Aquél verano

Lo último que me apetecia era pasar el verano con mi tía y los pesados de mis primos. Por suerte pronto pude comprobar que no iba a ser tan malo como pensaba...

AQUÉL VERANO

Yo tenía unos 17 años cuando mis padres decidieron mandarme a pasar el verano en la casa que la hermana mayor de mi madre tiene en el campo. Aquél verano mis padres tenían que trabajar y no se podían ocupar de mí por lo que pensaron que esa era la mejor solución. La verdad es que al principio la idea no me hizo mucha gracia, dos meses en el campo no eran precisamente mi definición de algo divertido. Además mis primos no es que me cayesen demasiado bien.

Resignado tuve que aceptar la decisión de mis padres y al principio del mes de Julio me marché a la casa de mi tía. María, que así se llama la hermana mayor de mi madre, está divorciada y tiene cuatro hijos. La mayor parte del año lo pasa en esta casa que tiene en el campo donde disfruta cuidando del jardín. Cuando llegué y mi tía me recibió alegre, tuve la primera buena noticia. La mayor parte de sus hijos, que eran ya mayores, no iban a pasar el verano con nosotros. Solo estaría su hija menor, Eva, que tiene más o menos mi edad.

Bueno, aquello no iba a ser tan malo como creía. Por lo menos no tendría que soportar a los pesados de mis primos. Además, la segunda buena noticia que recibí es que mi prima Eva estaba bastante buena. Yo no la había vuelto a ver desde que teníamos 12 años, y claro, en todo este tiempo se había desarrollado. Tenía unos pechos grandes y un culo de esos que quitan el hipo, bien redondo y respingón.

La verdad es que Eva no era mucho mejor que mis otros primos. Era una chica bastante borde y creída, que siempre estaba presumiendo del dinero que tiene su padre. Pero el solo hecho de poder verla en bikini cuando tomaba el sol en el jardín ya compensaba el tener que aguantar su estúpida personalidad. Contemplar su precioso cuerpo se convirtió en mi principal pasatiempo durante aquellos dos meses ya que en el campo no había muchas más cosas que hacer.

Me pasaba horas mirándola tumbada en el jardín, enfundada solamente con un bikini pequeñito de color azul. También se me iban los ojos cuando se ponía unos pantalones cortísimos o mirando su hermoso canalillo. Todo esto desembocó en que fuera todo el día caliente a causa de mi prima y, a falta de otro remedio, que me masturbara a todas horas. Por aquél entonces yo ya había tenido mi primera novia y habíamos tenido nuestras experiencias sexuales. Pero en ese momento lo único en que contaba para satisfacerme, como la mayoría de chicos de mi edad, era mi fiel manita.

Un día, después de que mi prima tuviese una larga sesión de bronceado en el jardín, yo estaba bastante cachondo. Ella se marchó al pueblo porque había quedado con unas amigas y yo aproveché ese momento de tranquilidad para coger una revista porno de mi colección privada y meterme en el baño a cascarme una paja. Me senté en la taza del váter y me bajé el bañador. No necesitaba mucho estímulo después de haber contemplado durante horas el culito de mi prima tostándose al sol, pero las guarrillas de la revista ayudaron a ponerme la polla dura como un palo.

Estaba meneándomela tan ricamente cuando de pronto la puerta del baño se abrió y entró mi tía. Mierda, había olvidado pasar el pestillo a la puerta pensé. Avergonzado porque mi tía me viese así intenté justificarme.

"Oh… lo siento… solo estaba… no es lo que parece…" intenté decir sin demasiado éxito. La verdad es que cuando te pillan in fraganti de esta manera poco se puede decir. Mi tía se sorprendió bastante al verme en esta situación pero luego, al verme tan avergonzado quiso quitarle hierro al asunto.

"Tranquilo cariño, que ya se lo que estas haciendo, una tiene unos años ya para entender de estas cosas. No te preocupes que es algo normal, tu sigue con lo tuyo que yo solo tengo que entrar un momento" dijo despreocupada. Y aunque eso era lo último que me esperaba que dijera, en el fondo no me extrañó tanto, ya que ella es una mujer bastante liberal que ya las ha visto de todos los colores.

Dicho esto yo intenté seguir con la tarea, aunque tener a mi tía ahí delante me cortaba bastante. Ella se lavaba las manos, sucias de tierra de haber estado trabajando en el jardín, y de vez en cuando me miraba de reojo.

"Chico, ahora no te cortes porque esté yo aquí. Tu sigue con lo tuyo que si eres lo suficiente hombre para masturbarte lo eres para hacerlo delante de una mujer. Además, tu madre ya me contó que has tenido novia o sea que ya no debes ser virgen, ¿verdad?" dijo ella.

"No" contesté yo bastante sorprendido por el tono de la conversación. "Aunque mi novia se quejaba de que le dolía cuando lo hacíamos, así que no pudimos llegar muy lejos" le expliqué.

Entonces mi tía se giró hacía mí para fijarse en mi erecta polla. Yo nunca he querido presumir de tamaño pero todas las chicas con las que he estado siempre me han dicho que tengo un pollón. Y aunque entonces solo tenía 17 años, ya la tenía casi desarrollada del todo.

"Jode… digo… madre mía… es que tienes un pene bastante grande… no me había dado cuenta…" dijo ella claramente más nerviosa que antes. Era evidente que tenía la vista clavada en mi cipote y que aquella visión no le era indiferente.

"No me extraña que a tu novia le doliera… pobrecita chica…" dijo acabando con un suspiro. "Pero bueno, tú sigue con lo tuyo que no quiero dejarte a medias ahora. Si no te importa yo voy a seguir limpiándome". Y entonces se quitó la camiseta manchada de tierra y dejó al descubierto sus enormes pechos ya que no llevaba puesto sujetador.

Aquello me hizo apartar la vista de mi revista porno y fijarme en los descomunales melones de mi tía. Yo nunca había pensado en mi tía de aquella manera ya que ella es una mujer mayor y un poco rellenita, pero de pronto aquellas enormes tetas me parecieron bastante apetecibles y no pude evitar seguir meneándomela mientras las miraba. Ella no tardó en darse cuenta de que le estaba mirando fijamente el pecho mientras me pajeaba con vicio.

"¿Qué haces? ¿No me digas que te estas masturbando mirándome a mí?" preguntó entre risas nerviosas. Yo no dije nada y seguí a lo mío. "Para por favor, no seas guarro, soy tu tía…" me pedía ella, pero la verdad es que no dejaba de mirarme la polla mientras lo decía.

Aquello me estaba poniendo cada vez más cachondo y ya tenía la polla goteando líquido lubricante. Mi tía me seguía pidiendo que parara intentando parecer enfadada, pero en el fondo yo sabía que aquello le estaba gustando.

"Para ya de una vez, lo digo en serio. Vas a hacer que me enfade. Para de masturbarte mirándome el pecho por favor" dijo bastante nerviosa ya. Entonces me fijé en que sus pezones estaban duros, signo claro de que estaba excitada. No dejaba de mirarme la polla mientras yo seguía cascándomela despreocupado. El deseo que sentía hacía mí era bastante evidente ya, sólo faltaba que le diera rienda suelta.

"¿De verdad te excita una mujer rellenita como yo?" preguntó coqueta. Yo no respondí, mi cara de vicio mirándola era suficiente. "Pues si es a esto a lo que quieres jugar te vas a enterar. No te creas que soy una vieja mojigata, ahora si que te voy a dar un motivo para que te corras…" dijo ella desafiante y se empezó a acercar a mí.

Aquello si que no me lo esperaba. Se quedó quieta frente a mí y se quitó los pantalones vaqueros, quedándose solo con unas bragas de encaje blancas. Tenía unas caderas y unos muslos anchos y, aunque no lo veía, se le imaginaba un culo descomunal, a la par de sus tetorras.

"¿Te gustan mis tetas verdad? Pues toma, son todo tuyas…" y me puso sus melones justo enfrente de mi cara. Yo los agarré fuerte con las manos y empecé a chupar con decisión sus enormes pezones. Estaban riquísimos.

"Mmmmm… que gustito… sigue, sigue cariño mío, no pares…" dijo excitada mientras con una mano me agarró la polla y empezó a masturbarla con fuerza.

Se puso de rodillas frente a mí y poniéndose mi polla entre sus pechos empezó a hacerme una cubana. Mi exnovia tenía el pecho pequeño y era la única chica con la que había estado hasta entonces, así que era la primera vez que me pajeaban así y era bastante excitante. Las tetas de mi tía atrapaban mi polla y la aprisionaban entre sus abundantes carnes moviéndose arriba y abajo, produciéndome una sensación muy placentera.

"¿Te gusta esto verdad cariño? ¿Te gustan las tetas de tu tía, verdad?" me preguntaba ella fijándose en mis reacciones. Aunque estaba a punto de correrme ya, intenté aguantar todo lo que pude para que aquello durase el máximo de tiempo posible.

Visto que yo aguantaba su bien hacer, mi tía decidió pasar a algo más fuerte. Se agachó más y agarrándome la polla con una mano empezó a chupármela con ganas. Se la tragaba hasta el fondo y luego se la sacaba succionando con fuerza mientras con la otra mano me acariciaba los huevos.

"Si, si… que bien lo haces… me encanta…" gemía yo. Y con motivo, aquella era la mejor mamada que me habían hecho en la vida.

"¿Tu novia no te la chupaba así de bien verdad?" dijo ella tomándose un descanso pero sin soltarme la polla, pajeándola con su mano.

Ella estaba algo sorprendida porqué no pensaba que un chico de mi edad fuese a aguantar tanto. Sus planes eran darme una lección haciéndome correr con sus caricias y así vengarse por haberme pajeado descaradamente frente a ella, pero no había resultado tan rápido como ella esperaba y ahora estaba cachondísima por tener mi enorme polla entre sus manos.

"Ahora te vas a enterar" dijo ella levantándose del suelo. "Yo no soy como la pija de tu novia, a mi ya verás como me entra esa cosota que tienes…" dijo mientras se bajaba las bragas totalmente excitada, dejando a la vista su peludo conejito. Podía oler su húmedo y abierto coño justo enfrente de mi cara, mi tía estaba lista para que me la follara. Se puso encima de mí y cogiendo la polla con una mano se la fue metiendo por su mojado agujerito mientras iba bajando despacio.

"Aaaaah… si, así, así… despacito…" dijo quejándose. A pesar de sus años, de haber tenido cuatro hijos y de seguramente haberse metido decenas de pollas, la mía le costaba metérsela y le producía dolor.

Poco a poco su vagina se fue ensanchando, facilitando que mi polla entrase suavemente. Después de esos primeros instantes, mi tía acabó por adaptarse al tamaño de mi miembro y empezó a cabalgarme con más brío. Su gigantesco culo subía y bajaba clavándose en mi miembro, follándome como nunca me habían follado. Yo lo apretaba fuerte con las manos, estrujando y separando sus carnes para abrir bien la raja de su culo y a mi tía eso le encantaba. Que coñito más rico que tenía la muy guarra, aquella era la primera vez que me follaba con esa pasión a una mujer y me estaba encantando. Sus tetazas botaban frente a mí golpeándome en la cara, y ella se las cogía y me restregaba los pezones por la boca.

No tardó mucho en llegar al orgasmo, apenas 5 minutos hasta que su cuerpo se estremeció y su coño soltó grandes cantidades de jugos. Todavía recuperándose de la corrida, intentando recuperar el aliento, me dijo:

"Pequeño cabrón… has hecho que me corra antes que tú… como premio te voy a dejar que me hagas lo que quieras… quien iba a pensar que lo ibas a hacer tan bien". Jejejejejeje, pensé. La muy cerda no se esperaba que la fuese a hacer gozar tanto.

"Pues ahora te vas a enterar…" dije mientras la bajé hasta el suelo del baño. La abrí bien de piernas y empecé a culear dentro suyo con todas mis fuerzas.

"Oh si… otra vez… dame más cariño… quiero toda tu polla… dame así bien fuerte…" gritaba ella poniendo los brazos hacía atrás y recibiendo mi follada con alegría.

La cogía fuerte por los melones y apretaba mi polla dentro de ella todo lo que podía. La estaba taladrando con mi pollón, aunque su coño ya aceptaba fácilmente mi enorme miembro y entraba con mucha facilidad. Iba todo lo rápido que podía para correrme cuanto antes. Ella notó que yo ya estaba a punto de venirme y frotándose el clítoris con la mano empezó a gritar totalmente entregada a mí.

"Venga cabrón… dame tu leche… tu tía la está esperando… mmmmmmm…"

Di un par de culadas fuertes más y la saqué para ir a correrme encima de mi tía. Los chorros de leche fueron largos y abundantes, de todo lo que había estado conteniéndome hasta entonces, y fueron a caer por toda la barriga y el pecho de mi tía. En ese momento ella tuvo su segundo orgasmo que fue aún más intenso que el primero.

Todavía gimiendo se reincorporó y se quedó sentada en el suelo. Se tocaba el semen que le cubría todo el pecho y se reía satisfecha y su coño chorreaba fluidos aún.

Yo también me senté para recuperarme, estaba muy sudado y mi polla todavía seguía goteando semen. Ella se acercó y con la boca empezó a limpiarme los restos de corrida que quedaban en mi polla semi erecta.

"Mmmmmm, que rica…" señaló ella lamiendo la punta de mi polla y tragándose el semen que quedaba.

Con la mano me masturbaba intentando exprimirme hasta la última gota de leche. Aquello y su lengua acariciando mi capullo hicieron que la erección no llegara a bajar. En poco tiempo la volvía a tener tiesa como un mástil, lista otra vez para la acción, y la verdad es que lo estaba deseando. Mi tía la miró con una cara entre la sorpresa y la satisfacción y dijo:

"Hay que ver este chico, vas a dejarme agotada… Bueno, ya te he dicho antes que podrías hacer conmigo lo que quisieras…"

Y yo ya sabía lo que quería… La hice poner a cuatro patas en el suelo del baño, con el culo en pompa y las piernas separadas. Tenía sus agujeritos a mi total disposición y solo tenía que elegir cuál me gustaba más. Aunque no lo había hecho nunca, lo había visto multitud de veces en las películas porno, así que sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Escupí en el ano de mi tía y esparcí un poco la saliva para lubricarlo bien. Luego, tras meneármela un poco y asegurarme de que la tenía bien dura, acerqué la punta de mi polla a la entrada de su culo.

"Mmmmmmm, que chico más malo… Si, dale a tu tía por ahí…" soltó mi tía nada más notar que empezaba a hacer presión en su ojete.

Tuve que apretar bastante fuerte, pero al final su ano acabó cediendo a la embestida de mi gruesa polla. Aunque aquella entrada era bastante estrecha, debían de haberla utilizado unos cuantos antes que yo porqué después de un par de culadas ya me era bastante fácil meterla.

"Aaaaah, aaaah… que polla que tienes cabrón… me estas destrozando…" gritaba mi tía desconsolada. Con las manos se separaba las nalgas para hacer más fácil la penetración.

Empecé a bombear dentro de su culo, que cada vez se abría más a mi paso. Meterla por ese ojete estrecho era mucho mejor que por el coño y entendí porqué todos los hombres quieren practicar el sexo anal, era muy placentero además de sumamente excitante. Tanto que ya estaba a punto de correrme otra vez.

Seguí follándola más fuerte mientras ella gritaba de dolor, aunque en el fondo le gustaba porqué no paraba de pedirme más. La agarré fuerte por las nalgas y clavando los dedos di mis últimas culadas. Ella se frotaba el coño con ganas para correrse también y sus sebosas carnes temblaban en cada una de mis embestidas.

"Me voy a correr en tu culo gordo de zorra… aaaah… aaaaaaaaah…" grité desesperado, aguantando un poco para poder dar unas últimas culadas.

"Si, siiii… correte cabrón… lléname el culo de leche… ese culo que te encanta hijo de puta…" gimió ella.

Entre un enorme grito de placer acabé soltando otro gran chorro de lefa dentro de su culazo. Luego la saqué para soltar el resto por todas sus nalgas y espalda, llenándola de leche caliente. Ella se dio la vuelta y acercó la cara a mi polla para recibir las últimas gotas que quedaban. Se las tragó y se relamió mientras se seguía frotando el coño y acabó corriendose otra vez mientras el semen le goteaba de la boca y caía en sus tetas.

"Eres un cabrón hijo de puta, a tu tía no se le hace esto… mira como me has puesto" dijo contenta antes de meterse mi polla en la boca para acabar de limpiarla.

Nos habíamos dejado llevar tanto que no nos habíamos dado cuenta de que Eva había vuelto a casa y de que al oír nuestros gemidos había venido hasta el baño para ver que ocurría. Y menuda sorpresa se debió llevar al ver toda la escena. La revista porno, mi bañador y la ropa de María tirada por el suelo, el suelo del baño lleno de restos de corrida y a su propia madre desnuda, con todo su cuerpo cubierto de semen, de rodillas en el suelo comiéndome la polla a mí, también desnudo de pie frente a ella. La pobre empezó a gritar indignada.

"¿Pero qué…? ¿Mamá… pero qué habéis hecho? ¿Qué coño ha pasado aquí?"

"No te pongas así hija… ¿Es qué tu no haces estas cosas con tu novio?" contestó María sin soltarme la polla mientras se acariciaba el chochito.

La verdad es que tener ahí delante parada a la buenorra de mi prima mirándome con cara de indignación me empezó a poner un poco. Y ayudado por la mamadita que me estaba haciendo su mamá se me puso dura de nuevo.

"¿Pero qué dices…? ¿Estás loca? Este es mi primo… tu sobrino… Esto está mal…" siguió Eva sin acabarse de creer lo que estaban viendo sus ojos.

"Ahora no te hagas la inocente hija mía. ¿Crees que no se lo que haces con tu papá cuando estáis solos?" replicó María. "Venga, no pongas esa cara de tonta y desnúdate que tú eres la siguiente. Mira que cacho de polla que tiene el cabrón de tu primo" dijo finalmente mostrándole mi creciente rabo.

A Eva le cambió la expresión de la cara. De pronto ya no le parecía algo indignante lo que habíamos hecho su madre y yo y parecía dispuesta a unirse a la fiesta. Sin apartar la vista de mi polla empezó a desnudarse ahí mismo. Se quitó la camiseta y el pantalón corto que llevaba y se quedó con el bikini azul que llevaba puesto antes. Luego se desató la parte de arriba y por fin pude ver esas ricas tetas al desnudo. Eran grandes, por lo menos una talla 95 y tenía unos pezones del tamaño perfecto. Por último se bajó la parte de abajo, dejando al descubierto su delicado conejito.

"Venga, iros a mi habitación que yo me limpio un poco y voy para allá. Hija, que no se te olvide comerle bien la polla" mandó mi tía. Fuimos solícitos y por el camino me regodeé admirando como mi prima contoneaba su culo caminando delante de mí.

Entramos en la habitación y Eva se sentó en el borde de la cama. Yo me acerqué a ella ofreciéndole mi polla empinada y sin mediar palabra empezó a chupármela suavemente. Que sensación tan buena, por fin tenía a mi prima totalmente a mis pies. Yo le acariciaba los pechos mientras me la mamaba, sobándolos y pellizcando sus pezones. La muy puta la chupaba bastante bien, pero después de dos corridas yo necesitaba algo más fuerte ya, así que la agarré por el pelo y le marqué un ritmo más intenso. Ella cogió el mensaje y empezó a mamarme la polla con muchas más ganas que antes y la verdad es que a su edad ya lo hacía casi tan bien como su madre.

Entonces mi tía entró en la habitación y se alegró al ver que ya habíamos empezado.

"Muy bien hija. Así se chupa una polla. ¿Te gusta verdad que si?" le preguntó. Eva sólo asintió un poco con la cabeza y siguió mamando mientras con la mano se empezó a tocar el chocho.

María fue hasta la mesilla de noche, abrió un cajón y sacó un reluciente vibrador. Seguía desnuda y se sentó en un sillón que había enfrente de la cama, abrió las piernas todo lo que pudo y se empezó a pasar la punta del aparato por su rajita mojada. En ese momento yo ya estaba en el cielo, la puta de mi tía pajeándose delante de mí y mi prima chupándome la polla desenfrenadamente, no me lo podía creer.

Cuando ya tenía los huevos bien duros aparté a mi prima de mi rabo y la tumbé en la cama. Abierta de piernas, con ese coñito joven y húmedo con unos cuantos pelitos, empecé a lamerle la concha. En esto ya tenía bastante experiencia porque se lo había hecho a mi novia bastantes veces y ella siempre decía que lo hacia muy bien. Eva no tardó en comprobar que yo era un maestro en esas artes y enseguida estaba gritando como una loca mientras se agarraba las tetas.

"Ooooh si… siiiii… primito que bien lo haces… no pares, no pares por favor, sigue, sigue más…" gemía mientras yo me esmeraba en lamerle bien el clítoris.

Mi prima tenía el coño súper mojado ya, así que empecé a meterle un dedo tal y como hacía con mi novia. Aquello le gustó bastante y le metí otro, masajeando bien el interior de su vagina mientras seguía trabajándome su pepita. Enseguida empezó a agitarse como poseída por el diablo y tuvo un gran orgasmo.

Apenas la dejé recuperarse y enseguida me dispuse a penetrarla, ya que yo estaba muy caliente y no podía esperar ni un minuto más para estar dentro de mi primita. La cogí por las piernas y puse sus tobillos encima de mis hombros. En esta postura empecé a metérsela con cuidado. Ella se quejó un poco al principio porque el tamaño de mi miembro le producía algo de dolor, pero enseguida se acostumbró y pude empezar a follármela como una maciza así se merece.

Yo le clavaba la polla todo lo hondo y rápido que podía y ella gemía y gemía como una perra en celo. Aquello le estaba encantando a la muy guarra.

"¿Te gusta, verdad zorra? Has estado todo el verano poniéndome cachondo, pero ahora vas a tener todo lo que te mereces. Ahora no tienes a tu papá para que te ayude y te dé dinero. Ahora eres una puta barata como todas las demás" la insultaba yo totalmente desbocado.

Mi tía seguía mirando toda la escena con el vibrador clavado ya hasta lo más hondo de su ser mientras con la otra mano se acariciaba un pezón. La muy cerda estaba disfrutando viendo como jodían a su hija. Gemía mientras se metía y sacaba el vibrador.

"Aaaaah, aaaaah… muy bien hija… aaaaah… ¿te gusta la polla de tu primo, verdad que si?" preguntaba ella.

"Si, siiiii… aaaaaaaah… está muy rica mamá, me encanta… ooooooh…" contestó Eva muerta de gusto.

La verdad es que Eva tenía un coñito mucho más rico que el de su madre, más estrechito y mucho más húmedo pensé. Tenía que hacer un esfuerzo enorme para no acabar ya porque quería disfrutar más rato de ella, pero su ardiente conejito me lo ponía bastante difícil. Ese cuerpo diez se merecía ser follado sin descanso durante horas. Joder, pensé, esas tetas y ese culo perfectos además de esa delicia de chumino, estoy en la gloria.

Quería darle a Eva un poco de la misma medicina que le había dado antes a su madre, así que paré y la puse de lado con las piernas dobladas. Me puse detrás suyo también tumbado de lado y con la punta de la polla empecé a buscar la entrada de su culo. Ella intentó resistirse un poco al principio y la tuve que coger para que no se moviera y así poder empezar a penetrarla analmente.

"Nooooo… Por ahí dile que no mamá. Por ahí dile que no quiero… mamá, por favor… aaaaay…" dijo ella quejándose a su madre. Pero esta no le hacía mucho caso, seguía con su vibrador disfrutando más que un tonto con un lápiz.

"Aaaaaah… aaaaaaaaaaah… no seas tonta hija, ya verás como te gusta. Tú relájate y piensa en cosas bonitas y ya verás como disfrutas… ah, aaah… siiiii…" contestó María mientras seguía masturbándose.

Me costó bastante más meterle la polla por el culo a Eva que a su madre pero al final pude entre los quejidos desesperados de dolor de mi prima. Cuando su ojete se fue acomodando al grosor de mi rabo pude empezar a darle la caña que realmente quería. Mis culadas eran duras y rápidas y ella las recibía con gritos de dolor. Aún así a la muy puta le acabó gustando ya que empezó a frotarse el coño mientras gemía.

Me hizo gracia que María no se preocupara mucho por el bienestar de su hija pero la verdad es que ella estaba disfrutando bastante viendo eso. Se había corrido una vez ya con el vibrador en el coño y ahora se lo metía por el culo como una condenada. Mientras tanto yo seguía gozando del culo de Eva. La había puesto boca abajo en la cama y yo estaba encima suyo clavándosela lo más hondo que podía.

Faltaba poco para correrme ya y empecé a follármela más fuerte todavía. La cara de Eva estaba hundida en el colchón, que ahogaba sus gemidos de dolor. Seguía frotándose el coño intensamente cuando me vine dentro de su culo. A pesar de que era la tercera vez que me corría en poco rato, estaba tan cachondo que solté un buen chorro de semen. Cuando la saqué, la lefa empezó a rebosar del culo de mi prima y en este momento ella se corrió como un camión cargado de ladrillos.

Yo me levanté y fui rápidamente hacía donde estaba mi tía sentada. Le tenía guardado un poco de semen que ella recibió encantada. Me corrí en su cara y en sus tetas y ella acabó por tener otro orgasmo con el vibrador metido en su culo. Entonces cogí a la tía por el pelo y la acerqué hasta mi polla para que me limpiara los restos de lefa y algo más.

"¿Sabe bien el culo de tu hija verdad cacho puta?" le pregunté riendo y ella respondió con una gran sonrisa de satisfacción mientras se relamía.

Las había dejado destrozadas a las dos. Eva tumbada boca abajo en la cama, con el culo dolorido rebosando leche y su coñito goteando fluidos. Y a mi tía espatarrada en el sillón, cubierta de leche otra vez y con su conejo y su ojete reventados a folladas. Yo, por mi parte, después de tres corridas de campeonato y, aunque estaba cansado, apenas había empezado. Tenía mi récord personal de pajas establecido en 7 seguidas viendo películas porno y joder, pensé, aquello era mil veces mejor que cascársela mirando una puta peli X.

Aquella misma tarde, después de dejarlas descansar un rato, volví a la carga. Me las volví a follar a las dos por todos sus agujeros, ensañándome sobretodo en sus estrechos culetes. Me follaba a una mientras la otra nos miraba masturbándose con el vibrador hasta que agotaron las pilas. Yo me corrí como 5 o 6 veces en total, dejándolas completamente cubiertas de semen y superando mi anterior récord de corridas lo cual me produjo bastante satisfacción.

El resto del verano las tuve completamente rendidas a mí. Les había dado tan bueno que no se podían resistir a mi polla, y solo tenía que sacármela para tener a una de las dos comiéndomela de rodillas en el suelo al instante. Y al acabar el verano se pusieron a llorar desconsoladas porque ya me tenía que volver a mi casa y no me podrían disfrutar más.

Por pena les eché el último polvo a las dos y me despedí… hasta el próximo verano