Apuesta de deseo, Cap. 12
Penny demuestra su capacidad de manipulación
Capítulo Doce
Penny se estiró lujosamente en el pequeño catre en el cuarto de las criadas. Cierto, don Gervaise la había echado de la habitación después de acostarse con ella, pero se había acostado con ella. Sonrió al recordar su cuerpo duro y musculoso, encima de ella. Tenía la polla larga y gruesa, y la había embestido enérgicamente. Intentó mirarle a la cara mientras disparaba dentro de ella, pero tenía los ojos cerrados y la echó a empujones de su lado poco después. No importaba. Fuera lo que fuera lo que él y su padre pretendían con ella en esta casa, sería mejor que ser criada.
En las siguientes semanas vino a él, a su dormitorio, cada noche, y cada noche la tomaba un poco más enérgicamente. La empujaba para que se pusiera de rodillas y le tomara en la boca. Le azotaba el trasero después de tomarla por detrás. La ataba a los postes de la cama y la dejaba allí la mayor parte de la mañana. Ella entendía a donde la estaba llevando, y seguía adelante voluntariamente. En lo que a Penny concernía no se necesitaba coacción. No le entusiasmaba la idea de estar a merced de todo el mundo, como estaba la esclava, pero su rápida mente ya estaba trabajando en otra dirección.
Además Penny aprendió algo más. La esclava tenía un interés especial en don Gervaise, y, hasta donde Penny podía decir, él se lo devolvía. Si una vez hubo ignorancia e incluso desdén por parte de la esclava, ahora la observaba, especialmente cuando estaba en la habitación con don Gervaise. Penny notaba el sonrojo de las mejillas de la esclava cuando Lord Devine se refería a ella como la amante de don Gervaise y como esclava en proceso de aprendizaje. Penny empezaba a hacer planes.
Inició su intriga preguntando inocentemente como había preparado Lord Devine a su esclava. Declaró que si la iban a someter al mismo aprendizaje quería saber más sobre él. Esto la llevó a asistir a las reducidas habitaciones de la esclava mientras Daisy la atendía.
Daisy la echó fuera hasta que el propio Lord Devine entró en la habitación. "Daisy, la joven solo quiere observar como preparas a la esclava. Como puede que la sometas al mismo tratamiento, debería observarlo por sí misma."
Daisy frunció la boca y se centró en sus tareas. Le molestaba la presencia de la mujer gato y sabía que la señorita Sophia la odiaba. Administró rápidamente el enema sin llevar a Sophia al clímax. Se apresuró en el baño y el afeitado, terminando en menos de una hora. Penny estaba decepcionada y recelosa. Sabía que la estúpida criada se estaba reprimiendo. Penny no tenía poder ahora y permaneció en silencio.
Unas cuantas noches después, sin embargo, se acercó a Lord Devine antes de la cena.
"Perdonadme, Mi Señor."
Él alzó las cejas ante la interrupción.
"Lamento molestaros, Mi Señor, pero tengo otra petición."
Una sonrisa acechaba en las comisuras de su boca, "¿Sí?"
Bajando la vista recatadamente, dijo, "Me gustaría llegar a ser la mejor esclava posible para don Gervaise, y siento que la mejor manera de que aprenda es observar. Por eso me gustaría muchísimo acompañaros al salón después de la cena para ver como manejáis a vuestra esclava."
Lord Devine entrecerró los ojos. "Para ser una esclava haces un montón de peticiones, ciertamente."
Alzó los ojos, abriéndolos ligeramente. "Oh, Mi Señor, solo deseo servir mejor a vuestro hijo, y a vos también, si os place."
Soltó un bufido. "Muy bien. Reúnete con nosotros en el salón después de cenar. A propósito, ¿cómo va el entrenamiento con mi hijo?"
Levantó la barbilla. "Estoy segura de que puedo aguantar más, Mi Señor. Don Gervaise no parece tener la mano tan firme como vos."
Le tocó la barbilla y se volvió sobre sus talones. Penny sonrió. Superado el primer obstáculo, y la putilla de Daisy no iba a estar allí para interferir.
En cuanto Penny oyó que Lord Devine y don Gervaise se acomodaban en el salón, llamó a la puerta.
"Adelante." Gritó Lord Devine.
Gervaise levantó la vista sorprendido. Se encogió de hombros cuando los ojos de Sophia se encontraron con los suyos.
Penny hizo una reverencia y se sentó en la esquina.
Lord Devine tomó un pellizco de rape. "¿Qué es lo que te gustaría aprender ahora?"
Penny se enganchó las manos delante de ella. "Todo, nada más, Mi Señor. ¿Por qué mantenéis desnuda a vuestra esclava?"
Se sacudió algo del rape de la manga. "Hay dos razones realmente. Una es la obvia. Quiero que esté inmediatamente accesible para mí... y para cualquier otro. La segunda razón es más compleja. Ayuda a la esclava a aprender cuál es su lugar en la casa. No tiene acceso a la ropa como los demás. La privo de intimidad, si quieres. Esto fomenta su sometimiento a mí y hace que sea más obediente. Aunque, debo admitirlo, ésta resulta difícil, terca y desobediente a veces."
Penny vio que Sophia bajaba la cara. "Entonces, ¿cómo la controláis?"
Devine sonrió con suficiencia. "Por varios medios. Hay ciertas cosas que ella teme. Las conozco y las uso. En su primera semana aquí, azoté a un hombre por robar, le até al poste de flagelación del exterior de los establos y ordené que se le dieran veinte latigazos en la espalda con el látigo. Sus gritos de agonía resonaron a través del patio, su espalda sangrante y desollada se exhibió durante el resto del día. No querría estropear su hermosa piel, pero sabe que lo haría si me obliga."
Penny arrugó el ceño. "Si me perdonáis, Señor, ¿por qué no escapa, sencillamente?"
Lord Devine contestó, "Tengo ciertas cartas, por así decir, que la obligan a doblegarse a mis deseos. También está el sencillo hecho de que disfruta con la esclavitud. Simula aborrecerla, pero el cuerpo de uno dice la verdad." Se puso en pie. "Venga, que una cosa es hablar; quiero enseñarte algunos de sus juguetes."
Gervaise se levantó de un salto de la silla. "Si me perdonáis, tengo que terminar de trabajar con esos escritos." Abandonó la sala antes de que su padre pudiera protestar.
Devine miró un momento la puerta cerrada, y luego desvió sus pensamientos de su temperamental hijo. Le esperaban mayores placeres.
Abrió la primera caja llena de chucherías de plata, campanillas y joyas.
Tomando cada una dijo, "A veces la decoro pinzándole joyas en los pezones y los labios inferiores. Las campanillas," tomó una y la agitó, "se las engancho a veces para saber cuando viene." Señaló la pared. "Mantengo una variedad de paletas de fácil acceso. Las hay de mango corto, mango largo, con agujeros, con dibujos diferentes que dejan en su trasero marcas distintas. Me gusta la variedad."
Abriendo una segunda caja, pasó la mano por el contenido. "Como puedes ver son objetos fálicos, la mayoría de cuero. Los ordeno por tamaño." Señaló el lado más a la derecha de la caja. "Estos son pequeños. Ya ha pasado de usar estos. Y van aumentando de tamaño."
Penny tenía la boca abierta, y sus ojos brillaban mientras inspeccionaba los instrumentos de humillación de la esclava. Se volvió con una expresión esperanzada hacia Lord Devine. "¿Creéis vos, Mi Señor...? Por supuesto, ahora puedo entender lo que me espera. Creo que una vez que sepa lo que de verdad se espera de mí, podré someterme por entero a don Gervaise y seré la mejor esclava y la más dócil que se haya visto."
Volvió los ojos a la caja con las falsas pollas cuidadosamente ordenadas. Las había llamado objetos fálicos, y no estaba segura de lo que significaba, pero estaba claro para que servían. A ella le parecían pollas falsas bien organizadas. Las señaló. "Me gustaría usarlas con ella. E-es decir, si es algo a lo que don Gervaise me someterá."
Devine asintió. "Ciertamente, deberías sentirlo." Chasqueó los dedos a su esclava. "Rápido, colócate sobre la parte de atrás del sofá."
Sophia adoptó la posición que le era familiar, con las nalgas arqueadas en alto sobre los cojines del sofá. Penny continuó su estudio de las falsas pollas. Su mano vagó hasta el extremo izquierdo de la caja donde una polla enorme, de cuero negro estaba acurrucada en el terciopelo. Levantó una ceja a Lord Devine, pero éste agitó la cabeza y se rió. "No, todavía no llega ahí. No creo que sea nunca capaz de acomodar ese monstruo. Solo la mantengo ahí como amenaza."
Tomó la mano de Penny y la hizo bajar por la fila de pollas hasta que estaba justo por debajo de la mitad. "Ahora ella anda por aquí." Penny la movió a la siguiente en orden creciente y le echó a Lord Devine una mirada atrevida por encima del hombro. Él volvió a reír.
"Sí, puedes empezar con esa. De todas formas ya casi es hora de aumentar."
La agarró y avanzó hacia el culo de la esclava. Lord Devine le sujetó la muñeca.
"Tienes mucho que aprender. El falo tiene que lubrificarse antes. No quiero rasgarle el agujero." Le indicó un surtido de tarros y botes llenos de aceites y cremas. Penny enterró los dedos en una crema blanca y untó la falsa polla con ella. Luego se volvió hacia la esclava.
"Decidle que se eche las manos atrás y separe las nalgas para mí."
Lord Devine agitó la cabeza. "Tú estás al mando ahora. Dale tú las órdenes."
Había pronunciado las palabras que Penny había ansiado oír toda su vida. Su voz se volvió dura. "Échate las manos atrás y sepárate los cachetes, esclava."
La esclava no se movió. Penny pisó con fuerza. "¿No has oído lo que he dicho? Ahora soy yo quien da las órdenes. Echa las manos atrás y sepárate los cachetes." La esclava siguió sin moverse.
Lord Devine suspiró. "Te advertí que era testaruda. Esclava, harás lo que tu nueva ama te diga que hagas, o te ataré al poste de flagelación."
La esbelta espalda de la esclava se estremeció, mientras finalmente se echaba las dos manos atrás y se separaba las nalgas. Penny miró el tentador capullo fruncido durante un momento y frunció el ceño. "¿No debería castigarla por su desobediencia?"
Lord Devine se echó atrás con una floritura.
Penny dejó el falo a un lado, giró en redondo y le dio una palmada a la esclava en el culo con la mano desnuda. La esclava sofocó un grito y se echó hacia delante.
"Están todas esas paletas en la pared para que las uses. No tienes por qué usar la mano desnuda. Te harás tanto daño en la mano como en el culo de la esclava."
Restregándose las manos, replicó Penny, "Estas manos han visto muchos trabajos. Son duras y encallecidas, y dudo que este trasero blanco y suave vaya a hacerles ningún daño."
Le dio otra palmada a la esclava en el otro cachete y siguió su asalto, alternando los cachetes hasta que el culo de la esclava estuvo rojo. Al inspeccionar su trabajo, ordenó, "Ahora colócate las manos en el culo y siente lo caliente que está."
Sophia se puso las manos en el palpitante trasero, sintiendo el calor de la azotaina a mano desnuda.
"Eso es todo lo que conseguirás de mí, esclava. Ahora continuemos. Separa bien los cachetes de ese culo, para mí." Sophia obedeció, quedándose expuesta a la odiosa mujer.
Penny colocó la punta de la falsa polla a la entrada del agujero de la esclava. "Voy a empujar esto un poco cada vez. Luego voy a parar y tú me vas a pedir más. ¿Entendido, esclava?"
Penny se recreó en sus palabras, mientras la esclava replicaba con voz amortiguada, "Sí, Ama."
Clavó la punta en el agujero, observando cómo se ensanchaba alrededor del falo. Se detuvo. La esclava dijo, "¿Me puede meter más, por favor, Ama?" Penny trabajó con él durante un poco más y se detuvo. La esclava repitió "¿Me puede meter más, por favor, Ama?" Pulgada a pulgada, Penny empujó la falsa polla dentro del culo de la esclava, mientras que una y otra vez, la esclava le pedía más. Ahora ya estaba insertada en el culo de la esclava más de la mitad de la longitud de la polla. El agujero se daba de sí pero abrazaba a la polla. La voz de la esclava se hacía más tensa y más crispada a cada nueva pulgada de la polla que Penny le metía. Al final el falo estaba clavado en el culo de la esclava hasta el aro corto del final. La esclava lo había tomado todo. Penny se giró para ponerse de cara a Lord Devine, con los ojos brillantes. "¡Lo hizo!"
Él reconoció su expresión. "Ahora tienes que decirle a la esclava que te dé las gracias."
Penny volvió a darse la vuelta al espectáculo del culo de la esclava apoyado en el aire, los cachetes enrojecidos abiertos obscenamente por la falsa polla clavada en el agujero de su culo. ¿Podía ser? ¿Le daría las gracias por aquello? "Dale las gracias a tu ama, esclava."
La voz de la esclava era ronca cuando gruñó, "Gracias, Ama." Aquello era el no va más para Penny y le dio una nueva palmada en el culo a la esclava solo porque podía.
Se rió, "No es realmente muy agradecida, sin embargo, ¿verdad?"
Devine se alisó el cabello. "Yo no estaría tan seguro de eso. Palpa dentro del otro agujero. Eso te dirá lo agradecida que es."
Penny avanzó la mano, metiendo un dedo dentro del agujero del amor de la esclava. Sofocó un grito cuando sintió la cremosa suavidad que le empapaba el dedo. Lo sacó y mostró el dedo húmedo a Lord Devine. Él sonrió ante su excitación. "¿No te lo decía? Cuanto más humillante es la situación mejor para ella. Lo has hecho muy bien para ser la primera vez. Tengo un regalo especial para recompensarte."
Penny se quedó muy quieta, conteniendo la respiración.
"Te voy a permitir que mañana tengas el control completo de mi esclava."
Penny dio una vuelta de mareo alrededor de la habitación, mientras Devine continuaba. "Serás su ama durante el día, y te obedecerá como me obedecería a mí. Si no lo hace, infórmame de su desobediencia. Haré buena al menos una de las amenazas que mantengo sobre ella, porque creo que su hermano y sus compañeros soldados podrían disfrutar de una estancia en Devine Point antes de que termine su licencia."
Los ojos de Penny brillaban cuando la puerta se abrió. Gervaise se quedó helado en el umbral cuando se hizo cargo del cuadro. Sophia estaba doblada sobre el sofá de tal manera que lo único que podía ver era el culo bien alto en el aire, brutalmente enrojecido por una azotaina, con un enorme falo que apenas asomaba de su agujero. Miró rápidamente a su padre, que lentamente levantó la vista hacia Penny que estaba en pie detrás de Sophia.
"Bien, Gervaise, parecería que a tu esclava le gusta el otro lado. Realmente tiene bastantes aptitudes para ello. Puede que tengamos que buscarte una esclava más apropiada. De momento llévatela a tus habitaciones. Tal vez le gustara algo de eso."
Gervaise no podía soportar la visión de aquel culo usado a fondo ante él y abandonó la sala sin decir una palabra. Penny se encogió de hombros hacia Lord Devine y se apresuró tras Gervaise.
Devine miró por encima del hombro mientras salía de la habitación. "Quédate ahí, esclava. Te mandaré a Daisy."
Cuando la puerta se cerró, Sophia estalló en sollozos. Podía sobrellevar lo que la pequeña bruja le había hecho, aunque odiaba darle satisfacción. Pero se resistía a que Gervaise la viera de esa manera, especialmente a manos de aquella bruja que disfrutaba cada noche de su polla.
La puerta volvió a abrirse y Daisy entró en la habitación. Se detuvo, no por la visión de Sophia tirada de aquella manera sobre los cojines, sino por los sollozos desgarradores. Se apresuró a ir en su ayuda, quitándole primero el falo del trasero, y luego apartándola del sofá. Sophia todavía lloraba cuando ella la ayudó a sentarse. Le limpió la cara con un pañuelo. "¿Qué es lo que pasa, Señorita? ¿Fue su señoría especialmente brutal esta noche? No me diga que se ha negado a entregarla a don Gervaise después de todo."
Sophia agitó la cabeza mientras se tragaba las lágrimas. "No, no. Es esa mujer, esa Penny."
Daisy entrecerró los ojos. "¿Ella le hizo esto?"
Sophia asintió.
Daisy escupió, "Zorra."
"Es horrible, Daisy. Creo que disfruta más que Lord Devine."
Daisy ayudó a Sophia a ponerse en pie. "Por supuesto que lo hace. Es una zorra codiciosa, de las que clavan las garras. Está celosa de usted. Lo sé muy bien. Haría mejor evitando que tenga otra oportunidad con usted."
Sophia se limpió los ojos. "Eso es precisamente, Daisy. Mañana tendrá esa oportunidad."