Ariana, la enemiga de mi mujer- Mi vida de patán
Soy un descarado infiel, sin embargo amo a mi esposa, difícil de creer. Aquí les presento a otra de mis chicas con las que suelo concurrir.
Mi mujer y yo tenemos muchos problemas sobre todo porque nunca esta en la casa, en una de esas que ya ni recuerdo cómo pero conocí a Ariana, me empecé a meter con ella y después me enteré que eran ex compañeras y se odiaban de la chingada.
Ariana es una mujer chaparrita, de treinta y pocos, con ella notengo sentimientos de amor, sin embargo el saber moverse es su don, por eso no la he dejado. Tiene unas pompis bonitas, aunque no como las de mi mujer, la ventaja es que Ariana las sabe mover y con ella hago cosas que con mi esposa no.
Solía verla al salir de trabajar, pero después de cambiar de trabajo, incluso la voy a buscar porque solo viene de paso a mi nueva ciudad. Este es un relato de aquellos días después del trabajo.
Un vecino mio lo sabía porque trabajabamos juntos, el chismoso se lo dijo a su mujer y esta a la mia, mi mujer me tiró de habladas porque no estaba segura, le dolía mas que me metiera precisamente con Ariana a comparación del hecho de serle infiel, a mi me dolió porque sentí que ya no le importaba y me fui con Ari después de mandarle un mensaje. Esa noche llegué decepcionado a mi departamento, lo primero que ella hizo fue chuparmela, por eso no la dejo!!! Vestía un mini vestido negro, llevaba una coleta y tenía los labios rojos, yo estaba sentado en la cama y ella se sentó en mis piernas poniendo su mano en mi pene, luego se arrodilló, yo no estaba tan emocionado, estaba triste. Enseguida me bajó el cierre y besó el bulto que cubría mi boxer de lycra, besó y besó, luego mordió despació. En ese momento sentí coraje con mi esposa porque durante muchos había sido su pendejo, había dejado amigos, familia, trabajo y mi respeto por ella y ahora lo único que le daba coraje era que fuera precisamente ella. Me levanté, me saqué el cinturón; Ariana me miró con una sonrisa pícara, luego sacó de mi boxer mi pene y empezo a chupar. Ella era una master en eso, la gente solía decir que se metía con tipos como yo por interés, pero yo ya no pensaba seguir siendo el pendejo de nadie así que hasta con ella me desquité, empecé a empujar su cabeza contra mi pene cuando en mi mente decía "no te volveras a meter con nadie más", mi pecho se inflaba cada vez más y mi pene se estaba parando. Ariana seguía igual de sonriente y dejó mi pene un rato para lamer mis testiculos, eso me excitó y empecé a jadear. No soy el tipo de hombre que se depila pero tampoco soy un mono. Me importó un cacahuate que me la hubiera chupado y la levanté para besarla en los labios, ella hacía unos ruidos tan ricos que prendían al mas triste de los hombres. La guié hacia el cristal de una ventana que tengo y la puse contra ella, ¿han visto como se ve cuando pegas la cara contra el cristal? Pues yo la encueré y la recargué, aunque no veía del otro lado me imaginaba sus tetas aplastadas. La besé en el cuello y ella gemía bien rico mientras que mis manos le tocaban las tetas y el clitoris; está demás decir que mi verga ya andaba al 100. Ariana es muy cachonda, me chupaba los dedos, llevaba mis manos a sus pechos y no dejaba de gemir. Me calentaba bien. Su culito lo hacía para atrás para que pegara mi verga contra de él, yo se lo apretaba y le quedaba rojo, bajé para besarselo, me paré, le eché un salivazo y se lo metí. Joder que rica sensación, se la metí sin compación, hasta el fondo y duro, ella ya estaba acostumbrada pero se echaba unos gemidos de dolor o placer que no hicieron mas que ametrallarla muy seguidamente, a lo que yo empecé tambien a gemir, echando unas cuantas maldiciones. Con una mano en el pecho y otra haciendole cosquillas en el clitoris sentí como se vino y el orgasmo llegó en los dos, fue como si hubieron salido a correr el maratón, dejé que le escurriera y me limpié con el brazo el sudor, ella no podía ni hablar; frente a frente nos tomamos un descanso cuando me di cuenta que aun no terminaba de eyacular, para entonces se los eché en el piercing que tenía en el ombligo.
Ariana y yo nos vemos desde hace tiempo, ella no me pide que la deje aunque se mantiene ilucionada, cuando le pedí que no se metiera con mas hombres me confesó que conmigo anduvo por venganza pero con el tiempo se le olvidó. La situación con mi esposa va mas o menos igual.