Apuestas
¿Nunca has hecho una apuesta?
Sintió tus labios, su rostro, su mirada en ella y sólo fue un instante lo que tardó en reconocerlo: El deseo Nublaba el sentido le hacía acercarse más, conocerla palmo a palmo, saborear cada instante devorando con las manos cada poro de su piel.
Los transparentes ojos del muchacho se clavaban en los suyos con decisión, le vio quitarse la ropa con una sonrisa maliciosa mientras sujetaba en la mano una tarta de mousse de limón, como un ratón acorralada, hirviendo la sangre de excitación, sabiendo que aquella tarta inevitablemente caería en su cuerpo, Mónica se deshizo de todo excepto de su tanga semitransparente no pudo evitar fijarse brilló algo en sus pupilas al ver el miembro erecto de Miguel.
No, por favor, no quiero pringarme entera - suplicó en contra de mi voluntad.
Tu sabrás si te quieres quitar algo más, cuento hasta diez y después te tiro la tarta, estas en la ducha, luego te lavas y nada se manchará que no sea fácil de limpiar- me dijiste
Miguel entró en la ducha, la mampara se cerró, ambos cuerpos tan cerca no era la primera vez que lo sentía pegado a ella, se le aceleraba el corazón, vió acercarse el pastel de forma lenta como si el tiempo se fuera deteniendo, impactó la masa fría y gelatinosa contra sus redondos pechos cayendo parte al plato de ducha, parte que cogió mientras pegaba su cuerpo al de Miguel, el pastel chocó contra su torso desnudo. Quizá se le antojó una imagen hermosa, verle allí, mirándola con sus ojos marrones, esa sonrisa en los labios, los fuertes brazos aquellos tatuajes que le recordaban la primera vez que los vio, el torso recubierto de dulce
Mónica se sintió frágil, no podía estar ocurriendo aquello que tanto deseaba y tan poco apropiado era, notaba como sus pezones clamaban pidiendo unos labios que les quitaran el dulce que los tapaba, le ardía dentro un fuego intenso que aguaba cada vez más su entrepierna, y entre tanto Miguel había tomado la iniciativa, acercando los labios al pezón derecho de Mónica, lo lamió, la hizo estremecerse.
- "¿Cómo he acabado aquí y así?" Pensó, y recordó:
Una conversación, el envío de una foto sin ropa por mensaje al móvil de él en la que no se veía nada, una apuesta, el envío de otra foto de cintura para arriba sin ropa, a cambio quedarían para verse ya que hacía mucho tiempo que no se veían Otra foto sin ropa a cambio de unas caricias en el cuello, segunda apuesta una respuesta a una pregunta curiosa a cambio de un beso apasionado proporcional a lo sentido tras la caricia en el cuello, tercera apuesta una última foto comprometida a cambio de dejar al tacto su punto débil, un susurro al oído y un masaje, quinta apuesta
Lugar, día y hora, cena y una velada de pagar deudas contraídas, el masaje, la foto, una suave caricia en el cuello de Mónica hizo explotar su sensualidad, un beso, sólo uno y tras ello la tarta
Mónica abrió la ducha, el agua caliente cayó sobre ambos como una dulce lluvia, mojó sus rostros, cogió algo de jabón para lavarle el pelo a Miguel, paso las manos por su cuello, lo atrajo hacia sí, y buscó sus labios de nuevo, su cuerpo reaccionó perdiendo el sentido, aquellos labios tenían algo en la forma de besar que le hacía fundirse en uno sólo.
El jabón era la excusa perfecta para tocar el cuerpo excitado de aquel hombre, los besos, las manos, todo parecía fundirse bajo el agua. Le vio mover los labios para susurrarle que su mirada era preciosa, que se veía muy sensual bajo la ducha.
La toalla de manos femeninas cayó sobre aquellos hombros, hombre y mujer de camino al sillón.
"Me gusta que me abraces"- Sonó melosa la chica
" Entonces te tendré así y no te dejaré irte"-
Fuertes brazos rodearon su cuerpo, dejando sólo espacio para las idas y venidas de besos a ratos mas teñidos de rojo pasión o de rosa pastel
Sólo diré que Dios fue testigo de qué pasó a continuación, sólo El