Aprendiendo (I)

Soy Mari, esta vez seré yo quien explique una de nuestras fantasías/experiencias. He de deciros que es medio real, está basada en hechos reales pero aderezado con cosas con las que fantaseo y que algún día espero cumplir.

Soy Mari, esta vez seré yo quien explique una de nuestras fantasías/experiencias. He de deciros que es medio real, está basada en hechos reales pero aderezado con cosas con las que fantaseo y que algún día espero cumplir.

Ese día habíamos quedado donde siempre, llevábamos ya varios años como amantes pero aun así el cosquilleo en mi estómago estaba ahí. Esas citas son siempre como la primera vez, a medida que se acerca el día me cuesta controlar los nervios y la excitación. El motivo es que José es imprevisible, los días previos logra ponerme caliente y hacerme fantasear con situaciones insospechadas, siempre diferentes. Eso me gusta y provoca en mí tal excitación que aunque a veces mi mente me dice eso no, eso no lo haré, por ahí no paso..., al final siempre acabo cediendo a sus deseos y caprichos.

Aunque la nuestra no es una relación amo/sumisa de las que habitualmente se leen en los relatos de dominación, si nos gusta aderezar algunos de nuestros encuentros de esa forma. Yo sé que a José le gusta pensar que tiene poder sobre mi para someterme y dominarme, cosa que lejos de molestarme me gusta, me estimula y me hace sentir deseada.

Normalmente me pide que no me ponga perfume, supongo que es práctica habitual de este tipo de relaciones, puede ser un compromiso llegar a casa oliendo a un perfume no conocido… jeje De todas formas aquel día, como parte del juego me puse mi perfume habitual. Esta actitud venía de las conversaciones de los días anteriores en las que me hice la rebelde y le dije que ese día no le haría caso. Él me amenazó: atente a las consecuencias me dijo. Ummm esa era la reacción que buscaba, daría pie a que me aplicara mi merecido correctivo. Me humedecía sólo de pensarlo. Además, internamente, no podía evitar pensar: Te jodes, hoy te iras oliendo a mí, llevarás mi esencia pegada a tu cuerpo.

Llegué antes de la hora a la esquina donde solemos quedar, como casi siempre, a los pocos minutos llegó en coche y se detuvo junto a mi para que subiera. Entré en el coche, saludando alegre pero enseguida vi que el juego ya había comenzado. Al darse cuenta de que había cumplido mi amenaza, puso semblante contrariado y serio. Se me quedó mirando y sin decir nada me agarró del cuello para atraerme a él, me besó, y aspirando mi olor para dejar claro que se había dado cuenta y había olido mí el perfume me susurró al oído...

  • Vaya, veo que has cumplido tu amenaza. Además, parece que hoy quieres guerra ¿verdad? bueno a ver quién gana, ya veremos…

Sonrió y puso el coche en marcha. eso me trastocó un poco, esperaba otro tipo de reacción, pero esa sonrisa me tenía mosca, ¿qué pasaba? Al poco ya vi que no era el camino de siempre, era distinto al que acostumbrábamos. Pregunté al respecto pero recibí evasivas, subió la música y dijo algo en relación que íbamos a comer a un sitio que me gustaría. Eso no estaba en el guion, me sorprendió.

Aparcamos y fuimos a un japonés nuevo, no habíamos estado nunca en esta zona de Barcelona. Tenía buena pinta, sin preguntar pidió un vino blanco delicioso, nos bebimos la botella entera en una comida distendida, donde hablamos y reímos como viejos amigos, me relajé hasta el punto de que se me olvidó completamente el juego.

Ya estábamos en el café, yo un poco chispa y relamiéndome de la tarde de sexo que me esperaba, cuando vi que él, que se había colocado estratégicamente para tener visión de la entrada, levantó la mano y saludó a una pareja que entraba. Girada vi como ellos sonrieron y se vinieron para la mesa. Caí en ese momento el por qué él había escogido una mesa amplia para cuatro.

Absolutamente sorprendida, no pude más que seguir el juego y saludar simulando normalidad a la pareja que se sentó en nuestra mesa como si fueran conocidos de toda la vida. José nos presentó, Eran Mónica y Jaume, se suponía que unos conocidos suyos.

Yo no entendía nada. Eran simpáticos, con buen aspecto, muy agradables y educados. José callado miraba y sonreía mientras nosotros hablábamos de cosas intrascendentes, tanteándonos, conociéndonos, Finalmente, empezó a intervenir de nuevo en la conversación y acabó explicándome: él sabía que los intercambios no me gustaban demasiado, siempre he preferido los tríos, ya sea con chica o con chico, eso nos permite estar el uno por el otro, no me gusta ver a José al otro lado de la habitación liado con otra sin yo poder participar, por mucho macho que esté conmigo. Dirigiéndose a mi, y con Mónica y Jaume de oyentes, me lo recordó, para a continuación decirme que creía que eso debía cambiar que formaba era parte de mi formación entender que si el juego es que soy su sumisa, debo serlo de verdad y aceptar sus caprichos. Que no valía ser sumisa a medias.

La forma de decirlo y de exponer las cosas fueron en un tono que acentuaba que aquello era una aventura más, era parte del juego. Yo lo entendí así, y pasé de aquel día ir en un papel de rebelde a aceptar su propuesta.

Salimos del restaurante los cuatro, no cogimos el coche, andando llegamos en pocos minutos a un portal en el que entramos, Supuse que sería el apartamento de la pareja.

Por el camino ya se fue preparando el terreno, las conversaciones cambiaron. Dejaron de dirigirse a mí para hablar entre ellos tres, sobre todo José y Jaume, Comentando lo buenas que estábamos tanto yo como Mónica. José explicando lo satisfecho que estaba conmigo, su zorrita y dando detalles de lo cachonda y morbosa que era yo. Cosas de ese estilo.

Esperando el ascensor fue Jaume el que, mientras sobaba a Mónica, presumió de su chica, su ‘rubia’ como él decía. Al entrar en el ascensor me dejaron en una esquina y Jaume ofreció que lo comprobara.

José dirigiéndose a mí dijo: calla y mira.

Ambos hombres empezaron a meter mano a Mónica. Jaume detrás de ella ‘sujetándola’ y ofreciéndola a José, quien no desperdició la ocasión y tras catar sus pechos sobre el vestido. Fue directo a meter la mano bajo la falda y noté claramente como primero acaricio por encima de la braga trasparente que llevaba, pero a continuación buscó y metió su mano dentro de las bragas y la hizo suspirar al hurgar en su sexo.

  • Que cabrona, ya estás húmeda.

Cuando el ascensor se detuvo ella ya se retorcía de placer. Un poco a regañadientes Jaume la soltó y se dirigió hacia una de las puertas del rellano que abrió con impaciencia, José lo siguió sin dejar de sobar el culo de Mónica con su falda levantada y yo detrás sin decir nada.

Nada más cerrar la puerta del apartamento detrás de nosotros, siguieron su juego en el mismo recibidor: Jaume la volvió a sujetar desde atrás con una mano mientras con la otra sin mucho miramiento, impaciente le sacó los pechos fuera del vestido que remango hacia arriba y con los pies la obligó a separar las piernas. José fue a por ella, aceptando la ofrenda que le hacían, metió su cara entre sus tetas sobándolas, chupándolas alternativamente. Ella suspiraba y se retorcía. José volvió a meter su mano dentro de la braga y la masturbaba mientras seguía chupando sus tetas. Jaume mientras la sujetaba y besaba su cuello susurrándole cosas al oído buscó con su otra mano el culo de Mónica y también metió la mano dentro de la braga, acariciándolo al principio pero a continuación claramente buscando su agujero.

Sin poder participar asistí a al primer orgasmo de Mónica, fue allí en el recibidor, Con un dedo de Jaume metido en su culo y José chupándole los pechos mientras sus dedos chapoteaban frenéticos dentro de ella. Se corrió como una perra, menos mal que entre los dos la sujetaron porque las piernas le flojearon y casi se derrumba y cae al suelo tras el impetuoso orgasmo que le regalaron.

Yo estaba paralizada, asistí callada, sin saber que hacer, a la escena: Eres un cabrón... ! Pensaba.. Eres un cabrón!

Por un lado me sentía humillada, no me habían hecho ni caso y mientras veía a José disfrutando de otra. Tenía deseos de salir corriendo, pero estaba excitada, cachonda perdida, por lo que había visto y estaba segura que ahora llegaba mi turno.

José me humilló un poco más, se me acercó, me dio un rápido beso en la boca y un cachete en el culo empujándome hacia el interior del apartamento. Jaume delante nos guio hasta la sala. Mónica se recompuso un poco la ropa y sin mediar palabra se puso a servir copas. Ante su pregunta, José dijo:

  • Gin Tonics para nosotros, gracias.

Estaba claro que yo no pintaba nada allí.

José y Jaume hacían comentarios subidos de tono de lo que había sucedido y cuando ya teníamos una copa cada uno, y viendo que Mónica se iba a sentar, le dijeron que no. Le dieron instrucciones para que se pusiera más cómoda, querían que se desnudara. Ella, de pie, mirándolos a ellos y sin hacerme caso a mi en ningún momento se quitó la ropa con movimientos insinuantes mientras ellos degustaban su copa y comentaban sonrientes.

Jaume, presumía de chica. Cuando a Mónica ya sólo le quedaba el tanga la hizo acercarse y estirando de él, clavándoselo en sexo, la hizo suspirar, Mirándole a los ojos le dijo:

  • Demuestra a José que es verdad lo de que la chupas de fábula.

Ella sonriendo, obedeció, arrodillándose empujó a José haciéndole recostarse en el sofá y procedió a desabrocharle los pantalones, bajarle la cremallera y mamarle la polla que a esas alturas ya tenía dura como una piedra.

A partir de ahí asistí atónita a una orgía en toda regla. Comenzó cuando Jaume sonriente, mirándome, se puso de pie y se desnudó completamente, para a continuación dejar de prestarme atención y se puso detrás de Mónica y escupiendo en su mano y embadúrnasela completamente se la enterró hasta el fondo mientras ella no dejaba de chupársela a José.

En ningún momento me dieron pie a participar, aunque en algún instante los pillaba observando, en seguida giraban la vista y se centraban en lo suyo. Vi a José haciéndole una comida de coño espectacular a Mónica mientras esta chupaba la polla de Jaume. Intercambiaron posiciones, la pusieron sobre el sofá con las piernas super abiertas, la pusieron a cuatro patas sobre la alfombra, sobre la mesa con el culo en pompa,... se turnaron para usarla alternativamente y darle innumerables orgasmos, ellos iban descansando, pero ella no paró en ningún momento, siempre tenía a uno o ambos manipulándola para darle placer.

Yo no me reconocía, tenía sentimientos contradictorios, por un lado loca de ira pero por otro loca de deseo y super excitaba. Deseaba participar, sentir la polla de José dentro de mi, en mi boca, en mi coño, sentirme deseada y demostrar que soy mas viciosa que aquella Mónica que no sabía de donde había salido.

En un momento que parecía que la acción paraba, supliqué:

  • Estoy caliente, déjame participar.

José me miró y me dijo:

  • Tranquila, no es tu turno todavía. Si te portas bien quizás tengas lo tuyo, ahora Mónica necesita todavía atención.

No lo podía creer, me sentía ninguneada, humillada, pero acaté y continué quieta, mirando, con mis bragas empapadas de deseo.

Finalmente Jaume se tumbó en suelo y Mónica lentamente se la metió hasta el fondo, mirándome a los ojos haciendo un gesto a José para que se acercara. Cogió su polla y se la metió en la boca sin dejar de mirarme, comenzando una cabalga final a la vez que sobaba aquellos testículos y saboreaba aquel miembro que yo consideraba de mi propiedad.

Se corrieron los tres casi a la vez. Jaume en su interior y José en su boca y cara. Ella se relamió y no dejó de mirarme mientras se rechupeteaba para aprovechar hasta la última gota de la esencia de chico...

Terminaron y los tres se refrescaron y asearon, mientras yo seguía sentada en el sofá intentando asimilar todo lo que había visto y sentido y soportando comentarios sobre lo bien que lo habían pasado. Mónica desnuda rellenó los vasos. Yo tenia mi vaso intacto.

José se acercó a mí, me besó dulcemente mientras me acariciaba el pelo con cariño. Eso me tranquilizó. Me dijo...

  • Muy bien putita muy bien, parece que no era tan difícil. Espero que hayas disfrutado. Que hayas aprendido a sentir placer viéndome gozar a mi. ¿ves cómo no te sirve de nada ser rebelde conmigo?

No sé muy bien porqué, supongo porque entendí que el juego continuaba y ese era mi papel, asentí y le dije:

  • Uf!, sí, he disfrutado, me hubiera gustado participar, ya lo sabes, pero joder, que morboso. Estoy super caliente.

Él sonrió, sin decir palabra me hizo levantar, diciendo, vamos a comprobarlo me metió la mano dentro del pantalón buscando mi sexo.

UF!!! yo me estremecí y el sonriendo dijo:

  • jaja. si ya veo que sí, veo que estás muy caliente.

Volviéndose hacia Mónica y Jaume les dijo:

  • ¿sabéis? Mari está húmeda como nunca la había visto. Se ha portado bien, creo que ha pasado la prueba, ¿os parece si ahora le dejamos participar y la recompensamos por lo buena chica que ha sido?

Espero que os haya gustado, como podéis suponer, la tarde no acabó ahí. Estoy super caliente sólo de recordarlo. Dejarme algún comentario y os prometo explicaros como acabó mi sesión de ‘aprendizaje’ jeje