Aquel Sábado

Me arreglan el aire y me regalan el cuerpo!

AQUEL SABADO.-

Me gusta recordarlo. ¿Tú te acuerdas? Habíamos estado tonteando y bromeando con nuestros PC en la oficina sin que nuestros compañeros se enteraran y yo cada vez te picaba mas atrevido en palabras, que te haría esto, que te haría lo otro y nos reíamos pero creo que nos poníamos a cien, hasta que te propuse que podíamos hacer el amor en un día en que nuestros colegas no estuvieran y llegamos al acuerdo de que nos encontraríamos en la oficina en un sábado en que todos hacíamos el día libre, pero que nosotros acudiríamos a la oficina a dar rienda suelta a todo lo que habían sido bromas en el PC. Yo me lleve las llaves de la oficina a casa y acudí a la oficina a la hora convenida con ella.

Como es natural llegué antes que ella y con la duda de si al final vendría o no, esperé y llegaste, muy nerviosa pero llegaste, te di las gracias y volví a cerrar con cuidado sin encender las luces dejé la llave puesta y me lancé sobre ella hambriento, la besé como loco y ella respondió a mis besos con agrado y pronto nuestras manos se perdían en el cuerpo del otro. Pude comprobar la turgencia de tus senos a los que dejé libres de cualquier impedimento y mis labios de niño goloso se apoderaron de ellos y pronto note que tu conchita se humedecía rápidamente.

Mi verga ya no resistía más y buscó tu conchita para rápidamente entrar en tu gruta deseada.

Me dijiste que estabas protegida ya que no olvidabas la píldora diaria y ello provocó que mi orgasmo fuera ya incontenible te regué mientras tus gemidos me daban fe de que a ti te sucedía lo mismo, aparté las cosas de la mesa del jefe y te ayudé a tenderte, te abrí las piernas y mi boca se hizo dueña de tu gruta y conseguí que tuvieras un orgasmo tras de otro y ya pensé en conseguir otra meta, tu culito, pero ahí quisiste resistir, nunca lo habías hecho pero pude convencerte de que tendría cuidado y no te haría daño pero que era una experiencia que no debías de dejar de probar y con cuidado te puse al borde de la mesa y conseguí hacer tu culito mío, no sin antes tener que sofocar con la mano tus gritos de dolor, volví a conseguir un orgasmo y me vacié dentro de ti mientras al poco tu volvías a tener otro orgasmo al que yo ayude con mis dedos en tu clit mientras te tenia agarrada por detrás.

Nunca había pensado poderte conseguir por ahí pero me sentía orgulloso, te pedí al terminar que me chuparas la verga pero me exigiste que me la lavara y así lo hice en nuestro lavabo y ya no hubo inconveniente te vi. de rodillas ante mi mientras mi verga desaparecía en tu boca y pude comprobar que en eso eras una maestra mi verga no era tu primera verga en la boca, volví a sentir como me vaciaba y mi semen cayo sobre tus preciosos senos.

Fue el mejor sábado de nuestra vida, lo único que siento es que nunca más lo hemos repetido, y nunca me has dicho si te gustó y nunca te lo preguntare pero si se que fue maravilloso para los dos.