Aprendimos juntos

Mi hermano y yo en un acto de venganza y juego nos masturbamos mutuamente.

Soy Emma, tenía 16 años. Un hermano, Alex año y medio mayor que yo, y una hermana dos años menor. El sexo en mi casa era tabú. Lo único que me explicó mi madre fue lo de la menstruación. Recuerdo, eso si, que desde pequeña mis padres se encerraban a veces en su habitación. A mi me molestaba mucho eso, pero mas tarde comprendí porque y no protesté mas.

En algunas ocasiones en que yo era la única que estaba en casa cuando hacían eso, me acercaba a la puerta a escuchar y oía algún que otro gemido de mis padres, pero el pánico que de ser descubierta hacía que no me atreviera a escuchar mucho. Por supuesto, otras cosas relativas al sexo no lo aprendí de mis padres, sino por amigas aventajadas que siempre se tienen en la escuela. A los 14 años yo, aunque ya era mujer, era ignorante en lo concerniente al sexo. Sabía que los chicos tenían eso, que se metía en lo nuestro, pero también creía que un beso embarazaba. Recuerdo que escuchaba con avidez lo que contaban las demás, eso si, sin dejar que se notara mi ignorancia. Aunque no tenían ninguna experiencia, hablaban siempre de "lo" de los chicos, como lo llamaban para no decir su nombre.

La chica que tenía mas éxito en este tema era Lulú, que explicaba que con su hermano, nunca habían tenido problemas para cambiarse delante del otro, o para salir sin taparse de la ducha, es decir, que se veían desnudos con naturalidad, y que incluso ahora con 14 y 16 años lo seguían haciendo. Ella decía que era muy natural y nosotras le creíamos, pero con el tiempo me di cuenta de que no lo era así, ya que cuando estaban sus padres no lo hacían. Otro de los temas que a mis edad me interesaba, aunque no comprendía el significado, eran las pajas, que si unas lo hacían y otras no. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que les gustaba mucho. Yo escuchaba, y aunque no sabía de que hablaban, si preguntaban decía que me gustaba.

Poco a poco, por lo que decían y por algún gesto que alguna hacía al hablar de ello comprendí que lo de la paja consistía en tocarse la vagina. Yo no veía que podía haber tan maravilloso en eso, aunque recordé que me gustaba lo que sentía cuando dirigía el chorro de la regadera sobre mi sexo, y decidí averiguarlo. Empecé a tocarme el sexo en mi habitación. Al principio no sentía nada especial, luego, empecé a notar una especie de cosquillas al tocarme ciertos sitios de determinada manera, y finalmente descubrí a que se referían las chicas cuando hablaban del "bultito", empecé a masajearme esa hinchazón y descubrí que me producía placer, así que continué, hasta que mi cuerpo se convulsionó de placer, a pesar de que me asusté al sentir "los escalofríos" por primera vez. Pero si les pasaba a todas era normal, y perdí el miedo.

También entonces comprendí a que se referían las chicas cuando se preguntaban "si mojaban". Yo siempre había pensado que se referían a que les salía pis, pero entonces comprendí que eso que me mojó al llegar el escalofrío no era orina. Ni que decir que a partir de aquel día, lo repetí a menudo, perfeccionando mis pajas. Siempre bien encerrada en el baño o en mi habitación. Disfrutaba con eso, pero me daba miedo de que pudieran descubrirme, ya que mis padres se enfadarían.

Así estaba mi vida cuando un día a los 16 años, estaba sola en casa y decidí divertirme. Como era verano estaba con playera y ropa interior. Me lo quité todo en un momento. Me encantaba sentir la suavidad de las sábanas sobre mi cuerpo desnudo. Luego agarré mi almohada e hice lo que había descubierto poco tiempo atrás: la ponía entre las piernas y me frotaba con ella. Haciendo eso, mi clitoris despertaba totalmente, y después de restregarme un ratito así, podía aplicar mis dedos sobre mi "bultito", y sentir esas sensaciones maravillosas. Estaba notando que mi orgasmo se acercaba, sentía ya ese calorcito en el cuerpo que te pide llegar al final. Sabía que solo tenía que mover un poco mis dedos y el orgasmo estaría allí, pero me gustaba "hacerme sufrir" y alargar ese momento antes del orgasmo.

Cuando de pronto oigo que la puerta de mi habitación se abre y Alex saca la cabeza diciendo "Emma, ya estoy en casaaa". Sus últimas palabras fueron más lentas ya que se quedó parado al ver como me tapaba rápidamente. Supongo que verme así lo hizo intuir lo que estaba haciendo, mi desnudez y mi respiración entrecortada le dijeron el resto. Tapada con la sábana y con la excitación desaparecida de golpe, le dije "¿Ah? Esta bien". No supe decir nada mas, y entonces, cuando toda colorada por la vergüenza creía que le simplemente se iría, entró y me dijo "te estabas masturbando!".

Asustada de oir esa palabra en boca de Alex al que nunca había oido decir nada fuerte, le dije: "no, que dices?", él insistió en que si, y discutimos sobre eso, hasta que dijo "no me mientas o se lo cuento a mamá", entonces yo caí en la trampa (aunque ahí tapada solo con una sábana, cortada segundos antes de llegar al orgasmo, y discutiendo con él sobre esto, no era raro que estuviera aturdida), y acepte que lo estaba haciendo. Y ese fue mi gran error. Él me miró fijamente y me dijo: "Vamos a hacer un trato, tu me dejas que te vea desnuda y no se lo cuento a mamá".

Me quedé petrificada, mi hermano, que nunca me había visto ni en ropa interior, pedía que me desnudara delante de él. Le dije que no, que ni loca, y él dijo que lo contaría, al final, me pareció mejor eso a que se lo contara a mis padres. Realmente me daba pánico lo que podrían decir mis padres, así que me destapé y me levanté, quedando totalmente desnuda. El se acercó y me estudió con la mirada, dando la vuelta alrededor. Era la primera chica desnuda que veía en vivo, según me dijo después, y no perdió detalle. Entonces, sin mas se fue al baño (no supe porque, luego comprendí que había ido a masturbarse). Para mi aquello fue horrible, me sentí humillada, y cuando me recuperé prometí vengarme. No descansaría hasta que yo también le viera desnudo y estuviéramos en igualdad de condiciones(no por deseo sexual sino por revancha). Me acostumbré a entrar en casa silenciosamente, pasaba de largo mi habitación para acercarme sigilosamente a la de él a ver si lo sorprendía. También decía que volvería algo mas tarde de lo que realmente lo hacía, sobretodo si mis padres no estaban, para que el se confiara.

Por fin, después de dos meses, un viernes por la tarde llamé para pedirle a mi madre me permitiera quedar con unas amigas hasta la hora de la cena. Ella dijo si, ya que iba a salir con mi padre y mi hermana toda la tarde. Le pregunté si Alex estaba en casa, y me dijo que si, que él no saldría. A media tarde, yo, después de pensarlo mucho, decidí sacrificar un poco de diversión con mis amigas para volver a casa. A tal grado llegaba mi sed de venganza. Llegué a casa y abrí sin hacer ruido. El hecho de que la puerta se abriera solo girando la llave me anunció que él estaba en casa, ya que si no queda nadie, cerramos la puerta dando 2 vueltas de llave. Aumenté mis precauciones, y como si fuera un ladrón, subí la escalera con cuidado.

Al llegar al pasillo vi que la puerta del baño estaba abierta, así que no estaba allí. Me fijé en la puerta de su habitación y no estaba cerrada como de costumbre, sino entreabierta. Me alegré de mi suerte, ya que hoy podría espiarle, aunque probablemente solo estaba leyendo o durmiendo, ya que no oía los típicos sonidos de su stereo. Lo que vi fue mucho mejor de lo que esperaba. Había querido pillarlo desnudo, pero lo encontré en su cama viendo revistas porno, y con una mano acariciaba su sexo, que salía por encima de su short. La verdad es que no veía su pene porque lo tenía agarrado con la mano, pero era claro lo que hacía.

Con un gesto de triunfo en mi cara entré y dije lo primero que se me ocurrió ¡"Te pille!". Él pegó un salto del susto que le di, y a continuación se lo guardo rápidamente, y entonces dándose cuenta que tenía una revista prohibida la metió debajo de la almohada. Pero yo le dije: "No te molestes, te estabas masturbando y viendo revistas" y sin darle tiempo a replicar le hice el mismo chantaje que él me había hecho. Casi no protesto. Así que se levantó, se quitó la camiseta, el short y los calzoncillos y se puso de pie. Mi vista, por supuesto, se dirigió rápidamente a su sexo, que con el susto se había quedado pequeño, pero vi que al mirarlo recuperaba un poco de vida. Eso me gustó y, azuzada con mi éxito, se me ocurrió decirle "tócate". Él podía haberse quejado, ya que yo no hice eso, pero no dudó y empezó a acariciarse. En un santiamén su pene estaba erecto y me sorprendí de ver como crecía. Era el primer pene real que veía, y quedé fascinada viéndolo. La verdad es que él no parecía estar sufriendo como yo lo hice.

Mas bien parecía estar disfrutando con eso (mas tarde supe que así era, y que el se masturbaba pensando en mi desde el día que me vio desnuda). Su verga erecta medía como un palmo. Su tronco hinchado marcaba unas venas, y yo me pregunté a mi misma si eso le dolería, aunque no dije nada. Luego me fijé en el pelo de su sexo, y pensé que eso era como en las chicas. Y finalmente me fijé en sus testículos, esas dos pelotitas de debajo de su pene, preguntándome también como serían al tacto, si duras o blandas. Luego di la vuelta, mirándole su trasero y volví a echar un último vistazo a eso que seguía tocándose. Entonces, cuando ya me iba, de repente empezó a resoplar y vi como echaba chorros de algo que no era orina. Supe que eso era el semen y significaba que se había corrido.

La verdad, yo no había pensado que pasaría eso, entre otras cosas, porque aunque si sabía de la existencia del semen, no sabía que podían provocarlo manualmente. Me asusté y corrí a mi habitación con una mezcla de vergüenza y satisfacción, por haberme vengado, y haber visto lo que había visto. Me di cuenta que no solo había visto un chico desnudo, sino que lo había visto en erección, masturbarse y llegar al orgasmo. También imaginé a un chico que me gustaba haciéndolo y me reí. Seguimos viviendo como si nada, hasta que un par de semanas después, mis padres salieron por la noche. Estuvimos los tres hermanos mirando una película en la habitación de Alex, y al acabar, mi hermana se fue a su cama.

Nosotros estuvimos un rato más, hasta que Alex me señalo una escena de erótica en la película. Yo dije "que tontería", él respondió "eso no es nada, ¿quieres que te enseñe mis revistas?" Sorprendida por el ofrecimiento, acepté, pues había oído hablar de esas revistas y quería ver como se hacía el sexo, no como en las películas normales, que solo se ve una oscuridad o uno encima del otro sin más. El sacó sus revistas y me las mostró, y, nosotros que nunca habíamos hablado de sexo, empezamos a comentar cosas. Vi como hacían sexo oral, penetraciones anales y dije "eso debe doler!".

Luego el me dijo "quieres ver la de un negro?", y sin dejarme contestar me enseñó una revista donde un negro lo hacía con una rubia, me fijé en su pene, me sorprendí, y le dije a mi hermano "parece un chocolate". Reímos de mi ocurrencia, y me dijo "te importa que mientras seguimos me toque? total ya me has visto hacerlo".

Así que se sacó su pene y se lo iba tocando, no como cuando se masturbó, bueno si, igual pero más lento, yo me volví a fijar en su pene, ahora tranquila, pero entonces le dije "recuerda que está Lupita" y el dijo, "no te preocupes, está durmiendo, y si se levanta seguro que es para ir al baño que está al lado de su habitación y la oiremos", dicho esto, vio que se lo miraba y me dijo "quieres hacerlo tu?" ¿Que? Dije un poco asustada, tocar, dijo él, respondí sí, y se lo agarré, estaba caliente, y duro. Rápidamente sacié mi curiosidad y comprobé que, efectivamente, la punta era mucho más suave. Se la toque así un ratito y él me dijo "Me enseñas como te tocas tu?". Yo quedé helada, me pedía que le enseñara como me masturbaba. Me iba a negar cuando recordé de que tenía su pene en mi mano, y entonces dije "de acuerdo" Me senté en la silla delante de la cama, y abrí mis piernas. Mirando su pene empecé a acariciarme. Mi sexo ya estaba excitado. Se levantó y me dijo "¿Me dejas?" Por toda respuesta retire la mano y el me acarició como me había visto. "¿Así lo hago bien?" preguntó.

Le dije que sí. "Es el primer coño que veo en vivo, no sabía que olía tan rico" y diciendo esto, acercó su nariz y olfateó mi intimidad, "y esto es el clítoris, verdad? Aquí es donde debo tocarte?" yo estaba cachondísima, y finalmente noté que se acercaba mi orgasmo. Primero pensé en detenerme, pero luego pensé que no, que me quería correrme y que además él se había corrido delante mío. Esos pensamientos aun me excitaron más y mi orgasmo llegó. Al oir mis gemidos placenteros y ver mi cara preguntó "¿Te corres?" le dije "siii", y el se excitó mas.

Decía "que fuerte", acercó su mano a la nariz y empezó a olerse cada dedo con gran satisfacción. Me levanté como pude y me dejé caer en la cama, gozando aun de los restos de aquel estupendo orgasmo, el mejor de mi vida hasta entonces. Él reaccionó, y dejando de oler mis fluidos en sus dedos, recuperó la consciencia de su pene erecto y duro, y señalándoselo, me dijo "acabo o quieres probar tu?" Me levanté y le dije que por supuesto quería hacerlo yo, pero que si primero me dejaba tocar sus bolas.

El se rió y dijo "no tienes que pedir permiso", y yo le dije "es que no se si te puedo hacer daño", me contestó que nunca se los habían tocado pero que estaba segurísimo de que le iba a gustar. Los toqué y descubrí que no era una bola compacta como un pecho, sino que eran 2 bolas metidas dentro de una bolsa. Jugué un poco con ellos y le dije que ya era hora de que se corriera, y que esta vez quería verlo bien, ya que la otra vez fue sin avisar y además me asusté. Se la agarré y empecé a mover mi mano como había visto que hacía él. De vez en cuando él me agarraba la mano y me corregía la posición.

A mi me gustó sentir esa pieza caliente y dura, notar sus venas. Fuí sabiendo el truco y él empezó a gemir. Le miré y vi que toda su piel se erizaba, no necesitó decirme que estaba a punto de correrse, y menos cuando empecé a notar que su pene se inchaba más. De repente empecé a notar un líquido caliente en mi mano y agarrándole de mas abajo, seguí meneándosela y viendo con detalle como salían esos chorros blancos de su agujerito e iban a parar al suelo. El dijo "que rico" y yo, imitándole acerqué mi mano a mi nariz para oler ese líquido blanco y caliente que era su semen. Para ser sincera he de decir que no me gustó su olor, era muy fuerte, y en la actualidad, aunque mi novio se corre muchas veces en mi boca, sigue sin gustarme su olor y tampoco su sabor, pero me encanta como explota en mi boca. Luego lo escupo. Bueno, después de eso mi hermano y yo seguimos masturbándonos hasta mis 19 años y sus 20. Nunca nos atrevimos a más.