Aprovechandome de mi madre (II)

Los intentos pasan a hechos más reales

Después de lo que paso ese fin de semana, el día a día volvió a ser similar a lo que suele ser todas las semanas, trabajar durante la semana y montar alguna cena o salida con los amigos los fines de semana. Pero yo no dejaba de darle vueltas a lo que había pasado con mi madre, a la conversación que tuve con ella y, poco a poco, a hacerme a la idea de que probablemente había sido un error.

Las implicaciones que suponía en mi cabeza las mil reacciones que podía tener mi madre a lo que le había propuesto, hacia que la mitad de los días andase taciturno y dándole vueltas al tema, mi mujer me notaba algo raro, pero tampoco le daba mayor importancia, la excusa del trabajo y de un periodo de mas carga en el mismo, me hacia darle enseguida el motivo suficiente para que no se preocupase de más.

Con el transcurrir de los días, también es cierto que la preocupación poco a poco iba menguando, vivir lejos de casa y no ver a mi madre cada día, hacía también que dejase de lado un tanto estas diatribas y preocupaciones, de vez en cuando llamaba a casa para ver que tal iba todo, pero las conversaciones telefónicas versaban sobre temas cotidianos y mundanos...hasta que unas semanas después de nuevo tocaba volver a mi pueblo a pasar el fin de semana.

No me preocupaba otra cosa que afrontar el primer momento cara a cara con mi madre, no sabía si estaría cabreada, si indignada, si se habría olvidado del tema, básicamente era ese desconocimiento lo que me hacía ir cogiendo cierto grado de ansiedad los días previos.

Una vez llegó el viernes, nos dispusimos a hacer la maleta y a cargarla en el coche, enfilamos la carretera y tras apenas una hora de viaje cogimos el desvío hacia el pueblo. Cuando aparcamos en la puerta de la casa de mis padres, yo ni siquiera me atrevía a mirar a la puerta, donde al ruido del coche mi madre había salido a recibirnos:

  • Ya habéis llegado? que tal el viaje?

  • Bien, bien - Contesto mi mujer

  • Venga pasad y dejad las cosas dentro

Tras el respectivo beso a mi mujer, se acerco a mi y sin decirme nada también me dio dos besos en mis mejillas. Las dos pasaron para la casa, mientras yo terminaba de descargar los pocos bultos que habíamos traído.

No es que percibiera un exceso de tensión, pero desde luego parecía claro que mi madre aun tenía en la cabeza lo que había pasado semanas atrás y era normal, si yo lo tenia en la cabeza, imagino que que un hijo te pida algún tipo de contacto sexual debe ser para que una madre se acuerde de ello.

En cualquier caso, ya con los bultos en la mano, pase a la casa y comencé a colocarlos en nuestra habitación, baje al comedor y me dispuse a pasar el fin de semana lo mejor que pudiera.

El resto del viernes transcurrió sin nada reseñable, cenamos tranquilamente, hablamos algo en una sobremesa distendida y poco antes de la medianoche nos fuimos a dormir todos.

A la mañana siguiente, acostumbrado al horario laboral, de nuevo a las 8 de la mañana estaba ya despierto y baje a desayunar mientras dejaba a mi mujer en la cama, nada más bajar me encontré a mi madre que tampoco hacia mucho que se había levantado.

  • Ya de pie - Me comentó

  • Si, es que me despierto enseguida

  • Que quieres que haga de comer, tengo que ir a comprar ahora.

  • Pues no lo se, lo que quieras...

  • Vale

Y se dirigió hacia la cocina, yo me quede allí plantado sin saber hacia donde dirigirme, mi madre se comportaba de manera totalmente normal conmigo, incluso cuando estábamos solos, lo que hizo que por un momento me plantease si realmente, a pesar de su reacción inicial, no le había dado más importancia y yo me comía la cabeza más de lo que la situación lo merecía.

Desayuné tranquilamente y el resto de la mañana la pase arreglando un par de cosas con mi padre.

Cuando llegó la hora de la comida todos nos sentamos a la mesa y plácidamente pasamos el rato entre bocado y bocado hablando un poco sobre nuestras cosas y sobre como nos iba la vida, de nuevo tras la sobremesa, como la última se planteo el tema de ir a dar un paseo a deshacer un poco la comida, esta vez todos se apuntaron y de nuevo tomamos el camino que llevaba al río, solo que esta vez, no íbamos solos.

A mi aquello me hizo recordar la conversación que habíamos tenido mi madre y yo, pero la verdad es que, aparte de eso, tampoco le di mayor importancia.

El paseo transcurría tranquilamente, mi padre comentaba algunas cuestiones sobre lo verde que estaba el campo para lo que había llovido y mi hermano le respondía sobre si eso supondría que en otoño habría más setas para recoger, mientras mi mujer se salia continuamente del camino a recoger ahora una rama de tomillo, ahora una de espliego; sin darme cuenta eso hizo que poco a poco yo me fuese adelantando del grupo, sin percatarme que mi madre, también más callada que de costumbre, me seguía apenas a unos pasos unos metros por delante de los demás.

  • Que como vais en la capital hijo - Me dijo de pronto a mi espalda.

  • Eh? ah, bien, cansados del trabajo como siempre...

  • Agradeced que tenéis trabajo tal como están las cosas.

  • Si, encima es que no te puedes quejar.

  • ...y vosotros?...como estáis? - dijo bajando un poco la voz y sin llegar a mirarme directamente a la cara.

  • Nosotros? - dije sorprendido - que como estamos de que?

  • ...si ya sabes, que como vais de lo vuestro...

  • De lo nuestro?

  • ..... - mi madre parecía que le costaba expresar en palabras lo que quería preguntarme.

  • Ah de lo nuestro! - entendí al fin al ver su alborozo - de lo que te comenté el otro día....pues igual mamá, a ver si te piensas que esto se va a arreglar.

  • Pero hijo, es que eso tenéis que hablarlo y...

  • Mamá, ya te lo dije - la interrumpí - esta hablado mil veces y las cosas son como son.

  • Ya, ya...si yo no quiero meterme...

Miré a mi madre, no miento si digo que en ese momento intente medir el porque y la motivación de mi madre al volver a sacar el tema, lo hacia por interés real, lo hacía por voluntad de ayudar...no lo sabia la verdad.

  • Mamá...

  • Ya, ya lo se hijo....se como sois los hombres, lo sé...

  • Yo no....no...

  • Se que tenéis unas necesidades y que pensáis más con lo de abajo cuando no las cubrís.

Yo miraba a mi madre alucinado oyéndola hablar así.

  • Lo se hijo, lo se...

Y reemprendió la marcha dejándome allí plantado sin siquiera mirarme; siguiéndola con la cabeza la vi alejarse poco a poco mientras el resto me alcanzaban.

EL paseo continuo y llegamos al río, tras un rato allí, retomamos nuestros pasos y desandando el camino nos dirigimos de nuevo de vuelta a mi pueblo. Durante el camino de vuelta yo iba dándole vueltas a lo que me había comentado mi madre, yo pensaba que había pasado página olvidándolo y sin embargo aquella conversación me había sacado de mi error demostrándome que lo que hablamos unas semanas atrás aun le hacia que meditase la situación.

Por mi parte no sabía que pensar realmente, ni siquiera como actuar, estaba continuando con la historia cuando me había preguntado hace un rato, pero no sabia como actuar.

En estas meditaciones iba cuando llegamos por fin a casa de mis padres, donde ya cada uno nos pusimos a hacer nuestras cosas hasta que llegase la noche.

Después de la cena estuvimos viendo un rato la televisión, uno de los programas de debate que salpican las cadenas generalistas los sábados por la noche, un poco del de "la coleta", un poco del Marhuenda y un poco del Inda salpicado por Zappings que te llevaban a hablar de la Pantoja o el Kiko Matamoros, el caso es que entre lo poco que me interesaba lo que decían y lo que había pasado en el paseo, estaba más atento a mirar a ratos a mi madre, a ratos a mi mujer; mi madre ya una mujer con un amplio camino en la madurez, con un cuerpo que nos alumbro a mi hermano y a mi, con sus dos pechos, generosos, que nos dieron de mamar, pequeña pero con brío en todo lo que hacía, frente a ella mi mujer, cuyas curvas conocía tan bien, con su pecho pequeño, pero firme y duro, coronados por pequeños pezones rosados, delgada y alta pero con buenas caderas que "agrupaban" maravillosamente cuando la hacía ponerse a "cuatro patas"; rubia frente a la morenez mediterránea de mi progenitora...y no se porque me dio por imaginar como sería haberme podido acostar con las dos, con mi mujer ya sabia lo que era, pero imagine a mi madre con alguna década menos, cuando estuvo en una edad similar a la que ahora tenía mi mujer...

Tenía fotos de mi madre con esa edad en casa y la verdad es que tenia pinta de poder hacer lo que quisieras con ella en la cama, pequeña, manejable, pero con curvas donde agarrarte y que explorar...no se que grado de morbo se habría gastado mi madre en sus días, pero desde luego, me habría gustado saberlo en ese momento.

Con estos pensamientos, mi pene poco a poco pasaba de vivir en el limbo a tener un leve estado "morcillón" que yo trataba de ocultar sentándome con las piernas cruzadas, pero básicamente nadie se fijaba en si me había empalmado o no...al rato deje de pensar en estas cosas y cogí una de las revistas que había por allí y me puse a leer un rato, estaba enfrascado en el último artículo sobre como conseguir dormir mejor cuando mi mujer me interrumpió:

  • No te vienes a dormir?

  • Eh? si, vamos

Y levantándome seguí la estela de mi mujer hacia la cama mientras mis padres se quedaban en la televisión.

  • Hasta mañana Mama

  • Ya os vais a dormir?

  • Si, estamos cansados

  • Vale, hasta mañana

  • Hasta mañana - contesto mi padre también.

Cuando llegamos a la cama la verdad es que tarde poco en dormirme, no mentía cuando le había dicho a mi madre que estábamos agotados.

De madrugada, la naturaleza hizo su llamada y la necesidad de ir al servicio a orinar termino por despertarme y hacer que me levantase para ir al servicio, me levante intentando no despertar a mi mujer y baje al que había en la planta baja, intentando no hacer ruido para no romperle el sueño tampoco a nadie de la casa.

Cuando llegue me puse a orinar tranquilamente, cuando oí un ruido en el comedor que se dirigía hacia el servicio.

  • Papa? - Pregunte.

  • No, soy tu madre.

  • Vale, estoy en el water

Y no contestó, termine de orinar y sacudiéndome el pene solté las ultimas gotas, me subí el calzoncillo y salí del servicio, al pasar al comedor vi a mi madre con el camisón de franela con el que dormía sentada en el sofá.

  • Es que pasa algo mama?

  • No, no

  • Porque te has levantado entonces?

  • Veras...

No continuó, solo me miro y bajó la cabeza, el silencio poco a poco ocupo más segundos de lo necesario.

  • Mamá, de verdad...

  • Hijo -me interrumpió- es difícil para mi, pero he estado pensando sobre lo que hablamos la otra vez

  • Ya veras mamá, yo...

  • Sabes que yo te quiero mucho, que por mi hijo haría lo que fuese, lo sabes no?

  • Si - asentí bajando la cabeza con un poco de remordimientos y un mucho de vergüenza - lo se

  • Y que pedirme eso es mucho, mucho más de lo que nunca podría haber pensado, va incluso contra lo que he pensado siempre como persona...

  • Veras, mamá, quizás yo...bueno quizá no...

Pero mi madre parece que ni siquiera me estaba escuchando, o que solo quería decirme todo de una vez, como si lo tuviera ensayado, porque de nuevo me interrumpió:

  • Pero también es cierto que soy tu madre y que nadie estaría dispuesto a hacer más por su hijo que una madre...

Mis orejas se aguzaron y el lado menos ético de mi, el que siempre esta pensando en como satisfacerme sexualmente se puso enseguida alerta, mi propia madre valorando en voz alta la posibilidad de dar cumplida satisfacción al tema sexual de su hijo...miento si no digo que mi pene comenzó en ese mismo momento a dar una leve muestra de querer decir algo; yo, ante lo que había oído, opté por callarme y dejarla que dijese lo que quisie decir.

  • Llevo toda la noche en vela, esperando a ver si bajabas y podía hablar a solas contigo para comentarte...

De nuevo parecía que cada palabra se le atragantaba en la boca, que le costaba mucho decir lo que estaba diciendo.

  • Para decirte...que si lo necesitas, si de verdad te puedo ayudar...os puedo ayudar a los dos para que seáis felices cubriendo algunas de tus necesidades....estoy dispuesta hijo.

La miraba a la cara, intente que mi rostro no reflejase nada de las emociones que sentía por dentro. Por un lado el pensamiento de decir "Me ha tocado el Gordo", por otro la idea de "Mira que eres cabrón y rastrero".

  • No dices nada?

  • Esto, no se...

  • Estoy dispuesta hijo, si, pero solo si me aseguras que te es tan necesario, que va a evitar que hagas cosas que os pueden hacer daño a los dos...y que siempre, siempre esto va a ser cosa de nosotros, nunca nadie jamas va a saber nada.

Era mi última oportunidad de bajarme del barco, de decirle que no, que era mi madre y que solo quería que siguiera siendo eso, mi madre, no mi "puta"; de decirle que solo saber a lo que estaba dispuesta a hacer por mi me valía más que cualquier otra cosa en el mundo.

Pero no dije nada de eso.

  • Por supuesto Mamá, sabes que es una situación también difícil para mi.

  • Prométeme también que solo recurrirás a mi cuando ya no puedas aguantar más, no va a ser fácil hacerlo para mi y voy a tener que hacer un gran esfuerzo, por eso te pido que también tu lo hagas.

  • De acuerdo, lo veo lógico...pero...

  • Pero que?

  • Lo que para ti puede ser poco, quizá sea mucho para mi...no se si se explicarme...

  • Si, si te explicas hijo...te explicas muy bien - dijo mirándome con algo que deduje era un deje de desprecio.

  • Mira si vamos a ponernos así lo olvida mos y ya esta, total.

  • No, no....perdona hijo, yo....sabes que no es fácil...

  • No es fácil. para ninguno mamá...para ninguno - mentí poniendo la cara más desdichada que pude encontrar

  • Lo se, mira, yo intentare estar dispuesta siempre que tu acudas a mi y tu no acudirás a mi salvo cuando ya no te quede más remedio, creo que sería lo más justo, no?

  • Me parece bien

  • Entonces quedamos en eso

Y procedió a levantarse con su camisón de franela cubriéndole el cuerpo, casi hasta los tobillos. Había dado la conversación por concluida y se dirigía de nuevo a su habitación, pero yo, tras lo hablado y lo comentado, no podía dejar que aquello concluyese así, en una manifestación de intenciones sin nada más que llevarse a la boca, estar hablando con mi madre de estos temas, que me haya dicho que esta dispuesta a darme alguna satisfacción en ellos y dejarla irse así como así no iba conmigo...por muy rastrero que fuera hacerlo.

  • Pero Mamá...

  • Dime.

  • Es que yo...ya estoy en ese punto...

  • Como que ya estas en ese punto?

  • Que si te saque el tema hace unas semanas no fue porque aun pudiese aguantar más...y un mes después no es que haya mejorado precisamente la cosa...

Mi madre me miro de hito en hito, su respiración pareció acelerarse un tanto, pero no terminaba de decir nada.

  • Si hablamos de cuando no me quede más remedio, yo hace ya tiempo que pasé ese punto - Insisto, por si no le quedaba claro

Dejó de mirarme, bajo la cabeza unos segundo y después la giro en dirección al pasillo que llevaba a las habitaciones y a la escalera para subir al piso de arriba, lentamente de nuevo volvió la cabeza hacia mi:

  • Quieres decir que ahora?...ahora mismo?

  • Te lo agradecería de verdad mamá...además están todos durmiendo y no habrá mejor momento.

Ella calló, me miro mientras yo veía el debate interno que se desataba en su cabeza, no dudaba que ella se había planteado que este momento no llegaría tan pronto, que su pensamiento era decirme ahora que estaba dispuesta, poner el contador a 0 y que a medio plazo ya llegaría el momento y hasta entonces quizá pudiera mentalizarse...pero mi petición le dejaba claro que el contador no estaba a 0, de hecho, lo que le dejaba claro es que el contador había llegado a 100 de repente, y le costaba asumirlo, se lo veía en la cara.

  • Ya veo...ahora...

  • Mamá, nos vamos mañana y seguramente en otro mes no volvamos a venir...y la verdad, no voy a poder aguantar otro mes más.

Me lo jugué todo ahí, era un ahora o la próxima vez ya será tarde.

De nuevo mi madre giro la cabeza hacia el pasillo, lentamente se dirigió hacia él, cogió la puerta y muy despacio la cerro, se dio la vuelta hacia mi y sin mirarme me dijo:

  • Donde.

  • En el baño quizá sea lo mejor.

Despacio paso a mi lado con la cabeza mirando al frente y se dirigió hacia él, también con pausa seguí su camino hacia el servicio, mi madre abrió la puerta y pasó adentro, yo lo hice tras ella.

  • Cierra el pestillo

La obedecí.

  • Que quieres que haga? - me interpeló

  • Yo creo que con que me la chupes hoy podría bastarme

  • Pues venga

Bajó la tapa del servicio y se sentó sobre ella, esperando que yo actuase a continuación, sin perder tiempo me situé frente a ella y me preparé para una de las situaciones más morbosas que he vivido en mi vida, la primera vez que le mostraba el pene a mi madre para que ella me hiciera una mamada. Busque saborearlo lo más posible, así que despacio bajé mi calzoncillo hasta medio muslo, lo que dejo al aire mi pene ya algo más que morcillón a apenas unos centímetros de su cara, la reacción de mi madre fue un poco de sorpresa, un poco de miedo, se hecho un poco hacia atrás y sin llegar a mirarme a la cara y de manera mecánica me dijo.

  • Que hago?

  • Cógelo y chupamelo Mamá, intento que sea breve de verdad

Sin muchas ganas, levantó la mano y despacio la acerco a él, la tuvo cerca paró, inspiro profundamente y agarro el tronco de mi polla, yo estaba en ese momento bastante encendido, por lo que al primer contacto de su mano mi polla ya comenzó a adquirir la dureza necesaria para afrontar cualquier reto que le pusieran.

Con mi mano agarré su muñeca y muy despacio comencé a moverla arriba y abajo de manera que lentamente comenzase a masturbarme, la sensación no era todo lo excitante que hubiera pensado a priori, pero solo de ver a mi madre allí delante agarrándome la polla con su mano ya compensaba esa falta de sensaciones.

Al cabo de medio minuto solté su muñeca y mi madre siguió de manera mecánica la cadencia que le había marcado, por el tamaño de mi instrumento, no muy largo pero si grueso, poco más que el capullo quedaba fuera de la mano de mi madre, que con toda la mano tampoco conseguía abarcarla en todo su grosor, no estaba mal, pero tampoco era para tirar cohetes.

La deje un rato así, no iba a correrme en la vida con estos tocamientos, pero solo de verla cascandomela ya compensaba el momento.

Al cabo de unos 5 minutos parece que comenzó a cansarse porque me pregunto directamente:

  • Acabas ya?

  • Mamá, así no voy a acabar en la vida

  • Pero si llevo un buen rato hijo

  • De verdad mamá yo te lo agradezco, pero entre las ganas que le pones y que es una simple masturbación...no vamos a ir a ningún lado...

  • Y que quieres que te la chupe, claro

  • Te aseguro que acabaría bastante antes, si

Sin decir nada, paró de masturbarme, de nuevo inspiró, más profundamente que antes y sin decir palabra acercó lentamente su boca hacia mi pene, cuando comencé a sentir su respiración sobre mi glande y yo veía ya cerca la culminación de mi fantasía, de sopetón alejó su cabeza y me soltó el pene, que quedo firme apuntándola.

  • No puedo hijo, no puedo

  • Mamá...

  • Pensaba que podría pero no puedo....lo siento - dijo mirándome con ojos llorosos - es que me pides mucho

  • Lo siento mamá, de verdad...

  • Es que es muy fuerte hijo, muy fuerte...

  • Lo se...

Y ambos nos quedamos callados, mi madre con las primeras lágrimas recorriendo sus mejillas y yo sintiéndome un barón en mi cabeza y con ganas de follar en mi polla...difícil conjugación.

Así estuvimos no menos de 5 minutos...5 minutos en los que mi pene no bajo un ápice de su dureza, 5 minutos en los que mi madre alternaba su visión al suelo con rápidos vistazos a mi herramienta.

  • Mira mamá, se que es difícil, pero a mi me va a suponer mucho, va a ser corto y nadie se va a enterar

  • Hijo...

  • Prueba otra de verdad, tranquilamente, hasta donde tu puedas y ya esta, si no puedes no puedes, ya veremos que hacemos entonces

Levantando la cara me miro y por un momento me pareció que mi madre agradeció el hecho de dejarle una cierta alternativa, al menos así lo vi reflejado en su cara, bajo la cabeza, miro directamente a mi pene y sin decir nada, con algo mas de decisión levantó la mano y lo agarró, esta vez de manera más firme, despacio comenzó de nuevo el suave meneo que había interrumpido antes, solo que esta vez al tomar ella la iniciativa lo había cogido más y de mejor manera, la paja ahora podría tildarse de suficiente.

Sin dejar de meneármela levanto los ojos y me miro, sin emitir un sonido, formé con mis labios la palabra "Gracias" e intente darle a mis ojos ese aire de gratitud eterna que en parte sentía, tímidamente ella intento sonreír, bajo de nuevo la cabeza y sin dejar de pajearme, intento de nuevo acercar su boca a la punta del glande, esta vez parece que más decidida, cuando apenas estuvo a un par de centímetros y de nuevo note su aliento, abrió poco a poco la boca y procedió a acercar mi pene a ella.

La primera mamada que me hizo la que ahora es mi mujer tuvo lo que tienen todas las mamadas de una primeriza, mucho morbo a la vez que mucha inexperiencia lo que se suele compensar entre ambas y terminan siendo buenas mamadas; en este caso, la primera vez que los labios de mi madre entraron en contacto con mi pene tenía también un poco de aquello salpicado por un mucho de le emoción de lo prohibido, lo que hacía que mi excitación creciese a pasos agigantados en cuanto vi que mi pene comenzaba a perderse dentro de la boca de mi madre.

Note como el primer contacto fue en el glande, sin traspasar mas allá de donde este acaba, una especie de "chupada de caramelo" donde mi madre se limitaba a jugar con sus labios en la punta del pene, eso acompañado de sus lentos movimientos con la mano pajeandome, no era espectacular, no, diría que ni siquiera llegaba al aprobado, pero el hecho de ser mi madre quien lo hacía, de estar viéndolo y sintiéndolo en directo, hacia que lo estuviese disfrutando lo suficiente para pensar que no tardaría mucho en acabar.

Tras algunos minutos así, decidí no obstante que aquello podía mejorar, no sabia cuando se podría repetir y no quería a los pocos días tener la sensación de oportunidad desaprovechada:

  • Mama, métetela un poco más

Sin decir nada, ella profundizó un poco en su mamada, tampoco mucho, pero al menos ya todo mi capullo se introducía en su boca. Al tener un pene tirando a grueso, notaba que ella tenia que abrir la poca algo más de lo normal, pero yo disfrutaba incluso de esos detalles.

Siguió de esta manera, chupándome la punta de mi pene más que otra cosa, durante al menos 5 minutos, subiendo y bajando su cabeza mientras estaba sentada en la taza del Water, la posición no es que fuese la más cómoda para ella, ya que tenía que estar algo inclinada, me propuse para la próxima vez, conseguir que lo hiciese de rodillas. Que comenzaba a cansarse quedo claro cuando, sin dejar de pajearme, se saco mi polla de la boca y mirándome me dijo.

  • Venga, acaba ya que ya llevamos aquí un rato y me estoy cansando.

  • No me queda mucho.

Agachó de nuevo la cabeza y se volvió a meter mi polla en su boca, esta vez, quizá por la familiaridad que ya estaba cogiendo la situación, ya alcanzaba a metérsela hasta la mitad mientras lo acompañaba de su pajeo lento, yo comenzaba ya a llegar a las últimas rampas de la subida hacia el orgasmo, mirar hacia abajo y ver mi pene acunandose, metiéndose entre los labios de mi madre mientras ella mantenía cerrados los ojos, hacia que el orgasmo se acercase cada vez más; tome nota de conseguir en próximas ocasiones que me mirase mientras lo hacía.

  • Mama, estoy a punto.

  • Mmmmmh efpegha...

Se sacó la polla de su boca y alargo su otra mano para coger algo de papel del water.

  • Que haces?

  • Pues coger papel para limpiarte, que no pongas todo perdido

  • Me quiero correr en tu boca

  • Pero que dices?

  • Mama, por favor...

  • No me gusta, ni a tu padre le dejo, no...me da asco

  • Por mi mama, por favor, nunca lo he hecho...-que falso soy a veces

  • Que no, que no!

  • Venga, déjame, solo un poco

Me miró, endureció su mirada y pareció querer sacar rayos de sus ojos para desintegrarme.

  • Solo un poco eh! y no te aseguro nada...

  • Vale - Premio!

Despacio acerco su boca de nuevo, yo estaba ya a punto, porque no había dejado de pajearme con su mano mientras, sabia que a poco que me diese dos chupadas le soltaría toda mi corrida, imagino que ella pensaba que faltaba más, ya que se metió de nuevo mi pene en su boca sin muchas precauciones.

Como note, fueron dos movimientos de la cabeza de mi madre sobre mi pene y explote en su boca, que no se lo esperaba lo note porque el primero de ellos le llego cuando mas adentro la tenia y con la fuerza que lo solté debió llegarle hasta la garganta, porque casi ahogándose, retiró la cabeza como pudo mientras escupía por sus labios los pegotes de semen que no había llegado a tragar, rápido agarre su mano y no permití que dejase de pajearme mientras intentaba apuntar el resto de lefazos hacia su cara, ya que parecía que no iba a abrir la boca para recibir mas leche.

A la vez que escupía lo de su boca, no estaba pendiente de los dos siguientes ramalazos de semen que acabaron sobre su cara, uno cruzándole la mejilla derecha y su ojo, lo que le obligo a cerrarlo, y el otro sobre su nariz y la frente; cuando los noto intento apartar la cabeza, pero lo grueso ya estaba sobre ella, por lo que los dos o tres siguientes, ya con menos fuerza acabaran sobre el camisón de franela que vestía a la altura de sus pechos o directamente sobre el suelo.

Solté su mano, lo que la liberó para levantarse, coger un trozo de papel del water y comenzar a limpiarse el semen de su cara y su camisón; yo mientras agarraba mi pene y le daba las últimas sacudidas.

  • Desde luego y desde luego!!

  • Perdona mamá, ya te dije como estaba...

  • Ya, ya lo veo, ya...me has puesto perdida, que asco!

  • Perdona mama...yo te veo preciosa

  • Encima con recochineo...anda, vete a dormir ya arreglo yo esto

Lo cierto es que después de descargar, se me había ido un tanto la líbido que me había llevado hasta esa situación, así que seguí su consejo y me dirigí hacia mi habitación, cuando salía me gire hacia ella que estaba en el lavabo para enjuagarse la boca.

  • Gracias Mamá, te lo agradezco mucho

  • De nada

  • La próxima vez lo haremos mejor, palabra

  • Bueno ya veremos, ya veremos...

  • Te quiero mamá

Giro la cabeza y mirándome con amor respondió.

  • Yo también hijo, yo también

Cerré la puerta y tranquilamente me dirigí hacia mi habitación, me acosté en la cama y durante las próximas 2 horas me dedique a rememorar lo que acababa de pasar...es obvio decir que a los 3 minutos ya estaba de nuevo empalmado. Con esos pensamientos y ese empalme acabe por dormirme.

A la mañana siguiente, cuando me desperté y baje abajo, ya todo el mundo estaba levantado y haciendo sus cosas, preparando para la comida u otra cuestiones. Intenté cruzarme con mi madre alguna vez, pero parece en parte que me esquivaba y durante ningún momento del domingo conseguí estar a solas con ella, siempre estaba con mi mujer o con mi padre, también parecía que evitaba mirarme directamente a los ojos.

La tarde llego y tuvimos de nuevo que recoger las maletas y volvernos a la capital, cuando nos estábamos despidiendo, me acerque a mi madre y le di un abrazo y un beso, cuando me separaba le dije al oído un suave "y gracias" y ella por toda respuesta levantó su mano y acarició mi cara mientras me miraba con cariño.

Subimos al coche y salimos de allí, durante el camino mi mente la ocupaba que conseguiría de ella la próxima vez que volviéramos al pueblo.