Apuestas peligrosas (ojos grises)

-¿En que rayos me fui a meter? Tengo que salir de aquí inmediatamente- pensó la espantada chica, pero ya era demasiado tarde, por más que intentaba no podía mover sus piernas y sus ojos le pesaban, el chico comenzó a besarla a la fuerza y Ana lo mordió lo más fuerte que pudo...

Ésta era la última vez que él la lastimaba así, ya no estaba dispuesta a seguir soportando sus agresiones, ya fueran físicas o psicológicas y por eso había tomado la decisión de olvidarlo para siempre y ser totalmente diferente a como solía comportarse,  cerró los ojos y disfrutó unos minutos más del agua caliente que rodeaba su hermoso cuerpo en la tina, estiró la mano y alcanzó la toalla, se paró lentamente dejando a las gotas recorrer sus senos, su vientre plano y sus caderas perfectamente formadas, se secó el cabello y lo cepilló, admiró el cambio de lock que se había hecho –No esta mal- pensó Ana mientras se ponía el sujetador  negro de encaje y subía su tanga diminuta con listones a los lados que hacía conjunto por sus piernas, había quedado con sus amigas en el antro donde ellas solían ir de fiesta, se arrepentía de haber apostado que podía ligarse al tipo que ella quisiera en una noche y que aparte lograría ponerlo tan caliente que el no aguantaría más y cuando se dispusiera a tomarla, ella simplemente lo dejaría allí con sus ganas, así como se lo merecía cualquier hombre para su gusto.

Se puso su vestido negro de brillitos que le llegaba justo debajo de las nalgas y que entallaba su delgada figura, levantaba sus pequeños pero proporcionados pechos, enmarcaba su pequeña cintura y resaltaba sus lindas y contorneadas piernas, se alborotó su larga cabellera castaña y se la dejó de lado, luego pintó cuidadosamente sus ojos color caramelo delineándolos y haciéndolos aún más grandes de lo que ya eran, se puso rubor discreto en las mejillas y por último se puso su labial rojo favorito.

Llegó al antro 15 minutos antes, a pesar de haber hecho tiempo caminando hasta allí,  había llegado antes, como era su costumbre, el lugar estaba repleto,  se acercó a la barra y pidió una piña colada, a penas le estaba dando los primeros tragos cuando sintió una mirada por detrás, volteó automáticamente y se topó con unos atentos ojos grises, bajó la mirada apenada, y sintió sus mejillas encenderse, -que tonta eres, se supone que debes atraerlos, no esconderte de ellos-se regañó a si misma, así que decidida subió la mirada hasta donde había estado la de aquel chico apenas unos instantes atrás, pero ya no estaba, el chico ya no estaba, se sintió estúpida por haber pensado que él quería algo con ella, volteó hacia donde estaba su bebida y le dio unos rápidos sorbos, alguien le agarró el hombro por detrás y ella volteó con mirada sexy pero se topó con los ojos de su amiga Helen y con los de Jessi,

-perdón por el retraso- dijeron las dos a coro,

  • no se preocupen- contestó Ana restándole importancia al asunto, no tiene mucho que estoy aquí,

-Y quien será tu victima?- preguntó Helen mirando para todos lados, Jessi soltó una risa burlona, lo que hizo enojar mucho a Ana

-o ya te arrepentiste? Agregó Jessi aún con la risa burlona en la cara

-Claro que no, contestó Ana aún más molesta -yo siempre cumplo mis apuestas, y ten por seguro que esta no será la excepción-

dejó su bebida en la barra y caminó con paso decidido hacia el centro de la pista de balie, para su suerte estaba una canción muy movida, Ana cerró los ojos y comenzó a moverse de manera muy sexy y provocativa, pasaron unos minutos y Ana cada vez se movía mejor, no pensaba en nada más que en la canción y en sus caderas,  pero seguía con los ojos cerrados por que sabía que si los abría no podría seguir haciendo eso a lo que antes nunca se hubiera atrevido, se dio la vuelta y sintió como unas manos se aferraban a su cintura y algo se repegaba a su espalda siguiendo sus movimientos, luego sintió una suave respiración en el lado de su cuello que no cubría su cabello y después sintió como las manos que la sujetaban la volteaban bruscamente para quedar frente a frente, abrió los ojos bruscamente y se encontró de nuevo con los ojos grises que la habían intimidado unos momentos atrás, aquellos ojos  le pertenecían a un chico alto, de tez blanca pero de cabello negro, tenía un peinado muy alborotado y vestía una chamarra negra de piel con el cuello alto y las mangas levantadas, quiso protestar y soltarse de aquel chico pero él se aferro más a la pequeña cintura de Ana y la atrajo aún más hacia él, Ana sintió las miradas atónitas de sus amigas y de un arrebato no supo lo que estaba haciendo, entrelazó sus manos en el cabello del chico y lo atrajo hacia ella, quedando a pocos centímetros de su boca, la música sonaba a lo lejos, de pronto solo eran ellos dos y nadie más,

Ana sintió como el chico se acercaba lentamente haciendo aún más corta la distancia que los separaba, la castaña apretó aún más los ojos y una lágrima salió del rabillo de su ojo, de pronto tenía la imagen del tonto de su ex, abrió los ojos bruscamente y salió corriendo del lugar, encontró una puerta negra al fondo y sin dudarlo un instante salió por ella, la puerta daba al callejón que se encontraba al lado del antro, un lugar solo y casi nada iluminado, Ana se trató de tapar del frío con sus propios brazos y apresuró el paso para salir de allí cuanto antes, escuchó unos pasos detrás de ella y trató de voltear para ver que era, pero no le dio tiempo pues sintió un golpe en la cara y un jalón en el brazo que la hizo caer de espaldas, alguien se le subió y empezó a tocar sus piernas, a pellizcarlas y a subir su vestido, sintió una mano que tocaba uno de sus senos y sintió como una lengua jugueteaba con su cuello y trataba de meterse a su boca, no podía ver nada, parecía como si alguien hubiese apagado la poca luz que alumbraba el callejón, se dispuso a golpear a aquel tipo que la aprisionaba cuando escuchó una voz que gritaba a lo lejos,

“Aléjate de ella” y luego sintió que alguien le quitaba el peso de encima, se paró de prisa acomodándose el vestido y se encontró de nuevo con el chico de ojos grises, acababa de golpear a aquel hombre que ahora estaba tirado a unos cuantos metros, se subió a una Harley  que estaba estacionada a pocos metros de allí, se puso un casco rojo y  con una mano la invitó a subir, Ana lo dudó un momento pues no conocía para nada a ese tipo pero por otro lado se sentía tremendamente atraída hacia él, así que terminó aceptando, ¿Qué podía pasar? Pasó una de sus delgadas piernas por el otro extremo de la moto y se aferró a la cintura del chico, salieron a toda velocidad y después de recorrer algunas calles llegaron a una casa que parecía abandonada, Ana y el chico bajaron de la moto y el le abrió la puerta y la hizo pasar, en el interior había un viejo sillón y un colchón en el piso, también había una lámpara grande en el centro que alumbraba tenuemente, Ana se sentó algo indecisa en el sillón mientras el chico le lanzaba una mirada incisiva, le sirvió algo en un vaso y se lo dio, Ana solo lo sostuvo entre sus manos sin tomar ni un poco,

-Tómatelo, te hará relajarte un poco, créeme que lo vas a necesitar….

Ana no supo el por que pero obedeció en seguida al chico, el se acercó a ella y comenzó a acariciarle suavemente la rodilla, luego comenzó a subir su mano por su pierna hasta llegar a su entrepierna mientras acercaba su cara a la de Ana, ella se hizo hacia atrás pero el le sostuvo la cara con la mano que tenía libre, -¿En que rayos me fui a meter? Tengo que salir de aquí inmediatamente- pensó la espantada chica, pero ya era demasiado tarde, por más que intentaba no podía mover sus piernas y sus ojos le pesaban, el chico comenzó a besarla a la fuerza y Ana lo mordió lo más fuerte que pudo, él gritó y le dio una bofetada

-Me gustan las rudas- dijo con una sonrisa torcida y volvió a acercarse a su boca pero esta vez le sostuvo la cara con las dos manos, obligándola a no separarse de él, introdujo toda su lengua dentro de ella y comenzó a moverla, Ana quería gritar pero no podía, él bajó una de sus manos hacia uno de sus pechos y comenzó a acariciarlo por arriba de la ropa, pero luego le bajó el vestido de un jalón y sus dos senos quedaron desnudos ante él, los apretó y jaló de los pezones y luego dejó de besarla y mordió uno de ellos,

-suéltame estúpido , logró gritar Ana desesperada

-mi nombre es Aarón y si no te callas tendré que taparte la boca, tu aceptaste a venir aquí y aparte se que te gusta lo que te hago, siento como te excitas mientras más fuerte te muerdo, te gusta el dolor ¿No?

Ana no supo que decir, no se había dado cuenta de que era verdad lo que él decía, eso realmente le excitaba, no se había dado cuenta tampoco de lo mojada que estaba, pero aún así no podía permitir que un hombre se saliera con la suya así que tomó aire y comenzó a gritar con todas sus fuerzas, pero Aarón inmediatamente  le puso una cinta en la boca lo que ahogó los gritos desesperados  de la chica

-Me desobedeciste….. le dijo Aarón penetrandola con sus ojos grises cargados de deseo y enojo … tendré que castigarte, si no cooperas tendré que hacerlo por las malas,

tomó su vestido y se lo jaló de un tirón, Ana sintió como se rompía y se abría a la mitad dejando su sostén a medio poner y su tanga negra a la vista de Aarón, él le quitó el sostén y la agarró por la cintura, la subió al colchón que se encontraba al lado y la puso boca arriba, luego se sentó a horcajadas sobre ella, se bajó el cierre y dejó salir su miembro grande y duro, una vena poderosa decoraba aquel majestuoso pene, y Ana no pudo evitar verlo, sintió como se mojaba aún más su conejito pero luchó contra esa sensación, Aarón se dio cuenta y se lo acercó a la cara

-Te gusta eh?? Dijo mientras lo pasaba por los labios de Ana aún cubiertos con la cinta, -quieres probarlo? No te conviene morderme por que entonces te amarraré los brazos y piernas, voy a quitarte la cinta y quiero que me lo chupes como si fuera tu paleta, quiero ver como una niña como tu se come un dulce como este

Le quitó la cinta suavemente y luego de un solo movimiento introdujo todo su miembro en la boca de Ana, luego lo sacó y lo metió dos veces más, Ana sintió que se ahogaba pero no intentó nada, él sacó su pene y permaneció unos momentos quieto, mirando expectante a  Ana, la cual, sin saber por que,  sacó su lengua y comenzó a chupárselo como desesperada, como si su vida dependiera de ello, lo chupó de arriba abajo y lo recorrió completo con su lengua, realmente estaba muy grande y eso comenzó a excitarla aún más, Aarón comenzó a mojarse, parecía que le gustaba, Ana trató de incorporarse pero el la mantuvo en su lugar, se paró y se colocó de rodillas al final del colchón, jaló a Ana de los tobillos hasta acercarla a él, le desamarró la tanga y se la quitó lentamente, la olió y la guardó en la bolsa de su pantalón que todavía tenía medio puesto, levantó las piernas de Ana hasta tenerla como cuando cambian el pañal de los bebés, Ana estaba ahora más excitada pero no quería demostrarlo, pataleó un poco, lo que pareció no molestarle a Aarón, le lanzó una mirada coqueta y le dijo:

-Quiero probar tu vagina, se ve tan chiquita y apretada- dijo Aarón mientras agarraba su miembro y lo metía fuertemente en el sexo de Ana, lo introdujo hasta el final y luego lo saco casi por completo dejando que Ana sintiera la el glande del pene del chico, y luego la embistió aún más fuerte una, dos, tres veces, cada vez con más ritmo, la castaña gritaba de dolor al principio, y se aferraba con sus pequeñas manos al colchón,  pero conforme el se movía  se le escaparon unos gemidos que le hicieron saber a él, que lo que le hacia le gustaba, así que aumentó las embestidas metiendo y sacando cada vez más rápido, comenzó a pellizcarle los pezones pero Ana trató de escapar, Aarón le agarró una de sus piernas y de un movimiento brusco la puso boca abajo, la obligó a ponerse en cuatro patas y la volvió a embestir agarrándola con una mano por la cintura y con la otra del cabello haciendo que ella se moviera también, Ana estaba en shock, sabía que no podía escapar de aquel chico que le doblaba en tamaño y fuerza pero por el otro lado también sabía que eso le gustaba, y le gustaba muchísimo, nunca había estado tan mojada en su vida, de pronto cerró los ojos y se dejó llevar por los movimientos de aquel hombre que se encontraba penetrándola fuertemente por atrás, Ana  empezó a soltar unos grititos de placer y dolor al mismo tiempo pero Aarón le tapó la boca inmediatamente, se dejó caer sobre ella obligándola a recostarse boca abajo, el chico se movía frenéticamente mientras Ana se resignaba y se dejaba dominar por él, después de algunos minutos cuando sintió que se venía,  el chico se salió rápidamente de la vagina de Ana y le puso el pene en la boca llenándosela completamente de semen, Ana quería escupirlo pero él le agarró la cara fuertemente y cerrándole la boca le dijo:

-Trágatelo

Ana lo miró suplicante pero él no dio señales de ceder ante aquella chica indefensa asi que no tuvo más remedio que tragarlo

Aarón la miró  directamente a los ojos y Ana lo miró también, por un momento Ana quiso golpearlo y escapar corriendo de ese lugar pero luego sus ojos grises la atraparon nuevamente y se perdió ante ellos, de repente todo se puso completamente oscuro…

-Ana, Ana…. Por favor… despierta

Se escucharon unas voces a lo lejos, que aumentaban cada vez más

-Ana, ¿Estás bien?

Ana abrió los ojos lentamente y por un instante no supo en donde estaba, miró sorprendida a todas las personas que se encontraban a su alrededor, contemplándola, se espantó e intentó taparse con las manos su cuerpo desnudo, pero inmediatamente se dio cuenta de que estaba completamente vestida y de que se encontraba tirada en el callejón en donde la había atacado aquél señor, buscó por todas partes pero no vió señales de él, giró la vista hacia la izquierda y se volvió a topar con los ojos grises, el chico le sonrió seductoramente y desapareció entre la multitud.

-Nos tenías preocupada-  la voz de Helen interrumpió el hilo de sus pensamientos, te saliste corriendo y te desmayaste, hemos estado tratando de despertarte durante más de 20 minutos.

¿20 minutos? Pero, ¿Cómo? Ana no entendía lo que pasaba, ¿lo que había vivido con aquel chico de ojos impactantes había sido solo obra de su mente?

Ana cerró los ojos, recostó su cabeza en el piso y sonrió para si misma sin poder saber si había sido real su encuentro con él…