Apuesta de deseo, Cap. 14

Sophia y Penny vuelven de la excursión al pueblo y continúa su humillación

Capítulo Catorce

Gervaise había estado observando desde su ventana durante la última hora. ¿Dónde estaban? El hecho de que su padre hubiera entregado a Sophia a aquella insignificante perra para todo el día le alarmaba. Sabía lo que era ella. Tenía una sed insaciable de poder y de control, que hacía que estuviera insaciablemente celosa de Sophia. Era adecuada para follar cada noche, pero sus pensamientos estaban siempre puestos en Sophia. Estúpidamente no había sido capaz de esconder aquel hecho.

Divisó una nube de polvo en la distancia que se acercaba. El miedo le atenazó cuando vio a Penny sola en la calesa. ¿Qué había hecho con Sophia? Y luego, increíblemente, cuando la calesa se detuvo ante la casa y Penny se bajó, vio al viejo George levantar a Sophia del suelo de la calesa. Estaba hecha unos zorros y parecía como si fuera a desplomarse.

Gervaise bajó las escaleras de dos en dos en su prisa por llegar hasta Sophia. Justo antes de que llegara al vestíbulo principal, apareció su padre delante de él y abrió las puertas delanteras.

Ambos se agolparon a la entrada para observar el espectáculo. Penny parecía fresca y revitalizada y Sophia estaba hecha un desastre. Gervaise hizo ademán de adelantarse pero su padre le puso una mano en el brazo reteniéndole. Le dijo en voz baja, "Acaba con este juego, Gervaise."

Gervaise se deshizo de su mano y se dirigió a los establos. Ensilló su caballo y salió a cabalgar, seguido por la mirada de Lord Devine.

Luego Devine volvió su atención al ama y a la esclava, y levantó las cejas con gesto interrogante.

"Buenas tardes, Mi Señor. Como podéis ver hemos pasado un rato de aventura en el pueblo."

"Sí, me dijeron en los establos que habíais ido al pueblo. Así que dime, ¿disfrutaron los lugareños de tu mascota hoy?"

Hizo una reverencia de falsa sumisión. "Ya lo creo Mi Señor. Os lo contaré todo cuando nos sentemos en el salón a tomar un refresco."

Le maravilló el poderío de la mujer. Ella se hizo con la correa de la esclava y empezó a llevarla hacia la casa.

Lord Devine se interpuso ante ellas. "No puedo permitirle entrar en la casa tal como está. Está asquerosa. George, llévala a los establos. Tienen que limpiarla y restregarla como a cualquier animal después de una excursión."

Penny le pasó la correa a George, y ambos, ella y Lord Devine les siguieron para observar la siguiente degradación de la mascota.

George se la pasó a dos mozos de cuadra que miraron a Lord Devine. Éste asintió.

Los hombres se sonrieron con suficiencia mientras llenaban dos cubos en la fuente. Se acercaron a la esclava y la empaparon con agua fría, dejándola tiritando y empapada. Tomaron dos cepillos de raíces del establo y empezaron a limpiarle la suciedad del cuerpo haciendo comentarios sobre su situación.

"¡Uff! Huele a pis."

"Tiene las tetas llenas de grasa."

"También parece que le han dado tremendamente por el culo."

"Levántale las tetas para que pueda limpiarlas por debajo."

Y así siguieron, incrementando cada uno su humillación con observaciones sobre su aspecto. Ninguna parte de su cuerpo se libró de los ásperos cepillos, porque le restregaron incluso entre las piernas. Al darse cuenta de que también tenía la cara sucia, llenaron un cubo más de agua y le metieron la cabeza dentro. Cuando terminaron con el agua tomaron dos trapos ásperos y le restregaron con ellos, igual que hubieran hecho con cualquiera de las valiosas bestias de Lord Devine. Como toque final le tiraron de la cola y se la peinaron hasta que volvió a ser suave como la seda. Luego le dieron un par de azotes en cada cachete y la devolvieron con su amo y su ama que esperaban con sonrisas de satisfacción.

Mientras regresaban a la casa, Penny se agarró las manos. "Un fin de día perfecto, Mi Señor. Ya veis, la traté como una insignificante mascota durante todo el día. Oh, y ha sido una buena mascota casi todo el tiempo."

Se sentaron cómodamente en el salón, con Sophia situada simbólicamente entre ambos. Lord Devine se acomodó echándose hacia atrás y tomó una pizca de rape. "Cuéntamelo todo."

Escuchó los acontecimientos del día con expresión embelesada, riéndose a carcajadas cuando le contaba como la mascota se había masturbado en el regazo de Papa mientras él se alimentaba en sus tetas untadas de mantequilla. Miró a Penny con admiración, mientras ella explicaba modestamente como tuvo la idea de hacer que el veterinario la inspeccionara, y lo colaborador que había sido el hombre.

Finalmente terminó su recital, sonrojada de orgullo. Lord Devine unió las puntas de los dedos. "Realmente eres creativa e... implacable."

"Si no os importa que os lo diga, Señor, creo que la señora Logan y, especialmente, Daisy, son demasiado suaves con la esclava. Está aquí para servir, ¿no? Daisy cuida de ella como si fuera su doncella en lugar de su guardiana. Creo que necesita un tratamiento un poco más duro. Podría conseguirse que no tuviera tantos episodios de rebelión como tiene, si se hiciera cargo una mano más firme." Terminó con una nota esperanzadora.

"Sí, ya veo que tienes la disposición adecuada para ser ama. No veo problema en devolverte a la esclava un día a la semana para empezar. Exponerla a los lugareños será bueno para ella."

Ella acercó un poco más su silla. "Gracias, Señor. No os defraudaré. Creo que también vendrían bien exámenes públicos semanales a cargo del veterinario. Él está ansioso por hacer el servicio. Ya tiene algunas ideas para mantener prieto su ojete. Sé que ese particular os preocupa. Y pensaba, al ver como le bailaban los pechos hoy en la calesa, que podríamos levantarle y vendarle las tetas al cuerpo cuando no se estén usando, evitando que se le caigan puesto que son tan grandes. Y cuando no esté de servicio como esclava de placer, tal vez debería ser puesta a trabajar. Creo que haría mucho para reducir la alta opinión que tiene de sí misma, si fuera solo una criada más. Por supuesto, solo serían de su responsabilidad las tareas de mínima importancia, tal vez vaciar los orinales o mezclar el estiércol."

Lord Devine levantó la mano ante la avalancha de palabras. "Para el carro. Todas son ideas admirables, dignas de consideración, pero nos tomaremos las cosas con calma. Primero un día a la semana."

Penny hundió el cuerpo en la silla sin preocuparse. Podía ver que sus sueños empezaban a hacerse realidad, aunque Lord Devine no pudiera verlo. Él sonrió, "Ahora creo que mereces algún pago por parte de tu mascota por atenderla esta tarde. ¿Qué deseas?"

Penny levantó la visa y le miró a través de las pestañas. "Bien, Señor. Considerando que hoy se la ha chupado a toda mi familia, tal vez le permitáis hacerme lo mismo a mí."

A Sophia se le cortó la respiración y se apartó de ellos. Su amo nunca le había exigido hacérselo a otra mujer. Daisy misma se había ofrecido unas cuantas veces, pero Sophia había declinado el ofrecimiento. Él bajó la vista hacia ella con brillo en los ojos.

"No veo por qué no."

Sophia empezó a levantarse, pero Lord Devine la obligó a bajarse con el pie. "No seas egoísta, esclava insignificante. Tu ama te ha proporcionado un día estupendo hoy. Has tenido en la boca un montón de pollas, te ha chupado las tetas un viejo desdentado, y te ha tratado el veterinario. Creo que le debes algo a cambio. Además, puedes ir a donde tu precioso Gervaise ha estado antes que tú."

Penny se levantó inmediatamente y se colocó en el suelo junto a la chimenea. Empezó a quitarse las botas y a bajarse las medias. Se soltó los pantalones, se los quitó y se subió hasta las caderas el delicado vestido.

Sophia lanzó una mirada suplicante a Lord Devine pero sus ojos eran duros y fríos. "Tiene razón. He sido demasiado blando contigo. Si te voy a traspasar a mi hijo, quiero sacarte más placer antes de hacerlo."

Al expresar aquella promesa tan perturbadora, consiguió que Sophia cumpliera su deseo. Se arrastró entre los muslos regordetes de la odiosa mujer. Un matorral oscuro y espeso le cubría el montículo y un pelo negro y basto le rodeaba los labios externos. Penny le levantó la cabeza para ver mejor la cabeza rubia entre sus piernas. Sophia hundió la cabeza y le lamió los labios inferiores.

Lord Devine la observaba desde arriba. "Vamos esclava. Si Daisy fuera tan mezquina contigo estarías quejándote y lloriqueando. Métete a fondo."

Sophia apartó con la lengua los labios peludos, tocando con ella los pliegues internos. Penny jadeó y elevó las caderas. Sophia pensó que si lo hacía adecuadamente podría acabar rápidamente. Enfocó su mente en las sensaciones que Daisy le producía y chasqueó la lengua ligeramente sobre el minúsculo brote de la mujer. Era demasiado pequeño como para tomarlo entre los labios, pero de todas formas chupeteó toda la zona y la mujer que tenía debajo se retorció de placer.

Lord Devine se sentía a punto de explotar, después de escuchar las aventuras de su esclava durante la tarde y verla ahora plantada entre los muslos de la mujer morena. Se quitó los pantalones, le quitó a la esclava la cola fálica del culo y se sumergió dentro de ella.

Los tres cabalgaron al unísono, los jadeos, gruñidos y sonidos de chupeteo llenaron la sala. Penny se corrió en primer lugar, levantando las nalgas del suelo, con la boca de Sophia enganchada en ella. Cuando Penny regresó de su orgasmo, agarró las tetas de Sophia que se balanceaban ante ella y las sujetó. El rostro de la esclava se retorció de dolor y placer mientras su amo le araba el culo desde atrás y luego también ella explotó. Lord Devine fue el siguiente. Sabiendo que las dos mujeres que tenía debajo se habían corrido se dejó ir, disparando su cálido chorro dentro del culo de su esclava y dejándose caer. Estrujó a Sophia contra el cuerpo de la otra mujer y quedaron allí tumbados formando un bocadillo obsceno en el que Sophia era el relleno.

Lentamente Lord Devine se echó a reír. "Eso estuvo bien." Empujó a la esclava aparte de la otra mujer, dejándola a un lado. "Tú espera aquí y te mandaré a Daisy."

Penny se despegó del suelo y empezó a recomponerse. "No será necesario, Mi Señor. Le llevaré yo la esclava a Daisy."

Él inclinó la cabeza. "Como quieras," y abandonó la sala.

Penny se acicaló delante del pesado espejo dorado y se volvió a la esclava. Enganchó una vez más la correa al anillo de su clítoris y tiró de ella. "Ahora vamos. Te llevaré con Daisy donde podrás llorar en su hombro y ella podrá consolarte entre las piernas."

Mientras subían las escaleras, Penny volvió a mirar a la esclava, sonriendo. "Crees que vas a apartar a Gervaise de mí, pero las cosas no van a ir por ese camino. En cualquier caso no soy de mucha utilidad para ese hombre. Es un amante mediocre, con la mente siempre en otra parte, e incluso si tuviera la capacidad de su padre para ser amo, yo no tengo ningún interés en la esclavitud. Mis planes van en una dirección diferente. Ya oíste a tu amo esta noche. Voy a tener control sobre ti un día a la semana. Créeme, eso aumentará a dos, y luego tres, y luego cuatro, y pronto seré tu ama junto con tu amo, y te compartiremos entre los dos. Y una vez que eso ocurra puedo realizar contigo alguno de mis propios planes. ¿Qué te parecería una marca a fuego en tu otro cachete? Oh, no tengo una divisa antigua, pero tengo mis propias iniciales, y tengo el capricho de verlas en tu culo... de forma permanente. Y luego, gradualmente, te trabajaré el ojete hasta aquella gran polla negra del extremo del maletín. Aprenderás a acomodarla tan fácilmente como hoy mi dedo, y bastante pronto estarás suplicando por ella. También te haré servir regularmente a mi familia. Papa disfruta con una gran teta en la boca. Y en cuanto a esa Daisy..."

Aquí su monólogo lo cortó la propia mujer que se encontraba en la parte de arriba de la escalera. "Ahora me la llevaré yo." Las dos mujeres se encararon en el peldaño superior. Daisy echó a un lado a Penny y se inclinó para desengancharle la correa a Sophia. Tomándola del brazo pasaron ante Penny. "Vamos Señorita, la bañaré adecuadamente y podrá descansar."