Apuesta de deseo, Cap. 11
Aparece la futura nueva esclava
Capítulo Once
La señora Logan conocía su deber cuando llevó la calesa al pueblo. Su señoría quería una putilla para su hijo. Bien, podía encontrarla, era buena juzgando los caracteres. Y también sería una buena cosa. Don Gervaise parecía más enganchado a la esclava de su padre de lo que debería. Hagamos que tenga la suya propia. Estaba familiarizada con las muchachas del pueblo y tenía en mente una que pensaba que podría resultar bien.
Penny Nettlecomb era una joven guapa, que llevaba la casa para su padre y hermanos. Su hermano mayor acababa de casarse, y su esposa y Penny no se ponían de acuerdo para llevar aquella casa. La señora Logan chasqueó la lengua. Demasiadas gallinas en una casa nunca funcionaban en beneficio de nadie. Penny era una descarada, pero estaba segura de que sería suficientemente obediente a cambio de los lujos de Devine Point.
Como no quería resultar demasiado obvia, visitó unas cuantas tiendecillas del pueblo hasta que localizó a Penny llevando a casa una pieza de media vaca.
Le dedicó una media sonrisa. "Eso parece muy pesado para ti, Penny."
La joven frunció el ceño, "Sharon no tomará nada que no sea una media vaca entera. Le dije que no necesitábamos curar la carne. Siempre puedo salir a comprar más, pero tiene que ser como ella diga."
Penny bajó la carne y se secó la frente. "Así son las cosas, señora Logan. ¿Qué la trae por el pueblo?"
La señora Logan señaló las bolsas. "Solo unas compras. Pero si pienso en ello, puedo tener la solución para nosotras dos."
Penny se animó. "¿Qué solución sería esa?"
La señora Logan le pasó un pañuelo para que se limpiara la cara. "No pareces muy feliz de seguir en la casa de tu padre, y necesito una nueva criada arriba, en Devine Point."
Los ojos de Penny empezaban a brillar. "¿Arriba, en el Point?"
La señora Logan asintió.
"No le temo al trabajo duro, señora Logan. He mantenido la casa para mi padre y mis hermanos siempre, desde que murió mi madre, y no encontrará en el pueblo una casa más limpia."
"Eso tengo entendido. ¿Te interesa venirte conmigo? Alguna de las otras criadas te mostrará tus obligaciones."
Si Penny estaba sorprendida por la velocidad con la que fue contratada, no dio ninguna señal de ello.
"Déjeme que lleve la carne a casa, se lo diga a mi Papa (N. del T.: figura con ese nombre en el original), recoja mis cosas y me reúna con usted."
Cumplió su palabra y pronto estuvo brincando junto a la señora Logan, en la calesa. Penny había estado en Devine Point unas cuantas veces, cuando Lord Devine, siguiendo la costumbre de sus antepasados, soportaba en su propiedad la venta benéfica de la iglesia. Penny miraba la casa intimidada y envidiosa, preguntándose cómo sería la vida tras aquellas paredes. Pronto lo sabría.
Cuando la calesa se detuvo delante de la casa, una visión asombrosa saludó los ojos de Penny. Una mujer joven salía de la casa, dirigiéndose a grandes zancadas hacia los establos. Increíblemente la mujer estaba completamente desnuda. Aún más, llevaba anillos de oro en los pezones y una cadena dorada rodeándole el cuello. Su monte de Venus estaba completamente pelado, como el de una niña. Pero no había duda de que era una mujer desarrollada. Era magnífica. El cabello dorado le caía libremente en cascada por la espalda. Los pechos, grandes y redondeados, sobresalían orgullosamente. Penny se miró sus propios pechos descarados con cierta consternación. La mirada de la mujer se posó en Penny y luego la descartó, mientras seguía su avance majestuoso. Penny vio desdén o desprecio en los ojos azul brillante de la mujer. Rechazó con la cabeza que una esquilada y desnuda como aquella todavía exhibiera semejante arrogancia. La envidia corroía a Penny mientras observaba a la gloriosa criatura.
Penny miró a la señora Logan, que estaba recogiendo los paquetes. No le había echado a la mujer ni una segunda mirada. Esta sería una casa extraña, pero Penny estaba deseando unirse a ella.
La señora Logan le mostró los cuartos del servicio bajo las escaleras y le presentó a dos criadas. Les ordenó enseñar a Penny sus obligaciones en la casa. En los días que siguieron Penny se familiarizó con la casa. Sus responsabilidades no iban mucho más allá que limpiar el polvo a unas cuantas habitaciones. Le parecía increíble que la señora Logan hubiera estado en una situación desesperada por semejantes tareas menores. De vez en cuando podía echar un breve vistazo a Lord Devine y a su guapo hijo. Había oído hablar en el pueblo de don Gervaise, pero no le había visto mucho por allí. Las pocas veces que visitaba a su padre se establecía normalmente en el Point. También veía de vez en cuando a la mujer desnuda. La mayor parte de las veces iba acompañada de aquella criada arrogante, Daisy, que a veces la llevaba de una correa. Siempre comía en el comedor con Lord Devine y don Gervaise.
Al cabo de algunos días, Penny reunió el coraje para preguntarle a una de las otras criadas sobre la hermosa mujer desnuda.
La criada sonrió. "Esa es la esclava de Lord Devine."
Penny se quedó boquiabierta. "¿Una esclava?"
La criada asintió. "Había oído que las tenía cuando estaba en París, pero esta es la primera aquí."
"P-pero nunca la veo hacer trabajos domésticos ni labores." La criada contestó, riéndose, "No es de esa clase de esclavas."
Penny se sonrojó de su propia estupidez. "¿De qué clase de esclavas es?"
"Es una esclava especial de Lord Devine para atender a sus necesidades especiales."
La mente de Penny se aclaró. "Oh, es su amante."
"Bueno, es mucho más que eso. Atiende sus antojos en todo tipo de cosas. La comparte con sus amigos... y sus criados. La mantiene preparada de ciertas formas como afeitarle el monte cada semana y aplicarle enemas y perforarle el cuerpo. Y, por supuesto, la ha marcado a fuego con la enseña de Devine."
La boca de Penny se abrió aún más. "¿Por qué lo hace?"
La criada se encogió de hombros. "Es su esclava, ya te lo dije. Es de su propiedad, y a ella le gusta."
Tras aquella conversación, Penny pensaba a menudo en la esclava. ¿Cómo sería ser propiedad de un hombre como Lord Devine? No parecía que fuera mal tratada. La alimentaba bien y había otros que se ocupaban de sus necesidades. Había notado la marca en la nalga izquierda de la esclava. Cierto, eso tenía que haber sido doloroso. También había notado otras cosas. A menudo la esclava aparecía con el culo rojo o con cardenales. Además de estar desnuda todo el tiempo, la esclava tenía que hacer sus necesidades y orinar a la vista de los otros criados. Incluso la más baja de las fregonas tenía intimidad en ese tema. También observó que cuando llevaban a la esclava por la casa otros criados se tomaban libertades con ella, retorciéndole los anillos de los pezones, dándole palmadas en los pechos o pellizcándole el trasero. Una vez, cuando fue a llevar un mensaje de la señora Logan al jefe de cuadra, pasó por dónde estaba la esclava con la virilidad de un mozo de cuadra metida en la boca, con los otros amontonados alrededor viendo el espectáculo. Cuando Penny pensaba en las humillaciones que obligaban a soportar a la esclava, notaba un calor creciente entre las piernas. Imaginaba haciéndole ciertas cosas a la esclava misma, y sus sueños le proporcionaban placer.
Una noche, justo cuando Penny empezaba a preguntarse por qué la señora Logan había tenido una necesidad tan urgente de ayuda, la llamaron al comedor después de la cena. Llamó tímidamente a la puerta y el propio Lord Devine le pidió que entrara. Los dos hombres estaban sentados en sillones junto al fuego. La esclava estaba en un cojín, cerca de Lord Devine, los brazos atados a la espalda, los pechos sobresaliendo, los anillos de los pezones oscilando ligeramente. Penny apartó los ojos de la mujer desnuda e hizo una reverencia a padre e hijo.
Don Gervaise habló en primer lugar. "Te llamas Penny, ¿verdad?"
Bajó la cabeza. "Sí, Señor."
"Me gustaría que vinieras esta noche a mi habitación, Penny, y... la limpiaras."
Al levantar los ojos comprobó que estaba mirando a su vaso. "Sí, Señor."
Echó un trago. "Entonces eso es todo. Espero verte allí a las 11:00."
Hizo una reverencia de nuevo y salió de la habitación. El corazón le latía sonoramente mientras bajaba las escaleras. ¿Qué significaba esto? ¿Se iba a acostar con ella? Penny no era virgen, pero la idea de acoplarse con el guapo y joven don Gervaise hacía que la sangre se le agolpara en las entrañas. Se fue a buscar a la señora Logan para preguntarle dónde estaban las habitaciones de don Gervaise en la enorme casa.
En el salón, el rostro de Sophia se puso tenso. De modo que esta era la putilla que la señora Logan había encontrado en el pueblo para Gervaise. Sabía que él había estado aplazando el tomar a la muchacha, pero su padre le advirtió que actuara pronto, mientras ella era todavía nueva en el entorno. Era una cosa guapa, de cabello y ojos oscuros, ligeramente rasgados, dándole una expresión de gata. Miró con descaro a Gervaise después de su petición. Sophia suponía que no era inocente y sabía lo que se le estaba pidiendo. El dolor le traspasaba el corazón cuando pensaba en Gervaise con otra mujer, incluso aunque lo hiciera por ella.
Le había contado su plan, pero ella no estaba segura de que funcionara. Lord Devine no era tonto. Sophia creía que ya sospechaba que algo había entre su hijo y su esclava. Si pensaba que su hijo se había enamorado de su esclava nunca se la entregaría. Gervaise estaba dispuesto a llevar adelante el esquema. Después de ver a la joven del pueblo no era extraño que estuviera dispuesto a seguir adelante.
Lord Devine le levantó la barbilla. "¿Se siente mi esclava de mal humor porque esta noche no va a servir a padre e hijo? No te preocupes, pequeña. Te haré una buena monta mientras Gervaise se monta a su nueva amante. ¿Por qué no te acomodas aquí, entre las piernas de tu amo y le muestras a mi hijo que placeres le esperan esta noche?"
Cuando Sophia empezó a cumplir su obligación, Lord Devine dijo, "Desde luego tu esclava no será tan hábil con la boca como lo es esta, pero dale tiempo. Enséñale lo que te gusta. Deja que practique con otros." Le dio unos golpecitos en la cabeza a Sophia. "La boca de esta la han usado muchos, incluso mi futuro suegro." Se rió al recordarlo.
Gervaise abandonó la sala bruscamente, antes de que su padre terminara.