Aquel Verano (2)

Habiendo vencido aquela barrera, mi madre me dio la mejor mamada de la historia y si no me creen, veanlo.

Aquel Verano II

Entre mamá y yo se había quebrado una barrera que hasta entonces no me di cuenta que existía y cómplices de ello los dos, continuamos disfrutando de esos encuentros furtivos durante todo el verano, incluso con papa en el campo a su regreso y aun hoy seguimos haciéndolo.

La cosa es que aquel primer día fue increíble, los caballos en el establo, la calentura de esa imagen que no se borraría jamás de mis recuerdos y el fascinante descubrimiento de la gran puta que era mamá y su insaciable necesidad de sexo.

De regreso en la casa ese primer día creí que ya todo había pasado pero ella no lo dejo ahí y después de advertirme claramente las reglas de lo que nos ocurría volvió a disponer todo para cogerme ahí mismo, sobre el lecho de su cama matrimonial.

Yo estaba recostado sobre su cama y ella subida a mi cuerpo, sus piernas a cada lado, tomándome por los hombros y su cara a pocos centímetros, con habilidad había bajado mis pantalones hasta dejarlos en mis tobillos y en esa posición dominante manejó todo a su deseo y antojo.

Sin mediar más palabras que su advertencia estaba otra vez comiendo mi boca con desesperación, mis manos la aferraban por el culo sobre sus jean y ella con movimientos de caderas fregaba su pelvis sobre mi sexo buscando que se irguiera otra vez y vaya que lo logro, ni un minuto después ya estaba listo para darle mas de mi verga ese día.

Sin demoras se saco sus ropas ayudada por mi y se me volvió a echar encima esta vez en pelotas y se movía sobre mi como una serpiente arrastrándose arriba abajo, frotando sus pechos sobre el mío y su concha sobre mis boxer.

Con un movimiento agil se corrio hacia mis pies, tomo mis boxer del elástico de la cintura y los jalo con fuerza desnudándome y asi como mis boxer bajaban, ella se movio arqueando su espalda y sólo guiada por el instinto se comió mi verga durísima de una sola vez.

Allí estaba yo, completamente dominado por mamá en su cama, de espaldas al colchón, ella sobre mi comiéndome la verga y mis ojos tan sólo posados sobre su rostro oculto bajo sus cabellos oscuros. Corrí con una mano el cabello de su rostro para verla trabajar en su mamada y que placer ver que es mamá la que se come mi verga y no mi novia, poder comprobar una vez más que eso no era un sueño y ella allí, golosa, tragando y tragando hasta saciarse.

Gracias al sexo del establo la resistencia mía era enorme y lo que en otro tiempo y espacio hubiera sido unos treinta segundos para acabar con esa imagen y caricias, duro más de 15 minutos.

Aquella fue la mamada de verga que mejor recuerdo de todas las que tuve, incluso de ella, no sólo porque eran nuestros primeros encuentros sino porque pareció eterna. Primero ella me tomaba de las nalgas y solo me la mamaba con su boca, subiendo y bajando, una vez metiendo mi verga toda en su boca y hasta llegarle a la garganta y otra por fuera, recorriéndola con la lengua mientras yacía inmóvil sobre mi vientre y bajando hasta mis testículos.

Dios mio, gracias por hacerme vivir esto pensaba y sólo podía admirarla en su faena y asombrado del esmero que ponía en cada movimiento me limitaba a acompañar rítmicamente los movimientos de su cabe en el sube y baja con mis manos apoyadas a ambos lados sosteniendo su cabello para verla ahí.

Que voracidad la de mi mamá, jamás pensé que fuera tremenda comedora de pijas y al cabo de los primeros cinco minutos iniciales ya me tenía gimiendo y gozando ese instante y mi actividad sólo era mirarla y nada más.

Los movimientos de su cabeza eran lentos, pausados, haciendo que a cada embestida hacia abajo y al hacer tope mi verga en su garganta un segundo o dos de inactividad dejándome sentir como estaba toda adentro y luego con movimientos suaves de su cabeza de lado comenzaba a subir hasta aprisionar mi glande con sus labios pasándole la lengua por dentro de la boca y nuevamente bajando firme y directo hasta tenerla otra vez bien adentro.

Al cabo de un rato, soltó mis nalgas y comenzó junto a la mamada a usar sus manos pajeandome como nunca antes. Escupió saliva en la palma de su mano derecha en cantidad abundante y comenzó a moverla. Cuando subía apretaba con fuerza desde la base hasta que entre sus dedos se perdía mi glande y luego aflojando un poco la baja suave, lento, dejando reluciente la cabeza que entraba directo a su boca para que jugara con su lengua.

El movimiento se repetía una y otra vez, subía apretando y bajaba deslizando su mano hasta la base y metiendose la verga en la boca. Era tanto el placer que me hacia sentir con ese movimiento que solte su cabeza y sólo podía aferrarme al cobertor de la cama bajo mi cuerpo, retorciéndolo a cada movimiento que ella daba sobre mi miembro y comenzando a sentir el cosquilleo que anuncia que te vas a correr de un momento a otro.

No quería terminar y tuve que concentrarme en lo que sucedía, me concentre en verla y tratando de no pensar que era mamá pues note de inmediato que cuando la identificaba de ese modo mi morbo se disparaba y me ponía al límite de mis resistencias.

Ella seguía sus movimientos como si nada más le importara, sabiendo que estábamos solos en la casa se tomaba su tiempo para disfrutar del momento. Sin soltar mi verga bajo por el tronco lamiendo con su lengua fuera las venas que lo surcan y hasta que su lengua se poso en mis huevos. Ahí abrió su boca y se metió primero uno para jugar con el y luego lo soltó y repitió el movimiento con el otro.

Así estaba jugando con mis huevos hasta que dijo: "Me encanta bebe que tengas tanto aguante pero quiero mi ración de leche ahora" y de inmediato se humedeció un dedo de la otra mano sin soltar mi verga ni un instante. Me hizo flexionar un poco mis piernas y cuando lo hice ZASSSS nunca me lo hubiera imaginado antes.

Su dedo húmedo se poso en mi culo, acaricio en redondo mi ano y sin decir agua va, comenzó a metermelo por ahí. Nunca antes me habian tocado, acariciado, ni mamado el culo y allí estaba ella tratando de meter su dedo por atrás y yo, sumiso, completamente entregado a sus caricias, no pude articular ni una sola palabra.

Se dio cuenta de mi estupor y saco la punta de su dedo que recien comenzaba a entrar y acerco su cara a mi ano y lo lamio con dulzura, jugo con su lengua dándome sensaciones indescriptibles. Literalmente me quemaba el culo con esos besos, no queria que dejara de hacer eso sólo pude decir "SIII MAMAAA" y ella supo de inmediato que podría hacer en ese instante lo que quisiera.

Retiró su rostro, volvió a mojar ese dedo otra vez y acometió sobre mi nuevamente. Esta vez ya estaba preparado de lo que haría y sólo atiné a quedarme esperando y con la misma delicadeza de antes lo giro alrededor de mi ano y luego presionó y yo la deje entrar sin más resistencia.

Su dedo entro dos falanges y ella comenzó a moverlo en circulos por dentro para luego hacer que lo flexionaba y estiraba y luego para adelante y atrás. Me estaba cogiendo el culo mi madre y no temo en decir que me gustaba.

Alce mi cabeza de la cama para verla y lo que vi me sorprendio. Su rostro era pura lujuria y deseo, con una mueca en su boca como mordiendo el costado de su labio inferior y jugando con su lengua, sus ojos clavados en su mano y dedo que entraban en mi ojete sin remordimiento alguno y con su otra mano jugando con mi verga, sube y baja y entonces sus ojos se cruzaron con los mios y por segunda vez me hablo.

Viendo mis ojos me dijo: "Como cambia todo Bebe, hace muchos años yo te ponia aceites cuando te cambiaba y nunca pensé lo que ahora". Yo le inquerí que me dijera que pensaba y me contesto: "Ahora pienso en ponerte mis jugos, mi saliva, mi flujo y tomármelo todo de ahí mismo".

"Mamááá!!!!!" le dije y ella se rió fuerte y me dijo: "Porfi Bebe, dejame hacerlo si" y solo asentí con un movimiento de cabeza. Saco su dedo de mi ano y se lo llevo a su sexo, tomo parte del abundante jugo que allí tenia y volvio para ponérmelo ahí y después se lamió el dedo hasta que lo limpio por completo y con un movimiento más fuerte me lo hundió todo en mis carnes.

"AHORA SABES LO QUE ME HICISTE SENTIR EN EL ESTABLO BEBE" "ESTAMOS A MANO CON ESTO Y ESPERO QUE TE GUSTE COMO A MI"

Fue cosa de un minuto o menos para el final. Ella comenzó a mover su dedo con fuerza y firmeza penetrando mi culo y con su mano me pajeaba mientras colocaba mi cabeza en su boca y me dijo:

"Vamos bebe, no te aguantes más dale a mamá toda esa leche que guardas" y no resistí ni un segundo más y llegó mi orgasmo. No me lo podía creer, a diferencia de otras veces donde lo sentía recorrer mis huevos hasta salirse por mi verga, ahora la energía el orgasmo me salía de las mismísimas entrañas. El culo me ardía, pero me gustaba lo que me estaba haciendo y vi como saltaron dos, tres chorros desde la cabeza de mi pija hacia su boca abierta y ella los recibía y una ultima gota escurrió por el tronco de mi verga y sus dedos.

Ella movió la lengua saboreando la leche, cerro su boca y trago con un gesto en su cara de éxtasis total. Abrió sus ojos, saco su mano de mi culo y montándose sobre mi se arrastró hasta quedar cara a cara y me beso con los restos de mi leche en su boca intercambiándolos con mi saliva y obligándome a beberla también.

Nos quedamos allí besándonos unos instantes para luego ella echarse en la cama de espaldas y decirme: "AHORA TE TOCA A VOS, A VER COMO ME COMES HIJITO DEL ALMA" y yo me dedique a ella como jamás lo hiciera (antes o después) con otra mujer.

Me comí sus pechos con pasión, jugué con sus pezones hasta sentir que estaban tan duros como si fueran dos piedras de ebano. Baje por su vientre hasta encontrarme con la mata de pelos de su sexo y ahí me quede largo rato besándoselo.

Jugué con su botón de placer haciendo que se le hinchara tanto que parecia como un pene en miniatura sobresaliendo por la parte superior de su sexo. Ella me ayudaba con sus dos manos abriendose la concha para mi y yo me bebia sus jugos directamente de la fuente.

Después de varios minutos así, baje por su sexo metiendo mi lengua en él. Sorbí todo el líquido que había allí y seguí mi viaje hacia su culo hasta rozarlo con mi lengua. Ella se movio y se colocó boca abajo, poniendo su colo en pompa bien empinado para que se lo comiera.

Yo entendí sus intenciones y me dedique a hacerle lo mismo que ella me hizo a mi, moje un dedo con mi saliva y se lo enterre sin piedad ni miramientos. Ella dio un grito ensordecedor y pensé que me retaría pero no, no lo hizo así sino que dijo "HIJO DE PUTA .... CLARO CON ESTA MAMA QUE TE SALIO, COMO NO VAS A SER TREMENDO HIJO DE PUTA"

Yo movi mi dedo hasta que sentí su esfínter dilatarse para recibirlo con comidad y entonces lo saque, moje dos dedos y juntos se los volví a meter por atrás. Ahí ella me alento a que siguiera con eso y yo comencé de inmediato a cogermela con dos dedos como si ellos fueran mi pija.

Era todo un espectáculo verla revolear su culo de un lado para el otro mientras mis dedos se le metian hasta lo mas hondo. Su cara estaba completamente enterrada en el cobertor de la cama ahogando sus gritos de placer y dolor. Intente detenerme creyendo que la lastimaba y ella saco su cara y mirándome me dijo: "NI SE TE OCURRA PARARTE AHORA, SEGUIIIIII" y yo la obedecí otra vez, pues la me hablo con esa autoridad que siempre usa desde su lugar de madre y yo no podía resistirla o desobedecerla.

No tardó nada en venirse en mi mano. Fue ella la que llevó el momento a ese climax moviendo sus caderas para enterrarse cada vez mas mis dedos en sus tripas y cuando estalló ese orgasmo dejo caer todo su cuerpo sobre la cama y apretándose con sus manos en su sexo se retorcía toda del placer que le provocó.

Cuando reapareció la calma y se dio la vuelta ahí estaba yo a su lado, acariciendola por la espalda y costado de la cadera, arrodillado sobre la cama y con la verga en plena erección.

Estiró su mano, tomo mi falo y me tiró sobre su cuerpo calzándola en la entrada de su sexo. En su rostro había una sonrisa de satisfacción y con risas me dijo: "hasta que no se baje y esté como muerta hoy no te suelto" y me guió para que otra vez la penetrara.

Sus piernas estaban flexionadas a la altura de mi cadera, sus manos tomando mis nalgas y empujándome adentro y yo me abrace a su cintura y le hundí mi verga de una sola vez hasta que hizo tope en el interior de su cuerpo. Ahí comenzamos una cabalgata endemoniada, ella no dejaba de moverse a un lado y el otro, en círculos, como acomodándose la verga en su sexo y yo inicie el movimiento de penetración y coito, cada vez tomando mas impulso.

Ella levanto las piernas y las cruzo a mi espalda por sobre mi cintura y la cama comenzó a rechinar por el movimiento de los cuerpo sobre ella. Era un concierto de música, la mejor música que se puede escuchar en la vida, la de dos amantes entregándose sobre el lecho de su amor.

Fueron cinco, tal vez siete minutos, ninguno de los dos daba respiro a la situación. Yo con mis dos manos tomaba sus nalgas y la empujaba hacia mi a cada estocada mortal y ella sólo se aferraba con ambas manos al cobertor que por entonces era un bollo de tela bajo su espalda.

Nunca me sentí igual, parecía un taladro que se usa en perforación de pozos petroleros, una bomba a motor con el piston entrando y saliendo del pozo buscando el preciado y vital fluido y los liquidos de tan ardua búsqueda al fin salieron a la superficie.

Ella me anunció que estaba acabando y con sus fuertes gemidos sumados al rechinar de la cama aumente el ritmo de penetración. Ella comenzo a convulsionarse bajo mi cuerpo, era una seguidilla de orgasmo, uno detrás del otro, uno fuerte, dos o tres mas leves, otro más fuerte, que mujer no dejaba de acabar y orgasmar ni un instante.

Ella paso de los gemidos a sollozar y yo lance lance un aullido como si fuera una fiera salvaje anunciándole que me estaba coerriendo "AUUUGGGG AFFFSSSS AHHAAAHHH" y ella me dijo: "SIIII MI BEBE, SIIII OTRA VEZ, DAMELA, DAMELA TODA MAMI LA QUIERE AHORA" y le solte mi leche ahí en sus entrañas.

Mi cuerpo se tensionó como una viga sobre el de ella y sus piernas se soltaron y se estiraron a cada lado como varillas marcando que le llegaba el orgasmo mas fuerte de todos y en esa tensión clavo sus largas uñas en mi espalda haciéndome salir sangre de la carne bajo sus dedos.

Nada me importo en ese momento, todo era sublime, mágico, único, demasiado para quedar un gemido ahogado, habia en el ambiente una electricidad que lo recorria todo, atravesaba nuestros cuerpos uniéndonos por los sexos y buscaba su descarga a tierra.

Pasó no se cuanto tiempo mientras yacía yo sobre mamá intentando recobrar la respiración. Ni cuenta me di que mi verga se había bajado y que la presión de los músculos de la vagina la había expulsado fuera. Los jugos de mamá y mi semen manchaban el cobertor bajo su cuerpo y jamás olvidare sus dos manos tomando mi espalda, pegándome a su pecho y su boca besando mi cuello una y otra vez.

Cuando ambos nos recobramos de ese momento ella se hizo a un lado, se puso de pie y caminando hacia su baño se dio la vuelta y me dijo: "Me voy a duchar y me dormiré una siesta. Vos hace lo que quieras Bebe pero ....." y una pausa se produjo cuando llego a la puerta del baño y luego volvió a decir.

"Cenaremos a las 21 como siempre y a las 22, cuando la mujer del capataz se vaya a su casa, vas a volver aca para dármela de nuevo mi amor" y se metió en el baño y no la volví a ver hasta la cena de esa noche.

Después de esa tarde y por los otros días que mi padre no estuvo con nosotros volvimos a coger por todas partes, la casa, los establos e, incluso, en medio del campo rodeado por árboles, animales pastando y un sol abrasador sobre nuestros cuerpos, cosa que repetimos ya con mi padre junto a nosotros y a nuestro regreso aun mantenemos nuestros encuentros en secreto en nuestra casa cuando papa se va a trabajar o cuando yo regreso de mis estudios o del club de deportes.