Aquel sabado de feria

Cada vez que pienso en aquel sábado de feria, me pongo caliente como un perro. Por lo que quisiera haceros llegar la misma excitación. Por eso os quiero contar como sucedió el cambio, a mejor, de la relación sexual en mi matrimonio. A partir de ese momento hemos disfrutado y descubierto el sexo como

Cada vez que pienso en aquel sábado de feria, me pongo

caliente como un perro. Por lo que quisiera haceros llegar la misma excitación.

Por eso os quiero contar como sucedió el cambio, a mejor, de la relación sexual

en mi matrimonio. A partir de ese momento hemos disfrutado y descubierto el

sexo como nunca lo habíamos imaginado.

Somos un matrimonio metidos en los cuarenta, Juan y

Chari, casados muy jóvenes por circunstancias de la vida. La historia nos

ocurrió cuando rondábamos los 30 años. A mí siempre me han gustado las mujeres

mayores, y tuve la fortuna de que Chari era 5 años mayor. Desde el día que la

conocí me atrajo como un imán.

La situación cambio en la feria de nuestra ciudad.

Siempre quedábamos con las familias en una caseta de unos amigos y allí

pasábamos una feria de escándalo. El año en cuestión vino de fuera una tía de

mi mujer, Pepa; era viuda y andaba sobre los 50 años. Pasamos una semana que

apenas parábamos en casa, del trabajo a la feria y viceversa, solo pisábamos la

casa para ducharnos, cambiarnos e irnos al trabajo.

Pero el sábado después de almorzar, yo estaba derrotado y

le comenté a mi mujer si nos íbamos a casa a relajarnos un rato, pues quedaba

una noche movidita. Chari aceptó, y se nos agregó Pepa, alegando que le hacía

falta una buena ducha y como nuestra casa estaba más cerca de la feria que el hotel

donde se hospedaba. Aceptamos de buen grado. Por el camino hablamos de temas

diversos, hasta que salió a relucir nuestra diferencia de edad, y ella nos

declaró que eso de la edad nunca le ha importado.

Como  íbamos alegres después de una buena comida y unas buenas copas de manzanilla, le

declaré que siempre me habían gustado, y me gustaban las mujeres mayores. Y que

Chari siempre me ponía a mil. Pepa me decía que era lógico con lo buena que

estaba su sobrina.

De esta manera llegamos a casa y después de darme una

ducha, decidí acostarme un rato. A lo que ellas me respondieron que se

ducharían pero que se quedarían en la salita descansando y viendo la

televisión.

La ducha, el cansancio y el alcohol, hicieron que me

quedara dormido al instante. Me desperté, pues mi vejiga me decía que tenía que

vaciarla, y me dirigí al cuarto de baño a vaciarla, cuando salí me pareció

escuchar los suspiros de mi mujer. Eso me puso las orejas tiesas y fui a ver de

dónde venían. Todo me encaminaba a la salita, y al llegar a ella observé que la

puerta estaba casi cerrada. Al mirar por la abertura mi sorpresa fue

descomunal, igual que la reacción de mi polla; nunca se me había puesto tan dura

y tan rápido.

Tengo grabada en mi retina esa imagen. Mi esposa estaba

sentada en el sofá, con el albornoz totalmente abierto, llevando solo las

bragas, pero por las rodillas; y a su izquierda estaba su tía  en sostén y bragas, comiéndole la boca y con

la mano sobándole el coño. Esa imagen me dejo sin saber qué hacer, sólo podía

mirar y observar como Chari se sobaba las tetas, cosa que nunca quería hacer

conmigo, y eso que se lo pido muchas veces, pues me excita ver a una mujer

sobándoselas. Intentando no hacer ruido me acerque un poco más a la puerta para

observarlas mejor, y contemplar como Pepa empezaba a bajar con sus besos por el

cuello de Chari, hasta llegar a las tetas, para comérselas y darle pequeños

bocaditos en los pezones, que le hacían gemir con cada acción de sus dientes y

lengua. Os tengo que decir que Chari tiene unas tetas más bien grandes, de

sujetador usa una 100 de talla, con unas aureolas grandes, de color café con

leche, y unos pezones gordos y sabrosos.

Yo seguía observando cómo Pepa le estaba haciendo la

mejor paja de su vida a mi esposa, y yo tocándome los huevos para así aguantar

más sin correrme. Chari le tenía con una mano la cabeza apretada contra la teta

que le estaba comiendo, y con la otra seguía tocándose la otra teta, mientras

tenía las piernas todo lo abierta que podía para que la tía le metiera bien los

dedos en el coño. Escuchaba como Chari gemía de puro gusto y balbuceaba

diciéndole cómo se corría con la comida de tetas que le estaba haciendo, y que

le metiera más dedos en su coño. En esto Pepa le metió un dedo más, o sea tres

dedos en el coño de Chari, que al sentirlo no aguantó más y terminó en una

corrida, que le hacía temblar todo su cuerpo, a la vez que elevaba el culo, y

comenzaba a gritar de placer. Cosa que Pepa lo cortó, pues volvió a comerle la

boca para aplacar los gritos. Una vez que mi mujer terminó de dar las últimas

agitaciones por la corrida, aun seguían comiéndose la boca con la pasión de dos

enamoradas.

Como imaginareis, yo también termine de correrme, con

sólo tocarme los huevos, dejando los slips todo manchado de la cantidad de

leche que solté. Me decidí a entrar, llamando antes a la puerta, para

enseñarles como me tenían y lo que me había gustado la escenita. Cuando me

vieron se sobresaltaron, pues esperaba que estuviera dormido. A renglón seguido

le dije a Chari que quería ver cómo le comía las tetas a Pepa. Orden que Chari no

tardó en complacerme dándole bocaditos por la oreja, y diciéndole algo que no

pude oír bien, y pasándole la palma de la mano por los tiesos pezones, por

encima del sujetador. Me senté al lado de Pepa y me puse a comerle la otra

oreja, a la vez que atrapaba su teta, para notar la firmeza que aún conservaba,

para sus años. Al notar mi lengua en su oreja, tuvo una pequeña corrida, acompañada

de un suspiro de placer.

Cuando terminó el suspiro, nos quedamos mirando los tres;

pero sin dejar de sobarle las tetas, ni mi mujer ni yo. Sin dejar de mirarnos

le empecé a dar besos por la cara, hasta llegar a la boca para fundirnos en un

apasionado beso, mezclando nuestras salivas y nuestras lenguas. Al unísono, mi

mujer le quitaba el sujetador, dejando libre dos grandes y hermosas tetas, muy

parecidas a la de Chari, pero más grandes, incluido sus pezones que tenían un

color chocolate, chocolate.

Cuando nos separamos del besazo, y contemplé sus

tetorras, no pude más que decirle lo que me gustaban y que se las iba a comer y

chupar hasta que le quitara el color a los pezones. Cosa que le hizo gracia, y

riendo nos dijo cuando íbamos a empezar, que tenía ganas de sentir dos lenguas

comiéndole las tetas. Y dicho y hecho, comenzamos a deleitarnos comiendo y

chupando sus tetorras y ella gozando y gimiendo de placer con nuestras lenguas.

Pero sin tener las manos quitas, pues con la derecha le estaba sobando el

clítoris a Chari y con la izquierda me masturbaba suavemente la polla.

Después de estar, no se cuanto tiempo haciéndola gozar, y

sintiendo como se corría; Pepa nos cogió por el pelo levantando nuestras

cabezas y besándonos en la boca, primero a Chari y después a mí. Para a renglón

seguido decirnos como había gozado y las veces que se había corrido,

enseñándonos las bragas empapadas de sus jugos y corridas. Eso me hizo mirar a

mi mujer y metiéndole la mano a Pepa en las bragas, tocar su coño empapado, y sacándola

toda chorreante se la puse a Chari en la boca, y diciéndole “toma prueba las

corridas de tu tía”, se puso a lamerme toda la mano, hasta dejarla sin jugos.

Mientras me lamía la mano, me dijo Pepa “quiero ver cómo te

follas a mi sobrina”. Contestándole, a la vez que me levantaba del sofá, “quieres

ver cómo le meto la polla y le hago gritar de gusto”. Chari que estaba caliente

como una perra se tendió en el sofá y abriendo las piernas, me suplicó que la

follara. Pero antes le dije a Pepa que me lubricara la polla y no se hizo

rogar, pues cogiéndome la polla, se la metió en la boca, pegándome cuatro

chupadas, que me puso la cabeza hinchada a punto de explotar. Por lo que

dirigiéndome a Chari, me coloqué encima de ella; pero antes de meterle la

polla, comenzamos a besarnos y fui bajando lentamente hasta llegar a sus tetas

para darle unas buenas chupadas, a la vez que las apretaba y masajeaba.

Mi mujer no podía más y cogiéndome la polla se la puso en

la entrada del coño, ordenándome, “métemela de una puta vez”. Cosa que hice en

al acto, haciendo chocar los huevos con su culo, y sacándole un alarido de

placer, comencé a bombearla suavemente. Busqué con la mirada a Pepa y allí

estaba, sentada en un sillón que había enfrente mirándonos, se había quitado

las bragas, y se estaba masturbando, que como nos diría más tarde, fue la mejor

paja que se había hecho nunca, ni punto de comparación con la que se hacía

viendo videos X.

Mientras nos follábamos mi mujer y yo, pues unas veces le

daba yo empuje y otras era ella la que movía el culo, y lo mueve de una manera

fabulosa; le susurré al oído, “mira que paja se está haciendo tu tía”. Al mirar

como Pepa se metía los dedos en el coño, y mientras Chari gemía bajo los

envites de mi polla, le comencé a decir al oído, “te gusta ver como se masturba”,

“ya has probado sus jugos, te gustan”. A lo que ella contestó, “siiiii”, a

todo. Entonces le dije, “quiero ver cómo le comes el coño a tu tía”. Al

escuchar mi orden Pepa abrió más las piernas, diciendo “siiii, Chari cómeme el

coño, quiero tu lengua en mi clítoris”, corriéndose. En ese momento Chari,

también, explotó en otra corrida.

Estaba a punto de de correrme, pero preferí esperar, y

sacando la polla del coño de mi mujer, le dije a Pepa que se sentara en el

sofá, pero en el respaldar. Dicho y hecho,

aposento su culo en el respaldar y nos abrió sus piernas, dejándonos ver

un precioso coño chorreantemente, rasurado, y con unos labios grandes y

apetitosos; y un clítoris grande e hinchado. Chari se puso de rodillas y

dándole lametones en los pezones, fue bajando despacio pasando con la lengua

por todas partes, hasta llegar al coño.

Como se había corrido hacia un minuto, Pepa estaba

todavía muy sensible y caliente, nada más  su sobrina le puso la lengua en los pezones,

comenzó a suspirar, y cuando le puso su lengua en su clítoris comenzó a gritar

de placer y a decir lo mucho que le gustaba que Chari le comiera el coño. Con

la polla durísima como la tenía, se la enchufe en el coño a mi mujer, la cual

al sentirla comenzó a mover el culo y a resoplar por la nariz, sin dejar de

chupar el clítoris de su tía. Contemplando este panorama no pude aguantar más y

reventé en una formidable corrida, llenándole el coño a mi mujer con una caño

de leche, que al sentirlo le provocó otra corrida, y que apretara la cabeza más

contar el coño de su tía.

Me retiré y contemple como Chari seguía comiéndole el

coño a Pepa, que no paraba de gritar mientras, con una mano le apretaba la

cabeza de Chari contra su coño y con la otra se apretaba las tetas. Me vino una

idea a la cabeza, y fui a por la cámara de video, y comencé a inmortalizar la

comida de coño de Chari a su tía. Mientras las grababa, le decía a Chari,

“cómele bien el coño, que quiero dejar bien grabado en el video como grita Pepa

con tu lengua en el coño”. Pepa abrió los ojos y mirándome, me dijo entre

gemidos, “siiii, graba mi corrida, me coooorrro, ¡oooh! Chari que puta eres,

como te gusta mi coño”.

Después de correrse Pepa, todavía con la respiración

agitada, se sentó en el sofá junto a Chari que tenía toda la cara llena de los

jugos y corridas de su tía. Las dos se abrazaron y dándose  besos suaves por toda la cara y labios, me

miraron sonriendo, diciéndome, “lo has grabado bien todo”. Siendo afirmativa mi

contestación.

Después de descansar un poco, pero sin dejar de tocarnos,

Chari me dijo “ahora le toca a Pepa probar tu polla”, para lo cual se acercó y

cogiéndola con las manos se la metió en la boca para ensalivarla y ponérmela

tiesa de nuevo. Mientras mi mujer me la chupaba, cogí a Pepa por los pelos y

comenzamos a morrearnos, mientras volví a sobarle esas tetorras que tanto me

gustaban. Separando nuestros labios, le guié la cabeza hacia mi polla, para que

me la mamaran entre las dos. Que gustazo sentí, cuando las dos lenguas iban y

venían por toda mi polla, y mientras una se la metía en la boca, la otra me

chupaba los huevos.

Levantándose Chari me dijo, “ya la tienes bien ensalivada

para que se la metas a Pepa y pruebe como follas”. Pepa se levantó y mirándome

soltó, “quiero que me hagas gritar como se lo has hecho a Chari”, y sentándose

encima de mí, pero dándome la cara, se fue metiendo la polla muy despacito en

su coño. Una vez que la tenía toda dentro comenzó a mover el culo y a subir y

bajar lentamente, mientras nos volvíamos a besar con frenesí. Mientras, yo, le

tenía bien sujeta por el culo, apretándoselo y comprobando lo duro que lo tenía

para su edad, pues parecía el de una chavala de 20 años.

De esta manera comenzamos una follada de película, pues

como me había corrido antes en un par de ocasiones, podía aguantar ahora más

tiempo, y mi polla seguía dura como la primera vez. Mientras nos besábamos Pepa

ya comenzó a suspirar, por lo que tuvo que dejar de comerme la boca, ocasión

que aproveché para meterme una teta en la boca y succionar su pezón, haciendo

que pasara de suspirar a gemir y a decirle a Chari, “que pedazo de polla tiene

Juan, como me da placer, la siento durísima dentro de mí, quiero que me folle

siempre”. Eche un vistazo donde estaba Chari, y allí estaba, de pie, sobándose

la pipa, mientras con la otra mano nos grababa con la cámara de video.

Nos quedamos mirándonos a los ojos, y me pareció que me

adivinó el pensamiento, pues dejo la cámara grabando en un sitio que nos

pudiera coger bien, y sentándose a mi lado, me quito la teta de Pepa de la

boca, para metérsela en la boca, después de darme un buen morreo. Y ahí tenéis

la escena, Pepa cabalgándome, que me estaba dando un gustazo por toda la polla,

que creía que ninguna tía me había follado de esa manera; y Chari y un servidor

comiéndole las tetas, haciéndola gemir y saltar de placer. Mientras Chari le

sobaba y chupaba la teta a su tía, se estaba pajeando; cuando lo vió, con los

ojos entreabiertos Pepa, con voz entrecortada por el placer, le dijo “ven

putilla, ponte en el respaldo del sofá que te voy a comer el coño”.

No había terminado de decirlo, cuando mi mujer estaba con

el coño abierto, esperando la lengua y los labios de Pepa. Disfrutando de esta

postura estuvimos un rato largo, hasta que Chari dijo entre gemidos, y

agarrándole la cabeza a Pepa, que se corría, yo no pude aguantar más y dándole

unas embestidas a Pepa, le llené todo el coño de mi leche. Al sentirla, y

mientras se terminaba de beber la bestial corrida de Chari, empezó a agitar

como una loca el culo y apretar su vagina sobre mi polla, que creía que me la

iba a arrancar. Y dando dos culazos más sobre la polla, se quedó quieta y

exhausta, con la respiración agitadísima.

Mientras Chari ya se había sentado a mi lado, y cuando Pepa estuvo algo más calmada, nos

estuvimos dando besos durante un rato. Hasta que al mirar la hora nos tuvimos

que dar prisa, ya que nos estaban esperando en la feria, y se estarían

preguntando por qué tardábamos tanto. Y ese fue el comienzo de un feliz

matrimonio de tres, pues siempre que podíamos íbamos a verla, o ella venia a

casa. Aunque Chari y yo, a partir de ese día nos metimos en el mundo del los

contactos, e hicimos nuestros tríos e intercambios de pareja; a los cuales

también se nos unió Pepa.