Aprovechando la Situación

Sin más, emprenden el camino. Los cuatro suben por la escalera a gran velocidad, dejando atrás a la joven inconsciente...

Se rumoraba su venida, se decía que el maestro la quería muerta.

Detengo mi patrullaje mientras observo como un encapuchado escolta a los visitantes, la joven luce serena mientras los cuatro hombres caminan junto a ella cargando cajas metálicas a sus espaldas.

Al pie de la larga escalera el improvisado guía se deshace de la túnica que lo cubría y lanza un ataque. Empezaba a creer que los rumores eran falsos pero no es así. Parece que ellos no importan, puedo ver como los cuatro se mueven como si esquivaran el ataque; es probable que se trate de una ilusión, pues el único ataque que puedo ver es el que ha recibido ella.

El asesino falló, Tremy ha sucumbido al ataque de uno de aquellos que acompaña a la mujer de cabello purpura. Sin embargo ha logrado herirla, una flecha dorada atraviesa su pecho. El que viste de rojo ha logrado tomarla en sus brazos antes de que caiga al suelo.

Aunque a la distancia no puedo escuchar lo que dice, puedo ver que la mujer habla hasta quedar inconsciente.

A pesar de que lucen bastante consternados, tienen prisa por partir.

De las cajas han salido una serie de coloridas armaduras que ahora cubren sus cuerpos. Sin más, emprenden el camino. Los cuatro suben por la escalera a gran velocidad, dejando atrás a la joven inconsciente rodeada de las cajas vacías que cargaban a su llegada. Los observo hasta que se pierden en la niebla que invade la parte alta de la escalera.

Me acerco lentamente, siempre pendiente por si alguno de ellos decidiera volver.

Ya al pie de la escalera, aunque la niebla no me permite ver muy lejos, aun logro escuchar sus pisadas; escucho como estas se alejan hasta resultar inaudibles. Solo puedo escuchar el aire que sopla eventualmente, son ligeras ráfagas que mueven suavemente el vestido de la mujer.

Noto que la mujer respira pero sería absurdo pensar que sobreviva a tal herida. Tal vez Tremy no ha fallado después de todo.

La sangre que emana de la herida no es mucha, pero es suficiente para que su humedad haga que el vestido se ciña un poco más a su cuerpo.

Me acerco a ella y me inclino para observar más de cerca. Mientras veo la flecha clavada en su pecho izquierdo no puedo evitar pensar en tomarlos entre mis manos.

Instintivamente deslizo mi dedo índice por la flecha y justo antes de llegar a su pecho escucho un fuerte golpe que proviene de la escalera, como si una gran roca golpeara contra el suelo.

La batalla ha comenzado, ellos no regresarán.

Con la confianza que me da la certeza de no ser molestado me olvido de la flecha y llevo una de mis manos a su pecho izquierdo y lo masajeo a consciencia. Se siente bien.

No sé si está del todo inconsciente pues una mueca se dibuja en su rostro. ¿Dolor, asco? ¿Qué más da? Ella morirá de cualquier forma.

Tocarla sobre la tela deja de ser suficiente y bajo su vestido por su hombro hasta lograr dejar su seno expuesto, a mi merced. Me deleito observando ese pecho juvenil coronado por una pequeña areola rosada. Con el dorso de mi mano lo recorro desde la base con un toque sutil, pero suficiente para ver como su pezón cobra rigidez. No puedo más y tomo su teta con toda mi mano, lo estrujo sin piedad sintiendo su pezón entre mis dedos. Ella gime levemente pero se mantiene con los ojos cerrados.

Siento mi polla crecer bajo mi pantalón.

Retiro mi mano y ahí está nuevamente, con su pezón rígido, suplicando por la humedad de mi boca. Me abalanzo sobre ella y empiezo a lamer y besar ese rico, joven y suave melocotón. Hago círculos con mi lengua humedeciéndolo completamente.

Mientras, como si tuviera vida propia, mi mano explora bajo su vestido. La piel de sus piernas y muslos se siente cálida y muy tersa. Llego a sus bragas y me sorprende no sentir vello bajo ellas.

Me incorporo ligeramente y llevo mi vista a sus piernas que han quedado parcialmente a la vista como resultado de mi reciente exploración.

Me poso a sus pies y con ambas manos subo la falda del vestido hasta su cintura, dejando ver unas bragas sencillas de color blanco con pequeñas flores color rosa, terminaban por lucir un tanto infantiles.

Con mis manos recorro sus piernas haciendo énfasis en sus muslos, abriéndolas ligeramente. Mis caricias llegan nuevamente a su pubis y corroboro la sensación que llamó mi atención anteriormente. Subo mis manos hasta su vientre solo para comprobar que ahí su piel es igualmente tersa.

Al bajar nuevamente mis manos tomo el borde de su ropa interior, haciéndola bajar también.

La imagen que lentamente va apareciendo es turbadora. Su piel, además de cálida y tersa, parece nunca haber sido expuesta al sol; es tan blanca que se puede ver el incipiente vello.

Siento una erección tan firme como nunca la había sentido.

Una vez que he sacado las bragas por sus tobillos las llevo a mi nariz y aspiro su esencia. Su aroma es dulce. También he podido comprobar que están ligeramente húmedas.

Cuando regreso mi atención a su entrepierna puedo ver sus labios en todo su esplendor. De nuevo la toco de forma sutil con uno de mis dedos, acaricio su finísimo vello, Se siente sedoso. Bajo mi dedo y acaricio suavemente sus labios, introduciéndolo ligeramente al subir nuevamente, solo lo suficiente para sentir su vulva tan rígida como su pezón. La humedad de su coño empieza a fluir mientras con mi dedo doy un masaje a su clítoris.

Mi polla, prisionera bajo mi pantalón, empieza a doler suplicando por ser liberada. La libero deshaciéndome de toda la ropa que cubre la parte inferior de mi cuerpo.

Me pajeo levemente observando su reluciente coño.

Recorro nuevamente los labios de arriba abajo pero esta vez con la punta de mi mástil, impregnando mi glande con sus fluidos.

Me detengo un momento, la contemplo recostada sobre la tierra con el vestido a la cintura, con su seno derecho al aire y mi polla a punto de penetrarla. A pesar de la sangre que fluye de su pecho luce hermosa, indefensa.

La embisto penetrándola completamente de una sola vez. Me he topado con un obstáculo que ha terminado por ceder pero prefiero no pensar en ello. Su estrechez me vuelve loco, siento como me abraza la polla fuertemente, sus músculos se contraen y la sensación es sencillamente deliciosa.

La embisto una y otra vez, sintiendo como su interior se adapta a mí, como me rodea e intenta aprisionarme; acercándome al éxtasis cada que mi cuerpo choca con el suyo.

Continuo hasta que una serie de espasmos recorren todo mi cuerpo y su cálida humedad se mezcla con mi corrida.

Salgo y es hasta entonces cuando reparo en que en mi falo también hay restos de sangre. Haberme dado cuenta de esto hizo que sintiera un nuevo espasmo y un último chorro de lefa saliera expulsado.

Me limpio haciendo uso de sus bragas y decido guardarlas como recuerdo.

Me coloco mi ropa y acomodo la suya mientras el fuego de Aries se extingue.

Continúo mi patrullaje y a lo lejos puedo ver como Mu y su aprendiz bajan por la escalera y se postran a su lado.


Nota:

Por si a estas alturas no comprendes de que va la historia, se basa en el manga y anime Saint Seiya (Caballeros del Zodiaco), en el inicio de las 12 casas. De cualquier forma, aunque muchos dirán que debería ir en parodias, creo que tiene mucho más de “No Consentido” por lo que he decidido colocarlo en esta categoría.