Aprendiz de ... mecánico

Que suerte tener a alguien que te enseñe.

Trabajo en un taller de reparación de automóviles. Soy el aprendiz, el que barre, limpia y recoge las herramientas. El oficial que me esta enseñando el oficio tiene gran interés en hacer de mi un hombre de provecho dándome la oportunidad de aprender de él. Es tan buena persona que Incluso me da lecciones de cómo he tratar a las mujeres en el futuro. Se ha ofrecido a enseñarme algunos secretillos para que me vayan bien las cosas.

Me confiesa que mantiene un affaire con una mujer de mediana edad, en la que no cabe ningún tabú, y disfruta del sexo igual que cundo era un jovencito como yo.

Aprovechando que hoy hemos salido temprano, me invita a que le acompañe en su visita. Me seduce con el señuelo de que, si le caigo bien a ella, él lo preparara todo para que pueda observar como lo hacen. En principio me parece una aventura muy divertida y excitante, por lo que acepto encantado ir con él y actuar de mirón mientras el se lo pasa bien con la señora.

-    ¿qué hace este aquí?

, pregunta malhumorada la dama al verme acompañando al mecánico que es mi mentor y maestro.

Le explica mi calidad de aprendiz de todo y tras hacerle unas señas, acuerdan entre los dos darme una lección de cómo se hace el amor. Creo que los dos se han puesto de acuerdo para hacer una soberana exhibición. Supongo que disfrutan tanto del polvo, como de la sensación que les debe producir sentirse observados por un “novato”.

Se van a la habitación y me dejan viendo la tele. Mi compañero me indica por gestos que pasados unos minutos me acerque a la habitación. Él dejara la puerta abierta y podré disfrutar mirando como se la folla.

Evidentemente así lo hago. Me pica la curiosidad y deseo ver como mi compañero de trabajo, bastante delgado, se defiende ante esta mujer bien entrada en kilos y de curvas generosas.

Ella tumbada boca arriba le recibe en la postura más convencional. Luego, como extra, la hace poner en la postura del perrito y se la folla por detrás con aparente disfrute de ambos. De vez en cuando, vuelve la cabeza buscándome, pero yo me he puesto de forma que les puedo ver, pero ellos a mi no.

Tras unos minutos de bombeo acelerado y de fuertes gemidos de ambos, mi compañero se corre con una gesticulación muy teatral. Ella lanza al aire hondos suspiros y frases llenas de elogios sobre lo buen amante que es.

Recobro mi posición mirando la tele mientras oigo como se aproximan por el pasillo. Mi compañero busca una excusa para salir y dejarme a solas con ella. La mujer viste un batín recogido con un cinturón que apenas puede mantener cerradas ambas partes del escote debido a la rotundidad de sus tetas.

Con escaso preámbulo me propone echar un polvete rápido para rebajar la calentura que he cogido mientras miraba. Su proposición la adorna, enseñándome generosamente sus muslos y luego separando las piernas para que pueda contemplar su felpudo.

Un instante más tarde, la señora Rosi esta desnuda, de rodillas sobre el sofá mostrándome su culo en pompa. Yo, desnudo encarado a su espalda, con la polla en la mano deseando meterla en la hermosa vulva que me ofrece.

Le pongo una mano sobre el final de la espalda y con la otra me cojo la polla por el tronco. La coloco entre sus carnosos muslos y restriego el capullo por la entrepierna. Rosi se inclina todavía mas, saca el culo hacia fuera, presentándome aún mejor su conchita.

Llevo la punta entre sus labios mayores y los restriego haciéndolos separar ampliamente.  Impaciente, Rosi alarga la mano por debajo de su vientre y la saca entre sus piernas. Con mucho cuidado separa con sus dedos los labios invitándome a visitarla. Su coño se me presenta como una flor abierta, sonrosada y jugosa. Le pongo la punta justo delante y la froto arriba y abajo.

En una rápida culada hacia atrás, me obliga a ensartarla con mi polla. Esta se cuela con mucha facilidad deslizándose entre sus carnes pue toda su cocha esta mojada por sus propios jugos y por la abundante corrida de mi maestro. Rosi lanza un largo suspiro de satisfacción al sentirme bien adentro. Muevo las caderas y bombeo varias veces.

Tiene el coño tan dilatado y tan lleno de fluidos, que apenas noto la opresión de sus paredes. Un abundante liquido caliente y viscoso me la envuelve dándome una sensación de placer muy especial.

Me retiro hacia atrás y saco la polla goteando, completamente recubierta y brillante. El tomo justo por la base y la restriego con sus nalgas, y sus muslos repartiendo los fluidos. La vuelvo a meter y la saco otra vez chorreando. Le tomo los cachetes regordetes y los separo hasta dejar al descubierto tu vagina y el ano.

Paso la polla por la raja y la lleno de liquido. Me entretengo en poner la punta, bien mojada, en el ano. A Rosi le encanta que juguetee con mi miembro por esta zona y culea hacia atrás tratando de atraparme de nuevo.

De una rápida culada la meto en su generosa cueva y bombeo con fuerza durante varios minutos haciendo que nuestros cuerpos emitan un chasquido cada vez que entran en contacto.La saco lentamente cuando ella pensaba que ya me venia. Le cojo los cachetes de nuevo y repito el movimiento haciendo frotar mi mojada polla por entre su coño, sus cachetes y sus muslos.

Le pongo la punta encima del ano y dejo que escurra un poco. Luego se lo estimulo frotando con el capullo y dándole suaves empujones. Este amago le gusta y le seduce especialmente. Sin darle tiempo a retirarse, la sujeto con fuerza, aprieto y la enculo, colándole en el primer empujón todo el capullo.

Rosi se agita sorprendida, y grita ante tan repentina penetración. Le doy tiempo a que se recupere y acomode antes de volver a moverme. Yo resoplo como un toro. Ahora si que noto una tremenda presión y como un anillo supercaliente me la rodea. Después de la sorpresa, Rosi reacciona y empieza a gemir y gritar.

-    ¿quién te dio permiso para follar mi culo?, cabron…sácala inmediatamente…me haces daño…

En contestación le doy dos sonoras palmadas en el trasero y empiezo a empujar lentamente hasta conseguir meterla hasta la mitad. Rosi contesta culeando y gimiendo. Con la mano trata de dañarme arañándome y pellizcando, al tiempo que me insulta,

-    Cabrón, sácala ya…nadie te dio permiso. Ya veras cuando te pille…!

Encabritado por los insultos y lleno de lujuria me afano por clavarla hasta el fondo. Hago que mis pelotas choquen con sus nalgas una y otra vez, iniciando un mete y saca frenético. Mi excitación esta al máximo nivel y las sensaciones que me llegan son explosivas.

Rosi, una vez que se ha acomodado a tener este pedazo de carne incrustado en su culo, empieza a gozar de la situación. Además, con una mano simultáneamente se esta manipulando el clítoris con lo que recibe una estimulación doble.

Sigo con un bombeo alegre, y el mete y saca se hace fluido y placentero. Siento como los huevos se agarrotan y anuncian la salida de un chorro incontenible de leche. La dejo bien metida y dejo que los espasmos me sacudan hasta dejar la ultima gota en su interior.

Rosi también acelera sus frotamientos y se mete dos dedos en la vagina con rápidos movimientos. Se le escapa un agudo grito que delata que le vino su orgasmo. Nos dejamos caer sobre el sofá hasta recuperar las fuerzas.

-    A partir de ahora este agujerito te lo reservo solo para ti

  • me dice en medio de una sonrisa llena de picardía.

Me muestro agradecido por esta invitación y reconozco que el placer no solo esta con las jovencitas. Todavía me queda mucho por aprender.

Deverano.