Aquella tarde con el Plomero II
Diario Abierto. El destino dijo: "vaya buen plomero a hacer su trabajo" y el maldito lo hizo. El servicio sigue siendo 10/10
Tal vez sea una cosa del destino o puede que sea la manifestación de haber escrito sobre mi encuentro con él hace un año, pero aquí estamos de nuevo.
Inesperadamente hace unas semanas, la ducha y el lavabo del baño se averiaron, tal vez el trabajo del plomero tenia fecha de caducidad y se lo tengo que agradecer a él o a la fuerte presión de agua que está rompiendo las cañerías de mi hogar, atormentando a mi padre porque es él quien tiene que pagar los arreglos, pero para mi el llamado al plomero solo significaba buenas noticias.
Los planetas se nos alinearon porque no habría nadie en casa y me quedaba a mí la tarea de atenderlo y si todo salía como quería, sería de una forma que me beneficiaria.
Una sensación ansiosa me recorría el cuerpo como si fuese una niña cometiendo algún tipo de travesura, sé que había sido yo la que había decidido dejar nuestro encuentro como cosa de una vez, pero bueno no se le da la espalda a las oportunidades servidas en bandeja de plata.
Era mitad de la tarde cuando alguien golpeó la puerta y tuve que respirar hondo para no mostrarme más interesada de lo que estaba.
Ahí estaba ese plomero tal como lo recordaba, alto, imponente, con esa piel dorada y una ligera sonrisa en sus labios cuando nuestros ojos se encontraron nuevamente bajo el umbral de la puerta de entrada, como siempre él con su ropa normal y una caja de herramientas bajo el brazo.
- Hola…- saludé mientras lo dejaba pasar.
- Hola- respondió, posando su mano grande y fuerte al costado de mi cuello atrayéndome hacia él con delicadeza medida para plantarme un beso en la mejilla, cuando se alejó me miró a los ojos y me tuve que detener para no suspirar como una idiota- ¿Me muestras que tengo que arreglar?- me pidió y caminé frente a él yendo por el pasillo hacia el baño.
El clima se sentía pesado y tenso, la última vez se lo atribuí al pequeño espacio pensando que era yo la que se imaginaba todo pero no.
El plomero me mencionó que eran arreglos pequeños y que tenía todo para solucionarlos así que me retiré.
- ¿No te quedas?- inquirió sonriendo hacia la caja de herramientas para luego mirarme. Puede ser que la otra vez tenía excusas para no hacerlo pero ahora no, aunque si él no pretendía tomarme en ese mismo instante no tenía nada que hacer ahí.
- No~- canturree mientras me salía del lugar y le avisaba que si me necesitaba me llamara.
- De acuerdo- dijo para luego llamarme por mi nombre mientras me marchaba. Era bueno saber que por lo menos lo recordaba.
Realmente no tenía nada que hacer así que me senté en mi cama con la puerta abierta para poder escucharlo por si me hablaba.
Pasó un largo rato trabajando y yo me distraje con mi teléfono, cuando de pronto su voz retumbó por el pasillo hasta llegar a mí y me levanté rápido observándome en el espejo arreglando mi cabello antes de salir a verlo.
Nos miramos de nuevo dentro del reducido espacio, su mirada me escaneó de arriba abajo antes de decir algo y escondí la sonrisa cómplice que atentaba con posarse en mi rostro.
Me mostró lo que había solucionado y luego nos abordó un terrible silencio.
- ¿Cómo has estado?- preguntó de repente.
Esperando que me beses de una maldita vez.
- Como se puede…-contesté sincera encogiéndome de hombros y suspirando.
- ¿Tan mal?- y se acercó casi zigzagueando su cabeza hacia mí, haciéndome sentir como una presa lista para conocer a su creador. Me abstuve de retroceder y me adelanté unos pasos- Me acordé de la última vez ¿Sigue en pie lo que me dijiste?
- Si tienes tiempo…- dije ladeando mi cabeza sin mostrar mayor interés y simplemente me besó apretándome contra su cuerpo, una mano detrás de mi nuca y una en mi cintura.
Creí recordar lo que era besarlo. Pero Dios, era tan asfixiante y rudo de la manera más exquisita como si me pudiese fundir en sus brazos. Mis manos se colaron dentro de su suéter y recorrí su espalda aferrándome a esta, retrocedimos lento hasta la pared y dejó de besarme solo para recorrer mis piernas con las palmas de sus manos para luego introducirlas debajo de mi falda buscando mi ropa interior para deslizarla, levanté mis pies para ayudarle a quitármela mientras él simplemente guardaba la prenda en el bolsillo trasero de su pantalón.
Antes de que pudiera decir algo al respecto me giró haciendo que me enfrentara a la pared y que apoyara mis brazos sobre el barrote para colgar las toallas de mano, apretó su cadera contra mi trasero haciéndome sentir fácilmente su erección creciendo debajo de sus pantalones.
Con mi mejilla pegada a la fría pared de azulejos pude observarlo desde el reflejo del espejo sobre el lavabo del baño, él pudo notarlo y se sonrió ante la vista, removió mi cabello despejando mis hombros, besos mojados y desesperados se quedaron prendados en mi piel, cerré mis ojos suspirando mientras me besaba el cuello.
- ¿Sigo sin poder hacer marcas?- cuestionó
- Dónde no se vea…-murmuré y sentí la fuerte presión de su boca succionando y dejando chupones en mi espalda donde iniciaba mi cuello, una de sus manos nuevamente recorriendo mis piernas colándose entre estas, sus dedos ásperos deslizándose a lo largo de mi entrada.
- ¿Así era como te gustaba?-
Solo pude asentir mordiéndome los labios mirándolo desde el espejo y continuó moviendo sus dedos aplicando presión, su mano libre dentro de mi blusa, sonrió amplio cuando notó que no llevaba brasier y me mordió el hombro haciéndome gemir, su respiración cálida rozando la curva de mi cuello, sus dedos moviéndose e incitándome, su otra mano masajeando mis pechos, apretando uno de mis pezones a este punto endurecidos hicieron que llegara rápido a mi orgasmo, sentí mis piernas flaqueando pero su brazo se encadenó a mi cintura dándome soporte mientras surfeaba la sensación de placer que me abordaba y él no detuvo sus dedos hasta que me calmé.
Me giró como si nada y trajo sus dedos gruesos hacia mis labios, los lamí con dedicación manteniendo el contacto visual.
- Yo también quiero probar…- mencionó arrodillándose frente mío, las puntas de sus dedos subiendo lentamente desde mis tobillos a mis muslos erizándome la piel. Separó un poco mis piernas- Sostén esto- pidió dándome el ruedo de mi falda- Quiero que te corras en mi boca- dijo observándome fijo.
- ¿Estás tratando de ganarte un premio?- cuestioné sacándole una risa, si me quería demostrar o recordar que era bueno de eso no tenía duda.
Sin ofrecerme respuesta, subió una de mis piernas a su hombro inclinándome un poco para besar y morder la parte interna de mi muslo, su lengua haciendo camino lento pero seguro hacia mi parte sensible, apoyó su lengua contra mi entrada saboreándome y arrancándome un gemido de mi boca más fuerte de lo que me esperaba, con toda la reciente estimulación me sentí atravesada por una sensación intensa y anhelante recorriendo mi cuerpo, una de mis manos se ensortijaron en sus cabellos claros aferrándose con fuerza sacándole un quejido para luego continuar, mi otra mano sosteniendo mi falda, era fácil de saber para mi que no duraría mucho, un calor me invadía ante cada movimiento de su lengua experta contra mis pliegues y luego entrando en mí una y otra vez volviéndome loca, una de sus manos buscó mi clítoris estimulándome más allá de la imaginación, su dedo pulgar haciendo círculos alrededor de aquel botón de nervios me llevaron al borde y solo pude atinar a mover mi cadera contra su rostro, su lengua subiendo y bajando decidida a cumplir con lo que me había pedido, mi pierna atentó con cerrarse alrededor de su cabeza pero bastó con el firme sostén de su mano para detenerla. La espalda se me arqueó y miré hacia arriba haciendo chocar mi cabeza contra la pared para terminar cerrando mis ojos con fuerza sintiendo como si una corriente eléctrica me atravesara contrayéndome y colmándome para nublarme la mente por un instante mientras gemía con intensidad.
Cuando volví en mí, sus manos en mi cintura me mantuvieron en pie y abrí los ojos para ver sus labios brillantes por mis jugos, sacó la lengua y abrí mi boca tocando su lengua con la mía probándome a mí misma nuevamente.
Sentía mis mejillas arder y creo que era notable porque cuando se alejó, besó ambas para acariciarlas con la punta de su nariz, dejando luego pequeños besos a lo largo de mi mandíbula en un gesto tierno.
Mi mano palpó su miembro contra la tela de sus pantalones, ese bulto pidiendo a gritos ser liberado.
- ¿Quieres ir algún lugar más cómodo?- me preguntó supongo sintiéndome algo débil después de aquel intenso orgasmo.
Caminamos saliendo del pasillo para entrar a mi habitación. Y lo atraje hacia el escritorio de madera negra. Se sonrió sin quejarse y me sentó en este tomándome por la cintura, me excitaba que me pudiese manejar sin esfuerzo alguno.
Se acomodó entre mis piernas y me besó lento recreándose en el acto como si tuviese todo el tiempo del mundo, se alejó de mí solo para quitarme la blusa. Y fue besando mi clavícula y todo mi pecho, tomando un seno posando ligeros besos, apretando la lengua contra mi pezón haciéndome suspirar y obnubilándome en la suave atmosfera de su tacto.
Sus manos grandes descansaron en mis rodillas.
- Esta falda de colegiala me tiene loco…- dijo haciéndome reír. Era cierto que era una falda corta de estilo tableado pero no era de colegiala. Aunque bueno ¿Quién era yo para corregirlo? Cada quién con sus fantasías- ¿Te la pusiste para mí?- cuestionó.
- Puede ser…- dije de manera coqueta y me enderecé para poder abrir el cierre de su pantalón, él se alejó buscando en su billetera un preservativo - ¿Estabas esperando que esto pase?- inquirí
- Puede ser…- me contestó en el mismo tono sacándome una corta risa.
Lo empujé para bajarme del escritorio tomando el preservativo, arrodillándome frente suyo mientras le bajaba un poco el pantalón para ver su miembro, creí acordarme de su tamaño pero era mucho mejor de lo que recordaba, lo tomé en mi mano masturbándolo y cubriéndolo con el líquido preseminal. Me llamó por mi nombre casi como una súplica.
- Paciencia- murmuré mientras desenrollaba el preservativo en su miembro para terminar el trabajo con mi boca, tomando su longitud tanto como podía.
- Mierda…- se quejó echando la cabeza hacia atrás.
Con sus manos recogió mi cabello y me guío con calma y sin apuro, mi cabeza arremetiendo y retrocediendo, mis labios presionando mientras tanto haciéndolo gemir grueso y desbocado. De repente el agarre en mi cabello se ciñó y me detuvo alejándome.
- No aguanto más- confesó.
Aun así mis manos continuaron y retándolo solo un poco me adelanté recorriéndolo desde la base hasta la punta con mi lengua mientras lo miraba a los ojos como si no lo hubiese escuchado y aparentemente ahí se acabó la última onza de paz que tenía en su cuerpo porque sus manos se posaron en mis antebrazos para atraerme hacia él haciendo que me sentara otra vez en el escritorio en un movimiento tosco e impaciente, exaltándome y excitándome más aun de paso.
Me besó con ansias y tiré de su ropa para quitarle el suéter. Recorrí su pálido pecho siempre tibio y aprecié esta vez en la tenue luz de la habitación, los lunares dispersos a lo largo de su torso, era intoxicante sentir su piel contra la piel simplemente rozándose. Sus manos se aferraron detrás de mis rodillas trayéndome al borde del escritorio, la punta de su miembro presionando contra mi entrada penetrándome de una vez y sin problemas con lo mojada que estaba. Gemí sosteniéndome a su cuerpo mientras sentía como me invadía colmándome cada sentido, él se quejó entre dientes de lo apretada que estaba y cuánto aquello lo excitaba. No se movió, solo me besó de manera desprolija hasta que moví mi cadera exigiendo mas contacto, apoyó la frente en mi hombro y sin más preámbulo comenzó a moverse despacio contra mí en embestidas cortas.
- Más…- solo atiné a decir pero él dudó sintiendo como lo apretaba – Más…
- Vos lo pediste- remarcó como una advertencia y me tomó de las nalgas empujando en mi profundo tocando dentro mío donde solo él podía, mi cuerpo se estremeció apretando mis rodillas contra sus costados, no supo si volver hacerlo hasta que volví a moverme buscando acompasarme a su ritmo.
- Rápido- exigí sintiendo como la misma sensación asfixiante me embargaba por tercera vez esa tarde.
Esta vez no se detuvo a pensarlo y comenzó un vaivén casi frenético, los frascos de perfumes de vidrio que descansaban en la repisa que tenía el escritorio temblaron detrás mío atentando con caerse y el sonido húmedo de nuestra pieles chocando incesantemente era lo único inundando aquel cuarto, pero nada de eso importaba no cuando mi orgasmo me arrebató tan fuerte que solo recuerdo haber apretado los párpados y se me tapaban los oídos haciéndome escuchar estática mientras un gemido se escapaba desde lo más profundo de mi garganta, sentí mi cuerpo ligero como si me desapareciera del universo por un momento. Mientras iba bajando de mi clímax él continuó moviéndose contra mí con desesperación pude sentir su miembro palpitando dentro mio, mis paredes ciñéndolo y apretándolo lo hicieron terminar de una vez mientras profanaba una sarta de groserías quejándose a gusto ralentizando las embestidas hasta detenerse con una estocada profunda y afilada que me hizo sobresaltar así que le mordí el hombro en venganza aunque él solo resopló divertido sabiendo probablemente se lo merecía. Tembloroso y completamente agitado se sostuvo a mí, así que esta vez fui yo quién lo mantuvo en pie pegándolo contra mi cuerpo y él se abrazó al instante antes de salir de mí.
Descartando el preservativo en el basurero de mi habitación se acomodó el pantalón aun recuperando la respiración.
- Descansa en mi cama- le indiqué y éste se tumbó boca arriba. Levantó la cabeza para estirar su brazo hacia mí llamándome a que recostara a su lado.
Dejándonos llevar por la bruma del placer nos pusimos algo cursis, yo con las yemas de mis dedos tocando sus lunares siguiendo patrones indistintos y él recorrió con sus dedos mi largo cabello rojizo. Nos quedamos así por un momento, sosteniendo al otro sin decirnos nada.
Sin muchas ganas en realidad me levanté de la cama y él comprendió que era momento de marchar.
Busqué mi blusa descartada en el piso y me la coloqué mientras él salía en busca de su caja de herramientas olvidada en el cuarto de baño.
Cuando regresó yo ya lo esperaba cerca de la puerta de entrada con su suéter en mi mano, dejando la caja de herramientas en la mesa se lo colocó, le acomodé un poco la ropa y recordé darle el dinero pero él me cerró la mano negando con la cabeza.
- Quédatelo- me dijo haciéndome reír, supongo que el polvo había sido la paga aunque no se lo pregunté y se inclinó a besarme ligero. Mi mano se posó en su trasero llamándole la atención y mis dedos se introdujeron en su bolsillo de atrás.
- Esto es mío- dije haciendo un bollo mi ropa interior escondiendo mis manos hacia atrás.
Nos besamos un poco más un tanto renuentes a despedirnos pero no podíamos tentar la suerte y que alguien nos atrapara. No pidió volver a verme tal vez comprendía que estos momentos eran producto del azar.
Fue así que nos volvimos a despedir esta vez sin ofrecernos ninguna promesa.
Si alguien llegó hasta aquí y me quiere dejar comentario será muy bien recibido~ c:
Me sorprendí del número de lecturas que recibió la otra parte, es bueno saber que hay una comunidad que respalda mi cuestionable toma de decisiones.
No esperaba volver a ver al Plomero pero pasó, los azares del destino supongo. 🤷🏻♀️
Atte. The Red Countess 💋