Aprendiendo idiomas
Nunca he llevado una vida sana, sino más bien me considero una persona sedentaria. El caso es que con treinta años apenas cumplidos, los dolores de espalda cada vez iban siendo más fuertes
Nunca he llevado una vida sana, sino más bien me considero una persona sedentaria. El caso es que con treinta años apenas cumplidos, los dolores de espalda cada vez iban siendo más fuertes. Aunque no me gusta acudir al médico, la intensidad del dolor hizo que me sometiese a un reconocimiento. Tras el mismo se determino que los dolores eran provocados por una mala postura al sentarme (paso muchas horas delante del ordenador) y que no revestían gravedad, aunque había que tratarlo. Me recetó unas pastillas y me aconsejó que sería conveniente que practicase natación. Aunque al principio me costó decidí sacar el abono para la piscina climatizada que hay cerca de mi domicilio.
La verdad que no se si fue la natación (acudía a diario una vez había salido del trabajo) pero mi espalda mejoró notablemente. Aún así decidí continuar acudiendo a nadar, ya que me relajaba tras la jornada laboral. Uno de los días que fui encontré un cartel en el que se indicaba que por motivos de mantenimiento, la piscina sería cerrada durante varios días, si bien nos informaba que debíamos canjear en consejería unos abonos para acudir a un centro deportivo situado a la afueras de la ciudad. Esta idea no me apetecía, pero decidí acudir a por el abono. Sin embargo la lejanía de las instalaciones de mi domicilio hizo que abandonase la práctica deportiva (las labores de mantenimiento se demoraron mas de lo establecido inicialmente)
Vaya que lo noté esa decisión, ya que de nuevo volvieron los dolores, cada vez con mayor intensidad, por lo que determine volver a nadar. Un viernes que no tenía pensado salir de marcha, cogí mi bolsa de deporte, la metí en el coche y me fui al trabajo. Tenía pensado acudir a la piscina una vez finalizada la jornada de trabajo. La jornada se alargó mas de lo esperado, y la verdad que no tenía ganas de esfuerzos, pero tras meditarlo y unos pequeños pinchazos en la espalda, hicieron que me decantase por acudir a la piscina.
El complejo deportivo era inmenso, con numerosas instalaciones para la práctica de cualquier deporte, por lo que aparque el vehículo donde pude, y me puse a buscar la piscina climatizada. Dejé el coche estaba lejos de la instalaciones y pensé en volver a buscarlo para acercarlo más pero decidí dejarlo donde se encontraba. La piscina era amplia y bastante cuidada. La hora que era hacía que hubiese pocas personas, tres o cuatro nadadores y un grupo de chicos haciendo prácticas de socorrismo o tal vez socorrismo. Tras preparar el material para la piscina guardé mi bolsa en una de las taquillas de los vestuarios.
Aproximadamente entre treinta y cuarenta y cinco minutos estuve nadando. Tras salir de la piscina decidí ducharme. Las duchas eran compartidas, hecho que no veía desde mis años en el servicio militar, pero afortunadamente estaba solo (me considero bastante pudoroso si no estoy en mi ambiente). Llevaba poco tiempo cuando un señor entró en el vestuario, se despojó de su bañador, cogió su gel y se dirigió a las duchas. No pude evitar fijarme en él ya que era bastante peludo (me excitan los hombres con mucho vello) y de una edad algo mayor que yo (supongo que tendría unos cuarenta y cinco años aproximadamente). También se dio cuenta de que le miraba y se situó frente a mí. Yo seguía a lo mío pero no podía evitar una mirada furtiva hacia aquella persona.
Comenzó a jabonarse el pecho para continuar descendiendo hacia su ingle y posteriormente pasar a enjabonarle su miembro. Pude comprobar perfectamente que no se jabonaba su polla, sino que más bien se estaba dando un sobeteo de aupa, lo que provocaba que cada vez fuese mayor su tamaño. Esto me excitó de tal forma que debí de voltearme hacia el lado contrario para evitar una erección. Finalice deprisa la ducha y al darme la vuelta pude comprobar que su pirula cada vez estaba más morcillona. Fui hacia la taquilla y comencé a secarme con rapidez, aunque el hombre de la ducha no dejaba de provocarme mirando con mucho descaro y con mirada lujuriosa.
Mientras me daba un aceite para evitar la sequedad de la piel, salió de la ducha y se acercó a las taquillas. Iba secándose la cabeza y mientras andaba, su polla se iba bamboleando hacia un lado y hacia el otro. Su taquilla estaba situada cerca de la mía, por lo que no podía evitar que nuestras miradas en alguna ocasión se cruzase. En un momento dejó caer la toalla y al recogerla me mostró su culito peludo. Esto provocó una enorme excitación y me vestí deprisa, saliendo de la piscina a toda velocidad.
Estaba tan caliente, que cuando iba hacia el coche llevaba claramente una erección. Mi única intención era llegar a casa y hacerme una enorme paja recordando todo lo vivido en la piscina. Monté en el vehículo y puse dirección al domicilio. Al salir de las instalaciones deportivas, había una sorpresa. Junto a una parada de bus, estaba mi acompañante de vestuario. Al pasar junto a él nuestras miradas se cruzaron, si bien continué la marcha. No habría recorrido cincuenta metros, cuando detuve el vehículo y di marcha atrás. No me explico dicha decisión pero estaba tan excitado que no pensaba en las consecuencias de mis actos.
Al llegar a su nivel bajé la ventanilla y me ofrecí a llevarle a algún lugar, mostrando su agradecimiento. Su castellano no era perfecto y el acento de otro país era evidente. Se llamaba Lazlo y era húngaro, de una ciudad llamada Pécs (lo único que conocía de dicho país, era que era de Europa Central, pertenecía a la UE, su capital era Budapest y que era uno de los países de mayor producción de películas pornográficas de temática gay). Llevaba en España hacia unos diez años y trabajaba en una empresa de mantenimiento de maquinaria ferroviaria. Su domicilio no me pillaba de camino, pero era tal el calentón que solamente su presencia me excitaba. Tuve intención de invitarle a mi apartamento, pero al final decliné la opción. Llegamos a su domicilio y me agradeció sinceramente el favor y que no sabía como agradecerlo (¡Joder¡ yo si que sabía como hacerlo). No había parado el motor, y al intentar salir del vehículo, se volvió hacia mí y su mano se dirigió hacia la llave de contacto, hasta el punto de parar el motor. Me ofreció subir a su domicilio. No había finalizado su propuesta cuando yo estaba con la puerta abierta.
Subimos en le ascensor, y notó que estaba completamente empalmado.
- ¿Te gusta jugar?- me dijo mientras su mano iba hacia mi paquete.
- Sí- le respondí,
Tras entrar en su apartamento, no hubo preámbulo, sino que directamente Lazlo comenzó a desnudarme. Me quitó la chaqueta, después la camiseta, mientras su mano recorría mi pecho y bajaba hasta el cinturón. Comenzó a desabróchame y bajó mi pantalón hasta las rodillas. Me dejó en calzoncillos, pero era evidente la erección. Comenzó también a desnudarse, y apareció su velludo pecho, completamente rizado y con unos pezones rosados. Permaneció con el pantalón puesto y su mano se dirigió hacia mi paquete.
Empezó a sobarme y se agachó comenzando a chupar sobre el calzoncillo. No pude evitar un gemido de placer y su mano bajó el calzoncillo hasta las rodillas, apareciendo mi polla completamente erguida. Metió su dedo índice en su boca y lo llenó completamente de saliva. Entonces retiró mi prepucio hacia atrás, y comenzó a masajear suavemente mi glande humediendolo de saliva. Era un masaje suave, haciendo pequeños círculos que me excitaban sobremanera. Cuando retiraba su dedo, un pequeño hilo de saliva unía su dedo a mi polla, cada vez mas dura. Esa misma operación comenzó a realizarla sobre el tronco de la polla, llegando hasta los huevos, duros y llenos de leche. Bajo por la zona situada entre los testículos y el ano, apretando con suavidad hacia dentro. Tras repetirlo varias veces, estaba completamente entregado a él.
Fue entonces cuando comenzó a lamerme la polla con su lengua. Lentamente subía y bajaba, humedecía mi glande y toda mi pirula. Sus labios frotaban el glande el cual estaba húmedo con la mezcla de su saliva y liquido preseminal; sentía el tronco de mi pene completamente duro gemí de gustos, mientras sus dedos se introducían en mi boca. Con una mano acariciaba mis testículos totalmente duros. Durante unos minutos su boca succionaba mi polla, entraba y salía con movimientos rítmicos. Su lengua y sus dientes rozaban mi capullo.
Se levantó y comenzó a hablar en su idioma.
- Szívás tököm (" chupame la polla" )
No sabía lo que significaba pero me gustaba como lo decía entre susurros y gemidos. Mientras se quitó el pantalón y ante mí apareció un minúsculo tanga, completamente abultado por su miembro, que pedía a gritos salir de aquel encierro. Me acerque hacia él y comencé a chuparle su pecho. Llenaba su pelo de saliva y mordisqueaba sus pezones. Baje hacia su miembro y con mi boca intenté quitarle el tanga. Cuando lo conseguí apareció ante mí una polla descomunal, gorda, apreciándose sus venas completamente hinchadas.
- Szívás tököm, volvía a repetir
- Metellát fel a szájban (" métela hasta dentro de tu boca "), gritaba mientras la dirigía hacia mí.
Comencé a chuparla por todas partes y después que no quedaba ni un solo centímetro sin probar, comencé a acariciársela con mi lengua. Se la pasaba por todo el tronco y cuando llegaba a su glande con mi lengua me esmeraba en las caricias intentando imitar como antes lo hizo él conmigo. Lazlo estaba sintiendo un enorme placer y gemía, con sus manos sujetó mi cabeza metía su polla en mi boca fuertemente hasta llegar casi a mi garganta y así fue cuando empecé a mamársela con mayor intensidad. Yo me volvía loco chupando aquella polla, y mientras el gemía de placer.
Sus dedos comenzaron a salivarse y comenzó a buscar mi trasero. Poco a poco notaba como se iba humedeciendo mi ano mientras yo no dejaba de chupar. Me obligó a tirarme sobre la cama y subió mis piernas hacia lo alto.
- Nyissa fel a seggedbe fogom fasz (" Abre bien tu culo que voy a follarte ") me decía con suavidad.
Comenzó metiendo primero un dedo en mi culo, entonces sentí una sensación extraña de placer que no había sentido antes. Luego metido dos dedos, los saco, y luego siguió metiendo y sacándolos, girándolos, aquello me gustaba, era una sacudida muy placentera. Pronto empezó con su lengua, y yo lo único que deseaba era que me follara. Notaba como salivaba en mi ano, una saliva caliente que se deslizaba por todo el culo.
Dicho y hecho, cuando estaba completamente excitado su polla comenzó a llamar a mi ano. Mi culito se iba abriendo poco a poco mientras él iba acomodando su miembro lentamente. Notaba como entraba y salía y ocasionalmente sus huevos chocaban en mis nalgas. Mi culo se contraía mientras me penetraba, y cada vez me amoldaba mejor a sus envestidas. Notaba sus huevos calientes y peludos apoyarse sobre mi culito. Una y otra vez entraba y salía con suavidad. Cuando pensaba que iban a arreciar sus envestidas, sacó su miembro de mi culo y se dirigió hacia un pequeño mueble de donde sacó una caja de madera.
Al abrirla apareció una polla de silicona aún más grande que la suya. La tomó y me la ofreció diciendo que la chupase. Aquél día hacia todo cuando Lazlo me indicaba, por lo que me puse como un poseso a chuparla como si se tratase de una de carne y hueso. A pesar de estar completamente excitado y mi culo recién follado, notaba una sensación fría en el ano. Lazlo estaba lubricando el mismo con la crema que había en la cajita, poco a poco notaba como introducía sus dedos completamente llenos de ungüento. Cuando consideró que estaba bien lubricado me hizo ponerme a cuatro patas, sacó la polla artificial de mi boca y la introdujo en mi culo. Yo había leído que esos juguetes estimulaban la próstata, intentando localizar el famoso punto G pero nunca lo había comprobado por mi mismo.
Lazlo apretaba la polla de tacto frío, diferente a su polla caliente que había introducido unos minutos antes, con sus dedos y cada vez la empujaba más adentro provocando oleadas de placer que no podía reprimir se convirtieran en gemidos cada vez más fuertes. Seguía a cuatro patas, pero parecía que me iba a derrumbar. Cuando consideró que estaba bien adentro, se situó bajo mis piernas, poniendo su polla al nivel de mi boca, para que se la chupase. Mientras con su mano continuaba introduciendo ese juguetito en el culo, martilleando mi próstata y con su boca chupaba mi polla, mis huevos y succionaba con voracidad. Parecíamos dos animales en celo..
No se si me estimulaban el famoso punto G, pero lo que se es que el placer que me provocaba la polla artificial y la boca de Lazlo, estaban haciendo un recorrido por todo el abecedario. Estaba descubriendo sensaciones nuevas para mí, a cual más placentera. No podía más y de pronto sentí que me moría. Notaba que mi miembro se ponía aún mas duro y mis huevos se contraían. Grité con fuerza que me corría y solo pude inclinar la cabeza y agarrar mi mano con fuerza el miembro de mi compañero y dejarme llevar.
Mi polla comenzó a chorrear leche en cantidad, que se esparcía por la cara y el pecho de Lazlo, mientras él intentaba esparramarlo por todo su cuerpo con mi pirula o con sus dedos. Estaba completamente extasiado y agotado. Fue entonces cuando Lazlo comenzó a pajearse junto a mi cara, gimiendo de placer. Su polla se puso a tope y comenzó a correrse con una fuerza descomunal.
- Úgy az én tejet (" Toma toda mi leche ") gritaba mientras no dejaba de correrse. No sé de donde saque fuerzas y comencé a tragarla. Cuando finalizó quedé extasiado sobre la cama.
No se cuanto tiempo permanecía en aquella situación, pero al recobrar las fuerzas, Lazlo estaba echado boca abajo, mostrando su trasero peludo ante mí, aquel ano que tanto me había excitado en las duchas del vestuario. No pude reprimir mis ganas y comencé a acariciarlo y a lamerlo. El olor a sudor, semen y macho era total, y aquello me ponía mucho más berraco. Parecía un perro salivando ante la comida y su vello comenzó a humederse. Mi excitación era tal que había de nuevo vuelto a empalmarme, mientras él gemía poco a poco.
Notaba que se excitaba pues su culito subía y bajaba al contacto con mi lengua y dedos. Mi deseo hubiese sido follarle inmediatamente y meter mi polla en aquel culito peludo, pero había que ir despacio. Seguí excitándole y cuando consideré que estaba suficientemente abierto intenté introducir mi pirula en aquel orificio lleno de placer. Lazlo colaboro en todo momento, inclinando y elevando su trasero. Yo me situé tras él, apuntando con mi tranca a su ano perfectamente mojado y abierto, Hice un esfuerzo bastante grande, y por fin, le folle con toda mi virilidad. Fue un metisaca en toda regla, mientras Lazlo se pajeaba bajo mí. Me notaba tan caliente que sus gritos aumentaban mis embestidas.
- Baszd meg ( " follame "), baszd meg, reptia una y otra vez.
-Azt akarom, hogy befut én ("Quiero que te corras dentro de mi") seguía gritando.
Mi mano intentó agarrar su miembro y entonces noté su corrida, llenando mis dedos de leche. Fue entonces cuando por fin consume la follada. Me corrí dentro de su cuerpo, mientras el se contraía de placer al tiempo que ambos gritábamos como posesos.
Fue una noche de desenfreno, vicio y lujuria. Hoy día Lazlo es uno de mis mejores amigos, y hemos repetido experiencia aunque no con tanta intensidad. El ha sido quien me ha ayudado de traducir las frases en su idioma que en aquella noche repetía una y otra vez, recordando y excitándonos de nuevo.