Apuntes sobre... otra forma de ser usada...

...placer...dolor...una mezcla lujuriosa...

APUNTES SOBRE…OTRA FORMA DE SER USADA (y 2)

nada más entrar me di cuenta de que Karl sabía de antemano que cedería, la habitación estaba preparada, había varios escenarios dispuestos cada uno con su propia iluminación. Observé unas cadenas doradas que colgaban del techo y otras iguales que estaban en el suelo, terminaban en unos grilletes también dorados… brillaban. A unos metros vi una mesa compuesta de dos tablones cruzados, unas correas de cuero en las aspas completaban el segundo cuadro. En un rincón una especie de rueda ancha y con cadenas, era iluminada por un foco…en ese momento sentí como un intenso calor entre mis nalgas, volví el rostro y vi que Karl se había despojado de su ropa, su polla estaba incrustada en la hendidura que separaba mis glúteos y fui consciente de mi desnudez y de lo que estaba a punto de ocurrir…volví con mi inspección y sentí como sus manos me abrazaban por detrás, estaban calientes y comenzaron a recorrer mi vientre que se estremeció violentamente. La siguiente visión fue una especie de potro, en el suelo dos argollas aprisionaban unas cadenas que, como las primeras, terminaban en dos grilletes…oí el extraño acento de Karl

  • ¿Te gusta lo que ves? – me dijo al oído.

  • Me da miedo –contesté mientras sentía como su mano hacía vibrar mi vientre.

  • ¿Te gusta? – repitió.

  • ..Siiii…creo que si… - respondí con voz débil.

Mi cuerpo ardía en manos de ese hombre, sentía su polla crecer apretada a mi culo y notaba como mis caderas se movían lentamente buscando el calor de esas grandes manos que amasaban mi vientre…otro hombre me iba a poseer y yo, desfallecida, esperaba que empezara a usarme…recordé las palabras que dije a Daniel el hijo de Germán cuando, mientras me follaba, me preguntó si era suya (Ver EL TERCER MAESTRO. La prueba (2).

y allí estaba… ahora era la puta de su hijo… antes lo había sido de Tomás y… quien sabía de cuantos más lo sería a lo largo de la noche

Siiii... soy tuya…sigue follándome… no pares

Una de sus manos había subido a mis tetas y las sobaba con fuerza, mis jadeos subían en intensidad y cuando sus dedos pellizcaron mis sensibles e hinchados pezones un grito de placer escapó de mis labios. Sus manos cubrían prácticamente mis pechos que ansiaban sus caricias, su otra mano bajó un poco y uno de sus dedos acarició levemente mi clítoris que, me imaginaba, hinchado y turgente, me mordí los labios mientras mis flujos manaban incontrolables de mi sexo

  • ¿Comenzamos? – peguntó mientras continuaba machacando mis pechos y clítoris.

Estaba enloquecida de placer y me era imposible contestar, ni una respuesta acudía a mi mente. Sus dedos apretaron fuertemente un de mis pezones y un ramalazo de dolor me hizo gritar

  • ¿Lo dejamos? – volvió a preguntar mientras me mostraba una cadena con un asa de cuero

  • ¡¡¡No por favor!!! – contesté sobresaltada – No me dejes ahora –dije tomando la cadena y enganchándola al collar de cuero

Sabía que estaba jugando conmigo, pero el solo hecho de pensar que no me llevara hasta el final, me hacía sentir pánico. A mi mente acudió la noche en que Germán me tomó en mi dormitorio, fue mi primera experiencia como sumisa, pero estaba convencida de que aquello había sido un juego comparado con la experiencia que me esperaba. Ahora quería más…quería ser utilizada hasta el extremo por un hombre…y ese hombre era Karl

  • Por favor no me hagas esperar más – le rogué –

No sabía si me entendía pero estaba convencida de que el tono de mi voz y mi cara eran más explicitas que todas mis palabras, me retorcía entre sus brazos y mi enfebrecido cuerpo estaba entregado al macho que iba a utilizarlo a su antojo…dos palabras rebotaban en mi cabeza…dolor…placer…dolor…placer

  • ¿Lo deseas? –volvió a preguntar mientras continuaba sus manipulaciones.

Sentí como su polla estaba incrustada entre mis nalgas, la notaba caliente, dura, llena de vida

  • ¡¡¡Con toda mi alma!!! – grité mientras apretaba mis nalgas contra su miembro.

Seguía sin saber si me entendía pero él me tiró de la cadena arrastrándome a las argollas que colgaban del techo y me dejó en el suelo, mis piernas temblaban y me tuve que apoyar en él, tomó un grillete y lo acercó a mi muñeca, sumisamente introduje una mano, él lo ajustó con un tornillo. Repitió la operación con la otra mano y los dos pies y pronto estuve atrapada, mi corazón latía con fuerza mientras esperaba su siguiente movimiento, le vi manipular unas palancas y noté como las cadenas se tensaban y abrían mis brazos y piernas, me miré a un espejo que estaba estratégicamente situado y me vi abierta por completo, mis pies se apoyaban en el suelo, pero los muslos estaban lo suficientemente separados como para dejar el coño abierto y expuesto…cerré los ojos mientras un orgasmo me hacía retorcer de placer. Karl me quitó la cadena del cuello, se situó frente a mí y comenzó a sobar todo mi cuerpo, sus calientes manos accedían a mis más íntimos rincones mientras un incontenible temblor recorría cada célula de mi ser…todo era placer pero mi subconsciente me decía que no todo iba a ser igual…un mordisco en uno de mis pezones me hizo gritar, abrí los ojos y sentí un intenso dolor en mis nalgas, a través del espejo vi como Karl me golpeaba con una especie de pala de madera, los golpes se confundían con las caricias que recibía en todo mi cuerpo, el ritmo de aquella era constante, pero el manoseo de su otra mano era infernal, pasaba de un lugar a otro sin descanso mientras mis gritos resonaban en la habitación.

  • Basta por favor – le rogaba con voz débil.

Karl no me escuchaba y continuaba su castigo. No se en que momento mis gritos y quejas comenzaron a convertirse en gemidos, el calor de mis maltratadas nalgas unido a la sensación que las caricias producían en mi sexo, se convirtió en una ola que crecía en mi vientre

  • ¡¡¡Siiii, siiii, siiii!!! – gritaba enloquecida - ¡¡¡¡hazme daño!!! ¡¡¡golpéame!!! ¡¡¡maltrata mi cuerpo!!!

Notaba como el sudor brotaba por cada poro y se deslizaba hasta el suelo bañándome de arriba abajo… las contracciones de mi vientre me advertían que el orgasmo mas alucinante de mi vida estaba a punto de producirse…repentinamente todo cesó, el hombre que me estaba sometiendo se quedó quieto, abrí los ojos y vi como su cara se aproximaba a mi abierto y chorreante coño, sentí su calor y el tiempo pareció detenerse…de pronto sentí como sus dientes me mordían el clítoris

  • ¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!!!!!!

Un alarido brotó de mi garganta mientras mis entrañas estallaban, una catarata de fluidos se desbordó de mi interior y bañó la cara del hombre que me había llevado a ese punto… quedé colgada de las cadenas completamente exhausta, levanté la mirada hasta el espejo y me contemplé sin reconocerme, el sudor cubría toda mi anatomía, todo mi cuerpo brillaba y del coño, obscenamente abierto, aún caían gotas de flujo. A mi lado, el macho que me había dejado en ese estado, contemplaba satisfecho su obra…yo también me sentí extrañamente satisfecha.

Karl manipuló cuidadosamente las palancas y poco a poco me fue bajando, me soltó de los grilletes y me tomó en brazos

  • ¿Prefieres algo en especial? – me preguntó en su elemental castellano.
  • Puedes hacer conmigo lo que quieras – le contesté abrazada a su cuello y mirándole a los ojos.

Me miró sonriente, estaba convencida de que no entendía casi nada, pero ese hombre sabía con toda certeza que yo era una mujer entregada y que podía usarme a su antojo.

Me puso de pie me colocó de nuevo la cadena llevándome a la mesa en forma de aspa y me tendió encima, fui yo la que levanté los brazos y abrí las piernas, pero él me puso boca abajo, pensé que me iba a azotar de nuevo o a penetrarme por el culo, pero de pronto sentí que me untaba mis doloridas nalgas con una especie de aromático gel, recordé cuando Germán "reparó" los "destrozos" que me había ocasionado la noche que me folló en mi casa, el producto que usaba Karl parecía igual que el que utilizó aquél. Sus manos recorriendo mis nalgas me producían un efecto relajante, me dio la vuelta y continuó untándome ese gel, sus manos acariciaban mis muslos, pubis, ingles…mi sexo comenzaba a despertar y removí mis caderas, fue el momento que él eligió para inmovilizarme, mis manos y pies con correas de cuero, la cintura con una banda de piel y el pecho con dos cuerdas amarillas una por encima y otra por debajo de las tetas. El vértigo de la lujuria y de lo desconocido volvió a asaltarme, de nuevo noté la humedad de mi sexo que comenzaba a rezumar líquido

Comenzó a lamerme por la cara, su lengua ensalivó cada centímetro de ella antes de pasar a mi cuello, a este siguieron mis axilas, pechos, vientre, pubis…nada de la parte anterior de mi cuerpo quedó libre de su huella… temblaba como una hoja mientras sentía como un familiar calor empezaba a consumirme por dentro….

  • ¿Está bien así? – le oí preguntar.

  • Nooo…quiero más… - respondí pausadamente, necesitaba que me entendiera.

  • Pídelo – dijo gravemente.

  • Quiero que seas duro conmigo… – le pedí gimiendo – quiero que me maltrates

Un latigazo se estrelló en mi pecho, abrí los ojos gritando y le vi delante de mí con un extraño látigo, un segundo golpe sacudió mi vientre y noté que no me hacía mucho daño, era como si me azotarán con una tela, pero notaba una sensación de calor donde me tocaba

  • Siiii…Siiii…Siiii…- gemí quedamente –

Un auténtico diluvio de golpes cayó sobre mí, muslos, pubis, coño, vientre, pecho…eran sistemáticamente atacados por ese artilugio, el calor se iba haciendo cada vez más intenso y notaba como se iban abriendo los poros de mi cuerpo, mi cabeza se movía convulsivamente de un lado a otro mientras rogaba

  • Más…Maaasss. Maaasss –

Pronto noté mi cuerpo empapado de sudor, sentía las gotas correr por mis pechos, estaba prácticamente inmovilizada y parecía que iba estallar de un momento a otro. Los latigazos cesaron y su boca asaltó mis pezones, los tomaba entre los labios y tiraba de ellos, notaba como se iban poniendo más grandes y, sobre todo, más sensibles. Gemía ininterrumpidamente y, de pronto, sus labios se apartaron de mi pecho, en cuestión de segundos sentí un roce en ellos y un aullido escapó de mi garganta, me había pinzado ambos pezones

  • Noooo…noooo…por favor, quítame eso – le suplicaba mientras lloraba desconsoladamente.

Sin pausa noté como algo rozaba la entrada de mi vagina y me quedé paralizada, sentí como puñalada cuando su polla se abrió paso dentro de mí como si fuera una locomotora, un nuevo alarido salió de mí

  • ¡¡¡¡¡¡¡Noooooooooooooooooooooooooooo!!!!!! -

Fue implacable y no me dio tregua, me folló con fiereza sin alterar ni un segundo sus embestidas, su polla entraba y salía de mí una y otra vez, notaba como las paredes de mi vagina se iban amoldando al tamaño de mi invasor y, nuevamente, el binomio placer - dolor se fue apoderando de mí, mis lamentos y gritos se fueron convirtiendo en gemidos de placer y comencé a animarle a machacar mi cuerpo

  • ¡¡¡Sigue, sigue, sigue!!! – le pedía – ¡¡¡más fuerte!!! ¡¡¡penétrame hasta el final!!! ¡¡¡Te quiero dentro… muy dentro…!!!

Ignoro el tiempo que estuvo follándome, pero mis corridas se sucedían una tras otra

  • ¡¡¡¡Córrete dentro de mí…inúndame con tu semen…dámelo…dámelo…!!!!

Pensé que el idioma del sexo era el mismo en todo el mundo y que él, sin casi entenderme, sabía lo que le estaba diciendo. Un golpe de riñones más intenso me hizo saber que el momento se acercaba, me quitó las pinzas de los pezones y me atacó de nuevo, sentí su polla muy dentro de mí y entonces…estalló, noté como su hirviente líquido invadía hasta el último rincón de mi cueva…uno…dos…tres…descargas más me llevaron al culmen del placer…me corrí como la perra en la que me había convertido… Karl permaneció dentro de mí un par de minutos, yo no dije ni una palabra, mi cuerpo estaba satisfecho y mi alma pertenecía en ese momento al hombre que me había hecho experimentar esas sensaciones. Noté como su polla se iba deshinchando en mi vagina y se salía poco a poco, me sentí vacía cuando se apartó de mí…nuestros jugos, mezclados, se deslizaron fuera de mi coño

Cuando me liberó de mis ataduras y me levantó, me tuve que abrazar a él, no tenía ni fuerzas para caminar, esta vez no me puso la cadena y me ayudó a llegar hasta una puerta que había en un rincón, era un cuarto de baño. Entramos y orinó delante de mí, no me extrañó y miré absorta su polla, era, junto a la de Tomás, la más grande que había tenido dentro de mí. Me sorprendió mirándole y me preguntó

  • ¿Te gusta mi polla? –

  • Si – contesté – me gusta y me ha hecho gozar.

  • Quiero que la chupes – su tono no admitía excusas…ni yo las quería dar.

Me arrodillé delante de él y me metí el glande en la boca, no me disgustó su sabor a semen, flujo y orina. Masajeé sus huevos y lamí todo su formidable miembro, se endurecía por momentos y deseé tenerlo otra vez dentro de mi babeante coño, pronto alcanzó casi todo su esplendor, mientras, la respiración de Karl se iba agitando y le arrancaba algún gemido

  • ¿Quieres que te beba? – le ofrecí.

  • No – respondió -

Se agachó y me condujo a la ducha, nos metimos juntos y me enjabonó, me trató como a una niña pequeña pero cuando creía que íbamos a salir, me aplastó contra la pared del baño, se agachó y, abriéndome las piernas, se apoderó con su boca de mis dos orificios, culo y coño. Con mis pechos aplastados en los azulejos sentí su lengua rugosa lamer alternativamente ambos agujeros. Me deshice entre su lengua, labios y dientes, hizo que me corriera varias veces y bebió de los jugos que manaban de mi cueva

  • Atraviésame aquí – le pedía – Dame tu polla

Creo que no me entendía, continuaba comiéndome mientras mis ruidosos orgasmos se repetían, me tomó en sus brazos y me llevó de nuevo a la sala. Esta vez se dirigió a la rueda, hizo que me agachara y untó mi ano con una especie de crema, supuse que era vaselina y supe que era la hora de mi culo, me estremecí pensando en esa inmensa polla rasgándome las entrañas. Karl le dio una vuelta a la rueda hasta que encontró lo que buscaba, era un consolador incrustado en la rueda

  • Siéntate en él – ordenó

Me ayudó y situó mis nalgas justo encima del aquel, después me empujo hasta que estuvo en la entrada de mi ano…Le pedí que me lo dilatara antes de empalarme, pero no me contestó, sentí como poco a poco ese artilugio iba invadiéndome hasta que sentí que lo tenía incrustado completamente, la verdad es que no me había hecho daño. A continuación me tendió en la rueda que tenía como treinta centímetros de ancho, me puso una cadena debajo de los pechos, otra en la cintura, unas esposas que unían mis manos y se enganchaban a un clavo por encima de mi cabeza y las piernas abiertas una a cada lado del tablero y atadas por debajo de él. Excitada esperaba el siguiente paso y este llegó pronto, se aproximó a mi con unas velas encendidas

  • Nooo…- protesté débilmente.

El primer chorro cayó en mis pechos…grité y, en ese momento, el consolador que horadaba mi culo comenzó a moverse, un escalofrio me sacudió. El ritual continuó la cera hirviente se vertía por todo mi cuerpo, solo el cuello y la cara eran respetados, el consolador se movía dentro de mí y me arrancaba retazos de placer, cuando la cera comenzó a caer sobre la delicada piel de mi lampiño pubis, no pude contener las lagrimas. Un nuevo elemento entró en el juego, una mano de Karl, se apropió de mi sexo y comenzó a manipularlo de manera magistral…el placer se volvía a complementar con el dolor y mi cuerpo se alteraba, intentaba librarme de mis cadenas, necesitaba más placer y lo pedía desesperadamente

  • Follame Karl – le suplicaba –

El continuaba martirizándome y dándome placer

  • Tu polla…quiero tu polla…- gemía –

Sus dedos hacían estragos en mi abierto coño que se desbordaba ante sus sabias manipulaciones

Las gotas de cera cesaron de caer en mi cuerpo y los dedos se apartaron de mi sexo, solo el consolador me trabajaba sin cesar mis entrañas…Levanté la cabeza como pude y le vi entre mis piernas, su polla erguida me hizo estremecer y me mordí los labios

  • Pídelo –dijo mientras paseaba la punta de su glande por mi ansiosa raja.

  • Métemela, follame, destrózame el coño, la quiero dentro ya - rogaba

Sentí como esta vez su polla iba invadiéndome poco a poco, mis paredes vaginales se abrían permitiendo el paso de ese poderoso miembro, la postura era incomoda pero mantenía mi pubis y caderas elevados lo que hacía que la penetración fuera más profunda. Notaba como mi vagina iba siendo ocupada lentamente, nunca me había sentido tan llena y creía que esa polla iba a llegar hasta el útero. Cuando estuvo dentro de mí me tomó de las mejillas y me hizo mirarle, comenzó a hablarme en alemán con voz profunda y comenzó a moverse, no entendía nada de lo que decía, pero yo estaba hipnotizada, su mirada era fuego, su voz era fuego, sus profundos envites eran fuego…mi centro del placer se concentró en mi vagina, no sentía ni el aparato que se movía en mi culo, mi vida en ese preciso momento eran sus ojos, su boca y ese estilete de carne que me quemaba por dentro…estaba inmovilizada y ese hombre me estaba mostrando lo que era sentirse follada, yo no podía hacer nada, él imponía las reglas y yo debía someterme... mi vientre, abierto a sus embestidas, se vaciaba… él aceleraba o frenaba a su antojo…por primera vez supe lo que era ser usada y este pensamiento me hizo aullar de placer… sus palabras seguían rebotando en mi cerebro mientras continuaba con su sistemático ataque. Los minutos corrían y el seguía poseyéndome, de pronto, tiró hacia él e hizo girar la rueda, quedé casi en vertical y él de pié…inició el asalto final, su polla entraba y salía de mí como un pistón… lloré, gemí, bufé, grité y, cuando con un último esfuerzo se corrió dentro de mi, todo se convirtió en oscuridad…perdí el conocimiento

Desperté en otra cama que no era la del dormitorio que me habían asignado, Karl dormía a mi lado y los dos estábamos desnudos, tenía cera en los pechos y el vientre y el semen seco cubría mis muslos y pubis. Observé que tenía puesto el collar y la cadena que me sujetaba a la cama y un estremecimiento me sacudió, por mi mente comenzaron a pasar las imágenes de la sala de ¿torturas?...ese hombre me había poseído en el sentido más extenso de la palabra y yo lo había disfrutado. Miré su polla que descansaba sobre su vientre y me pregunté cuantas veces se hundiría en mí antes de que Germán volviera, mi coño tembló levemente, ese miembro me había llenado como pocos, recordé la sensación de mis paredes vaginales abriéndose a su paso y noté como mi sexo empezaba a humedecerse. Como una autómata me incliné sobre él y comencé a lamerle, una de mis manos se perdía entre sus enormes testículos mientras mi lengua recorría su sexo, poco a poco este comenzó a crecer entre mis labios. Yo estaba completamente absorta en lo que hacía cuando sentí como una de sus grandes manos se apoderaba de mi coño, mi cuerpo se tensó y le miré a los ojos, tuve que apartar la mirada, su expresión hizo que mi temperatura corporal se elevara y mi vientre se estremeciera, era como si estuviera dentro de mí…Karl desató la cadena de la cama y tiró de ella, hizo que me cola colocara encima de él formando una cruz, su mano, ahora, tomo posesión de mi culo, sus dedos recorrían mi hendidura trasera y jugaban con mi ano, repentinamente su mano azotó una de mis nalgas, contuve el grito, los siguientes minutos se convirtieron en una enervante sesión de caricias y azotes, mis glúteos ardían, mi pecho vibraba y mi coño se desbordaba…Volví a oír esa voz de extraño acento

  • ¿Has sido mala? – preguntó

El corazón me dio un vuelco, no se como, pero la respuesta salió casi involuntariamente de mis labios

  • Siiii…-contesté con voz débil – he sido muy mala

  • ¿Tengo que castigarte? – volvió a preguntar

  • Siiii…- repetí – quiero que me castigues

Un fuerte azote me sacudió las nalgas y no pude reprimir un grito…casi simultáneamente uno de sus dedos se introdujo con violencia en mi ano

  • ¿Quieres hablar con Germán? – inquirió.
  • No por favor –le rogué – no quiero que se entere de esto, pídeme lo que quieras

pero no lo llames.

No entendía por qué, pero me un extraño sentimiento de pudor me hacía suplicarle que me amante no se enterase de lo que estaba sucediendo en esa casa.

Desde ese momento, Karl se transformó en una maquina de dar placer, utilizó labios, manos dedos, polla…todo su cuerpo se apoderó del mío y, con una sabia rudeza, volvió a convertirme en un títere del que él manejaba los hilos, todo mi ser vibraba con sus manipulaciones y, al igual que en la sala, mi cuerpo respondió de una forma que no ofrecía dudas, disfruté…me gustaba aquello, yo no tenía nada que poner puesto que era mi macho el que mandaba, imponía el ritmo, elegía las caricias y dominaba mi mente, yo era una mera receptora del placer que él me quisiera dar

Cuando me tendió boca abajo y se separó de mí, creí morir de placer…me iba a follar…noté como me hacía levantar el vientre y colocaba una almohada debajo… lo imaginé detrás de mi con mis dos orificios a sus disposición y una ola de flujo inundó la cama…mi cuerpo esperaba ansioso la penetración. Noté como se ponía entre mis muslos y el ahogo creció en mi pecho, mis manos se asieron a los barrotes de la cama para recibir su embestida, su polla irradiaba un calor que quemaba mis partes más intimas

  • Dámelo…dámelo todo…follame… -repetía como una letanía.

En ese momento oí de nuevo su voz

  • ¿Germán? – preguntó

Me quedé paralizada cuando oí la voz de mi amante a través del altavoz de un teléfono

  • Si Karl, dime -

  • No, lo que quieres oír te lo va a decir Lola.

Creí morirme, abierta de piernas con una polla a escasos centímetros de mi coño y el hombre con el que había ido a pasar unos días de sexo, escuchando a través del teléfono como otro hombre me iba a follar

  • ¿Lola? – oí la voz de Germán.

No le contesté, la situación era surrealista, no sabía que hacer pero seguía disposición del alemán sin hacer un solo movimiento

  • Dile que vas a hacer- ordenó Karl mientras su glande se apoyaba en la entrada de mi ardiente coño.

Emití un gemido y negué con la cabeza pero Karl paseó su glande por mi chorreante hendidura y habló de nuevo

  • Díselo y después le cuentas lo que esté pasando…o lo dejamos –

Quería esa polla dentro de mí, estaba caliente como una perra y lo quería dentro de mí…no se de donde saqué fuerzas, pero de mi boca comenzaron a salir palabras

  • Me va a follar Germán…Karl me va a follar

En ese momento me penetró violentamente y un alarido de dolor y placer brotó de mi garganta

  • ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!

Inició su cabalgada con un ritmo infernal, el coño, ayudado por mi intensa lubricación, se tragaba su voluminosa polla cada vez más fácilmente, mi vagina se distendía con sus acometidas y mi cuerpo, como anestesiado, se limitaba a aceptar y disfrutar del incesante ataque de Karl, el hombre que anulaba mi voluntad y me hacía aceptar su virilidad sin intentos de lucha por mi parte

  • ¡¡¡Sigue diciéndole que te hago… háblale!!! - oí como ordenaba.

Las palabras acudieron a mi boca casi automáticamente

  • Germán, me está follando y no me puedo resistir…siento su polla muy dentro de mí… - las palabras se confundían con mis jadeos y gemidos – sigue Karl…sigue…fóllame…hazme gozar con esa increíble polla…quiero que me hagas gritar… - perdí la consciencia de que Germán me escuchaba, en ese momento pertenecía al hombre que me montaba y me dominaba y era a él a quien dirigía mis ruegos - …no te salgas nunca de mí…quiero que me quemes el vientre con tu semen…que me inundes

Karl continuaba sacudiendo mi cuerpo con los incansables movimientos de sus caderas y pelvis mientras yo, sujeta a la cama, sentía como mi vientre se desbordaba inconteniblemente

  • ¡¡¡…siiii…siiii…siiii…sigueee…sigueee…!!! - pedía desfallecida mientras su polla entraba y salía de mí sin pausa - …más…máaaaas

Notaba como el sudor brotaba de todos mis poros y mi imagen colgada de las cadenas vino a mi mente, me vi suspendida mientras mi cuerpo se deshidrataba…una convulsión sacudió mi vientre mientras que, una vez más me vaciaba…ya no podía más, las fuerzas me abandonaban y creía que había llegado al límite

  • Por Dios – dije en un susurro - …acaba conmigo…estoy en tus manos

De repente dos de sus dedos, venciendo la resistencia de mi esfínter, se introdujeron en mi ano, fue como si un rayo me atravesara de parte a parte e, increíblemente, un nuevo orgasmo me retorció las entrañas mientras un rugido surgía de lo más hondo de mi ser

  • AAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRGGGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHH –

Karl se salió de mí y sentí un gran vacío interno, me dio la vuelta y puso una rodilla a cada lado de mi pecho, la polla estaba a centímetros de mi boca y la vi roja y brillante, le miré a los ojos con absoluta sumisión y supe lo que quería, puse su cilindro de carne entre mis pechos y comencé a masturbarlo con ellos, él gemía mientras su liquido preseminal comenzaba a manchar mis hinchadas tetas, pronto noté como cerraba los ojos y una especie de ronquido nacía en sus labios, incorporé mi cabeza y metí en mi boca lo que cabía de su polla… mis manos apretaron sus descomunales huevos y, con un grito, se vació en mi, cuatro o cinco descargas de caliente líquido fueron aceptadas por mí, bebí de su néctar como si de un manjar se tratara, chupé y tragué hasta que sus temblores concluyeron…después se derrumbó a mi lado

Estaba exhausta pero satisfecha y de pronto oí la voz de Germán, lo había olvidado completamente

  • ¿Cómo estás? – preguntó.

  • Lo siento Germán – balbuceé

  • No te disculpes y contéstame – dijo.

  • Deshecha…me ha dejado deshecha… -repuse.

  • ¿Has disfrutado? –volvió a preguntar.

  • Siiii… -repuse arrastrando la "i" – no es mi tipo preferido de sexo, pero una descarga de adrenalina de estas, de vez en cuando, creo que viene bien.

Oí como mi amante se reía, después volví a oír su voz

  • ¿Debo entender que te ha gustado mi regalo de cumpleaños? –

Me quedé helada, todo lo había preparado él, no se como no me lo imaginé antes

  • Eres un cabrón – le dije - ¿por qué no me lo propusiste?, ¿tenías que engañarme?

  • ¿Crees que lo habrías disfrutado tanto? – preguntó.

Como siempre, tenía razón y sonreí, miré a Karl que me observaba divertido, le cogí la polla aún semierecta y de nuevo sonó la voz de Germán

  • Bueno – dijo – esta tarde voy a recogerte.
  • Creo que no estaré disponible – le contesté mientras comenzaba a masturbar a Karl – tu amigo tiene que enseñarme algunas cosas que no he probado de la sala, seguro que la conoces… un potro…juguetitos…creo que en dos o tres días podrías venir…desconecta el teléfono Karl.

Oí como empezaba lo que parecía una protesta de Germán que Karl interrumpió cortando la comunicación, me tendió la cadena y me miró, de nuevo tuve que bajar la mirada, esos ojos me anulaban. Tomé la cadena y la até al collar de cuero de mi cuello, después se la ofrecí de nuevo

Karl me preguntó

  • ¿Aquí? – dijo señalándome la cama – o en el otro sitio.
  • Allí –contesté suave pero firmemente –

Un tirón de la cadena me hizo ponerme en marcha, mientras caminaba hacia la sala, mi coño comenzó a derramar su pasión por mis muslos

FIN

P.D. Me gusta que me dominen…que me sometan, pero no soy masoquista en el sentido estrito de ese término, quizás esta aventura y otras esporádicas que viví con Karl y alguno de sus amigos, han sido las vivencias más fuertes que he tenido en este campo. Me gusta más el morbo que el dolor, pero no me arrepiento de estas experiencias, las he disfrutado al igual que las pocas que he tenido con mujeres y tampoco soy lesbiana. Me gusta el sexo, lo tomo tal como llega y lo cuento como lo viví, mis disculpas a quienes pueda molestar esta temática.

levanté y busqué el cuarto de baño del dormitorio, lo encontré y entré en él, un gran espejo me recibió, cualquier parecido con el día en que Germán me folló en mi casa y me asusté al verme el cuerpo, era pura coincidencia…ahora si estaba marcada, todo mi cuerpo presentaba señales de la sesión a la que había sido sometido, pero esta vez no me preocupé, al contrario, estaba orgullosa de mí y de mi cuerpo y agradecida al hombre que me había llevado a ese límite. Quise conocer una nueva experiencia y lo había conseguido y disfrutado.