Apuesta por el campeonato
Confiando plenamente en las cualidades futbolísticas de su hijo, una madre decide aceptar sin miramientos una apuesta algo pasada.
Llevábamos un inicio de arranque espectacular, 7 juegos ganados de 7 disputados, nos alcanzaba para hacer un colchón y no preocuparnos por el descenso como en años anteriores. Yo también estaba siendo importante, había anotado 3 goles y dado un par de asistencias. Precisamente esto aumentaba una rivalidad que tenía con un compañero de delantera, desde hacía ya un par de años, competía con Marco por ver quién terminaba con más goles. Se puede decir que era una competencia algo sana, ya que esto aportaba al equipo, sin embargo no podría decir que me llevaba bien o mal con él, simplemente nos tratamos con indiferencia, a diferencia del resto de equipo con el que soy amigo.
Los problemas empezaron casi a mitad de temporada, principalmente para mí. El equipo pegó un bajonazo de ritmo, lo que hizo que perdiéramos la punta, aunque no era tan malo teniendo en cuenta que seguíamos en los primeros lugares y el objetivo de permanencia había cambiado al de ascender. El que no andaba para nada bien, como mencioné, era yo, que no le marcaba ni al arcoíris, hecho que aprovechaba Marco para hacer ciertos comentarios y que tenían en duda mi titularidad.
Pasadas unas semanas, volví a recuperar mi confianza, incluso marcando 5 goles en un partido, que me dejó como goleador del torneo. Pero en uno de esos momentos de mala suerte que siempre surgen, tuve un accidente de moto de camino a un partido, aunque afortunadamente solo me fracturé la muñeca, me perdía el resto de juegos que quedaban en la temporada. Pensé que mi presencia se notaría, no obstante Marco se echó el equipo al hombro cubriendo el hueco que dejé, y sufriendo, estaban cerca de la punta. Era muy jodido tener que celebrarlo desde la tribuna, pero era lo que tocaba, afortunadamente mi mamá estaba ahí para subirme la moral.
Fue en la antepenúltima fecha que ella decidió ir a la cancha por primera vez, no había ido nunca y ese día pensó que era buena idea acompañarme para que no me sintiera solo. Al ganar ese partido, nos pusimos líderes, eso me puso muy contento y en especial que Marco no marcara, así me acercaba más a ser el goleador del torneo. Los chicos estaban muy alegres, tanto que cuando fui a saludarlos, un grupo pequeño de cuatro me invitó a celebrar en un bar cercano. Acepté, pero luego recordé que mi mamá estaba esperándome a la salida y se los comenté, ellos ya la conocían, así que sin dudarlo también la invitaron.
Ya en el bar, empezaron a bajar cerveza con bastante rapidez mientras hablaban del juego, mi mamá también bebía con gusto. Como yo estaba tomando medicamentos, no podía consumir licor y me mantenía a la par de ellos con limonada. Pasado un buen rato, me fijé que venía Marco, también había sido invitado. Tomó asiento y se unió a la charla, alardeaba de lo bueno que era el equipo y lo bien que funcionaba desde hacía unos partidos, tirándome una indirecta que yo capté de inmediato. Se estaba alzando mucho y empezó a decir que no sólo lograría ganar el campeonato, sino que sería el líder de goleo. En ese momento mi mamá interrumpió sorpresivamente.
ーClaro que no, cariño. Mi hijo será el goleador y sin jugar por el problema de su mano.
La verdad es que ella tenía razón, era muy difícil que lograra superarme, tenía que hacer 5 goles y apenas le quedaban los últimos 2 juegos. Me sentí muy orgulloso de su apoyo, a pesar de que ya sentía que tenía el licor en la cabeza.
ー¿¡De veras crees no podré superarlo!? ーcuestionó Marcoー apostemos a que sí.
ー¡Pues hagámoslo! No creo que puedas superar a mi hijo, te apuesto o que sea.
La vi decidida aceptando el reto, aunque sin saber todavía de lo que se trataría. Estaba expectante a lo que propondría Marco, al igual que mis otros amigos. En ese momento uno de ellos propuso:
ー¡El que pierda la apuesta que se empelote en público!
Todos soltaron una carcajada y empezaron a gritar apoyando la apuesta. Todos ya estaban alegres por lo bebido. Volteé a ver a mi mamá y también reía. Nunca le ha molestado hablar de temas picantes, siempre ha sido abierta, pero estaba claro que pondría un punto con el tema, o eso era lo que yo pensaba. Me sorprendió, y a los demás también, que aceptara esa mierda de apuesta.
ーAcepto. Yo no soy ninguna miedosa y acepto los retos. ーcontestó.
Volvieron a gritar y a corear su nombre. Ya estaban en lo suyo y hacían como si yo y Marco no estuviéramos. Calmado y analizando en frío, pensé que esto solamente se trataría de un efecto de la borrachera, algo que al otro día sería olvidado. Tampoco creía que Marco tuviera huevos para despelotarse en público, en los vestidores es bastante reservado. Esta teoría se reafirmó cuando los días siguientes ella no chistó palabra alguna sobre el tema, lo que me permitió relajarme. Era una locura que mi madre tuviera que desnudarse por una estúpida apuesta.
Se jugó el penúltimo juego y el equipo ganó con doblete de Marco. No era algo para ponerse nervioso, pero sentía un extraño frío en el estómago, frío que fue aumentando a medida que se acercaba la última fecha. Se definía todo, el campeonato y el ascenso, el título de goleador, y aunque no creyera que sucediera, también la posibilidad de que mi mamá se desnudara.
Llegó el día de la final, me había alistado temprano para tratar de irme sin mi mamá, pero ella estaba lista. Iba vestida con una blusa verde sin manga y bastante escotada, minifalda de jean y sandalias. De camino a la cancha, me fijé que atraía miradas, yo estaba acostumbrado a ello porque es bastante guapa, pero aquel día era diferente. Ya en la cancha, ésta se llenó, le cabían unas 2500 personas, era la primera vez que la miraba llena.
Empezó el partido, nuestro equipo salió con todo y al minuto 3, ya habíamos marcado el primero, el autor fue el puto Marco. A pesar de que el rival se sacudió y creó peligro, pero al finalizar el primer tiempo, el mismo Marco puso el segundo para el equipo. Entre la algarabía, yo en mi interior rezaba, ya estábamos empatados y por nada en el mundo quería que me superara. Se reanudó el segundo tiempo y el partido entró en un vaivén bastante aburrido. Así siguió hasta entrar en la recta final, faltaban los últimos 10 minutos, ya no podía más. Me puse impaciente y, mientras los demás cantaban felices por el triunfo, yo me quería largar lo más pronto de ahí, y fingiendo aburrimiento, se lo hice saber a mi mamá.
ーCreo que el partido ya acaba así, será mejor irnos para la casa ーcomenté con cara de aburrimiento.
ーPero cariño, tu equipo va a salir campeón, no puedes dejar tirados a tus compañeros así. Es importante para ellos que el goleador del equipo los acompañe ーrespondió ella.
Y como si esas palabras fueran malditas, el equipo lanzó un contraataque que terminó siendo culminado por el hijo de puta de Marcos con un golazo. Los últimos minutos fueron de toques hasta que el árbitro pitó el final. Varios saltaron felices a la cancha, en ese momento mi madre me tomó del brazo y me llevó para el césped.
ーVen cariño, vamos a celebrar con el equipo.
Fuimos con los otros chicos, pero definitivamente el protagonista del momento era él, Marco. Todos estaban abrazándolo y felicitándolo, cuando noto que nos mira y se viene a donde estábamos. El cabrón se burlaba en mi cara, tampoco desaprovechó y le echó una mirada de arriba a abajo a mi mamá, mientras se le dibujaba una sonrisa pervertida en la cara. Recordó que había una apuesta por pagar.
ー¡A pagar su apuesta, señora!
Los otros se unieron en coro y comenzaron a cantar fuerte. Las demás personas alrededor no sabían qué pasaba, hasta que uno de ellos les explicó y todos comenzaron a cantar fuerte. Pude notar que mi mamá tenía la cara roja de la vergüenza, pensé que diría que no y se iría, o era lo que yo quería que sucediera. Sin embargo eso no sucedió, sino todo lo contrario. Con cara de resignación, mi madre se empezó a quitar la blusa, luego se bajó la minifalda, su ropa interior era blanca, resaltaba la tanga que se perdía entre su carnoso culo. Todas las personas se volvieron locas al ver esto, pero estaba claro que la cosa no pararía ahí. Marco le agarró la ropa y le pidió que completara la apuesta.
ー¡Falta la ropa interior! ーdijo mientras agarraba uno de los lados de la tanga y jalaba.
Sin pensarlo mucho, se bajó la tanga, dejando al descubierto su rasurada vagina. ¡Era la primera vez que le miraba la vagina a mi madre! Y no era el único, estaba una gran parte del pueblo allí conmigo. Esa imagen provocó reacciones en los presentes, estaban extasiados y no asimilaba lo que veían. Fue cuando se quitó su brasier y dejó ver sus pequeñas tetas, que a pesar de su tamaño, apuntaban como misiles hacia el frente. Ella comenzó a caminar mostrando su bien conservado cuerpo, sin dejar ningún centímetro de su trigueña piel a la imaginación. Parecía modelo de pasarela, mandando besos a todos lados, todos detrás como simios eufóricos. Me sentía humillado, aunque nadie recordaba que estaba en el lugar, ni que era su hijo. Tal vez eso hizo que me aliviara.
Pasados unos minutos, pidió su ropa de vuelta y se la puso delante de todos. Alcancé a escuchar que pensaban ir al bar a seguir con el festejo. Yo ya no quería saber nada de nada. Decidí irme a mi casa, quería dormir para no pensar en lo sucedido, pero estaba tan abrumado que no podía. Traté de pensar en muchas cosas durante horas y siempre terminaba pensando en ello. Hasta bien tarde pude dormir, cuando me levanté vi que mi madre dormía, lo hizo hasta casi medio día, lo que quiere decir que se quedó hasta la madrugada bebiendo con el equipo.
Estaba tan avergonzado que no me atreví a salir por miedo a las burlas. Sin embargo, al entrar a internet me topaba con la noticia de una mujer que se desnudó por una apuesta, sus videos ya estaban recorriendo internet. No era capaz de verla a los ojos sin recordarlo. Pero algún día tenía que salir y la verdad no fue tan malo como lo esperaba, mis amigos y otras personas me dijeron que tenía una madre sin complejos, que se necesitaba de mucha osadía para hacer lo que hizo. De a poco entendí que tenían razón.