Aprendo de mi hermana

Mi hermana me enseña en la ducha que no solo un chico puede proporcionar placer al máximo.

En este relato quiero contarles cómo es que tuve una experiencia que dejaría marcada mi existencia a la corta edad de catorce años con mi hermana 2 años mayor que yo.

Todo comienza cuando un verano mi mamá y papá salieron de viaje, dejándonos a mi hermana y a mi solas, cuidando la casa.

Mi hermana se llama Marisol, ella es alta, tiene un cuerpo delgado y bien formado, unas nalgas deliciosas, muy duritas, y en esa época ella ya tenía unos senos desarrollados y se afeitaba su cosita.

Yo era pequeña, de 1.60m aproximadamente, no tenía mucho vello púbico, pero mis nalgas estaban paraditas.

Empezaré contándoles que yo era muy curiosa en el sexo a esa edad, me gustaba mucho tocarme porque se sentía muy rico, sabía que si un chico me metía el pene iba a sentir muy delicioso, pero nunca imaginé que una chica podría provocarme las sensaciones más deliciosas de mi vida, y menos mi hermana.

La tarde del segundo día que mis papás se fueron, yo llegué de la tienda, y encontré a mi hermana recostada en la sala, así que como hacía mucho calor fui a mi cuarto a refrescarme, me quité la playera y la falda y quedé en sujetador y bragas, así me fui a la cama y estuve escuchando música, no sé porque, pero me empecé a calentar y decidí tocarme tantito, metí mi mano por debajo de mis braguitas y me empecé a acariciar. No se podía escuchar nada porque traía los audífonos puestos, así que no me percaté de que mi hermana me estuvo observando, si lo hubiese sabido, creo que nada entre ella y yo hubiera pasado.

El día siguiente llegó y hubo un problema con el calentador del agua, mi hermana se dio cuenta y me dijo que tendríamos que hacer algo que tal vez no me iba a parecer, pero que era lo único si las dos queríamos estar limpias. Yo le pregunté y me dijo que tendríamos que bañarnos juntas. Hacía mucho que no la veía desnuda, desde hace como 3 años, y en ese periodo yo cambié bastantes cosas de mi anatomía, imaginé que ella también.

Decidí que debía bañarme junto con ella, y que lo haría rápido, pues no habría suficiente agua caliente para bañarnos por separado, y juntas tendríamos que hacerlo rápido. La primera en decidirse a entrar fue ella, así que se desnudó y se puso la toalla, yo hice lo mismo, aunque con un poco de vergüenza, así entramos al baño y nos quitamos la toalla, me sorprendí mucho al ver su cuerpo, se me hacía atractivo y ella no dejaba de recorrerme con la mirada.

-Vaya hermanita, has cambiado bastante, seguro los chicos te rondan mucho.

-No te creas, además tu eres la que tiene un cuerpo del demonio.

-Eso crees?

-Si, nada más mírate.

La verdad esa plática me estaba poniendo nerviosa, así que le dije que mejor nos apurábamos, ya bajo la regadera ella fue la que reguló el agua y su temperatura, la puso algo fría según ella para que no se terminara tan pronto, pero eso solo hizo que mis pezones de erectaran casi al contacto con el agua. El contacto con el cuerpo de mi hermana era inevitable, y me estaban dando ganas de tocarme, ella me dijo que si me tallaba la espalda, y yo tendría que hacer lo mismo, acepté porque necesitaba de unas manos que me apaciguaran la calentura que empezaba a brotar en mi, ella tomó el bajón, lo puso en la esponja y empezó a lavarme, lo hacía muy sabroso, y la escena era muy sucia, yo con mi hermana bajo el agua, con la vagina llena de jugos por la exitación.

Cuando llegó a mi espalda baja me puse más caliente, ya que dejé de sentir la esponja y en cambio sentía sus dedos, me estaba acariciando y me pareció escuchar un murmullo que decía ¿te gusta? Yo solo dije sigue. Ella siguió bajando y estaba tocando mis nalgas, con las manos enjabonadas se sentía tan rico, me separó un poco las piernas y empezó a introducir su mano camino hacía mi chochito, debió sentir lo caliente que estaba, y tomó un poco del líquido que me salía y lo olió, me dijo, es tu turno hermanita, ahora lávame tu.

-Pero debemos apurarnos que el agua se puede terminar.

-Lo del agua fue solo un cuento, ahora que lo sabes solo bésame, sé cuánto lo deseas.

Si lo deseaba o no, eso ya no importaba, solo quería tener algo dentro de mi, unos dedos que no fueran los míos, y ella era con quien me iba a desfogar. Así que la besé y le acaricié todo el cuerpo, recorría sus senos, su cintura, sus nalgas apenas con un ligero roce, ella hacía lo mismo conmigo pero de una manera más salvaje, parecía que no era su primera vez con una chica, pero si la mía.

El agua nos recorría con suavidad, y nuestra calentura iba en aumento, besos muy húmedos nos dábamos, y caricias sucias nos propinamos.

Cerró el agua y me dijo, ven, vámonos a mi camita, yo la seguí sin dejar de manosearla. Ya en su cama los besos fueron más apasionados, mis manos ya acariciaban su concha, y ella tenía un dedo en mi vagina, hurgandome el ano con su dedo medio, y metiéndome la lengua en lo profundo de mi garganta. El agua se nos fue secando y la suavidad de la piel se hizo notar, a mi ya no me importaba mucho si ella era mi hermana, porque la deseaba con locura, y quería que esto se siguiera dando.

En un movimiento hábil me abrió de piernas y puso su concha en contacto con la mía, nuestras pelvis se movían queriendo alcanzar el orgasmo nuestros fluidos se mezclaba y se escuchaba como si nos estuviéramos besándo la boca, estabamos chorreantes, y masturbándonos.

Te amo hermanita, te deseaba desde hace tiempo, y ahora me estas matando de placer, muevete más que me vengo.

-Ohh, no sabía que esto era tan bueno, yo también me vengo, sigue moviéndote, acaríciame con tu mano, méteme los dedos, hazme lo que quieras.

En un momento ella me escupió como para lubricarme, y creo que funcionó, y yo también cooperé con mi saliva para aumentar el placer de estar húmedas. El contacto siguió hasta que nos vinimos juntas, fue delicioso ya que nos mojamos más, creo que ha sido mi mejor orgasmo, lo he disfrutado mucho.

FIN