Aquel colectivo
Fuí a visitar a mis tios , y conoci al macho de mi vida, hoy mi marido.
Hola, me llamo Ricky y les quiero contar lo que me pasó un día que fui de visita a lo de mi tía en la ciudad vecina de Campana, yo vivo en una ciudad-pueblo, llamado Zárate, y ambas ciudades distan unos 10 km una de otra.
Había yo ido a almorzar con mis tíos, como lo hacia todas las semanas, y luego jugábamos a las cartas, toda la tarde, eran las 21 horas, cuando decidí pegar la vuelta, ya que al otro día debía trabajar temprano y la vuelta en ómnibus era tediosa y complicada.
Salí lo más tranquilo y decidí tomar el 228 que me quedaba unas cuadras más lejos pero tenía más asiduo los colectivos hacia Zárate. Subí al bondi, como llamamos por acá a los ómnibus y ahí me percaté de mi error, era la salida de las fábricas, lo que hacía que estuviera abarrotado de pasajeros, lo que hacía imposible conseguir un asiento. Error creía yo, pero luego tuve mi recompensa.
Saqué mi boleto y me paré en la parte de adelante mirando hacia la ventanillas derechas del colectivo y me tomé del pasamanos a la altura de la segunda fila de asientos, bastante cerca de la puerta para observar a los que subían al bondi, ya que no podía sentarme, por lo menos podía ver si subía alguien interesante.
Cuando digo interesante, me refiero a algún obrero, con pinta de macho, que me hiciera temblar, a la salida de la ciudad, había otra fábrica y ahí subían otros pasajeros. El colectivo paró y empezó a subir gente.
Él primero que subió era un flaquito, enclenque que no decía nada, el segundo, un petiso rechoncho, tampoco, pero el tercero, me hizo temblar todo, alto, musculoso, tenía puesta una remera sin mangas que dejaban ver sus tubos, pantalón vaquero, bien ajustado, pelo negro hasta los hombros, todo un bombón, no pude dejar de mirarlo, quería comérmelo todo.
No sé si se dio cuenta que lo miraba, igual no me importaba, lo deseaba con todas mis ganas, lo cierto es que después de sacar su boleto, busco donde acomodarse, y no pudiendo creer lo que pasaba, se puso al lado mío.
No sé cuantos subieron después el mundo se paró para mi desde el mismo momento que lo vi. Lo cierto es que habían subido otros pasajeros, por lo que hubo que hacer más lugar, para reacomodarnos, él quedó justo detrás de mí, yo ardía, ni que hablar cuando el micro dio un barquinazo y él se vino sobre mí, sentí su cuerpo apoyarse sobre mi espalda y su bulto quedo justo sobre mis nalgas, creía que iba a estallar ahí mismo, pero me contuve.
Pasaron unos segundo y él no retiraba su bulto de mi, seguía sintiendo su miembro, me quedé quieto, a ver que sucedía, pues no sabía si lo hacía a propósito o no podía moverse. Por mí que se quedara a vivir ahí. Siguió pasando el tiempo, y el no se retiraba, ya el coco me hervía. Quería comprobar si lo hacía adrede o no. Me tiré un poquito para adelante, para ver como reaccionaba, grande fue mi sorpresa cuando al cabo de unos instante su bulto estaba nuevamente en mi culo. Para que no quedara dudas me corrí unos centímetros para el costado, para terminar de comprobarlo, y sí, unos segundos más y él estaba otra vez apoyándome, ya estaba totalmente mojado, y me quedé quieto, esperando haber que hacía, si intentaba otra cosa, si me abordaba o que, yo ya no tenía dudas que buscaba levantarme, yo no me pensaba mover más.
Pero luego de varios minutos él se retiró hacia atrás, no mucho, pero lo suficiente para separarse de mí, se habrá arrepentido me dije, o querrá ver que era lo que hacía yo. Y yo no estaba dispuesto a dejar pasar esta ocasión. Di medio paso para atrás y yo posé mis nalgas sobre él.
Entonces otra vez estábamos juntitos. De pronto él empezó a empujarme hacia delante con su cadera hasta quedar apoyado sobre el asiento y presionando cada vez más con su bulto sobre mis nalgas, yo ni loco me corría, ya dejaba que el actuará. Él era el macho, yo su esclavo, pero si el se bajaba del colectivo y no me transaba, yo decidí que bajaría con él y lo abordaría.
Llegamos a Zárate, no sabría describir con palabras lo que sentía en esos momentos y mi duda era que haría él. Pero la incertidumbre duró poco, cuando llegamos a Villa Fox, un barrio de mi ciudad, él inclinándose un poco me dijo:
-yo me bajo en la próxima, venís?
Yo no le contesté para qué, si lo iba a seguir, donde él fuera yo iría.
Cuando bajamos me toco la nalga, como diciéndome " sígueme ", no había necesidad que lo dijera, yo quería con ir con él.
Hicimos dos cuadras y llegamos a la casa, entramos, me hizo pasar primero y cuando entramos, me puso su mano en el culo y así me llevó hasta que choqué con un sofá, me apretó contra él y volvió a apoyarme ya sin tapujos me refregaba su bulto por todo mi culo. En un momento, el empezó a lamerme el cuello, yo ya quería estar con él.
De pronto me dio vuelta y quedamos uno frente al otro, me abrazó y yo sin poder contenerme más lo besé en la boca, a la vez que le acariciaba todo su cuerpo y brazos, mi boca no se despegaba de la de él, mis manos recorrían todo su cuerpo, él puso sus manos sobre mis nalgas y las empezó a acariciar. Mis manos seguían recorriendo su cuerpo y Empecé a bajar hasta llegar hasta sus pantalones y le tocaba las piernas, de a poco fui llegando a su bulto y cuando mi mano se poso sobre su miembro , me estremecí por su tamaño, estaba muy bien armado, le empecé a desabrochar el pantalón y se lo bajé, pasé mi mano entre su slip, lo tome con la mano.
Empecé a bajar con mi boca por su cuello a la vez que le sacaba su remera, todo su torso quedó delante de mi y con mi mano en su miembro lo fui lamiendo y besando por el pecho, por el vientre y cada vez más abajo, por fin llegué con mi boca a estar delante de su miembro, enorme y hermoso a la vez, pasé mi boca por todo el tronco, desde sus testículos hasta llegar lentamente a la cabeza de ese miembro que ya era mío, luego me lo puse en mi boca, y me lo fui introduciendo más y más, hasta ahogarme, de a poco empecé a notar como se despertaba esa bestia que tenía dentro de mis fauces y así seguí hasta que estuvo totalmente erecto.
Para esto, él tomó mi cabeza y me ayudó a mamársela, con sus manos, luego de repente me hizo levantar, me dio vuelta me apoyó sobre el respaldo del sofá, y me bajó los pantalones y el slip, empezó a pasar su miembro por mis nalgas, me moría de ganas, pasó su pene por toda la raya y luego lo apoyo en mi ano. De pronto se retiró y me untó con una crema toda la zona de mi ano.
Volvió a apoyar su pene en el y empezó a hacer fuerza , no mucha pues no hacia falta mucha, yo ya estaba entrenado, lo fue introduciendo lentamente, cada vez más y yo estallaba de placer, siguió así, hasta introducirlo todo dentro de mi culo, sentí sus testículos tocar mis nalgas y entonces lo empezó a sacar un poquito y vuelta a entrar, empezó a repetir la acción una y otra vez, cada vez más rápido, con sus manos sobre mis caderas, cada vez más rápido y más fuerte, y así siguió un buen tiempo, yo quería más y más, cuando estuvo por acabar, sacó su miembro y acabó sobre mis nalgas, yo estallaba de placer, jamás me habían culeado de esa forma, luego siguió acariciándome y me ayudó a acabar a mí. Yo estaba totalmente entregado a él , después nos bañamos juntos, los dos bajo la ducha, tocándonos y acariciándonos. Cuando pude calmarme un poco, le dije:
-Por favor, por lo menos dime como te llamas.
-Carlos me contestó,
Yo lo sequé a él y él a mi.
Me vestí, me acompaño hasta la puerta, antes que la abriera lo besé, me despedí y le dije: hasta muy pronto.
Y así fue, hoy es mi marido, para toda la vida,
Espero que les haya gustado pero los tengo que dejar, ahí llega Carlos y lo necesito, chau.