Aquí y ahora

Un encuentro y sus consecuencias.

La conocí de forma casual en un lugar donde no debería haber estado en el momento exacto de su tiempo en el mío. Yo mayor, ella obviamente menor coincidimos casualmente uno frente al otro en una aglomeración de personas que dejaron de existir al momento. Me sonrió, le conté algunos chistes malísimos. Agradecí su buena predisposición al reírse tenuemente.

Las mujeres saben como hacernos sentir bien cuando tienen ganas.

No nos podíamos dejar. Durante largas horas me entretuve solo mirándola hablarme, escuchándola caminar, oliéndola escucharme. Ella persistía en estar a mi lado lo cual era señal que algo traía en su cabeza.

Y nada mas hasta que llegamos a su casa.

"No quiero estar sola" dijo sin expresión alguna, como diciéndome algo sobre el tiempo. "Yo nunca permitiría eso" respondí haciéndome el galán sin llegar a lograrlo totalmente.

Después recuerdo sus labio deseosos, sus besos anhelantes. Creo que nadie me ha besado así nunca. Recuerdo su piel siendo descubierta con el caer de las ropas, sus brazos fuertes que me atrapaban, sus gemidos prolijos y probablemente estudiados en años de amores de ese tipo.

No llegamos al cuarto, nos quedamos en su milagroso sillón del living, amplio y con vista a la calle, perfecto para el amor.

"No te saques nada, me gusta abrir a mi el regalo" dijo desnuda frente a mi mientras desanudaba la corbata. Después la camisa se dejo desabrochar. Me saco los zapatos y las medias agachada frente a mi, se arrodillo y abrió mis pantalones y bajo mis calzoncillos.

Y ahí frente a su hermosa cara de estudiante universitaria estaba mi miembro erecto como no lo estaba hacia años entrando suavemente en su boca. Ella degustaba con paciencia su nueva adquisición, la iba explorando lenta y pausada como queriendo conocer el terreno donde iba a andar en las próximas horas. Me miró mientras hacia esto y sonrió con la boca llena de mi carne.

Se levantó y me llevo al sillón, me hizo sentar y continuó con su labor ahora lamiendo como helado. Besó mis pelotas despacito, muy despacito y yo que no entraba en razones de lo sucedido.

Quise tomarla para penetrarla y se negó, dijo que había tiempo para todo y siguió con su tarea. Yo agradecido y extrañado.

Empezó a besarme en la zona aledaña al miembro, entre las piernas y bajo nuevamente a las pelotas y mas abajo en esa zona sin dueño. Y siguió así hasta el ano. Metió la lengua muy despacio mientras me pajeaba.

Me dio un poco de pudor y me tranquilizó. "Tranqui, que te va a gustar" dijo y siguió en lo suyo. Me relajé un poco y entendí lo que me decía.

Gozaba mucho.

Dejo el ano y volvió a chuparme, ahora mas fuerte, casi frenética. Paró justo cuando vio que estaba por acabar.

"Ahora dejame un lugarcito para un dedito" dijo y me metió muy despacio pero firme el dedo medio en el ano.

Dolió un poco, pero su probada pericia en estas cosas hizo la entrada mas facil, una vez adentro volvió a chuparme y a meter y sacar el dedo de mi culo.

Acabé.

Acabé como nunca hasta ese momento y me derramé entero en su boca. No lo podia creer.

Se levantó y me beso, compartiendo conmigo el fruto de su belleza.

"Ahora andate y olvidate de mi" dijo y desapareció rumbo a lo que supuse el baño.

Esperé sin entender un rato y fui tras ella. No estaba.

Media hora después no tenia mas que hacer que irme.

Intenté volver, pero los dueños de aquella casa que conocí, un matrimonio de unos cuarenta años de edad, dijeron no conocer a ninguna estudiante de las características que yo describía.

Esto paso hace unos meses, ahora creo no estar todo el tiempo buscándola.