Aquella chica 1 - Con voyeurs le pone más

Aventura playera con una novia de la universidad, colección de relatos de fantasías y experiencias que vivimos los tres años que estuvimos juntos.

Comparto una serie de experiencias que tuve con una relación que tuve, ella era una chica bastante ardiente y siempre fantaseamos con hacer un intercambio, incluso una vez estuvimos cerca (También contaré fantasías que tuvimos y que casi realizamos). Iré por capítulos y agradeceré todo mensaje que me mandéis, ya sea para inspirarme o para otra cosa.

Era nuestro primer verano de vacaciones juntos a solas y aquellas playas de dunas interminables nos daban ideas bastante morbosas, llevábamos un par de días allí y ya lo habíamos hechos infinidad de veces. Habíamos tenido sexo en el mar, en el ascensor del bloque, donde habíamos tenido oportunidad, incluso localizamos un local swinger, pero al final no nos atrevimos a entrar, sin embargo me hizo una tremenda paja mientras me contaba cómo le excitaba la idea de ser follada por un hombre mucho mayor que ella.

Era como estar en el paraíso, ella hacía topless a diario y en el apartamento siempre estábamos desnudos. A veces lo hacíamos en el balcón solo para ver si nos miraba alguien, pero siempre de noche. El calor era infernal, y se nos ocurrió la idea de ir a una zona de la playa donde se practicaba nudismo de forma habitual.

Al llegar allí mi corazón latía con intensidad, no nos creíamos lo que íbamos a hacer en breves y no parábamos de mirarnos con complicidad mientras cogidos de la mano nos adentrábamos en la playa hacía la zona recóndita, donde no había carretera cerca, ni chiringuitos, solo kilómetros de playa virgen. En cuanto llegamos hasta el sitio, supe que acabaríamos follando allí mismo, veía parejas que iban a las dunas cogidas de la mano o hombres que se acercaban para ligar con grupos de chicas que tomaban el sol, desnudas. Mi chica no paraba de mirar a los hombres que se cruzaba con una expresión entre pícara y divertida, ya se había despojado del vestido ligero que traía y solo vestía un fino pareo semitransparente que apenas cubría su coñito.

Ya totalmente desnudos empezamos a disfrutar del día, nos untábamos crema y ocasionalmente nos sorprendía como alguna persona nos miraba con fijación. Ella se sentaba con las piernas bien separadas, mostrándose orgullosa a los demás. Mi excitación iba en aumento.

-Oye voy a bañarme- Me dijo ella con una mirada acalorada.- Quédate con las cosas ¿Vale?

Y allí la vi alejarse hacía el mar, desnuda y luciendo su cuerpo. Yo no perdía detalles de ella y la veía desde lo lejos chapotear en el agua o echarse agua con las manos por el cuerpo. En un momento dado se le acercó un hombre, parecía de unos cuarenta años y vi cómo se acercaba mucho a ella mientras hablaba, pero al cabo de unos segundos se alejo y ella empezó a llamarme a para que nos bañásemos juntos.

-¿Qué te ha dicho ese?

-Que me fuera con él un rato- me dijo sonriendo- Yo le he dicho que no, que no podía irme sin mi novio y bueno…

Se acercó a mí, aprovechando que el agua nos llegaba hasta el cuello me rodeo con las piernas la cintura mientras su mano buscaba mi pene, se la metió hasta el fondo antes de seguir hablando.

-Me ha tocado el coño y las tetas, me ha metido hasta dos dedos- Sonrió maliciosa- Y yo se la he tocado…

-¿Todo eso?- Dije sorprendido y divertido, siempre habíamos fantaseado con ser una pareja abierta y esto empezaba a resultar demasiado excitante.

-Y si hubiera tenido más polla me lo hubiera follado ahí mismo.- Decía mientras me besaba, note como su orgasmo llegaba y su coño se contraía. Había sido uno intenso, se la notaba excitada.

Volvimos a nuestras toallas todavía sofocados, yo aún no me había corrido y notaba que ella quería más. Miraba a los hombres con cara de lujuria y no paraba de susurrarme lo que le excitaba, dándole igual hombres que mujeres. Al cabo de unos minutos la situación era insostenible.

-Vámonos a las dunas- Dijo tirando de mi mano, recogimos las cosas y no se habló más hasta llegar allí.

No estábamos haciendo el amor, no era como en casa, era follar con dureza y solo buscando placer. No paraba de gemir descontrolada. Me decía lo mucho que deseaba que la follasen. Me pedía que le diera más fuerte, que le comiese los pechos, que fuéramos al club de intercambios esa misma noche. Mientras ella jadeaba descontrolada, yo me di cuenta de un detalle, no estábamos solos.

Dos hombres nos miraban asomados entre las dunas, y nos dimos cuenta que nuestra posición era visible desde la orilla, no nos habíamos escondido muy bien. Juraría que uno de los tipos se estaba masturbando y yo, perdiendo el control, empecé a follarla más duro.

Desde el inicio de nuestra relación nunca usamos preservativos, y ella se negaba a tomar la píldora. Decía que le gustaba le riesgo de que me corriera dentro, que la quería siempre a pelo, siempre sintiendo mi polla dentro.

-Amor, nos están mirando.- Le dije mientras percutía sobre ella.

Ella no dijo nada, solo separó sus brazos de mi espalda, dejando sus pechos a la vista y rodeo mi cintura con sus piernas mientras empezaba a dominar el ritmo, con fuerza y velocidad, buscando penetraciones profundas e intensas. Yo no aguantaba ya más, normalmente ella se quejaba de que duro mucho y que ella acaba agotada, pero esa vez no podía más. Se lo decía insistiéndole, que me iba a correr, pero ella solo me decía lo mismo una y otra vez.

-Córrete dentro- me decía gimiendo, alzando la voz, quería que la oyesen- Lléname de leche.

Ella estalló en un orgasmo largo e intenso, no sabría decir si fueron varios seguidos o uno solo, pocas veces la vi correrse de esa manera, y al fin pude sacar mi polla de ella, que sin tiempo estalló llenándole las piernas, el pubis, las tetase incluso el cuello de leche.

Recogimos nuestras cosas como si nada, ella se negaba a lavarse hasta que llegásemos al apartamento, y se fue haciendo topless hasta el final de la playa. Mientras caminábamos de vuelta no pude evitar hacerle una pregunta.

-¿Y si se hubieran acercado esos tíos.

Ella solo me miró, sonriendo:

-Me los habría follado sin dudarlo.

Y bueno, este ha sido el primer capítulo de nuestras aventuras, más adelante publicaré más de cosas que hicimos, fantasías que pudimos cumplir y no cumplimos o cosas que vimos pasar delante nuestra. Si queréis mandarme fotos, comentarios o cualquier cosa que me anime a seguir escribiendo, mi correo es canallatodorelatos@gmail.com.