Aquí me tienes

"Lo que conocías como agua ya no saciará tu sed, y ni los manjares más exquisitos del mundo aliviarán tu hambre. Yo seré tu único sustento. Únicamente yo."

Aquí me tienes. He tardado un poco, pero ya he llegado.

Amor, te aseguro que toda tu vida va a cambiar a partir de este momento, y que todas tus ideas preconcebidas del mundo van a desaparecer.

Lo que conocías como agua ya no saciará tu sed, y ni los manjares más exquisitos del mundo aliviarán tu hambre.

Yo seré tu único sustento. Únicamente yo.

Te cogeré en contra de tu voluntad, y todo tu ser pasará a ser de mi propiedad. Cualquier día, a cualquier hora. Tu respiración ya no pertenecerá a tu cuerpo, pues sólo yo tendré poder para poder decirte cuando suspirar de placer o jadear de dolor.

Yo te daré tu anhelo, tus más profundas fantasías. Tus deseos serán complacidos al momento, te sentirás en el paraíso, y desearás más y más.

Pero también seré tu dulce penitencia. Tu miedo, tu intriga, tu desesperación.

Sufrirás. Como si un montón de cadenas invisibles engancharan tus manos y como si llevaras dos pesas de mil kilos arrastradas tras tus pies. No podrás ni controlar tus pasos. El aire es del pasado, y desearás besarme cada segundo para poder respirar y recibir bocanadas frescas de vida. Que cualquier persona del mundo intente dejar de respirar durante un minuto entero y sabrán por lo que vas a pasar todos los días.

Te diré por qué camino debes ir. El suelo que pisas no será tu punto de equilibrio, porque te tambalearás de un lado a otro sin rumbo si no me tienes delante para guiar tus pasos. Las calles de un mapa no serán tu dirección, y las agujas de las brújulas darán vueltas sin parar, como si estuvieran mofando de ti. Estarás perdido.

El cielo ya no te parecerá azul, y verás que las nubes no se mueven. Se te ha parado el tiempo.

No verás a los demás pasar a tu lado, olvidarás todas tus responsabilidades y únicamente pensarás en mí, y en cómo emplear el poco tiempo que tienes para complacerme. Fantasearás en cómo me tomarás cuando me vuelvas a ver, en la cantidad de cosas que me tienes que decir o las cosas que me quieres hacer… o que quieras que te haga.

No podrás ni dormir tranquilamente por las noches. Te despertarás jadeando y sudoroso, con la pequeña alucinación de que me tienes delante de ti en la oscuridad. Alzarás tus manos para poder cogerme, y mi espejismo se burlará de ti en cuanto intentes agarrarle. Mi risa despreocupada y burlona retronará en tus oídos en ese momento. Intentarás acallar esa voz aplastando tu cabeza contra la almohada, y la apretarás con tanta fuerza como si me estuvieras dando ese abrazo que quisieras darme y no pudiste.

El sol no te calentará, y ni la lluvia o el frío te templarán. Yo soy dueña de tu temperatura corporal. Pasaré la lengua por tu cuerpo cuando quiera darte calor, y te dejaré con las ganas para que pases frío.

El mar nunca te parecerá grande ni profundo. Pensarás que ahogarte en él sería una bendición para acabar con semejante tortura. Las drogas no te calmarán ni te harán olvidar. Emborráchate y fuma todo lo que quieras, amor, pero sabes bien cuál es lo único que ahora puede aliviarte en todo tu ser. Por mí delirarás de fiebre, y caerás en una enfermedad placentera. No querrás curarte nunca, y alejarás a todo aquel que desee sacarte de mi terapia privada.

Las palabras de los demás sonarán huecas, y serás como una cueva vacía. Ellos sólo recibirán el eco de sus propias palabras. No podrás oírles, y tampoco tú a ellos. Te has quedado sólo, y eres el reflejo de lo que antaño fuiste. Y tu voz será el eco de mi voz.

Tu corazón se parará cuando yo no esté cerca, y pensarás que estás muriendo a cada segundo. Me buscarás, me llamarás. Seré como el aire o el agua que escapa de tus manos. Yo no apareceré cuando tú quieras, y acabarás muriendo en mis brazos un poquito más todos los días. Yo seré tu penitencia y tu final.

Harás exactamente mi voluntad. Porque, amor, no te equivoques, tus cadenas las has puesto tú mismo.  Te he obligado a dejar tus alas en lo más profundo del mar. No podrás sentirte libre por el resto de tu vida, pues ahora todo tu ser va dirigido a mí. Tu condena la has decidido tú mismo. Pero siendo sinceros… no iba a permitir que no te condenaras. Quería ser tu carcelera.

¿Por qué?, te preguntarás.

Por mí.

Eres tú el que con tanta pasión ha deseado unos labios que besar y un cuerpo al que lamer, abrazar y dar placer. Soy ese cuerpo que tanto tiempo llevas esperando.

Y ahora que me tienes aquí, delante de ti, ¿qué vas a hacer, amor?

Ven ahora, y bésame como si no hubiera el día mañana. Eso es. Bésame como si sólo te quedaran unas pocas horas a mi lado, como si el mundo se fuera a acabar ahora mismo.

Ahora que me tienes entre tus brazos y me tienes en toda mi plenitud, ¿qué más me vas a hacer? Dime qué quieres que haga, y lo haré. Tienes este momento conmigo, amor, y ahora soy yo tu esclava.

Puedes rodear mi cuerpo con tus brazos y lamer hasta el último rincón de mí ser. Tienes hambre, ¿verdad? Estás muy hambriento. Bueno… estoy aquí con toda la guarnición posible para saciarte de una vez por todas.

Vamos… si me haces sudar conseguirás que mi olor quede impregnado en tu cama, y así tu tortura será mucho más dura por las noches. Sinceramente, amor, ahora mismo estoy haciendo esto para que tu deseo por mí aumente más por las noches, cuando yo no estoy. En mi fuero interno estoy disfrutando de lo lindo. ¿Cuánto tiempo aguantarás, amor…?

Y en verdad, amor, te voy a decir un pequeño secreto: tu mundo morirá en cuanto yo no esté y atraviese esa puerta y te diga “¡ Hasta más ver !”.