Aquello que me gustaria que mi mujer leyese
El regalo de una buena mamada.
Aquello que me gustaría que mi mujer leyese
Hacerle una mamada a un hombre es para un pareja uno de los placeres mas gratificantes que puedan existir. Muchas mujeres no aprecian lo agradable que puede llegar a ser y en ello inciden desde factores higiénicos hasta factores culturales o morales. La realidad es que para los hombres es una fuente de placer inimaginable y para las mujeres, a parte de ser participes de este placer, una práctica que puede crear adicción y dependencia a ella de su hombre.
Muchas no saben cómo hacerlo correctamente y la cosa no suele terminar muy bien. O si saben empezar, no saben como ir conduciendo la situación para lograr el objetivo. Así que no se obtiene el premio, y aquello que podría haber sido una experiencia imborrable y fortalecer el vínculo entre la pareja, no deja de ser un rato más o menos agradable y, a lo peor ni eso. Algunas mujeres incluso lo pueden vivir como un fracaso y condicionar futuras relaciones.
Y el caso es que no es difícil aprender a hacer una buena mamada. Sólo necesitas tres condicionantes: tiempo suficiente, intimidad y que sientas ese cosquilleo calentito en la puchita. No importa donde lo hagas, podéis estar recostados en la cama o sentados en el sofá, en la cocina o en el lavabo. El caso es, repito, que tengas el nivel de intimidad necesario para encontrarte relajada y que te apetezca echarle un polvo a tu hombre o jugar un ratito con él.
Para los efectos, digamos que estáis en el sofá. Estás con tu hombre y sabes que le apetecería una buena mamada en este momento.
Sin ningún tipo de preámbulo arrodíllate en el suelo entre sus piernas. Así, sin más ni más. De momento no le mires a los ojos ni digas nada. Si él dice algo simplemente haz ssshhhhhhhh y tú a lo tuyo. Desabróchale el pantalón, ábrele la bragueta y empieza a tocarle el paquete. No importe si la tiene floja, tú no pares de tocársela y no dejes de mirar su paquete. Demuéstrale con tu actitud que estas caliente y deseosa de jugar con su polla. Tú sabes como provocarlo: ese botón que te desabrochas, ese movimiento de caderas, esa sonrisa picarona, esa relamida de labios con la lengua,... Te aseguro que todo esto lo va a volver loco y harás de él lo que tú quieras.
Si tu hombre está a punto, ya estará duro. Hazle saber que te agrada notarla dura gimiendo hummmmmmmmmm!!!!!!!!! A él le encantará. Si está nervioso o aún no ha reaccionado, puede que siga flojo dentro del calzoncillo. Da igual, no te preocupes. Esto no ha hecho más que empezar.
Acaríciale la polla por encima de la tela, intentando adivinar su forma, donde empieza y dónde termina. Tómate tu tiempo, sin prisas. Resíguela con tus manos suavemente, casi con veneración y no dejes de mostrarte provocativa y dominadora. Acaríciale los huevos, con una, dos manos... mientras, sube hasta su cara y bésale. Dale un beso húmedo, que el sienta tu lengua cálida, que aspire tu aroma. Susúrrale al oído que se deje hacer, que se abandone a tus caricias. Y tú no pares de tocarlo, desde los huevos hasta la punta del capullo. Te aseguro que notarás movimiento ahí abajo.
Has conseguido calentar a tu chico. Si no, a tu hombre le hace falta pastillita azul. Si has hecho lo que te he dicho, te has comportado como la mujer ardiente que TODOS los hombres soñamos y ansiamos. Y, te lo aseguro, este hombre será como tu perrito fiel y tú su amante indispensable.
Un dato que puede ayudarte e incluso facilitarte la labor, a la mayoría de los hombres les excita mucho distanciar la situación y que simuléis cualquier rol: la enfermera sexi que le cura, la mamá bondadosa que calma a su niño malo que no sabe quitarse el picor, la maestra experta que impone su sabiduría con disciplina, la alumna inexperta que inocentemente pide que la instruyan, etc. Tú sabrás que rol escoger y si es necesario hacerlo.
Llegados a este punto, hagamos un inciso.
No hay cosa que te pueda cortar más el rollo que el mal olor. Por tanto, antes de demostrarle que le espera una buena mamada, asegúrate que a ti te apetece hacérsela. Si le coges desprevenido y no está suficientemente limpio, no pasa nada: si te apetece te lo follas como una loba y otro día que esté lavadito ya tendrá su mamada o lo dejas mas caliente que un tizón y le prometes que por la noche serás su gatita mimosa (pero que se lave)
Sigamos.
Ahora sácale los calzoncillos y mírale la polla. Si está dura, estás haciéndolo estupendamente. Humedécete los labios adecuadamente y mira la cara de tu chico. Eres su niña golosa que se relame ante este delicioso manjar que se va a comer. El querrá ver como se la chupas hasta el final. A los tíos nos encanta verlo.
Ahora abre la boca pero sólo un poquito para atraerle, excitarle, y acércate a su polla. Échale el aliento, haz que sienta tu aliento caliente.
Con la puntita de la lengua tócale el glande, sigue provocándole. Saborea estos momentos en que lo tienes absolutamente entregado a ti. Vuelve a mirarle a los ojos y empieza a chupar por la base del tronco, de abajo hacia arriba, despacito, recorriéndolo todo
No dejes de lamer por ambos lados, ladeando tu cara o moviéndole el pene... Casi dale algún mordisquito, de modo que sienta tus dientes muy suavemente en su carne. Puedes también deslizar los dedos en forma de O en torno al tronco, arriba y abajo, arriba y abajo, al ritmo de la chupada.
No olvides que todavía estás en la fase de excitación, donde te apetece tenerlo sufriendo, y donde las caricias aún no son profundas.
Mantén siempre bien mojada la polla. Después de un chupetón bien húmedo extiende con tu mano la saliva por todo el tronco agarrándolo con presión. Podrías también usar algún lubricante de base acuosa, que sea aptos para sexo oral. Una polla mojada tiene un aspecto más excitante y es mucho más fácil y agradable de manipular.
Ahora vamos a acercarnos al clímax. Conseguirás llevarlo al paraíso cuando combines lo siguiente: con la boca succionas el glande y con la lengua vas relamiendo el frenillo. A la vez con una mano sigues bombeando su tronco arriba y abajo, y con la otra masajéas los testículos y el perineo. Todo a la vez. Aráñale los huevos muy suavemente abarcando toda esta zona tan sensible que está entre los testículos y el ano. Puedes hasta meterle el dedo en el agujerito o masajearlo haciendo presión. Toda esta zona del perineo es extremadamente sensible en los hombres y si está bien lubricada, el masaje ahí es tremendamente placentero.
Cuidado porque entras en zona de riesgo. Alerta máxima ¡!!. El punto de NO RETORNO está muy cerca. Debes saber gestionar estos momentos y de ti depende que tomen una u otra dirección. Tienes a tu hombre a punto de estallar, está electrizado e impaciente. Sentirás sus urgencias. Lo tendrás temblando de ansiedad y gimiendo cosas como estas ..siiiiiiii.... asiiiiiii sigue assssssiiiii .... ayyyy cariño que delicioso mas, más, mááááásssss mi amor más!!!!!!!!!!!!! Agggggghhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!! !!!!!!!!!!!!!!! NO paresssssssssss!!!
Repito, ahora sólo depende de ti. Si quieres, en pocos segundos tiene una corrida monumental. Pero si quieres seguir, te cuento en otra entrega como proceder a partir de este punto para prolongar la sesión.
Agradeceré vuestros comentarios.
Un besito de uno que quiere que se la chupen.
Frederic