Apuesta de deseo, Cap. 10

Los planes de Gervaise y los de su padre

Capítulo Diez

Sophia había estado esperando durante días en la ventana el retorno de Gervaise. Cuando vio llegar su carruaje y bajarse de él, necesitó toda su fuerza de voluntad para resistir el echar a correr escaleras abajo para recibirle. Había sido una semana extraña en Devine Point. Lord Devine apenas la había tocado. Era como si todos estuvieran esperando que pasara algo.

Era avanzada la tarde cuando llegó Gervaise, y se reunió con su padre para cenar aquella noche. Sophia se preparó para ni siquiera alzar la vista cuando entrara al comedor. De forma similar él miró por encima de ella, como si ni siquiera estuviera allí.

Mientras padre e hijo disfrutaban del brandy y los puros en el comedor, tras la cena, Gervaise soltó su propuesta.

“Padre, he estado pensando. Desde la noche de la bacanal, me he estado preguntando qué pasaría si yo quisiera poseer una esclava de mi propiedad.”

Los ojos de Sophia saltaron a su rostro. Lord Devine aspiró el puro. “Me he estado preguntando cuando empezarías a ver las ventajas de esta forma de vida. Te diré que a mi edad soy más viril que la mayoría de los hombres que tienen la mitad de años. Tener una esclava te hace eso. Estoy constantemente al límite de la excitación, y eso es vigorizante.”

Gervaise continuó. “He estado pensando que tal vez me venderías esta esclava.” Señaló hacia Sophia agachada a los pies de su padre.

Lord Devine se rió. “¿Venderte esta? ¿Por qué iba a querer hacerlo? Con lo bien que va su entrenamiento. Te concedo que es un poco obstinada para lo que estoy acostumbrado, pero eso solo añade un poco más de fuego. A veces, cuando se vuelven demasiado obedientes, no dejan nada que dominar. En esta queda mucho que someter. Además creo que podría ser demasiado para un nuevo amo que tuviera que manejarla.”

Gervaise se enganchó las manos. “Os pagaré un buen precio por ella, Señor. De hecho podéis recuperar la viña a cambio de ella.”

Lord Devine agitó con tristeza la cabeza. “A eso me refería hijo. No has madurado lo suficiente. Nunca manifiestes delante de una esclava lo que piensas que vale. En todo caso es una suma ridícula. Nunca volveré a tomar la viña. Es lo que heredas de mí. Tengo un plan mejor.”

Gervaise levantó las cejas mientras intentaba aflojar su agarre a los brazos de la silla.

Lord Devine golpeó la otomana cercana a su silla. “Ven aquí, esclava.” Cuando Sophia estuvo colocada avanzó la mano y empezó a acariciarle el pecho. Gervaise evitó su mirada.

Devine continuó. “Necesitas empezar a entrenar a un esclava de tu propiedad. De esa forma conseguirás una mejor apreciación de lo que significa convertirse en un verdadero amo. La señora Logan te ayudará, y yo siempre tendré a mi esclava aquí para demostrarte cuál es el método adecuado de llevar adelante el entrenamiento.”

Gervaise tragó con fuerza. “¿Y de dónde sacaré yo una esclava así?”

“¿Ves lo que quiero decir? No tienes conocimientos en esta área. Puedo enseñarte todo lo que sé. Encontraremos una joven en el pueblo. La señora Logan puede ayudar también en eso. Escogerá una joven atractiva para ti y la invitará a Devine Point con el pretexto de darle trabajo de criada o algo por el estilo. Las muchachas del pueblo siempre están ansiosas de trabajar aquí, en la casa grande. Es una vista mejor que las vacas lecheras o lo que sea que hagan allí. Una vez que esté aquí, empezarás de una forma más convencional, acostándote con ella y haciéndola tu amante. A partir de aquí hay solo un paso para hacerla tu esclava.”

Gervaise inició una protesta, pero su padre le cortó en seco. “Si quieres poseer alguna vez esta esclava,” y aquí pellizcó el pezón de Sophia, “tendrás que empezar con una de tu propiedad. Tal vez entonces considere venderte esta.”

Gervaise se había sentido arrinconado, pero vio un rayo de esperanza en lo que su padre le ofrecía. Se restregó la barbilla y dijo, “Creo que eso funcionará. ¿Cuándo empezamos?”

Su padre se enganchó las manos. “Podemos empezar ya. Le diré a la señora Logan que baje al pueblo mañana y contrate una muchacha como criada. Desde luego, puedo decirle a la señora Logan el verdadero propósito, así seleccionará alguna apropiada. Esto, salvo que desees ir tú mismo al pueblo y hacer tu propia elección.”

Gervaise contestó, “No, dejaré eso a juicio de la señora Logan. Puede sorprenderme.”

Durante la conversación, Lord Devine había estado jugando con los pechos de Sophia, estrujándolos y tirando de los anillos de los pezones.

Miró a su hijo intensamente. “Puesto que tienes interés en convertirte en amo, es importante que me prestes atención para que veas como manejo a mi esclava. Acabas de hacer a esta esclava un enorme cumplido al ofrecer tu viña a cambio de su culito sin valor. Necesita que la vuelvan a poner en su sitio.”

Echó con rudeza a Sophia de su asiento y se la colocó en el regazo. “Creo que una buena azotaina estará bien para empezar. Hay algo muy personal en usar la mano desnuda, pero solo si tienes pensado aplicar solo unas pocas palmadas. Más allá de eso se convierte en algo doloroso para ti. Por esa razón tengo por toda la casa una variedad de paletas. Las paletas de mango largo son útiles cuando la esclava gatea a cuatro patas. Yo prefiero las de mango corto cuando la tengo en el regazo.”

Diciendo eso hizo aparecer una paleta redonda de madera y empezó a azotar el culo de Sophia. Su cachete izquierdo tembló cuando estrelló la paleta contra él.

“Abre las piernas. Siempre es una buena idea tener a la esclava con las piernas un poco abiertas. De esa forma alguno de los palmetazos acabarán en su raja.”

Devine continuó con la lección. “En algunos casos, cuando quieres aumentar la humillación, es bueno hacer que la esclava te dé las gracias por los azotes. Creo que, dadas las circunstancias, procede esta noche. Esclava, dame las gracias adecuadamente después de cada azote.” Así, tras cada palmetazo, Sophia jadeaba, “Gracias, Amo.”

Gervaise observó como el trasero de Sophia se volvía rojo brillante. Apretó los dientes mientras seguía siendo testigo de la azotaina de su padre al culo de su amada.

“Ahora que su culo es hermoso y está caliente, siempre me gusta tomarla desde atrás. De esa forma puedo sentir el calor de los azotes y es además una posición humillante. Es también efectivo hacerla exhibir su desobediencia para que la vea todo el mundo. Esto es especialmente agradable cuando hay otros que sean testigos. Esclava, dóblate sobre ese cojín de la espalda del sofá verde. Exhibe el culo para nosotros.”

Sophia se dirigió al sofá verde y se colocó sobre el cojín, con el trasero enrojecido en alto. Lord Devine tiró entonces de la cuerda de la campanilla para llamar a la señora Logan.”

Esta entró en la sala y miró a la esclava tendida sobre el sofá, con el culo rojo absolutamente brillante. “¿Desobediente otra vez, Mi Señor?”

Él suspiró, “Eso me temo, señora Logan.”

“Si no estáis dispuesto a tomarla todavía, Mi Señor, la prepararé para hacérosla más agradable y fácil.”

“Eso estaría muy bien, señora Logan.”

La señora Logan se dirigió a una gran caja del rincón y seleccionó entre una serie de pollas falsas. Volvió con una de tamaño medio y empezó a lubrificarla. Luego se aplicó lubrificante en dos dedos y los clavó en el culo de Sophia. “Solo vamos a abrirte un poco, esclava, para disponerte para tu amo.” Luego trabajó con la polla en el agujero de Sophia hasta meterla hasta la empuñadora. Después de retirar los vasos de los hombres salió de la habitación.

Lord Devine sonrió. “Siempre es agradable tener a una criada de confianza para allanar el camino.”

La ira de Gervaise se mezclaba con su excitación al ver a Sophia usada de aquella manera. Ella se lo tomaba todo con tanta calma, sin gritar, sin luchar. Pero sabía lo que su padre mantenía sobre la cabeza de ella. ¿Tenía elección?

El bulto en sus pantalones era prominente, y su padre bajó la vista hacia su entrepierna. “La tomaré esta noche. Solo tienes que mirar cómo se hace.”

Se colocó detrás de Sophia y se soltó los pantalones. Extrayendo el falo de su culo lo reemplazó con su propia polla tiesa. Mientras la aporreaba llevó los dedos a su coño y empezó a manipularle en clítoris. Llegó al clímax y clavó el trasero hacia atrás, contra él, tragándosela por completo. Él explotó y la sacó casi inmediatamente, dejándola retorcerse sobre el cojín. Gervaise lo había observado todo mientras se restregaba la polla a través de los pantalones. Se detuvo cuando su padre se dio la vuelta.

“No soy un amo tan severo que no permita a mi esclava tener su propio placer. Esto cumple dos propósitos. Primero, como cualquier buen entrenamiento, permite al sujeto asociar el acto con algo bueno. Has visto que se pone en posición con bastante rapidez. Segundo, creo que le añade humillación el que se excite cuando la usan. Todo el mundo me alaba siempre por lo bien que responde mi esclava. Creo que es un reconocimiento a mis propios buenos métodos de entrenamiento. Venga, retirémonos.”

Gervaise hizo un gesto hacia Sophia, todavía doblada sobre el cojín con el chorro de su padre goteándole del culo.

“No te preocupes por ella. Daisy vendrá y la recogerá y la limpiará. Mañana vas a tener un día ocupado.”

Gervaise salió de la sala sin volver la mirada a Sophia. ¿Dónde se había metido, y cómo iba a salvar a Sophia?