Aquel día que me lo dijo

Desde aquel día que esas palabras salieron de ella, nuestras noches se convierten a diario en un cumulo de placeres.

Un saludo a todos los lectores, os traigo hoy este texto que espero os guste y como no os quiero adelantar nada os lo dejo sin mas que decir que en mi perfil tenéis mi contacto para cualquier petición.

Aquel día que me lo dijo

Una luz comenzó a alcanzar mi vista, abrir los ojos levemente mientras mi mano intentaba que esa luz cegadora no diera de lleno en ellos, costo abrirlos pero al final lo logre, parecía que ya era de día, o eso me mostraba la ventana que dejaba entrar toda la luz de la mañana inundando el cuarto.

Cerré los ojos un momento mientras volvía a intentar caer en el sueño, pero tras minutos inerte no conseguía mi objetivo, mi gire hacia un lado tendiendo mi brazo sobre mi acompañante, una sonrisa se poso sobre mi al notar su piel, cálida y suave. Acurruque mi rostro sobre su nuca en un intento de estar lo mas cerca posible a ella, la cual dormía aun sin haberse percatado de que ya era de día.

Tras unos momentos, así me incorpore levemente posando un beso sobre su cabeza antes de ir a correr las cortinas en un intento de que la noche se mantuviera un rato mas y por ende no la despertara. Mire el reloj eran las 10:30 de la mañana aun era temprano, sobretodo para ella, le gustaba dormir y lo sabia por ello salí del cuarto cogiendo una muda para ponerme y dirigirme a la cocina a por algo de café. Me apoye sobre la encimera de la cocina, podía apreciar desde mi posiciona la cama del dormitorio y veía su cara, tranquila y relajada, no podía mas que sonreír ante esa imagen era tan hermosa en los momentos en que dormía, desnuda semi-cubierta por las sabanas dejando ver trazos de su cuerpo.

Era agradable saber que el hecho de que se encontrase en esa situación era cosa mía, la noche anterior habíamos disfrutado el uno del otro sin cesar, a pesar de sus múltiples pegas, eso me hacia recordar aquel día, ese preciso día en el que ella me lo dijo, se notaba un poco angustiada y nerviosa, no sabia que le ocurría y eso me preocupaba, no quería decírmelo, pero tantas fueron las veces que le insistí que acabo diciéndolo. Y sabed que fueron sus palabras las que dieron el pistoletazo de salida a todas las siguientes noches de pasión en las que ambos disfrutábamos como enanos con un juguete nuevo.

Me acuerdo sobretodo de una noche de sábado que llovió mucho, no teníamos la intención de salir y no veíamos nada interesante que hacer aparte de ver unas películas, pero la cosa no fue esa puesto que al final las películas quedaron relegadas a un segundo plano mientras nosotros nos rendíamos a la pasión, recuerdo sus labios por todo mi cuerpo, sus manos acariciando mi rostro mientras me besaba, eran deliciosas esas caricias, y yo no me quede corto mis manos viajaban también por su cuerpo, sus brazos suaves, sus pechos, su espalda, sus nalgas en las cuales me recree largo rato disfrutando de ellas mientras nuestras bocas no se separaban por momentos, hasta que ella quiso y con esa sonrisa picara que tanto me pone se disponía a jugar conmigo comenzando un descenso de caricias y besos por mi torso desnudo en pos de alcanzar mi pantalón, pero no era eso lo que hacia, volvía a subir varias veces, tentándome, dejándome con las ganas de mas, eso le divertía y por mas quejas que ponga de sus actos también me encanta que remolonee tanto antes de darme lo que tanto espero y ansió, por que cuando llegaba el momento, eso era gloria, cuando la tela se apartaba de mi miembro no podía mas que dejarme llevar y disfrutar con su lengua recorriendo toda su longitud, ella sabia lo que me gustaba y ponía empeño en llevarlo acabo, subiendo y bajando lentamente cada vez que se lo introducía en su boca, haciendo círculos con la lengua en mi glande y mordiendo con cariño y suavidad toda la zona, para cuando mi ansia era tal de verla apretando el ritmo ella lo notaba y aceleraba las lamidas, aceleraba sus movimientos succionaba con fuerza en cada movimiento. De mi boca no cesaban los gruñidos de placer, se bien que no hay nadie mas que ella que ponga tanto interés en darme placer y eso se lo agradezco y compenso cada vez que es mi turno de satisfacerla. Cuando llego el momento no podía mas, ella me apretó el ritmo mas si se podía, ayudándome a alcanzar el orgasmo, había sido de los mejores en mucho tiempo y así se lo dije cuando subió a besarme a lo cual solo mostró una sonrisa orgullosa.

Fue en ese momento cuando la cogí por la cintura y me la lleve al cuarto, la tendí en la cama era mi turno y ella debía portarse bien y dejarme hacer y así le inquirí cuando ella se mostró en desacuerdo aunque no tardo en ceder. Comencé mis roces con parsimonia por todo su pecho, eran tan hermosos esos pechos, pequeños pero preciosos y los gemidos que se escuchaban cada vez que los lamia y mordía eran aun mas preciosos que ellos, así que me dedicaba a sacarle partido a toda esa zona con mis manos y mi boca, mientras que con la mano libre de ellos acariciaba su abdomen y sus piernas, siempre evitando alcanzar su sexo, pretendía ponerla nerviosa, excitarla tanto como ella hacia conmigo, esperar a que suplicara por que hiciera caso a su sexo y eso era lo que hacia, recorría sus muslos y sus nalgas sin dejar milímetro sin tocar, la parte interior era la que mas atendí, los acariciaba muy cerca de sus braguitas, pero apenas una o dos veces roce la zona en un movimiento involuntario que al instante corregía escuchando sus mohines de queja, hasta que alcanzo su limite, me alzo el rostro para besarme y morder mi labio incitándome, ella sabia que eso me ponía a mil y lo repetiría las veces que fuera necesario hasta que yo hiciera caso a lo que ella quería, isa pues, sin mucha mas suplica, descendí mi rostro a su sexo, aun tapado por ese culot negro que tan bien marcaba su figura, roce con mi nariz sobre la tela, y lamí al igual sobre ella. Su rostro me mostraba su desacuerdo a lo de no destapar la zona pero no hacia caso, era mi turno y ella sufriría la espera como me haba pasado a mi con anterioridad.

Toque toda la zona con calma, lamia y besaba sus ingles notando como la tela a cada momento comenzaba a mojarse mas y mas, cuando lo vi oportuno me deshice de esa tela molesta que no me dejaba alcanzar mi objetivo, su sexo, el cual lamí con lujuria tras destaparlo consiguiendo que un gemido satisfecho se escuchara en toda la estancia, lo cual me recordó que debía ir con calma, acelere el ritmo, mi lengua abarcaba toda la zona en lamidas continuas, no me centraba en ningún punto en concreto, al contrario, mis manos por su parte acariciaban la zona, sin entrar en ningún momento en ella, hacían el intento entrando levemente para luego salir, fueron tales sus quejas, que no pude mas que reír antes de prestar entonces atención en profundidad a la zona, mi boca se centraba en su clítoris mientras mis dedos se introducían sin descanso en su interior, sabia que le gustaba lo que hacia, pues tanto sus gemidos como sus manos me lo indicaban, ella tocaba mi cabello una y otra vez disfrutando de lo le iba haciendo, largo rato pase succionando la zona y dándole todo el placer que pude hasta que los gemidos llegaron a su cúspide y un orgasmo la invadió por completo, cuando despegue mi rostro de ella vi como su pecho respiraba agitado y su rostro mostraba una satisfacción absoluta.

Me deshice del resto de mi ropa mientras ascendía hacia su rostro, el cual ella no dudo en agarrar para besar una y otra vez con pasión, mientras yo con cuidado iba introduciéndome en su interior, disfrutando en todo momento, cuando estuve dentro me espere leves momentos antes de comenzar mi vaivén mientras nuestras lenguas recorrían la cavidad del otro y sus piernas rodeaban mis caderas y fue cuando comencé a moverme sin salir del todo, eran lentos los movimientos y aumentaban el ritmo por momentos. Nuestras respiraciones agitadas mostraban la pasión del momento a la vez que nuestros gemidos, sus manos recorrían mi espalda sin cesar, arañando por momentos en los que aceleraba el ritmo o profundizaba los movimientos, su boca me brindaba en algunos momentos pequeños bocados en el cuello y mi trasero era agarrado con fuerza en ocasiones para profundizar mas.

Pasamos largo rato así sin cesar, pero el agotamiento comenzaba a llegar así que alcance sus nalgas agarrándolas con fuerza y vire sobre mi colocandola a ella sobre mi, se encontraba sentada al igual que yo, tenia al alcance de mi boca esos pechos que tanto me gustaban y aproveche la posición para atenderlos mientras ella era en ese momento la que guiaba los movimientos. Se mecía a distintos ritmos, salia y se volvía a introducir de golpe mi miembro haciendo movimientos profundos, toda ella era adictiva, pero sus movimientos de cadera lo eran aun mas. Fue entonces cuando sus manos se aferraron a mi espalda con fuerza a la par que su boca cerca de mi oreja me dejaba escuchar como el fin de todo esto se aproximaba con rapidez, a lo cual agarrando sus nalgas acelere los movimientos hasta que ambos agotados llegamos al final, caímos agotados sobre el colchón, su rostro estaba satisfecho, el mio imagino que también y tras unos instantes ambos caímos en el sueño.

Y ese fue una de las mejores noches que había pasado desde que ella me dijo que quería tener un hijo, ahora la miro y la veo tan hermosa, con las sabanas cubriendo en parte esa barriga hinchada por nuestro hijo, se ve hermosa, preciosa y aun mas lo estará cuando tenga junto a ella un pequeño que nos sacara una sonrisa cada mañana que lo veamos crecer.