Aquel Taxista...

Al principio era un hombre que prestaba sus servicios de chofer con mucha amabilidad, después sus servicios fueron prestados de una manera diferente, excitante e inolvidable...

Ante todo, les pido mucha paciencia… soy nueva en esto de escribir relatos y les agradecería que me envíen sus críticas buenas y malas al correo sexygirl15_1988@latinmail.com ; también si quieren hacer amistad conmigo, no hay problema (sobretodo escríbanme hombres maduritos por favor). Un beso.

Esto ocurrió hace seis años y no me arrepiento de absolutamente nada.

Para comenzar deben saber que mido 1.60, piel blanca, cabello negro azabache, largo, ojos negros, buen cuerpo gracias a que todos los días desde los 14 años voy al gimnasio, mis medidas son 100- 60- 95; me encanta el sexo y lo practico desde mis 15 añitos gracias a las enseñanzas de un experto.

Todo empezó después de cumplir mis 15 primaveras, a mi padre lo trasladaron de su trabajo a otro país por un año y yo me quedé con mi madre; el problema es que ya no tendría quien me lleve a la escuela porque a pesar que teníamos carro, con la ausencia de mi papi no había quién lo manejara (mi mami no sabía conducir y yo en ese entonces tampoco).

La empleada de la casa nos dijo que su tío era taxista y que con mucho gusto él podía transportarme de la casa a la escuela y de la escuela a la casa, no cobraba caro y además no tenía familia (esposa ni hijos) por quien preocuparse, así que estaría disponible a cualquier hora que lo necesitáramos.

A mi mamá no le disgustó la idea, así que le pidió a la empleada que llamara a su tío para que fuera por la tarde y llegaran a un arreglo.

El caso es que sí se llegó a un acuerdo y todos los días don Juan, quien tenía más o menos 40 o 45 años me recogía en mi casa a las 7:00 am y a las 2:00 pm en la escuela.

Al principio solo lo saludaba y ya porque no era muy extrovertida que digamos, ni siquiera lo miraba cuando estaba cerca, pero de lejos sí me animaba. Era alto, gordito, ya tenía sus canitas, se afeitaba creo yo que todos los días porque nunca le llegué a ver la barba crecida y sinceramente así se miraba mejor y más joven.

Ahora sí al grano; como les dije yo era muy tímida y casi no hablaba con el pobrecito de don Juan, pero él lo notó y poco a poco fue haciéndome preguntas para conocerme mejor, yo apenas y le respondía; después pasó a contarme chistes, a hacerme bromas y no sé por qué pero fui confiando más y más en él, tanta era la confianza que después de salir de la escuela le aceptaba sus invitaciones a comer helado, a dar un paseo por la ciudad con la excusa de que era para que yo conociera mejor y un día no me fuera a perder por despistada.

Así fueron pasando los meses, hasta que un día mi mamá tuvo que salir de viaje a casa de mi tía la menor quien estaba a punto de dar a luz y le pidió el favor de que la acompañara en ese momento tan difícil; mi madre se fue y yo me quedé solita únicamente con la empleada y don Juan, por supuesto.

Al otro día de partir mi mami, don Juan, después de la escuela me invitó a cine, yo no quería porque me daba pena pero él me dijo que ahora que estaba tan solita lo mejor era distraerme y que no me preocupara porque él me iba a cuidar muy bien.

Al fin yo accedí y nos fuimos a ver una película de la que no me acuerdo… ya sabrán por qué.

Cuando apagaron las luces de la sala de cine y comenzó a rodar la película, no sé por qué pero sentí un escalofrío muy extraño y temblé, don Juan se dio cuenta y me preguntó que si tenía frío, yo le dije que sí y él me dijo que si no me molestaba él podía abrigarme abrazándome; yo contesté sin pensar que no había problema y que se lo agradecía.

Entonces me abrazó y cuando lo hizo me sentí rara… don Juan empezó a hablarme al oído diciéndome que yo era una niña muy bonita, que en los meses que llevaba prestándome sus servicios me había tomado mucho cariño y que me había convertido en su tesoro; yo lo miré y le sonreí, él me abrazó más fuerte y me preguntó si tenía novio, le respondí que no porque los muchachos que conocía eran muy groseros e inmaduros y que no llamaban mi atención para nada.

Don Juancho, como yo le había empezado a llamar, me miró con cierta felicidad, más bien morbosidad y me dijo que si lo que yo buscaba era un hombre educado y maduro que me hiciera sentir en las nubes, él con mucho gusto estaba a la orden… se quedó mirándome… de pronto vi su rostro tan cerca del mío que mi instinto me llevó a cerrar los ojos y en ese mismo momento sentí que sus labios se unieron a los míos, yo me quedé estática, no sabía qué hacer pero él empezó a mover sus labios suavemente y nuevamente actuó mi instinto y también comencé a mover mis labios, después de un rato, él comenzó a respirar fuerte y cada vez más fuerte… entonces sentí que su lengua buscaba la mía y ésta ni corta ni perezosa fue a su encuentro, nos fundimos de esta manera en un apasionado beso que parecía interminable… sin exagerar, les cuento que con todo esto ya la película iba en la mitad; nosotros que estábamos en la última fila completamente solos, después de ese extraordinario beso, nos miramos nuevamente y don Juancho me dijo que después de lo ocurrido ya éramos novios y que nunca nos íbamos a separar, que estuviera tranquila y me preparara para vivir una nueva etapa en mi vida, llena de inolvidables experiencias.

Él hablaba tan bonito que yo, como si estuviera "encantada" por algún hechizo acepté todo lo que habíamos hecho y dicho y me dispuse a estrenar novio.

Salimos del cine y como todavía estaba temprano, me propuso que diéramos un paseo en el taxi antes de regresar a la casa, yo acepté y me dispuse a vivir una nueva aventura.

En el camino, empecé a notar que él me miraba mucho, yo me sentía achantada y creo que hasta me puse rojita porque Juancho me dijo –tranquila mi nenita, no te sientas mal si te miro, lo único que estoy haciendo es admirándote… eres tan linda… mientras me decía ten bellas palabras, Juancho había empezado a acariciarme las piernas y no le quedaba muy difícil sentir la suavidad de mi piel, ya que yo llevaba mi faldita cortita de colegiala; me asusté un poco y traté de esquivar sus manos pero nuevamente con sus palabras dulces me dijo –mi amor, no te asustes, esto es normal en una pareja de novios… las caricias son la esencia de la relación y yo no voy a hacer nada que tú no quieras… comenzó entonces a acariciarme nuevamente y cada vez era más apasionado, yo ya me encontraba excitada y mis braguitas se encontraban húmedas a causa de ello.

De pronto llegamos a un lugar a las afueras de la ciudad, era un mirador de donde se podía divisar la ciudad en toda su extensión, paró el taxi en medio de unos árboles y me pidió que me sentara en sus piernas (el taxi era amplio, por lo tanto no me costó ningún trabajo), así lo hice y siguió acariciándome, me besó apasionadamente con su respiración agitada y con su voz entrecortada me decía –mi tesoro, deja que te consienta, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida, conmigo aprenderás muchas cosas y aunque al principio te parezcan prohibidas y dolorosas, luego comenzarás a disfrutar de ellas sin parar.

Lentamente fue recorriendo mi cuello, haciéndome sentir más excitada aún y sus manos empezaron a acariciar mis pechos, debajo de mis nalgas ya sentía su erección y por supuesto que él notó mi humedad.

Poco a poco sus manos fueron bajando hacia mi intimidad, me acarició por encima de mis braguitas y un gemido salió de mi interior… regresó a mis pechos y lentamente fue desabotonando mi blusa, desabrochó mi brasier y mis grandes senos quedaron a su completa merced, su boca se posó en ellos, comenzó a chuparlos y a morderlos desesperadamente… con lujuria… yo gemía y gemía sin parar hasta que tuve mi primer orgasmo; Juancho me dijo –amor, vamos al asiento de atrás para que nos sintamos más cómodos, allí te convertirás en toda una mujer… mi mujer.

Así lo hicimos, entonces él se quitó su ropa lo más rápido que pudo, solo quedó en calzoncillos y noté un gran bulto, lo quedé mirando cuando su mano llevó a la mía a palpar más detalladamente aquello que se asomaba y que quería desesperadamente salir de su encierro, -tócalo mi vida, es todo tuyo… por el momento no podrás probar su sabor porque sería presionarte demasiado, pero con el tiempo podrás tener grandes cantidades de dosis para que te sientas como toda una hembra… mientras tanto… nos conformaremos con entregarnos totalmente y sin ningún obstáculo.

Terminó de quitarme mi faldita, mis medias, zapatos y por último mis braguitas que ya estaban bien mojaditas, las olió y dijo –cariño… ya estás preparadita para recibirme en tu interior, me besó con ternura y me pidió que abriera lo más que pudiera mis piernitas –para qué?, le pregunté ingenuamente, -no tengas miedo, al principio te va a doler, aunque yo trataré de hacerte lo más despacito que pueda… confía en mi… al final gozarás y querrás más… Entonces, se agarró su pene, se puso encima de mi y la puntita de su miembro rozó suavemente mi clítoris, sentí un gran placer… comencé a mirar como su pene se perdía dentro de mi cuevita… lo hacía despacio, con calma y sin prisa… lentamente… topó con mi himen… sentí un empujoncito y me dolió, las lágrimas brotaron de mis ojos, no quería que siguiera –para por favor, no sigas, no me gusta… quiero irme a mi casa, -tranquila nena, te advertí que te iba a doler y todavía te falta un dolor más, pero después me lo agradecerás… cálmate y disfruta… sentí otro empujón un poco más fuerte… yo ya no podía, quería salir corriendo… mi cuevita era muy chiquita para ese huésped tan grandote, no sería capaz de alojarlo por un minuto más… otro empujón y un grito desgarrador salió desde lo más profundo de mi ser… él lo ahogó con un beso… -llora corazón, te comprendo… pero estoy muy feliz porque ya eres mía, completamente mía… se quedó quieto por un instante mientras yo me calmaba… después continuó, su miembro estaba todo dentro de mi, lo sacó y metió de nuevo, comenzó un mete y saca al principio lento… aún me dolía pero él comenzó a besar mis pechos, a tocarlos, a morderlos con cariño… me excité de nuevo, el dolor se convirtió en placer y mis caderas empezaron a moverse… -ahhh, ahhhh, ahhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhhh, ahhhhhhh…mis gemidos eran cada vez más fuertes y formaban un coro con los de él –mmm, ahhh, ahhhhh, así mamita muévete… qué rico, eres mi bebé, mía y solo mía… -Juanchito, te amo ahhhh, ahhhh, ahhhhh, mmm, me gusta lo que me haces, se siente rico… quisiera que esto nunca se acabe… comenzó a moverse más y más rápido, -ahhhhh, ahhhhh, ahhhhhh, ahhhhhhh, ahhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, -mmm, mamita rica, ahhhh, ahhhh, ahhhhhh, ya casi… ya llega tu premio por ser buena niña… -ohhhhh, ahhhhhhh, mmm, -ya mi amor, aquí viene… ahhhahhhhhahhhhhhahhhhhhhahhhhhhhhohhhhohhhhhhohhhhhhhmmmmmmm… su leche inundó toda mi cuevita, yo gemí más fuerte –ahhhhahhhhhhahhhhhh, ahhhhahhhhhahhhhhhahhhhhhh…, terminamos… (no usamos protección, pero en esos momentos nada importaba ya).

Estuvimos quietos por un instante… -reinita, te gustó?, -claro que me gustó, no sabía que me estaba perdiendo de algo tan bueno… reímos juntos… nos besamos y nos vestimos, él limpió el asiento, ya que quedó manchado por la mezcla de nuestros líquidos y emprendimos la marcha hacia mi casa.

Ya era tarde, la empleada, su sobrina, había estado muy preocupada por nosotros, temía que algo malo nos hubiese pasado (si supiera que estuvimos gozando como dos locos desenfrenados…); -tranquila sobrina, la niña Caro tuvo que ir a hacer un trabajo donde una compañerita de la escuela y por eso nos demoramos, además el tráfico a esta hora es horrible… -y por qué no llamaron a avisar dónde estaban?, -Betty, tranquila… le dije, -no llamamos porque mi amiga y yo estábamos trabajando para una exposición de anatomía y nos tocó aprendernos muchas cosas, entonces nos olvidamos del resto del mundo y solo nos dedicamos a estudiar "el cuerpo humano", por cierto, un "cuerpo" con muchos misterios para descubrir; miré disimuladamente a Juancho y le guiñé el ojo, él hizo lo mismo y se despidió, -hasta mañana, -hasta mañana… le respondí, -recuerde que aún me falta terminar mi trabajo y quiero que vuelva a acompañarme a casa de mi amiga, -tranquila señorita, no lo olvidaré… y como usted misma lo dice… "todavía le falta mucho por descubrir"

Me duché, me acosté y me dispuse a conciliar el sueño… esperando pacientemente el día siguiente

Hasta una próxima oportunidad amigos.