Aprendiendo en Iguazú
Elena descubre que su novio es un hombre un poco vicioso.
APRENDIENDO EN IGUAZÚ.
Vida en pareja 3.
"¿Te has dado cuenta?"- le susurra Elena, no sabe si alguien habla español en el restaurante. Están en un hotel en Iguazú. El comentario de la mujer es consecuencia del ambiente, con unos nórdicos, son la única pareja heterosexual.
"Se ve que les va el romanticismo y la naturaleza"- se ríe el hombre "Cada uno a lo suyo"
A su alrededor, mujeres con mujeres , hombres con hombres, de distintas edades , hay de todo tipo y condición.
Al mirar a Elena, Lalo piensa que está espectacular. Va vestida de un modo que hace que muchas miradas se dirijan a ella. La espalda al aire, el escote en V de vértigo que deja ver la mitad de los senos, la pollera con un tajo que descubre una pierna hasta lo alto del muslo. Muy poco pintada, sin joyas, refuerza aún más su imagen juvenil , casi adolescente.
Ha cambiado, está más segura de sí, en el tiempo que llevan juntos una serie de experiencias la han convertido en una mujer que rezuma sexualidad.
Desde que ofreció su parte trasera, entregándose, la relación se había hecho más intensa. El la iba llevando a descubrir un mundo donde Elena encontraba placeres que había soñado pero no practicado.
Aquel enero, a la vuelta de sus vacaciones de Navidad en España, le había regalado un vibrador y unas bolas chinas. Ella le fue a buscar al aeropuerto, se lo comió a besos, al llegar a su apartamento, cogieron como posesos durante horas, cuando él no podía más le dio los regalos.
"Cariño, esto tiene varias utilidades. El vibrador te aliviará de mis fallos y ausencias. Las bolas, junto a desarrollar los músculos vaginales, te pueden tener caliente durante el día. Aquí en Argentina, los juguetes no se usan tanto como en España, tenéis el concepto de algo sucio y pecaminoso."
No le dijo que fue a comprarlo con su hermana, experta en esas lides. A parte de usar esos juguetes ella, se lo había regalado a algunas amigas, a su madre y a la antigua novia de Lalo.
"Me vas a hacer una viciosa, aunque creo que es lo que quieres, que sea una gatita muy puta. Lo malo es que me convierta en una tigresa."- le mordió en el cuello al decirlo.
"Te he marcado para que todas sepan que eres mío"
Estaba muy cansado, el viaje y el sexo hicieron que se quedara dormido.
Cuando despertó, Elena estaba dibujando en el salón.
"Me ducho y salimos a cenar, que tengo un hambre que me muero"
Fueron a una terraza en la Recoleta, ensalada y carne, y unos helados. Le apetecía esa comida.
"¿ A qué no sabes lo que llevo puesto? Las bolas chinas, son estupendas. Estoy súper caliente. ¿No te parece que tengo las lolas más grandes?"
Se desabrochó dos botones de la blusa y dejó al descubierto el canal de los senos, mientras le guiñaba un ojo.
"Es el corpiño que llevo, tiene almohadillas y me las agranda. Estoy más buena como decís vos"
Quería que supiera que mandaba él, que iba a ser su maestro en un camino sin retorno.
"Ese hombre te está mirando, lo tienes encandilado. Mueve un poco las piernas y verás como te calientas aún más. Quiero que le pongas a 1000".
"¿De verdad quieres que lo caliente? ¿Qué sea una chica exhibicionista?. Atente a las consecuencias"
Mirando a los ojos a su pareja se subió la pollera dejando al descubierto los muslos, con la tela entre los muslos. Con un gesto de tener calor se soltó la blusa y se la reató por encima de la cintura. Dejaba al descubierto el vientre y prácticamente los senos, cubiertos por el corpiño.
Abrió y cerró las piernas, paladeando el movimiento de las bolas en su interior, los pezones estaban erguidos y destacaban pese al brassiere. Lalo se dio cuenta que se estaba masturbando. Le corrían gotas de sudor por el labio superior, que retiraba con la lengua rosada como si fuera restos del helado.
Cuando le empezaron a llegar las oleadas del orgasmo, se agarró fuerte a la mesa, y Lalo vio en los ojos fijos en los suyos como acababa la mujer. Ella, al terminar, volvió la cara al hombre que no había perdido detalle y le guiñó un ojo. Lalo sonrió cuando el voyeur dejó el dinero encima de la mesa y se levantó corriendo.
"Ese se va a hacerse una paja"- le dijo Elena coqueta- "¿Te he obedecido bien o no?"
"Vamos a casa que yo también estoy caliente"
El apartamento estaba a pocos minutos andando, en el camino Elena se restregaba a él, para que notara su pecho pegado a su brazo.
Entraron, se levantó la falda y corriéndose la bombacha sacó las bolas.
"Mira cómo están"-
Mientras el hombre las lamía, saboreando el liquido salado de la muchacha, esta le abrió la bragueta, metió la mano y sacó el miembro en posición de ataque.
Se colgó del cuello y levantado las piernas, las puso alrededor de la cintura del hombre que separando la tela de la braga la penetró.
De pie, apoyándola en la pared, empezó a cogerla totalmente fuera de sí.
Chillaban de placer y comenzó a decirle palabras obscenas. Se dio cuenta que eso la excitaba aun mas.
"Guarra,.... puta,.... yegua...."
Con un dios mío y un gatita notó como soltaba el chorro de semen en la mujer.
Sin lavarse, se desnudaron y se tumbaron en la cama, por la ventana abierta se veían las estrellas del cielo argentino.
Una tormenta tropical cae fuera del hotel, piensan que no es momento para ir a ver las cataratas, mañana con el alba será cuando comiencen la visita. Vuelven a pedir dos caipirinhas, luego otras dos. Deciden irse a acostar, de la mano salen al pasillo que les lleva a la habitación.
"¡Mira!"- Elena le para ante una ventana abierta, dentro no hay luz, pero a través del mosquitero, una pareja hace el amor. Son dos hombre, uno tumbado en la cama, el otro sobre él le sodomiza.
Se quedan parados, mirando, están en la penumbra, apenas una luz del pasillo les ilumina. Elena baja la mano y agarra el miembro de Lalo a través del pantalón. Lo tiene duro, lo masajea mientras siguen observando a los hombres que se aman. El activo gira la cabeza y los ve. La mujer se avergüenza y tirando de la mano se lleva a su pareja.
Al llegar a la habitación, dejan las luces apagadas, abren la ventana, llega el ruido de la lluvia y del agua cayendo en las cataratas.
"Encúlame"- pide en un susurro la muchacha, mientras se desnuda. Se pone como una perrita sobre la cama, Lalo sin ropa, busca el preservativo en la mesilla de noche , se lo pone .
Unta con saliva el ano de ella, mete un dedo, luego dos, los mueve y la respuesta de gemidos de Elena le indican que está preparada. Apoya la cabeza en el esfínter y empuja, lento pero sin miramientos. La tiene toda dentro.
Los movimientos son pausados, sin prisa, saboreando su posesión.
La agarra del pelo como si fuera las riendas de un caballo. Con la otra mano, le da azotes en las nalgas, redonda, duras. Ella gime, ría y chilla.
La galopada le lleva al borde de la corrida, para, saca del oscuro agujero la polla inhiesta, se quita el forro y vuelve a meterla, esta vez en la concha mojada de Elena. La empuja, caen sobre la cama, mete y saca el miembro, ella se acomoda a las acometidas del hombre, con su vagina estruja la verga dura, con una mano se masturba. El la muerde en el hombro mientras eyacula. Ella, con la mano, se ayuda a acabar.
Abrazados, felices, descansan.
Elena está desnuda en la cama, sola, Lalo está nadando en la pileta del hotel. Su mano se posa en la concha depilada, empieza a acariciarse.
Ha sido un día intenso y llevo de emoción. Está muy excitada con sensaciones que no puede describir. Se le acumulan los ratones de deseos nunca realizados y que le avergüenzan.
Por la mañana, apenas amanecido han recorrido el paseo de las cataratas. Se han llenado de energía, bajo la cascada, se han dejado mojar con el agua que salpicaba. No recuerda el tiempo que han estado allí. Después el desayuno y tras ducharse de excursión. Ambos con camisas de manga larga, pantalones militares con cremallera y deportivas, cubiertos por si les picaban los insectos tropicales. Ella con una gorra de béisbol y el pelo recogido, para dar un aspecto ambiguo que la pone. Parece un muchachito.
En el Land- Rover , sus compañeros de jornada dos parejas, una de gays de San Francisco, otra de lesbianas españolas. Todos iban con ropa similar, se dio cuenta que las mujeres no llevaban corpiño.
Lalo había empezado a coquetear con sus compatriotas apenas conocerse, con la gracia que se llamaban Laura y Lorena, La-Lo como él y ser todos "gallegos" habían montado un núcleo de intimidad donde ella era la "extranjera", al principio había estado un poco molesta pero cuando pasaron al lado argentino y visitaron las cataratas desde arriba, desde un lateral, la impresión de la belleza natural era superior a cualquier otro sentimiento.
Eso sí, cuando pararon a tomar un refresco, aprovechó para quitarse el corpiño, las españolas tenían las tetas más grandes que las suyas , pero no tan paradas, al fin y al cabo la llevaban unos 10 años.
Habían montado en una lancha que los metía bajo las cataratas, era impresionante, y de pronto notó que la abrazaba Lalo, pero también Lorena y Laura, y se puso nerviosa.
Su mano sobre la concha acaricia un sexo cada vez más mojado. Se había excitado, era objeto de deseo de unas mujeres que no lo ocultaban, era lindo. Dos dedos masajean el clítoris que sobresale entre sus labios.
Lalo la hace depilarse totalmente, él mismo la afeita los labios del sexo, y luego cogen como salvajes, cuando la depila ella se pone caliente, siempre es lo mismo, tiene que follar al acabar el afeitado.
Se lo dijo "así parezco una niña muy puta", su respuesta fue clara.
"Quiero que seas mi putita viciosa, mi gatita golfa, mi niña perversa"
Y lo estaba siendo.
El ritmo de la caricia se incrementa, con una mano tira del monte de venus para que salga más el botón del placer, abre las piernas y es con toda la otra mano con la que se toca la intimidad.
Estalla, se queda tumbada, y vuelven las dos mujeres a su mente, no lo ha hecho pero lo ha fantaseado, es su ratón, "¿CÓMO SERÁ HACER EL AMOR CON OTRA MUJER?".
Bajan a sentir la catarata, la luna es la única iluminación del agua que rompe y les moja, han cenado bebiendo caipirinhas, por lo menos cinco por persona. Elena destaca con su vestido blanco de algodón cerrado con una larga hilera de botones crema, Lalo una camisa y un pantalón de lino gris claro, las españolas con las que han compartido mesa y ahora visita visten como Lalo, sólo hay una diferencia de colores, Lorena va de rosa y Laura de azul claro.
Lalo mira como la salpicadura de agua que rompe junto a ellos al mojarlos deja ver el cuerpo de Elena, sus pezones obscuros se muestran a través de la tela. La besa con pasión, restriega su miembro erguido contra el pubis de la muchacha, sólo la ropa impide la penetración.
Laura y Lorena se besan imitándoles, durante minutos la pasión se funde con la naturaleza tropical.
Lalo se acerca a abrazar a Lorena, y empuja a Elena en los brazos de Laura, ésta la besa en la boca, sólo se tocan los labios, pero en el abrazo los cuerpos se funden. El hombre ve el calentón de la argentina, mientras tiene a Lorena apoyada en él.
"Ahora me toca a mi, ven a mis brazos Elenita"- dice Lorena.
Cuando abraza a la joven, la aprieta restregando sus senos con los de ella, le pasa el brazo por la espalda y sujetando la nuca la besa.
Nunca la ha besado una mujer, metiendo la lengua, jugando con sus labios, sintiendo su cuerpo pegado al suyo , sin poder retroceder, y caliente ante una situación que le ratoneaba, pero que no soñaba podría ocurrirle.
No sabe lo que ha durado el beso, pero le tiemblen las piernas se separan, ve la cara excitada de Lalo, y lo entiende. Es ahora ella la que agarra a la española y le devuelve el beso, más apasionado, acariciando la espalda hasta las nalgas que empuja hasta sentir que se juntan los pubis.
Es Lorena la que pide una tregua, jadeante pregunta:
"¿Vamos al hotel? Niña eres una fiera."
Es Elena la que contesta "Vamos, que tenemos que hacer."
Suben las escaleras despacio, no hay nadie, la argentina va de la mano de las españolas, detrás el hombre. No pude más, está terriblemente excitado, en un rellano oscuro, paran las mujeres y se besan. Son pocos segundos, es más que pasión picardía. Lalo agarra a Elena por la espalda, sus manos buscan los senos , cuando nota los pezones endurecidos, los aprieta con saña, quita las manos, las lleva a la cintura y tira de la mujer hacia él.
La levanta la falda del vestido y separa el hilo del tanga , dejando expedito el camino de su sexo. Se desabrocha la bragueta , saca el miembro erguido , a punto de estallar y se lo mete.
Elena aprieta las manos de las españolas, quiere que sientan las embestidas del macho, gime ante la brutalidad del deseo de su novio. Las sacudidas de este duran poco, nota la descarga del semen en su interior, descansa apenas unos segundos y se vuelve para besarlo.
" Eres como un toro, ya has acabado y ahora nos toca a las chicas hasta que vuelva a ponérsete dura"- comenta con ironía Laura, abrazando a Elena que sube entre los brazos de las dos mujeres , mientras el hombre vuelve el miembro flácido al pantalón.
Están en la habitación del español, éste se sienta en una butaca a ver el espectáculo.
Desnudan a Elena entre las dos, besando y acariciando cada trozo de piel que queda al descubierto, primero el vestido, luego la tanga, se la quita Lorena que arrodillada besa la concha depilada . Elena cierra los ojos al sentir los labios en su triángulo íntimo. No puede más, nunca ha estado más caliente en su vida.
Al abrirlos ve a Laura desnuda, tiene un cuerpo hermoso, senos grandes con aureolas enormes donde los pezones más oscuros se yerguen orgullosos. La concha con apenas vello.
"Elena, ¡Desnúdame!"- pide Lorena.
La argentina se para delante de la mujer, le desabrocha los botones de la camisa, es Laura la que la abre a la espalda de Lorena, dejando las lolas al descubierto. Se yerguen orgullosas, Elena sabe lo que quiere hacer, chuparlas como le han hecho a ella. Parecen peritas con los pezones enhiestos, lo va a hacer como le gusta que le hagan a ella.
Primero llena de saliva su lengua y la pasa por la parte baja de un seno, no tiene prisa, cuando repasa la piel, la nota mojada. Pasa al otro pecho, repite la operación. Sube lamiendo hasta la aureola, con la punta cerca el pezón, han salido pequeños granitos en la piel de Lorena, los aprieta y ataca la cumbre de la montaña. La rodea con los labios y juega con la lengua con la carne prisionera.
Hace lo mismo con el otro seno, y lo vuelve a repetir. Oye el jadeo de la española.
Se arrodilla y comienza a desatar el pantalón. Las tetas de Lorena son ahora presa de las manos de Laura. Cuando mira hacia arriba ve como los aprieta, piensa que le dolerán, pero ella se concentra en la tanga que tiene delante , es blanca , de encaje, el vello púbico sale por los laterales. Recuerda aquella historia de lo poco que se depilan las europeas. Al romperla , pues es lo que hace de un tirón , se encuentra con un matojo ensortijado.
Busca el sexo, y acerca la boca , lo lame. Es un sabor salado, nuevo, es distinto del de la humedad de los hombres, se concentra en el clítoris.
"Suéltame"- chilla Lorena mientra aprieta la cabeza contra el coño
"Vamos las tres a la cama"- Laura dirige ahora .
Lalo sentado en un sillón mira como su novia goza de los placeres lésbicos. Él es el que ha propuesto e incitado a sus compatriotas para que hagan el amor con Elena, quiere convertirla en una mujer abierta a todas las sensaciones para disfrutar aún más con ella. Se desnuda y con una toalla sobre el asiento es el espectador privilegiado de la escena que se desarrolla ante sus ojos.
Elena tumbada recibe las atenciones de Laura en su concha, mientras Lorena la besa y acaricia los senos. La muchacha gime de placer, sus convulsiones indican que ha llegado al orgasmo.
Es ahora ella la que se sitúa entre los muslos de Lorena para comerle el coño. Lalo se excita más pensando en el interrogatorio que la va a hacer sobre esas nuevas sensaciones. Laura se coloca sobre la cara de su compatriota para que la lama el sexo. La mano de Lalo está en su pene que comienza a recobrarse.
El aprendizaje de Elena parece que va por buen camino, dado los gritos de Lorena cuando deja su blanco para respirar. El hombre sonríe para sí, pensando que la niña argentina está derrotando a las lesbianas españolas. Se siente orgulloso de su pareja y cada vez más caliente.
Tras la explosión orgásmica, que deja a sus compatriotas tumbadas en la cama, Elena se acerca a su novio y le besa en la boca, nota el sabor del flujo de la mujer que descansa.
"¿ Te gusta?. Por como tenés la pija , parece que sí. Esto no ha acabado, y quiero que me eches un buen polvo cuando terminemos nosotras. ¿A qué tu gatita es mas puta que tus gallegas?"
Le vuelve a besar y aprovecha para tocarle la verga que ya está en alto.
Llega a la cama y muerde a Laura en el pezón izquierdo. Con la mano toca la concha mojada de Lorena.
"Laura me gustaría comerte mientras me come Lorena. Sois una maravilla, es para mi todo tan nuevo, tengo que aprender de vosotras."
Es ahora Elena la que tumbada recibe las atenciones de una mujer mientras atiende a la otra.
Lalo está a reventar, el espectáculo erótico es superior a cualquier cosa que pudiera imaginar. Las contorsiones , los jadeos, los gritos le mueven a masturbarse . La tiene totalmente dura.
Vuelven a estallar las mujeres, reposan, es Elena la que primero se recobra, apenas unos segundos.
"Nosotras así y mi pobre niño asá"- El hombre necesita coger con urgencia.
Es ella la que dirige la puesta en escena, se tumba como un cristo y pide a las españolas que se sienten en sus manos, cuando lo hacen , sin ningún miramiento les mete la mano en las conchas dilatas y húmedas.
"Ven y fóllame"- le grita a su novio.
Lalo levanta las piernas de la muchacha , las apoya en el pecho y la penetra.
¡ Qué placer!, empuja y embiste sin cuidado, no busca el placer de la mujer, sino el suyo, este se demora y la cogida es larga, salvaje, si al principio se fijaba en los besos y caricias de las españolas , luego con los ojos cerrados sólo siente la vagina de Elena que le estruja la verga rítmicamente hasta que con un grito suelta la leche.
Tumbados los cuatro, Elena abraza a Lalo y dice muy seria:
" A mi hombre ni tocarlo , es todo mío"
Es Lorena la que responde entre risas:
"Niña, eres un volcán, contrólate que puedes acabar con mi paisano"
Al cabo de un tiempo, las españolas se levantan , les besan y marchan a su habitación.
Solos , abrazados, besándole Elena pregunta.
"¿ Es lo que vos querías?. Todo lo he hecho por vos."
Para sus adentros piensa que ha roto un tabú que le pesaba y que va a casarse con ese hombre.