Aqui se hace el amor a las diez
Hay que estar temprano en la casa.
Aquí se hace el amor a las diez
Georfido en su época de soltero, como era simpático, de carácter agradable y un buen conversador, siempre salía de rumba con amigos y amigas y en muchas de esas ocasiones eran dos o tres días que la pasaban de juerga. Vestía siempre a la moda por que tenía un buen trabajo y podía costeárselo y escuchaba la música de la época también. Todo un play boy.
Pero Georfido en medio de todo ese montón de cosas, tenía su novia también. Y a pesar que llevaba su noviazgo normalmente seguía disfrutando de las salidas y los paseos en compañía de sus amigos. Hasta que le llego el día de casarse, cosa que hizo disfrutando a plenitud con sus amigos y familiares. Luego compró un apartamento cerca del sector donde vivió y su novia también.
Pero las cosas cambiaron con las rumbas de las que disfrutaba y con sus amigos también. La primera noche que volvió a salir con los amigos, después de haber finalizado su luna de miel y de tener ya varios días instalados en su nuevo apartamento. Llego hasta la taguarita en donde por costumbre se tomaba su cervezas pero ya cuando eran las ocho de la noche empezó a mirar con insistencia el reloj de pulsera que tenía. Seguía tomando cerveza y jugando al dominó pero con insistencia miraba su reloj.
A las diez en punto de la noche se levantó de la silla donde estaba jugando, le preguntó al mesonero cuanto se debía en el consumo, sacó dinero de su cartera, lo dejo encima de la mesa, se despidió de sus amigos y se marcho a su apartamento.
Los amigos no dijeron nada, se miraron unos a otros pero quisieron entender que era una situación normal para un recién casado.
El sábado siguiente Georfido se volvió a reunir con sus amigos en el mismo sitio, a tomarse unas cervezas y a jugar al dominó. A las diez en punto realizó el mismo ritual, pidió la cuenta, saco dinero de su cartera pago el consumo y se despidió de sus amigos hasta una nueva oportunidad.
Esta situación se presentaba una y otra vez. Inicialmente sus amigos alegaban que era debido a que estaba recién casado y tenía que irse temprano para seguir disfrutando de su luna de miel. Pero Ya hacia un año que se seguía presentando esta situación y los amigos ya extrañados no podían creer que todavía era la luna de miel, hasta que un día Pedro, un gran amigo de Georfido en confianza le preguntó:
-Georfido, hay algo que a mi y al resto de tus amigos nos causa extrañeza.
¿Qué será eso?- contestó Georfido
-Tú sigues siendo un buen amigo de todos nosotros, pero es que existe algo que no esta claro, que no entendemos ese comportamiento. Cuando tú estabas soltero y salías, eso eran dos o tres días de rumba, pero desde que te casaste y te reúnes de nuevo con nosotros te vas a las diez en punto para tu apartamento. No es a las nueve ni a las once, es a las diez en punto.¿Se puede saber por que tiene que ser a las diez?
-¡Claro que ese puede saber!- contestó Georfido -¡si para eso son mis panas!. Bueno, resulta que Maria, mi esposa, es de un carácter muy recio, muy tajante en sus decisiones, y el día que nos casamos la primera condición que me puso fue la siguiente: ella me dijo, ve Georfido, sabed y entended que en esta casa se va a culiar a las once de la noche ¡ estéis o no estéis vos !!!!