Aprendiendo Inglés IX

Una profesora de inglés que se excita si le hablas así

-          ¿Aquí? –respondí dudosa. No solo por estar a unos metros de su… novio, si no por estar ahí en la escuela con cámaras en el parking y gente merodeando por allí.

-          Mmmm... –miró a los alrededores-. Sí, aquí me gustaría. –dijo volviendo a clavar esas pupilas gigantes en mí.

-          Ppp.. –iba a interrumpirla pero posó su dedo índice en mis labios haciendo que se creara un silencio.

Nos quedamos así un rato, ella inclinada hacia mí, podía notar el aumento de sus pupilas, me fascinaba su capacidad de dilatarse, llegado el momento parecía que todo su ojo era negro, había desaparecido su claridad. Ahí era cuando sabía que había perdido a Helena, allí había recuperado su perversión.

Empezó a acariciarme los labios con aquel dedo que antes me había silenciado. Posteriormente empezó a acariciarme también con el pulgar hasta que lenta y cuidadosamente hundió su dedo índice en la profundidad de mis labios haciendo que entrara en contacto con mi lengua. Mi lengua rodeó aquel dedo para así poder empezar a succionarlo.

La respiración de Helena se agitaba, me parecía fascinante como con tan solo eso las dos estábamos tan excitadas, yo apenas la miraba, tenía los ojos cerrados concentrándome en lo que le hacía.

Con mi mano cogí su dedo corazón y lo añadí dejándolo reposar al lado del índice. Ahora me costaba más rodearlos con mi lengua pero los succioné aun con más fuerza.

Era un juego, en el que al excitarla a ella me excitaba más yo. No podía parar, esos dedos eran en ese momento mi perdición. Abrí los ojos de un modo que hasta yo misma sentí que era sensual, ella estaba recostada en el asiento mientras se mordía el labio y miraba el techo con los ojos entreabiertos.

Gemí con sus dedos en mi boca, notaba el rubor y escozor en mis mejillas.

Bajé lentamente mi mirada, recorriendo sus labios, su cuello el cual se veía más tenso en los músculos, finalmente mi mirada se perdió cuando llegó a sus pechos. Estaban algo mojados de la lluvia y lo que era mejor se sobresalían de tal modo como nunca antes había visto. Eso hizo que de un modo realmente desquiciante mi zona íntima empezara a palpitar. Así que, aprovechando que ella no me miraba con mi mano libre fui directa a ese bulto que parecía querer sobresalir de la camiseta. Me quedé varios segundos dudando antes de acariciarlo con el dedo corazón.

Esta vez gimió ella mientras abría más los ojos e inclinaba más su espalda mirando al techo, pero saqué sus dedos de mi boca sin dejar de acariciarle y con la otra mano la atraje cogiéndola por la mejilla para que me mirase.

Seguía jugando con ese pezón, tan solo lo rozaba por encima, ella parecía tratar de sostenerme la mirada, yo observaba sus labios, con su particular peca encima de ellos que los hacía mucho mas sexys. Sin aguantar más me acerqué lo suficiente a ella para que su seca y agitada respiración cayera en mis labios. No tardé mucho en esa posición, por lo cual me acerqué más a ella hasta que empecé a sentir como un leve cosquilleo me rozaba los labios.

Poco a poco se intensificó más hasta que quedaron sus labios y los míos prácticamente sellados.

Ahora ella respiraba mucho más dificultosamente por la nariz. Abrí mis labios para dar paso a mi lengua y así poder humedecer más nuestro beso. La suya empezó a hacer lo mismo, me provocaba un cosquilleo muy grande cuando lamía mis labios, hasta que se topó con mi lengua, cosa que pareció encantarle ya que se unió a ella como un imán que no quiere separarse. Sin dejar de lado su pezón, empecé a intensificar su caricia notando como le temblaban los labios entre los míos, respiraba por ambos sitios pero sobre todo por la boca haciendo que parte entrara en la mía, pero no me desagradaba, me encantaba tenerla así, casi ahogándose de placer. Para rematar añadí el pulgar al juego y así empecé a pellizcarlo suavemente.

-          Ooohmmm.. –un gemido salió de su boca para entrar en la mía, era tímido pero a la vez mucho más excitante porque eso significaba que se le había escapado.

Este juego me tenía totalmente loca, tan solo el roce de mi mismo pantalón estaba haciendo que si quería pudiera aliviarme de este modo.

Lamentablemente el sonido de la lluvia más fuerte me desconcentró haciendo que abriera los ojos y recordara donde estábamos.

-          ¿Te gusta? –pregunté mientras me alejaba de ella.

-          Uff.. Me encanta, ¿Por qué paras? –protestó.

-          Porque espero que haya disfrutado de su despedida profesora. –respondí dulcemente.

-          ¡NO! –protestó aun más fuerte-. Necesito que sigas.. –una sonrisa ilumino mi rostro.

-          Otro día, ¿Si? –murmuré dándole un último piquito.

-          ¿Sabía usted que es muy odiosa Sta. Wilson? Si sigue así deberé quejarme a la junta de profesores de su comportamiento. –fingió seriedad.

-          Cierto profesora, pero.. –me acerqué a sus labios-. Le encanta que le haga esto. –le guiñé el ojo.

-          Sí.. ahora es la alumna quien castiga la profesora... quizá pueda acostumbrarme a eso. –sonrió muy pícara.

-          Not for much time, I can’t wait anymore for fuck with you.. –pude ver como se le paraba el corazón al oír esas palabras.

Una profesora de inglés que se excita si le hablas así… no venía nada mal saber eso. Lo usaría mucho en su contra. Ella estaba petrificada, con una mirada distinta y a la vez débil, de vulnerable a mí.

-          Good night teacher. –me despedí de ella ya que no respondía, tardó bastantes segundos hasta que respondió.

-          Emm.. G..good night. –le costó responderme.

Era obvio que era su debilidad que hablásemos las dos en inglés.

Salió por la puerta lentamente, lo cual hacía que se mojara más con la lluvia.

Se fue a su coche al principio andando lento, estaba en shock. Luego acabo corriendo hasta que desapareció en su famoso coche verde, en el cual el novio estaría dentro esperándola.

Quería escribirle un mensaje pero yo no tenía su número, solo ella tenía el mío. Debía esperar.

Me fui a casa con ganas de acurrucarme con mis perritas, una de 6 meses ya enorme como un mastín que es y la otra pastor alemán. Y que no faltaran los tres gatos que tenía.

En los días así de lluvia que estaban asustados los dejaba subir a la cama conmigo, ellos sabían que solo podían esos días. Pero me encantaba estar rodeada de ellos, su temperatura cálida, más que la nuestra y se tumbaban pegados a mi cuerpo en busca de calor.

Así dormía plácidamente en los días de lluvia, sabiendo que estaba mejor protegida que nunca.

Pero ese día ya todos en la cama y yo casi dormida muy a gusto pensando en las palabras de Helena sobre su novio.

RRRR-RRRR

Escuché la vibración del teléfono, un mensaje seguramente. En la pantalla bloqueada del Iphone pude leer el WhatsApp de un número desconocido.

6**

Nuestra primera noche prometí que

haría algo y no lo hice. Hoy cumpliré

con esa *palabra

.00:12*

No acababa de entender a que se refería.

¿Helena eres tu?

00:13

Segundos más tarde.

6***

Te dije que me masturbaría pensando en ti.

00:13

Mi cara fue épica. Se estaba masturbando o a punto de hacerlo y yo iba a ser consciente de ello, sería testigo de ese pecado.

Dime más…

00:14

Respondí ansiosa mientras guardaba su número.