Apuesta perdida parte 3

En este relato me vuelvo más puta que nunca. Descubro que me encantan los hombres.

Sin más opción, me puse a buscar. Había muchos hombres, demasiados. Pero sobre todo había chicas monísimas y deseé poder tener sexo con ellas. Pero tenía que elegir un macho.

La perspectiva de que un hombre me llenara me excitaba sobremanera. Estaba descubriendo gustos hasta ahora desconocidos para mí. Sospecho que mis amigas lo intuían y por eso hacían esto.

Finalmente escogí un chico bastante guapo, con la piel morena y cabello negro recogido con coleta. Me acerqué a el, sintiendo aún el olor a chica que desprendía de mí.

  • Ho... hola guapo — dije con la voz más femenina que se me ocurrió.

El chico me miró asombrado y por un instante temí que me hubiera descubierto (¿qué pasaría si el viera mi verga mientras nos liamos?) pero él me miró sonriente y dijo:

  • Hola preciosa ¿te apetece un trago de mi vaso de whisky?

Asentí y él me dio de beber mientras yo solo tragaba. Me bebí medio vaso.

El chico me hizo una caricia en mi mejilla y me ruboricé. Aquello me puso mas cachonda que antes. Sentía miedo, pero también morbo. No conocía al chico de nada, bien podía ser cualquier cosa, pero la excitación me hizo ser atrevida y arriesgarme.

  • ¿Como te llamas guapo? — le pregunté. Podía notar las risas de mis amigas desde la distancia, pero no sabría decir si era psicológico o no.
  • Carlos ¿y tú linda?

Me quedé un momento parada. No se me había ocurrido que nombre podía dar. Dije el primero que se me ocurrió:

  • Marina.
  • Encantado Marina.

Se acercó a mí y, aunque asustada, no me aparté cuando él me besó en los labios. Le devolví el beso. Me metió la lengua. Fue algo excitante y la verga me dolió, queriendo salir de su encerrona y mas cachonda que nunca. Vi como con un brazo me agarraba el culito y con otra me lo metía bajo las piernas. Al notar mi pene en castidad, el me miró asombrado.

  • ¿Eres marica?

Muerta de vergüenza, asentí. Tras un largo minuto con el rostro serio, él dijo:

  • Vas a venir a mi casa zorra. Voy a castigarte por tal engaño.
  • Si señor — asentí sumisa, totalmente metida en el papel.

Me agarró la mano y fui con él hasta el coche. Me puse en el asiento del copiloto. Tras un rato conduciendo, llegamos a un edificio. Vivía en un piso al parecer. Al ser al menos las dos de la mañana, no encontramos a nadie por los pasillos, lo que fue un alivio para mí. Entramos en su apartamento. Para no perder tiempo con detalles fuimos directos a su habitación.

  • Espérame aquí puta, no te muevas.

Tumbada me quedé en la cama y lo vi desnudarse por completo. Iba depilado totalmente. Vi como pillaba un perfume masculino y lo traía a mí. Vi su hermosa verga colgando dormida. Llamándome para que la despertase con mi boquita...

  • Ahora vas a ver como huele un macho de verdad. Pon perfume donde te diga zorra.

Le puse perfume en su cuello, en su pelo y en sus pectorales.

Él ya tenía la polla bien gruesa y dura. Me ordenó olerla. La olí. Entonces tuve que lamer su juguito. Sabía bien. Le di una lamida a su polla lentamente. Luego otra. Desde los huevos, hasta el glande. Besé su verga mientras olía al hombre que tenía frente a mí. Besé los huevos, el glande. Y entonces llegó la mamada. Tragué hasta sus huevos, pero me detuve ahí al menos unos segundos. Luego saqué lentamente y comencé a mamar ya normal. Alternaba besos, lametones y caricias.

  • Ah, que perra eres. Se te da de maravilla putita.

Suspiraba mi hombre. Sin previo aviso me desnudó hasta quedar desnudita, solo con braguitas. Me penetró el culito poco a poco y dejó ahí su hermosa polla. Empezó a penetrar cada vez más rápido. Era diferente al arnés, por supuesto. Sentir ese trozo de carne dentro mía... Lo tuve claro entonces: me gustaban los penes, quería ser nenita. Quizá, cuando todo acabara, podría seguir por mi cuenta...

Disfruté de la penetración, gimiendo y lamentando no tener mi verga a mi disposición. Carlos, el chico, se sentó y yo metí con mis manos su pene en mi culito. Lo cabalgué, poniendo mis manos en sus hombros y pectorales. Mientras lo besaba u abrazaba. Finalmente noté como descargaba toda su leche dentro mía. Noté su espeso semen en mi culito. Aspiré su olor a hombre. Sino fuera por mi cinturón, ya me abría venido toda. Me quedé dormida con mi culo en su verga aún llena de leche.

Llegó la mañana y nos despedimos. Ya estaba limpia y duchada. Carlos me dio su teléfono, por si quería repetir. Nada más bajar a la calle, vi a mis amigas muertas de risa. Subí al coche.

  • ¿Cómo ha ido nena? — Me preguntó Laura.
  • Me... me gustó.

Más risas. Cuando cesaron, Sandra dijo:

  • Ya lo sabemos. Se te nota en la cara lo perrita que eres. Por eso tienes un estupendo regalo esta noche. Aunque antes... te disfrutaremos nosotras.

Más risas.

En cuanto llegamos a casa, me pusieron el arnés del día anterior y las chicas se desnudaron. Sandra fue quien empezó esta vez. Comenzó dándome una mamada lenta en el arnés. Mi polla quería salir, y me dolía. Mamó varios minutos cada vez más rápida y luego fue Carmen, Laura y Violeta. Todas me cabalgaron, lenta primero y más rápidamente después. Gemían, les botaban las tetas y olía sus perfumes. Yo seguía vestida de nena. Las tuve que penetrar la vagina así. Adelante, atrás. Más rápido cada vez. Cuando se aburrieron, me hicieron lamer otra vez penes de hombres en revistas y besarlos. Olía el olor del perfume masculino y lamía el espeso semen en las vergas, culos o pectorales de los hombres de revistas. Lamí semen del pie de las chicas (seguía sin saber de donde habían sacado tanto semen) e inclusive tomé una taza semen bien calentita. Vimos porno gay, de feminización hipnótica y así transcurrió la tarde. Ellas se vinieron al menos dos veces, yo ninguna. Me lavaron, me vistieron con mini top de Barbie rosa, braguitas Minnie blancas con lacito rojo frontal, pendientes de florecitas y perfume de Minnie. Entonces llamaron al timbre.

  • Abre bonita — me ordenó Laura mientras se perfumaba.

Iba vestida con minifalda y mini top rojo. Carmen igual, aunque a la inversa. Sandra vestía camiseta negra y falda vaquera. Violeta iba con mini top blanco y vaqueros. Cuando abrí puerta, vi a cuatro chicos:

Uno tendría unos dieciocho años: cabello corto marrón. Otro era calvo de unos veinti pocos años. Otro era alto, de color y más o menos veinte años, quizá un poco más. Por último entró un chico de cabello rojo, también de veinte años. Todos me saludaron diciendo: “Hola putita” “Hola hermosa” y “Que tal, zorra”

  • Hola chicos — saludó Laura. Las otras secundaron.
  • Ah sí — dijo Laura mirándome. — Se me olvidó mencionarte. Como vi que te gustaron tanto las vergas, aquí tienes. Varios chicos para ti.

Tragué saliva. De repente, no sabía si me apetecían mucho las pijas. Pero seguía caliente y aún deseosa de más. Me di cuenta de que estaba convirtiéndome en una viciosa.

Los chicos se desnudaron y comenzó la fiesta: Lamí cada verga con dedicación, lentamente, chupando, lamiendo, besando. Todas las pijas eran más grandes que la mía. Mientras cabalgaba a uno, chupaba y besaba otras dos o las masturbaba. Me pusieron a cuatro patitas, como la perra que era, y me metieron una polla en mi culito y otra en mi boquita. Era de lo más placentero. Sentía como ambas pollas se sincronizaban casi a la perfección: saliendo, entrando, rápidamente. Y me insultaban mientras, llamándome puta, zorra, maricona de mierda, perrita, guarra.... Me abrieron de piernas, me penetraron, dos pollas entraron a la vez en mi boca. Y finalmente se corrieron: uno en mi boca, otro en mi culito y los otros dos en los cuerpos desnudos de Laura y Violeta. Lamí aquel semen y después observé como las chicas lo hacían con los chicos. Laura cabalgó a uno de ellos, le mamaba la polla con menos dedicación que yo, según me fijé. Ella me miró como diciendo: “¿ves? Eres la más puta de todas”. Besó aquella verga, la lamió, besó al chico... cuando todos se vinieron de nuevo, fue sobre ellos mismos y tuve que lamer el semen de ellos y tragar sin dejar gota alguna.

Al cabo de varias horas todo terminó, los chicos se marcharon y Laura me dijo:

— Descansa zorrita. Mañana te toca mucha más leche.

Nota: Si alguien (hombre o mujer) quiere hablar conmigo, puede hacerlo desde mi correo bebita1869@hotmail.com Incluso podéis enviarme fotos o vídeos si lo deseáis. Si me habláis, y sólo si queréis por supuesto, hacedlo en femenino por favor. Me excita mucho. Gracias y espero que hayáis disfrutado del relato tanto o más que yo :)