de Ariel. Lo abro y me encuentro con una foto de su pene erecto y una leyenda que decía. “Mira como lo dejaste a mi amigo.”

"- ¡Todo un caso este sujeto!" pienso para adentro mientras elimino el mail junto con la foto obscena.

Cierro todo y me dirijo donde se encuentra mi esposo. Le pido de irnos a dormir y nos dirigimos a nuestra habitación, en donde no solo volvimos a tener sexo, sino que también tuvimos una charla de lo más reveladora sobre algunas cosas que nos molestaban y sobre cuando le propuse hacer tríos y swingerismo. Obviamente no sabía cómo iniciar esa conversación y tuve que usar la excusa de haber visto unos videos por YouTube, en vez de decirle la verdad, que la curiosidad fue dada por la conversación que mantuve con Ariel. Igualmente, al final decidimos dejar en stand by todo ese tema.

Luego nos dormimos abrazados como dos personas enamoradas.

Jamás me hubiera imaginado que los e-mails que Ariel me mandara iban a traer más de un disgusto en el futuro.

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Si quieren saber que se habló a la noche entre Gerardo y Cinthia, deben de ir al Intermedio 2 de Pamela. 😈

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INTERMEDIO

Del Diario de Gerardo:

3 de enero de 2007...

Hoy se cumple, aproximadamente, alrededor de una semana que he regresado a mi casa junto a mi esposa Cinthia y mis hijos. Ha sido un año muy largo para mí. Y muy difícil… no solo para mí, sino también para mí misma esposa y mis propios hijos, también.

Cuando comienzo a pensar sobre los hechos que sucedieron y que me llevaron a donde estoy hoy, me doy cuenta que he sido una persona horrible con mi esposa y que le hice mucho daño. Espero que todo lo vivido en esa época no termine cobrándomela en un futuro.

Todo comenzó hace como unos dos años, si mi memoria no me falla, aunque puede ser un poco más. En ese entonces yo ya me había puesto un negocio de venta de insumos de computación, como así también de reparación de computadoras e instalación y servicio técnico de redes para empresas, negocios y por qué no, también, redes hogareñas. Y como guinda del postre, un pequeño ciber para que la gente al pasar pueda conectarse unos minutos en la internet a hacer sus cosas y despejarse un momento del día a día.

Pero hasta ahí, todo normal. Para que empezaran a aparecer los problemas, solo fue cuestión de tiempo. Todo comenzó con mis padres, como de costumbre. Era de cantado que todos los días llamaran para que fuera a hacer de técnico para reparar las computadoras de todos sus amigos y de la misma familia. Y si les decía que estaba atendiendo, me hacían un quilombo del tamaño del mismo mundo. Y no les importaba nada si estaba atendiendo a un cliente. Para ellos, yo no hacía nada en ese local, solo boludeaba. Esos problemas hacían que tuviera problema con mi cuñado y socio, ya que él tenía razón en eso que decía. Debía de separar mi vida laboral de la vida personal... o sino me iba a volver loco. Ahora que lo pienso en la lejanía… cuanta verdad ocultaban esas palabras. Y si, obviamente los problemas con mi cuñado también comenzaron. Al principio no se notaban, pero luego de que decidimos poner un horario para que yo pudiera tener tiempo para ir a casa y estar con mi familia y no preocuparme por el negocio, comenzaron a ser más notorios. Ignacio, mi cuñado, empezó a entrar algún que otro día en un horario posterior al que habíamos pactado. Y eso empezó a ser un problema… pero mucho más adelante. También, empezamos a tener otros tipos de problemas y estos eran más de índole laboral, que otra cosa. Y obviamente, cuando yo lograba llegar a mi casa queriendo un poco de paz, estaba el tema de hacerme cargo de mis responsabilidades de padre y marido. Y muchas veces por culpa de esas discusiones, mi esposa e hijos eran los receptáculos de toda esa frustración, lo que ocasionaba que tuviéramos discusiones por cualquier cosa. Es más, Cinthia llego a llamarme a media mañana una vez para reclamarme que dejase una leche afuera de la heladera y me hizo un quilombo demasiado grande por lo que fue un simple descuido. Así de mal llegaron a estar las cosas. Y todo se agravo cuando un amigo mío me ofreció empezar a un juego de rol multijugador en línea llamado Lineage 2.

Cuando me sumergí en el mundo de los reinos de Aden y Elmore, me encontré con un estilo de juego que me cautivo enormemente. Durante mi estancia en ese juego me hice amigo de varios jugadores. Y jugando en ese mundo comenzaron los problemas. Como a mí me gusta mucho hacer rol con mis personajes creados, hice que mi personaje principal, un elfo de la luz plainswalker se pusiera en pareja con el personaje de una amiga. Y claro, mi esposa se puso celosa de eso. Yo le explique cómo era el tema de hacer rol para que no se pusiera mal y medio como que lo acepto.

Pero, me acuerdo que en ese mundo virtual también conocí a la primer Stalker de mi personaje.  Una jugadora que usaba un elfo oscuro femenino, se había encaprichado con mi personaje y me llego a atosigar incluso en mi mail y en el mismo MSN Messenger de Hotmail. Cómo consiguió mi mail de ese entonces jamás lo supe. Llegó a ser tan grande el acoso que recibía de parte de esta mujer que incluso mi propia esposa vió un mensaje de ella y le puso de todo, desde gorda con anteojos y alitas le dijo, pasando por todas las puteadas habidas y por haber. Pero, aun no escarmentaba. Y fue cuando cometí el primer error. La cité en persona para que me dejé de molestar. Y el error fue que no avise a nadie de eso que iba a hacer. Si hubiera avisado algo, a lo mejor el problema que iba a ocasionar no se hubiera generado.

El día en cuestión, la chica vino a mi negocio, y vino acompañada de una amiga, y justo llegaba mi cuñado y socio. Le dije a la chica que me acompañé a un sitio que así íbamos a hablar bien y dejó a su amiga con mi cuñado. Grave error. Mientras yo le decía a la muchacha que me deje de molestar, que solo era un juego y que nada de lo que pasaba ahí era verdad, la amiga de ella iba a ocasionar un gran problema. Le dije que amaba a mi esposa, que no me interesaba ella, que se fuera y no me vuelva a dirigir la palabra ni en el juego ni en ningún sitio. Y si, soné muy convincente por que dejo de molestarme en todos los lados. Pero… aquí viene el problema. La amiga le dijo a mi cuñado que ella venia para que pudiera empezar algo conmigo. Y mi cuñado llamó a mi esposa. No lo culpo. Yo en su lugar hubiera hecho lo mismo. Cuando se marcharon ambas, mi cuñado me preguntó sobre ese tema y le comenté todo lo que venía pasando. Cuando le conté la real intención que tenía yo se disculpó conmigo porque había cometido un error sin saber cómo venía la mano. Corrí como si el diablo me persiguiera. En esos tiempos estábamos esperando a nuestro segundo hijo, asique imagínense como debía estar mi esposa con la noticia de que a lo mejor estaba en brazos de otra mujer. Cuando llegué a mi casa, Cinthia estaba rota. Lloraba como si no hubiera un mañana y estaba haciendo las valijas. En todo ese tiempo había llamado a su madre y habían quedado que ella se iba a ir unos días a la casa de ella. Esos días para mi fueron los peores de toda mi vida. O unos de los peores. Ya sabrán por qué.

Finalmente regreso al cabo de unos 4 o 5 días y vino más calmada. Hablamos de todo lo sucedido y decidimos darnos otra oportunidad. Pero la semilla de la desconfianza en Cinthia estaba metida ya. Y eso iba a ocasionar miles de problemas.

Recapitulemos, primero llegaron los problemas con mis padres, luego con mi cuñado y finalmente con mi esposa. Hasta ahí vamos bien... o mal, dependiendo de cómo se mire. Tras esos primeros problemas, y lo que pasó con esta chica, las cosas comenzaron a empeorar. Y si a eso le sumamos el tema de las veces que mi cuñado llegaba más tarde de la hora pactada para que yo pueda ir a mi casa, las cosas no estaban para nada bien. Cinthia comenzó a cuestionarme todo. Desde mis llegadas tarde, y hasta cualquier cosa por más pequeña que sea. Y todo eso hizo que me sumergiera aún más en los juegos en línea de rol multijugador. Y conforme pasó el tiempo en las mismas redes sociales. Y cuando llego ese momento, fue cuando todo se descontroló.

En ese entonces, conocí a una chica de la localidad de Durango, México. Erika se llamaba. Recién acababa la escuela secundaria y se iba a recibir para iniciar una carrera universitaria ligada con la política. Al principio fue todo normal. Las charlas eran bien inocentes. Hablábamos de nimiedades y de boludeces. Nos contábamos nuestros gustos y nuestras frustraciones y como poder resolver esos problemas. Y termine abriéndome completamente. Y ella también.

Conforme pasó el tiempo, llegué a empezar a sentir cosas. Ahora pienso que más que nada fue porque me sentía bien cuando chateaba con ella. Todos mis problemas se iban en esos momentos. Y los chateos eran cada vez más y más asiduos. Me despertaba y chateaba con ella, estaba en mi trabajo y chateaba con ella. Volvía mi casa, y…. efectivamente, chateaba con ella.

Llego a ser una parte importante de mi vida. Y así fue como comencé a alejarme de mi esposa y a hacerle daño. Las relaciones sexuales, que para ese momento eran una o dos veces a la semana, comenzaron a espaciarse más y más, al punto que pasábamos meses sin tener sexo. Ella comenzó a revisar mis redes sociales buscando algún indició de algo que fuera motivo para tal alejamiento. Y descubrió los chats con Erika. Y bueno, fue cuando todo estalló.

Y claro, se llegó a un momento en donde ya nada se sabía cómo había empezado. Si los mismos problemas que hicieron que me meta en todo esto del mundo virtual de los juegos en línea y los chats de las redes sociales, o estas mismas cosas que originaron más problemas. Y se volvió una rueda tóxica. Mientras más problemas tenía yo, más me escapaba a este mundo virtual… y mientras más me sumergía en este mundo virtual, más problemas se originaban.

Y todo llegó a si clímax un día que tuve una pelea muy grande con Cinthia. Ya para ese momento, habíamos cortado la internet de nuestro hogar en un intento por que deje ese mundo virtual, pero… ocasionó un nuevo problema. Para ese momento yo ya estaba mal psíquicamente y no lo veía. Y si hubiera pensado dos segundos esa decisión jamás la hubiera tomado. Pero no estaba bien. Y la decisión que tomé fue escaparme a altas horas de la madrugada al negocio de computación para entrar en ese mundo virtual. Y sí, me volví adicto a eso. Pero volvamos a ese día. En donde todo cambió. Había tenido una pelea muy grande con Cinthia. Para ese momento nuestro segundo hijo tenía apenas unos meses de haber nacido. Y yo comencé a tener un ataque de nervios que hizo que comenzará a quedarme sin aire, luego comencé a toser por falta de aire y terminé desmoronándome en el suelo vomitando bilis. Cinthia se asustó mucho por ese evento inesperado. Llamó a la emergencia médica y al cabo de una hora llegaron unos médicos para verme. En ese momento estaba tirado en el suelo, ya que todo ese ataque de nervios hizo que me quedará sin fuerza para hacer nada. Entre los médicos me ayudaron a llegar a mi cama y me atendieron. Me dieron algo para que duerma esa noche y nada más.

A los pocos días, estaba en mi negocio, como todos los días y llegaron dos médicos al negocio. Me informaron que debía de acompañarlos para una serie de pruebas. Ahí todas mis alarmas se habían encendido y llamé a mi casa. Mi esposa me dijo que llamará a mis padres, que ellos debían de saber algo. Asiqué les llamé. Y al rato estaba mi padre en la puerta de mi negocio.  Me explicó que al día siguiente de lo que me había pasado a mí, habían ido todos, mis padres y mi esposa a hablar con la terapeuta que me psicoanalizaba y que habían llegado al acuerdo de que debían de internarme. O sea… hicieron una intervención conmigo, sin mí en esa intervención. Tuve que ir a regañadientes. Pero no me quedaba otra. Por temor a que hiciera un quilombo de puta madre, los mismos doctores de la clínica psiquiátrica me ataron a la cama. Pero nada más lejos de la realidad, ya que en todo momento estuve tranquilo. Tiempo más tarde me enteraría que en la clínica le dijeron a mis padres y esposa que me había agarrado un ataque psicótico y me ataron por precaución. Todo para atajarse por si yo llegaba a hablar de la injusta acción de ellos. Pero, pase solo un día atado. Según me contaron las enfermeras, esa misma noche, una de ellas había ido a auxiliar a un paciente que estaba en la cama contigua a la mía y éste la atacó. Justo cuando estaba a punto de ser violada por este paciente, me cuentan que me desperté y al ver la situación me arranqué las ataduras y ataque al paciente dejándolo desmayado. Luego me volví a acostar y a dormir. Yo, es el día de hoy que no me acuerdo nada de ese suceso. Pero bueno, sirvió para que me dejarán desatado un día más, hasta que me derivaron a una habitación de mínima seguridad y así me reuní con los demás pacientes. Y si, los llamo pacientes, para no decir otro término más estigmatizante. Ahí conocí a dos personas, un chico y una chica, Pablo y Corina. Con ambos llegué a tener una gran amistad y siempre la pasamos juntos. Pablo era hijo único y el consentido de la familia, y la verdad no me acuerdo que problemas fueron los que le diagnosticaron a él. Pero con Corina, con Corina fue otra cosa, mi amistad con ella se hizo casi al instante. Había sido internada por el esposo y la razón era… la misma que la mía. Esa es la razón de que congeniara instantáneamente con Corina. Fue su soporte durante todo ese mes y ella el mío. La pasábamos juntos todo el día, salvo cuando eran los momentos de estar con nuestros terapeutas asignados. Y si, llego un día en particular en donde todo cambio. Pablo se había encaprichado con Corina y me había dicho que ese día durante la noche intentaría entrar a su habitación para ver si podía tener sexo con ella.

Yo alertado, esperé a que fuera la misma noche y vi como él se dirigía al cuarto de mi amiga. Asique opte por lo más sensato. Ir, también.  Ni bien entre me encontré con una escena horrible. La acompañante de la habitación de Corina, desmayada por un golpe, y Corina intentando quitarse de encima a Pablo. Yo corrí hacia la pareja y empujé a Pablo de una patada a la cabeza. Agarre a Corina, justo cuando llegaban los enfermeros. Pensando que yo había sido el atacante intentaron golpearme con unos bastones, pero Corina salió en mi auxilio y les dijo que me dejaran en paz, que el atacante era el otro chico. Que yo la había salvado. Los enfermeros dejaron de golpearme con los bastones y me pidieron disculpas. Pero yo, enojado y todo lastimado hice una locura. Les di a los dos enfermeros unas trompadas en sus rostros. Tuve suerte de que no me hicieran nada y se dejaran golpear, ya que se dieron cuenta de que lo tenían merecido por la equivocación. Obviamente toda la clínica se enteró del hecho. El esposo de Corina, ese mismo día, enterado de la situación se apersonó a la clínica, y quiso conocerme. Cuando quedamos uno frente al otro, se arrodillo y me dio las gracias por haber salvado a su esposa de la no realizada violación. Es el día de hoy que aún mantengo contacto tanto con Corina como con su esposo a través del mail. Posteriormente los agregue a mis contactos de celular.

El destino de Pablo fue diferente. Lo vinieron a buscar sus padres. Al parecer eran de clase alta acomodada. Y antes de sacarlo de la clínica, la madre se acercó a Corina y le increpó diciéndole que seguramente ella lo había seducido para que haga eso. Tanto yo como el esposo Corina salimos en defensa de ella y la madre de Pablo tuvo que irse como entró. No volvimos a saber de Pablo jamás en la vida.

Al cabo de ese mes, tanto Corina, como a mí, nos externaron y regresamos con nuestras familias. Pero para mí sería diferente. Cinthia estaba renuente a tenerme dentro de casa. Y no la culpo. La última vez que me vió fue el día que me fui a trabajar antes de ser internado. Y unas pocas veces en la misma clínica. Incluso pasé mi cumpleaños rodeado de los pacientes y doctores. Y no me acuerdo si alguien de mi familia vino. La verdad no me acuerdo. Estimo que sí. Pero si lo afirmara estaría mintiendo. Asique quiero creer que sí, aunque la verdad no me acuerde.

Bueno, luego de mi primer externación de la Clínica Santa Clara del barrio de caballito, fui a parar a la casa de mis padres. Al día siguiente comencé el hospital de día en una clínica de la localidad de Ramos Mejía. Que era la clínica más cercana a donde vivía. En ese entonces ya vivía en San Justo. Y por mi obra social me tocaba esa clínica. A la semana de haber sido externado pasó algo que hizo cambiar mi vida… otra vez. Había venido Cinthia a la casa de mis padres ese día, con nuestros hijos. Y todo hubiera ido bien si no fuera porque a mi hermana se le cantó el tener que arruinar el momento familiar. Como ella no era el centro de atención, se la ideó para sacarme de las casillas y estallé. Nos dijimos de todo y ella intento acuchillarme en reiteradas oportunidades. Si, Valeria para ese entonces estaba algo desequilibrada psíquicamente, solo que mis padres no querían verlo. Y justo, yo que estaba recién salido de una externación psiquiátrica, fue un cocktail explosivo.

El quilombo fue tan grande que mis hijos y mi esposa se tuvieron que ir nerviosos por toda la situación vivida.

A los dos días, cuando estaba en el hospital de día, a la salida, me interceptaron dos enfermeros de la clínica y me dijeron que debía de acompañarlos. Sin anoticiarme de nada me dijeron que iba a estar ahí por un mes. Esa noticia hizo que entrara en una depresión de dos o tres días. Y luego estalle con una ira interior como jamás había tenido en mi vida. Pero me contuve. Y trate de pasar ese mes lo mejor posible. Durante esta segunda internación me hice amigo de una paciente de nombre Vanesa. Ella estaba ahí porque intento suicidarse en un ataque psicótico que tuvo. Y uno no podía negarlo, ya que tenía marcas en sus muñecas de haber intentado cortarse las venas en reiteradas ocasiones. Se estudió todo el vademécum de punta a punta en los ratos libres que tenía. Y por eso, los médicos del lugar decidieron que para que no supiera que pastilla le daban, le machacaban las mismas pastillas en un mortero y le daban las mismas hechas polvo, cuando era la hora de la medicación. Siempre hablábamos de todo. Un día me hizo una tirada de cartas y salió que jamás volvería a trabajar con las computadoras. En ese momento no le creí nada ya que era muy incrédulo. El día de hoy puedo confirmar que es cierto. También me dijo que todos mis problemas iban a irse cuando me alejará de varias personas que eran cercanas y que en verdad querían hacerme mal más que bien. Pero inconscientemente deseaban eso. Que me aleje de esas personas tóxicas y una vez hecho eso, todos mis problemas se iban a resolver. Es el día de hoy que aún no se a qué personas se refería. Solo el tiempo sabrá quienes son esas personas.

Vanesa se volvió mi soporte en esta segunda internación. Y aunque ella estaba de antes, creo que me volví el suyo. Y tampoco paso nada entre nosotros. No porque no quisiéramos. Sino porque no estábamos para eso. Yo lo único que pensaba era en recuperar todo lo perdido y entre eso estaba el amor de mi esposa. Y ella, lo único que quería era salir de ahí y no volver jamás. Todos los enfermeros y algún que otro paciente del sitio, me advertían acerca de Vanesa. Que era mala compañía. Que era inestable. Etcétera, etcétera, etcétera. Incluso ella, hubo una vez que me dijo que no me acercará tanto a ella porque era una mala persona. Yo le dije una cosa y con eso que le dije gané su confianza y amistad. Le dije que me deje juzgar a mi si era o no una mala persona. Que no me iba a influenciar por lo que me digan los demás. Que lo que la venia tratando, me parecía una mujer bastante sencilla y honesta en todo. No importa el grado de locura que tuviera. Se merecía que alguien esté ahí para ella. Que, si nadie se preocupaba por ella, me deje a mí en ese papel. Y así pase el mes ese en mi segunda internación. Entre largas charlas con Vanesa y otros pacientes. Charlas con mi padre y mi esposa que me venían a visitar. Charlas con los mismos doctores y horas de hacer nada. En una de las veces que vino mi esposa a verme, Vanesa se acercó y me agarro del brazo como pidiendo ayuda. Yo sabiendo lo que eso significaba no le prohibí ese gesto. Mi esposa al ver eso se puso con una cara. Y justo en ese momento, Vanesa abre la boca y dice algo que no me esperaba. Le dice a mi esposa que tiene suerte de tener a alguien como yo. Que todos los días hablo de ella, y de que quiero volver a su lado. Que no sea tonta. ¡Si supiera realmente Vanesa el daño que le hice a Cinthia! Si supiera, no me ayudaría. Pero lo hizo. Luego se retiró de nuevo a su habitación. Yo me quede charlando con mi padre y mi esposa después de ese evento.

Al mes de cumplir la internación, fuí dado de alta y me fuí de ese sitio. Y si, volvería más adelante, pero para cumplir Hospital de día… otra vez. Cuando me fuí, Vanesa me entrego una copia de Hamlet de William Shakespeare como regalo por la amistad que le dí durante mi estancia en ese sitio. E increiblemente, también fue el día que ella se fue también a su casa, con sus padres. Espero que esté donde esté le esté yendo bien en la vida. Realmente se merece terminar su vida con alguien que la comprenda y quiera mucho.

Durante todo ese año, después de mi segunda externación, tuve dos acompañantes terapéuticos. Durante la primera semana se encargó mi primo Gabriel de acompañarme, hasta que mis padres lograran, mediante la obra social, conseguir un acompañante terapéutico calificado. Mucho tiempo más tarde me enteraría de algo que hizo la esposa de Gabriel con mi esposa. Luego de esa semana vino el acompañante terapéutico real y con él estuve casi 11 meses. Mi día a día durante todo ese tiempo era de lo más tedioso y aburrido. Me levantaba, iba al hospital de día, de ahí a mi solitario departamento. Esa rutina era de lunes a viernes. Y el viernes a la noche, me iba a la que había sido mi casa durante mucho tiempo, junto a mi esposa e hijos, y me quedaba hasta el mismo día Lunes a la noche. Esa fue mi rutina por casi un año.

Mi mayor miedo era, que durante todo ese tiempo, mi esposa se enamorara de otro hombre. Para ese momento había empezado a hacer un curso terciario y había conocido a muchos compañeros. Y si, los celos empezaron a aflorar. Por primera vez empecé a sentir los celos que ella había sentido antes de mi internación. Pero jamás se lo dije para no traerle más problemas. Hice frente a ellos yo solo. Por suerte no pasó nada, pero ese miedo de que empezara a conocer a alguien estuvo presente todo ese año. Es más, tras mi internación ella se había quitado la alianza de matrimonio. Es el día de hoy que aún no se la volvió a poner. Dice que lo va a hacer cuando sienta que deba hacerlo. Y ahora no es así. Sigue dolida por lo vivido. Y no la culpo. Le hice mucho daño con lo de mi amiga de México, Erika.

Y si, le hice mucho daño. Pero no porque fue a propósito, nada que ver. Jamás le haría daño a propósito a mi esposa. Pero durante todo ese tiempo que recibía ataques por todos lados, el tema de las redes sociales y los juegos en línea me sobre paso y bueno, hice muchas locuras.

Durante ese tiempo, Cinthia me contó algo que realmente me disgusto y mucho. Me contó todo lo que pasó para que me internaran nuevamente. Y pude saber que no fue por decisión de médicos, sino por la decisión de mis propios padres, prefirieron estar tranquilos junto a mi hermana y a mi dejarme aislado. Ese día les tome una bronca y un rencor enorme y no sé si pueda perdonárselos, así como así. También Cinthia me explico sus razones por las cuales había aceptado la primera internación y porque no quiso que una vez externado, fuera a vivir con ella y los chicos. Y si, tenía buenas razones, asique pude perdonarla de todo eso. Igualmente creo que ella no cree en ese perdón y piensa que ese rencor que dirigí a mis padres y hermana, también está dirigido a ella. Nada que ver. A ella la perdone de todo. Es más, ella debería de perdonarme a mí por lo que le hice vivir. Y no se si alguna vez lo hará. Espero que sí.

Otra cosa que me entere fue justamente lo que pasó con la esposa de Gabriel. Ahí pude corroborar los dichos de Vanesa y su tirada de cartas. Las primeras personas que debería de alejar de mi vida tendrían que ser mi primo y su esposa.

Hoy en día lo puedo decir abiertamente de que realmente estaba mal y que gracias a esa primera internación pude salir adelante. Me desintoxique de todo eso que me aquejaba. Y pude purgar muchos demonios, pero… el daño estaba hecho. No sé si Cinthia pueda personarme todo lo que le hice. Y si es así, ¿cuánto tiempo pasará para que suceda algo para que ella me devuelva ese daño?

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**CAPITULO 03****

Domingo 06 de diciembre de 2020.

Este domingo fue un día de lo más interesante. Tras el baño que nos dimos Gerardo y yo, en donde tuvimos un muy rico sexo, con muchos mimos y besos apasionados y románticos, fuimos a desayunar y obviamente, como había venido pasando últimamente, hubo un pequeño chateo entre mi alter ego y mi marido. En ese chateo finalmente hago que él me diga un día para que se encuentre con Pamela. Tras cortar ese chat, habló con mi marido sobre las cosas que hay que hacer y hacemos una lista con lo que hay que comprar en el supermercado.

Luego, Gerardo sale al patio para cortar el pasto y a mi me suena el celular. Al verlo veo que es Ariel en el WhatsApp. Las conversaciones con él se habían vuelto algo muy habitual para este momento. Siempre empezaba él con la misma frase trillada: "- ¿Podes hablar? ¿No está tu marido cerca? ¿Se puede o estás ocupada?" Y siempre le respondía yo "- ¡No! Lo sabés bien. Él, en este momento, está jugando con sus amigos de hermandad en el World of Warcraft. Podemos hablar lo más bien por un par de horas."

La conversación de hoy no fue diferente de las demás. Siempre rondaba el límite de hacerla una conversación de sexting en cualquier momento. Pero jamás llegábamos a tanto. Lo que sí, nuestras conversaciones siempre rondaban en los mismos temas, una y otra y otra y.… otra vez. Y a mí, en lo personal, ya me estaba cansando de que siempre sean conversaciones monotemáticas. Esa es la gran diferencia con Gerardo.

Con Gerardo podés charlar de todo. Él te va llevando desde el tema más estúpido, pasando por todo tipo de tópicos, y eso incluye, obviamente, el sexting, para luego volver a hablar lo más normal de cualquier otro tema que no tiene nada que ver con eso. Y lo del sexting... bueno, lo del sexting, solo digamos que una vez que tocaba ese tema y volvía luego a hablar de nimiedades... era como... ¿cómo decirlo?... Haz de cuenta como que jamás tuviste una conversación haciendo sexting con él. La verdad... no se si me explique bien. El sexting que hace Gerardo, como decirlo sin sonar mal, es un sexting tirando para el romanticismo. En las conversaciones que yo tenía con otros hombres, éstos decían todo de una forma que te hacia sentir vulgar, sucia… pero Gerardo, no. Él, te va llevando a que experimentes todo tipo de sensaciones y al final de todo, terminás satisfecha. Te dan ganas de tocarte con él.

Con los demás, yo me reía de lo que escribían en relación a lo que me harían. No me movían nada. Pero Gerardo, cuando hicimos sexting una vez usando nuestros perfiles reales, fue diferente. Aunque yo conozco a mi marido y él me conoce a mí, y conocemos lo que nos motiva para darnos placer mutuamente, esa vez que hicimos sexting el uno con el otro fue algo diferente. Supo expresar en palabras las cosas que hacíamos en la práctica de tal manera que me dieron ganas de tocarme.

Me acuerdo que una vez hablé de esto con él, y me dijo que en la mayoría de las veces que hacía sexting el no se tocaba para nada. No importa lo que le dijeran o hicieran las demás mujeres. A el no se le movía nada. Llegué a preguntarle si era un gay reprimido. ¡DIOS! ¡En ese momento sí que se molestó! Pero se le pasó rápido el enojo conmigo y terminó diciéndome que no se le movía nada por que las cosas que le decían eran muy vulgares. Solo se tocó con una mujer, eso si me lo dijo. Pero no me dijo quien fue la que había logrado hacer que él se tocara.

¡Increíble! Núnca sabré como lo hacía mi marido. Pero al final de cualquier conversación con él, las mujeres con las que hablaba, estaban mejor anímicamente.

Cuando empecé a usar el perfil falso de Pamela, fue para darle un escarmiento a Gerardo. Aunque nuestra mentalidad había tenído muchos cambios, algunos buenos y otros malos, mis celos extremos siempre estuvieron presentes. Y fue por ellos que cree el perfil. Tras lo que pasó la última semana esta que pasó, con esa "puta" de María, tenía que comprobar algo... y no se me ocurrió mejor manera que crear a Pamela.

Tenía que probarlo. Que todo lo que me decía Gerardo era cierto, y no una mentira para tenerme contenta y tranquila.

Pero... sucedió lo que sucedió con María.... y todos los demonios internos míos salieron a la luz. Lo primero que hice antes de crear el perfil de Pamela, fue contactar a Ariel mediante el WhatsApp... Si, se lo que dirán. Con Gerardo habíamos puesto un límite importante. ¡No meter a nadie en el WhatsApp! ¡Ese era el límite! Y yo lo rompí para darle su merecido a mi marido. Un muy buen merecido, tras haber descubierto que él había puesto a María, bajo otro nombre, en el WhatsApp de él. Y si... el haber metido a Ariel en mi WhatsApp se volvería un grave error, y en unos días, me daría cuenta de que tan grande resultaría ser, ese error. Y lo segundo... ya lo saben... ¡La creación de Pamela!

La conversación con Ariel fue más de lo mismo. Siempre rondaba en lo mismo. Las cosas que le gustaba hacer en el terreno sexual. Y obviamente, yo le respondía diciéndole mis cosas. Pasamos como hora y media chateando en el WhatsApp hasta que nos despedimos y me fui a buscar a mi marido para ir al supermercado, antes de que cerrará.

Pasamos toda la tarde haciendo las compras, yendo a comer al patio de comidas algo y vuelta a hacer las compras restantes y obviamente, aproveche para charlar de varios temas con él. Entre los temas que tocamos obviamente estuvo el tema de Pamela. Y si, el me confirma que, efectivamente, encontró en ella algo así como una amiga con la cual podía hablar de lo que sea. Que la ve con ojos como de amistad y que no me preocupe por nada. Y si, en ningún momento la nombra como Pamela, pero me doy cuenta que es de ella de quien habla. De ese perfil falso que creé. Luego, el me hace la misma pregunta que le hice y con la cual me contó de Pamela y si… le respondo que también estoy hablando con alguien. Pero no le digo el nombre de la persona. Le cuento que esta persona me ha contado algo de su vida y que me sacó muchas dudas acerca de lo que le había propuesto sobre los tríos y el intercambio de pareja. También le digo que las charlas que mantengo con esta persona son de lo más interesantes, pero no le doy muchos detalles, lo que hace que me pregunte sobre ellas. Sin darle mucho detalle le comento por arriba alguna que otra charla y le digo que no se tiene que preocupar nada, que en otro momento le voy a contar bien de que tratan. Y si, me acobardé en decirle la verdad sobre esas charlas, pero la razón es que, aunque conozco a mi marido y sé que no le daría demasiada importancia, también podría salirme el tiro para el otro lado y que eso que creía no fuera tan cierto y se enojará conmigo malinterpretando todo. Y si eso llegaba a pasar. No se de lo que sería capaz Gerardo.

Al llegar a nuestra casa, me dirijo a donde deje cargando mi celular y veo que tengo un mensaje de Ariel en el WhatsApp. Solo una pregunta. Igualmente me pongo nerviosa, pero veo irse a Gerardo a donde esta la computadora y se me pasa ese susto inicial. Comienzo a sacar las cosas que compramos con Gerardo y las comienzo a limpiar usando alcohol. Esto de la pandemia en mi país ya se extendió demasiado. Mientras ordeno las cosas compradas le mando un mensaje con el perfil de Pamela a mi esposo. La conversación iba viento en popa. Hablábamos de todo. Hasta que hice esa pregunta. Hoy maldigo el día que se la hice, pero bueno, en ese momento no sabía lo que me iba a afectar. Y si, cuando cree el perfil de Pamela sabía que tarde o temprano me podía quemar con fuego… y sí que lo hice en ese momento. El leer la respuesta de Gerardo sobre lo que opinaba de mí, sobre sus sentimientos hacia mí, su esposa. Y como él le había dicho a Pamela que era separado, siguió en ese papel, y lo que escribió me hizo mierda. Una cosa es cuando ves los chats de tu marido con otras mujeres y una cosa muy diferente es que vos seas una de esas mujeres y leas en primera mano el momento en que escribe lo que escribe. Y eso que escribió, aunque concordaba con la mentira que le había dicho a Pamela, era muy devastador de leer. Si, fue muy correcto y honesto con la historia inventada de una difícil separación, pero era un relato muy duro. Y me puso mal, muy Mal anímicamente. Corto la comunicación con Gerardo y veo que por el WhatsApp tengo aún el mensaje de Ariel viejo y otro nuevo. Le respondo y comenzamos a chatear. La conversación que mantengo con él me distrajo mucho de lo que había chateado con mi marido. Por primera vez me sentí a gusto chateando con Ariel. Siempre que lo hacía sentía nervios, pero ahora ya no. Estuve muy entretenida hablando de muchas cosas. Y si, por primera vez no hablábamos de cosas sexuales. Me preguntó sobre si me pasaba algo por que me sentía rara en las respuestas y le comento sobre los problemas que habían surgido con mi marido ese día, pero sin darle mucho detalle, ni tampoco de que era mi marido la persona con la que había tenido problemas, sino que era un amigo. El trata de consolarme y lo logra.

Todo iba bien y parecía ser que iba a ser otra noche más del montón, hasta que Ariel soltó algo que no me esperaba...

Ariel: -Che, Cinthia... Te hago una pregunta... ¿Cómo son tus fantasías sexuales? ¿Qué te gusta que te hagan?

Obviamente que esa pregunta me sorprendió de sobremanera. Y ya que estamos, él en muchas oportunidades intentó averiguar cosas sobre mí. Y siempre acabábamos igual... cuando se ponía muy insistente, le cortaba todo de raíz saliéndome del WhatsApp. Para luego dirigirme a donde mi marido y decirle de irnos juntos a dormir y a hacer cualquier otra cosita picaresca. Si saben a lo que me refiero, ¿no? Pero no sé por qué, pero creo que fue a raíz de la misma conversación que habíamos estado manteniendo decidí responder esa pregunta...

Cinthia: - Pues, en lo referente a fantasías sexuales se refiere me gustan las cosas típicas. Lo que si no haría jamás sería lo de la lluvia dorada, entre otras cosas que me parecen repulsivas.

Y justo en ese momento, parece que toqué algo en Ariel, porque al escuchar lo de la lluvia dorada comenzó a ponerse muy excitado...

Ariel: - ¡Espera! ¿Me estás diciendo que no permitirías que te meen encima? Pero... si alguien te lo pide... ¿Lo mearías vos?

Cinthia: - ¿Eh? No me digas que... ¡¿TE EXCITA QUE TE HAGAN PIS ENCIMA??!!

Ariel: - Pues, jamás me lo propuse, pero es algo que estaría dispuesto a hacer ya que me llama la atención todo eso. Y si... seamos honestos.... es algo que si estaría dispuesto a que me lo hagan. Me dejaría mear.

De repente se me cruzó una imagen de él, de Ariel, en su trabajo, recolectando papagayos llenos de orina y haciéndose un baño de meo con ellos. Estuve tentada a hacerle una broma en relación a esa imagen que se me cruzó, pero decidí no hacerlo. A ver si se enojaba.

Estaba riéndome de mi ocurrencia cuando no me percate de que se acercaba Gerardo a buscar algo a la cocina. Automáticamente cierro el WhatsApp en el momento en que mi esposo pasa por atrás mío. Obviamente a Gerardo no le pasó desapercibida esa acción y me pregunto que qué estaba haciendo y yo... como otras veces... le volví a mentir. La verdad no sé por qué lo hacía, si él también lo hizo a lo largo de estos más de 20 años que lo conozco. Pero si, debo de ser honesta, la adrenalina de hacer algo indebido es algo atrayente. Puede ser que por eso le mentí a Gerardo cuando quiso indagar sobre lo que hacía. Le dije, obviamente, que estaba cerrando la aplicación de la red social... y el inocentemente me lo creyó. ¡O eso quiero creer yo!

Obviamente mi marido me pregunta sobre mi estado de ánimo, porque ve una lagrima seca en mi rostro y también le cuento la misma historia que le conté a Ariel. Gerardo se pone mal y trata de consolarme como Ariel lo hizo antes de él, pero por primera vez no logra su cometido. Yo algo bajoneada le digo que me voy a acostar un rato y que les haga la comida a los chicos.

Me encamino a la escalera y veo que Gerardo regresa a la computadora a seguir con la subida de nivel de sus personajes del World of Warcraft. Le digo que no se olvide de la comida de los chicos y me voy a la cama.

Mientras estoy tratando de tranquilizarme veo que Ariel se vuelve a comunicar conmigo por el WhatsApp, y comienzo a charlar con él, otra vez.

Ariel: - ¿Te fuiste?

Cinthia: - Algo así. Justo pasaba mi marido y tuve que cerrar el WhatsApp, pero ahora estoy en la cama y podemos charlar lo más bien, sin problemas.

Ariel: - ¿Te estoy metiendo en problemas? Porque te dije que no quería ocasionarte problema alguno.

Cinthia: - No te preocupes. No ocasionas ningún problema que pueda arreglar, ¿Ok? Continuemos con lo que estábamos.

Ariel: - Bien. ¿Eres de mojarte mucho cuando te excitas, Cinthia?

Cinthia: - ¿Eh? ¿Pero qué clase de pregunta me hacés?

Ariel: - Una normal. ¿O acaso es demasiado para vos el tener que responderla?

Cinthia: - Para nada. Y sí, soy de mojarme mucho, y por eso me siento algo cohibida cuando me pasa.

Ariel: - ¿¡QUÉEEEEEE!? ¡¿EN SERIO?! ¿SOS DE MOJARTE MUCHO? ¡DIOS! ¡SI SUPIERAS!

Cinthia: - ¿?

Ariel: - Cuando un hombre esta con una mujer y esta acaba de una forma muy abundante hace que la autoestima de éste se infle bastante. A nosotros, aunque hablo yo, pero creo que si, a los hombres en general, nos fascina que una mujer acabe abundantemente. ¿No lo sabías? ¿Acaso tu marido no te lo hizo saber?

Cinthia: - Si, en muchas oportunidades, pero yo... siempre... me cohibía por eso.

Ariel: - Pues no lo hagas. ¡Disfruta de eso! Yo en cambio... sí tengo un problema... pero no le doy mucha importancia... ¿Te puedo hacer una pregunta personal?

Cinthia: - ¿No que estábamos hablando de cosas personales? Pregunta... dale.

Ariel: - ¿Sos asquerosita? Digo... si te cuento algo... no te asustes, ¿Sí?

Cinthia: - Ok.

Ariel: - Cuando me excito tiendo a mojarme mucho también.

Cinthia: - ¿Cómo es eso?

Ariel: - Si, no como un chorro, sino como gotitas, y bien constantes.

Cinthia: - Entonces... Es como... ¿qué te sudara el pene.

Ariel: ¡¿AAAAHHH?! Bueno... es una forma de decirlo... sí, algo así. Creo que mejor te muestro... ahora te mando un pequeño video a tu mail.

De repente me llega un mail de Ariel. Lo abro y veo un video en donde se ve como de la punta del pene, que está en el video, salen gotas y gotas de líquido pre-seminal.

Ariel: - ¿Te llegó? ¿Cinthia? ¿Estás ahí?

Cinthia: -Si, acá estoy... Y si, ya ví tu video. ¿Y eso no te molesta en absoluto?

Ariel: - Al principio, sí. Pero luego ya no. Cin... te propongo un juego...

Cinthia: - ¿Qué juego?

Ariel: - Un juego de suposiciones... ¿Qué dices?

Cinthia: - No me fio de vos. Algo estas buscando.

Ariel: - No, nada... solo charlar. Bueno... supongamos que nos encontramos vos y yo... ¿qué me harías?

Cinthia: - mmmmm. Pues a vos nada. No te conozco y encima de hacer algo, lo haría con mi esposo. No con vos. Si no tenes otra pregunta que hacerme sobre otros temas hasta acá quedamos hoy... ¡¡¡CHAU!!!

Salgo del WhatsApp y me voy a buscar a Gerardo para irnos a dormir y a tener algo de acción. Debo admitir que esa conversación con Ariel despertó algo en mi interior y quiero que mi marido me calme eso que se despertó. Pero, justo cuando estoy lista para ir a buscarle abajo, sale una notificación de la aplicación de la red social. Se trataba de mi marido mandándole un mensaje a Pamela.

Al ver ese mensaje se me hizo un nudo en el estómago, pero decidí responderle y volvimos a chatear él y yo. Esta vez fue diferente. Fue una conversación bastante picante. Y si, yo ya venía estimulada por la conversación que había mantenido con Ariel.

Comenzamos con cosas triviales y conforme paso el tiempo la conversación derivo en cosas subidas de tono. Por primera vez estaba sintiendo algo raro en mi hablando con mi marido de esta forma. Me parece cómico en algunos momentos ya que él está en la cocina haciendo la cocina y escucho a mi hijo deambulando por toda la casa. Se que las cosas que pone no son ciertas ya que, de hacerlas reales, válgame dios… Uno de nuestros hijos lo vería desnudo y tocándosela cuando pasase por la cocina. Jajajajajajaja. Bueno, siguiendo con el tema. Hay un momento en que el inocentemente como que me pide una foto. Yo trato de hacer que me mande una suya también. Pero él se mantiene reacio a mandármela. Por mi parte empiezo a revisar páginas de internet sobre operaciones de pechos y encuentro una foto que podría mandarle a él. Le hago un screenshot a la misma y se la mandó. La respuesta por parte de él no se hace esperar, elogia esos pechos como si fueran los de Pamela. Me pone algo celosa, porque dice algo que me molesta un poco. Sobre el tamaño de los pezones de los pechos femeninos. Vuelvo a tomar coraje de algún lado y continúo conversando con él. Trato de tentarlo para que se vea con Pamela, pero él no da el pie a torcer, sigue con lo de que el miércoles la quiere ver. Al menos debo admitir que se mantiene en su palabra del día para vernos. De repente veo que me manda que debe de cortar por algo que pasa con su hermana. Obviamente que me pone curiosa sobre ese modo de escaparse de una conversación, pero bueno, allá él. La conversación se había vuelto un tanto subida de tono y había que terminarla de alguna manera. Menos mal que la hizo el de la forma que lo hizo. Tras un tiempo que no recibo noticia alguna por parte suya, lo contacto nuevamente y él me dice que su hermana finalmente tiene Coronavirus. La verdad era que el que tenía el coronavirus era el marido de su hermana, ella fue un caso de supuesto coronavirus. Tras mandarle a Pamela un “-Te quiero.” que me descolocó, se marcha de la red social y lo oigo subir a la pieza. Me pide de ir a bañarnos juntos, lo cual acepto y nos metemos en la ducha. Ahí, el trata de levantarme los ánimos, otra vez. Y milagrosamente... ¡Lo consigue, ahora!

Tras ese baño nos dormimos abrazados

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**CAPITULO 04****

Lunes 07 de diciembre de 2020.

"- Gerardo es... es complicado." le digo a mi psicoanalista finalmente. "- Vivir con él es prácticamente una aventura. No sabés que te deparará el día a día. ¡Vos sabes todo lo que viví con él a lo largo de todos estos años! ¡Fuiste mi psicoanalista desde niña prácticamente! Y siempre confíe en tu criterio. Bueno, ahora el problema con él... digamos que no es mucho, como en esa época. También acepto que en esa época yo era más chica, y no tenía las experiencias que viví desde entonces. Era una persona muy inocente en ciertas cosas e inexperta. ¡Y reaccionaba de acuerdo a eso! El otro día estuve hablando con mi esposo sobre un tema. Le dije que tal vez con otra persona yo no sería tan celosa, como lo soy con él. ¡No me malentiendas! Lo que pasa es que con Gerardo tengo toda una vida vivida. Conozco todo de él. Incluso creo que le conozco mejor que él mismo. Lo que pasa es que él… como decirlo… cuando estás con él, te dan ganas de amarlo y matarlo a la vez. Comete muchas faltas, pero siempre sale airoso de todas ellas. No sé cómo lo hace… realmente no lo sé. Por momentos se puede volver la persona más odiosa del mundo, pero hace un gesto, o te dice algo, que terminas perdonándole todo. Hubo un día, si no mal me acuerdo, que le dije que, de separarnos, iba a hacer todo lo posible por no volver a verlo más… ¡que todo sería a través de intermediarios! ¡No sabes cómo se puso! ¡Prácticamente me acuso de todo! Pero, cuando me logre explicar bien, él entendió. Y no, no era por qué no lo amara, sino todo lo contrario... no lo vería más y haría todo lo posible por no cruzármelo porque lo amo tanto que sé que de volver a cruzarlo, luego de una separación, sería tan débil como para regresar a su lado sin dudarlo siquiera. Lo haría para auto preservarme lo del alejamiento. Lo que pasa es que... le amo tanto que me duele el pensar que podría perderle. Las cosas que vivimos todos estos años fueron muchas y nos pusieron a prueba todo el tiempo. ¡Y salimos adelante!"

"- Pero ahora... ¡ahora es diferente! Hoy mismo sin llegar más lejos, paso algo que me puso en alerta. ¿Te acordás que te conté de María? Pues hoy no tuvo mejor idea que volver de donde la envió Gerardo. Le mandó desde un teléfono desconocido unas fotos de ella en pelotas, mostrando sus pechos, y con una leyenda una de ellas. ¡Decía que quería un hijo de él! ¡Sigue con esa idea fija en su cabeza! ¡El solo hecho de pensar que Gerardo tenga un hijo por ahí con otra mujer me pone loca de celos! ¡Gerardo es mío! ¡Es mi todo! ¡No sabría qué hacer si lo pierdo! Hay veces que me pregunto por qué le amo tanto si también tengo ganas de matarlo en muchas ocasiones por las cosas que hace. Y la respuesta que me doy es que no hay una razón. ¡Tan solo estoy enamorada de él! ¡De sus virtudes y de sus defectos! No creo que haya ninguna mujer en este mundo que lo llegue a comprender como yo. ¡Con todos sus mambos y locuras!"

"- Otra cosa que me pasa con él es que cuando se enferma, lo veo y no puedo creer que ese ser humano que parece fuerte en apariencia, realmente tenga un cuerpo débil en lo que a salud se refiere. Hace un frio del demonio y es el primero en caer enfermo de gripe, hay mosquitos volando por algún lado con dengue... ¿y a quien pican? ¡A Gerardo! ¡Siempre se enferma de todo! Y ahora que estamos en pandemia tengo miedo de que se pesque al bicho del coronavirus. Sin ir más lejos al inicio de toda esta pandemia le picó un mosquito y contrajo dengue. Al menos ahora está inmunizado por un año de la cepa del dengue que obtuvo por ese mosquito. Cuando él se enferma te enternece y querés protegerlo de todo. ¡Pero tiene un humor de perros cuando está enfermo! ¡No se soporta ni él!"

“- ¿Sabías que aún estoy luchando con un fantasma que hace que desconfíe de Gerardo, lamentablemente? No importa el tiempo que pase. Ese fantasma siempre estará martirizándome. ¿Te acordás de la época en que él fue internado? ¿Cuál fue una de las razones? ¿Te acordás? Fue que se había metido con una mexicana de la localidad de Durango, ¿no? Bueno, una vez leí que él le dijo que se había casado conmigo porque me había quedado embarazada de nuestro primer hijo. ¡Y eso a mí me destruyó en ese momento! Él dice que en esa época estaba sobrepasado por muchas cosas y que todo lo que decía era por que estaba quebrado emocionalmente. Yo en esa época era mucho más joven y mucho más inexperta y bueno… ¡esas palabras fueron un mazazo para mí! Y es el día de hoy que siguen ahí martillándome en mi cabeza. Él dice que me ama y que está enamorado de mí… ¡y que está doblemente enamorado…! Pero yo… no puedo creer eso. ¡Lamentablemente, no puedo! Esas palabras aún están ahí… y mientras sigan ahí, no podré volver a confiar ciento por ciento en él. ¡Por eso creé el perfil de Pamela! Ese que vos me dijiste que no hiciera. Y ahora se la razón por la que me lo habías advertido. ¡Me queme al hacerlo! El otro día, él dijo algo similar hablándome a mí, mientras pensaba que hablaba con Pamela. Se muy bien que lo dijo para mantener las apariencias de la mentira que él le dijo a mi otra identidad sobre su estado civil… ¡pero duele! ¡Duele mucho! ¡Y eso hizo reflotar ese fantasma! Y ahora… ¡Ahora no sé qué pensar!”

Ni bien salgo del edificio de mi psicólogo, recibo un mensaje de Ariel, lo miro y me dice que me está esperando aún en el bar que habíamos quedado esta mañana tras los hechos sucedidos con María y esas fotos. Pero, de ir a ese encuentro, y en el estado en el que estoy, se que cometeré un error el cual no podré perdonarme ni hasta yo misma.

Caminando al estacionamiento en donde deje el auto, paso justamente por la puerta del bar donde Ariel quería verme, y le veo. Esta sentado en una mesa mirando su reloj. Viendo si me aparezco, o no. Una parte mía dice que no lo haga, que no entre. Pero la otra parte, la que quiere darle un escarmiento a mi marido me dice que entre y tome ese café con Ariel. Estoy cinco minutos peleando conmigo misma sobre que hacer, hasta que finalmente decido regresar a mi casa junto a mis hijos y mi marido. Le mando un mensaje a Ariel disculpándome que no podrá ser y me marcho. Desde la ventana puedo ver la cara de resignación que se le hace. Pero bueno, el sabía que yo era una mujer casada y que no importa lo que suceda entre mi marido y yo, mientras estuviera casada no haría nada para joder mi matrimonio.

Tardo alrededor de una hora en llegar a mi casa por el transito que hay, y al hacerlo, me encuentro con una escena que no me esperaba. Mi marido me cuenta que su amiga del juego World of Warcraft, había muerto hacia unas horas. Al verlo en ese estado de impotencia, decido hacer un lado todo mi enojo con él y consolarlo en este momento en que él me necesita. Pero no lo logro del todo y lo veo irse a nuestra habitación. Es cuando me acuerdo que entre él y mi alter ego había quedado algo pendiente. Si yo no puedo sacarlo de ese decaimiento, a lo mejor ella si lo logre. Entro a la red social y activo el perfil de Pamela, a esta altura ya no me importa nada. Solo quiero ver a mi marido de buen ánimo. Ni bien entro, voy al chat que tengo con Gerardo y le escribo…

Pamela: - ¿Estas? Ya estoy más desocupada… fue largo este día. ¿Bombón?

Inmediatamente veo como mi marido empieza a escribir y estamos alrededor de una hora chateando el uno con el otro. En este momento no quiero provocar nada, tan solo contenerle y hacerle sentir bien. Suficiente tuvo ya con mi escena de la mañana y lo que pasó con su amiga. En este momento lo que necesita Gerardo es contención y mucho afecto. Él, a la mañana, me había dejado una tarea en el perfil de Pamela, y ésta era contarle una anécdota divertida… y le termine contando una anécdota que me pasó con una famosa de Argentina. Historia que le conté como Cinthia una vez. Tuve suerte de que no me descubriera en ese momento. Y bueno, ahora era el turno de él. Asique le pregunte sobre su anécdota y el me la contó. Y cuando leo que las de carnaval en verano eran las mejores para él, me dije que debía de ir por ese lado. Asique le dije que me contara una… yo sabía que historia me iba a contar, ya que es la que cuenta siempre, porque es la que más gracia le causo. Y atiné… me contó la historia de su primo y las chicas en la ciudad costera de Miramar. Gerardo a esa localidad costera fue todos los veranos desde que era un bebe y hasta los 18 años. Luego de esa edad, sus padres vendieron la casa que tenían ahí y empezó a ir de forma irregular. Yo conocí esa ciudad estando de novia con él. Fueron unas semanas muy hermosas para mí. Aún me acuerdo el viaje de vuelta… tomamos un micro de larga distancia para regresar y nos compramos un Lemon Pie para el viaje, solo que hubo un problema… ¡nos olvidamos los cubiertos! Como yo en ese entonces era algo asquerosa, no pude comer el mismo Lemon Pie. Pero, ese problema de no cubiertos, no fue un impedimento para Gerardo… Se comió el mismo con las manos… ¡Fue todo un enchastre! Yo me reía de como se lo comió. Debían de verlo. En plena oscuridad del micro, usando las manos como garra para destrozar el pedazo de Lemon Pie y llevarlo a su boca. Todo un desastre… ¡un desastre divertido!

Al cabo de una hora de chateo, el me informa que se va a acostar y cortamos todo. Al menos pude sacarle de esa depresión por lo que pasó con su amiga. Lo que me duele es que lo logré como Pamela, no como Cinthia.

Le dejo descansar y me quedo viendo una película en Netflix mientras como algo recalentado en el microondas. Al cabo de unos quince minutos suena una notificación de mi celular. Era Ariel en mi WhatsApp. Como todas las noches, a las 23:00 horas aparecía su notificación. Abrí el WhatsApp y comencé a hablar con él.

El comienza a reprocharme el que no nos hayamos encontrado, pero no estoy de humor para reproches algunos de un sujeto que no es nada mío y se lo digo. Él se molesta y me dice que ¿por qué digo eso? Muy sencillamente por que no es ni mi marido, ni mi novio, ni nada, le digo yo. Solo es un conocido de una red social con el cual tenemos unas charlas bastante divertidas. Nada más. ¡Dios! A veces no entiendo a este sujeto. Comenzamos chateando en esa red social lo mas bien. Las conversaciones allá eran con respeto, y el no hacia nada que me molestara. Luego le informe que me iba de esa red social y me da su WhatsApp. Y yo por una bronca con mi marido, termino agregándole. Si, lo sé. Mi marido y yo habíamos decidido que no íbamos a agregar a nadie a nuestros WhatsApp, pero bueno, tuve una bronca enorme con él y por eso lo hice. ¡Para escarmentarlo un poco! ¡Lo hice por orgullosa! Y ahora, Ariel, ¿piensa que puede tratarme así? ¡Pues se equivoca! ¡No dejo que mi esposo me falte el respeto de esta manera y mucho menos dejaré que un idiota como este pelado egocéntrico lo haga libremente! Estamos discutiendo como una hora y le corto menos diez. A los pocos minutos vuelve a comunicarse pidiéndome disculpas. Que entendía que no podía recriminarme nada ya que no éramos nada, tal como yo le dije anteriormente. Ahí me percate de algo… y le pregunte si estaba bebido… a lo que me dice que si... que se había tomado unas copas de más.

Ya mas calmados comenzamos a conversar de todo un poco hasta que hace una pregunta de esas que son con doble sentido…

Ariel: - ¿Dónde te gusta que te acaben, Cin?

Cinthia: - ¿Qué clase de pregunta es esa?

Ariel: - ¿Siempre vas a darme la misma respuesta a todo lo que te pregunto? ¡Vaya!

Cinthia: - ¿Y qué querés? Siempre me haces preguntas bastante sospechosas. Pareciera que querés conseguir algo conmigo. ¡Y te dije textualmente que no iba a hacer nada que arruiné mi familia!

Ariel: - Lo sé, lo sé. Pero es una simple pregunta. Responde, ¿Sí?

Cinthia: - ¡Arrrghhh!! ¡Bien! En lo personal me gusta sentir cuando mi esposo acaba dentro mío. Pero no me molestaría que acaben en otro lado, siempre y cuando no me ensucien la cara y el pelo. Mientras más lejos de esa zona, ¡mejor!

Ariel: - ¿Ves que no era tan terrible? En mi caso considero el acabar adentro algo aburrido. Prefiero acabar afuera. Manchando la espalda, los pechos, y si, no te lo voy a negar, me encanta hacer que la mujer se trague mi semen.

Cinthia: - ¡Mira vos! Te voy a decir algo, Ariel, y espero no te enojes… pero no estoy de humor para estas cosas, ¿sí? Me desconectaré ahora y me voy a dormir. No fue un buen día para mí.

Ariel: - Bueno. Nos hablamos mañana cualquier cosa. Y esa salida a tomar un café aún está en vigencia. Cuando quieras... nos reunimos.

Y así como así, Ariel se desconecta y yo me voy a preparar la comida. Esa noche, mis hijos y yo, comemos algo simple, fideos con manteca. Si, se lo que piensan, pero no estaba de ánimos para hacer una comida muy elaborada. Luego de comer me voy con mi esposo a dormir.

Continuara...

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Vistazo a Ariel - Capitulo 06.

Tras que Gerardo descubriera mis conversaciones con Ariel en el WhatsApp no pensé que se desataría lo que se desató.

Para que entiendan, Gerardo no es un marido golpeador ni nada por el estilo. Fue criado bajo la enseñanza de que el pegarle a una mujer es de cobarde y lo ha sostenido a lo largo de su vida. Jamás le levanto la mano a una mujer en su vida. Aunque esta lo insultara, denigrara, e incluso ejerciera violencia física hacia él. Él jamás le levantaría la mano a una mujer. Prefiere morir antes que pegarle a una mujer. Y eso, en muchas oportunidades, les ha hecho pensar erróneamente a muchas personas de que Gerardo es pasivo. Incluso yo lo llegué a pensar. Pero la verdad, el mantener la calma y no llegar a la agresión física hacia el sexo opuesto es un logro enorme. Gerardo tiene una fuerza de voluntad muy grande si aguanta todo lo que tiene que aguantar sin levantar una sola mano. Y eso que él tiene un temperamento bastante fuerte cuando se le acaba la paciencia. He visto ese lado de él. Y no querrás estar cerca de él cuando se enoja. Mi consejo más grande es... No hagas enojar a Gerardo si no quieres desatar el infierno. Pero con las mujeres es diferente. Se contiene.... Pero a un costo enorme. Toda esa rabia que genera cuando es agredido por una mujer por algún lado tiene que salir, ¿no? Bueno, en el caso de Gerardo esa rabia y frustración de no poder levantar una sola mano a una mujer se libera en autoflagelarse el mismo. En otras palabras, se lastima, hasta hacerse sangrar algunas veces.