Aprendiendo de una madura (5)
Mi primera vez...con mi maestra
Del capítulo anterior…
— No te impacientes…todo llegará…todo a su tiempo. Mi marido y yo hemos descubierto que tengo otro agujerito, mucho más prieto y más caliente donde meterla…mi culo—
— Hoy te vas a follar tu primer culo. ¿Qué te parece? ¿quieres probar, no? —
— Claro, claro…por supuesto… estoy aquí para aprenderlo todo— le respondo tan alterado que apenas se me entiende lo que digo.
Capítulo 5 - “Mi primer anal”
Con la habilidad que caracteriza a alguien que lo ha hecho muchas veces antes, amontona las almohadas y algún cojín extra sobre la cama, se echa encima sobre ellos apoyándose sobre el vientre y los hombros.
Queda haciendo un cuatro pero con el cuerpo perfectamente apoyado y el culo bien levantado.
Tengo delante de mi unas nalgas impresionantes, rollizas, carnosas… que cualquiera estaría dispuesto a poseer, y yo soy el afortunado. ¿Quién me iba a decir que mis primeras experiencias en ciertos temas iban a tener como protagonista una mujer madura amiga de mi madre?.
No es una tía buena como se ve en la publicidad, ni es joven…tampoco es especialmente guapa… tampoco lo contrario, es una mujer normal, de una edad, pero hermosa. Mi vecina es una “señora mujer”… con un cuerpo lleno de vida… mucho amor a repartir…y muchas cosas a enseñar. ¡Que suerte estar ahí…y que ella me haya elegido!.
Me pongo de rodillas frente a ese impresionante culo, lo contemplo, lo disfruto por anticipado…va a ser mío haciendo caso a la invitación de su dueña. Me siento excitado y algo nervioso, va a ser mi primer anal por lo que estoy lleno de incertidumbre y curiosidad.
Antes de empezar no me puedo resistir a tocarle las nalgas, pasando la mano por los dos cachetes, por la raja del culo hasta llegar a su húmeda y resaltada vagina. La señora Herminia culea complacida al sentir que me regodeo acariciando su culo que parece hecho de seda.
Se me humedecen los dedos con su flujo vaginal y me parece buena idea restregar los dedos entre los cachetes a la altura del ojete. Hecho esto, me acerco a ella, sujetándome la polla para que esta pueda rozar entre sus labios y así recibir una buena dosis de líquido.
— Si, siii…cariño… lo estás haciendo muy bien… mójalo todo— me aconseja al sentir mi polla entre sus piernas frotando sobre su vagina.
Oír sus palabras me anima y me da confianza, va a resultar que soy mejor amante de lo que pensaba. Aparentemente mis temores eran infundados y la cosa va viento en popa.
Pongo una mano en la cadera para afianzarme mejor, con la otra me la cojo la dirijo hacia la raja del culo, me acomodo para ponerme bien enfrentado a ella.
Tras un instante de emoción contenida empujo hacia delante con intención de clavar mi estaca en su hermoso culo. Por un momento pienso que debe ser como cuando el tren entra en el túnel, completamente guiado y sin esfuerzo, o como el agua de una pica que busca y encuentra el agujero del desagüe por donde irse sin dudas ni retrasos.
La realidad es que empujo y lo único que consigo en aplastar el capullo hasta deformarlo y que me duela. Me echo hacia atrás y lo vuelvo a intentar… con el mismo resultado. Me retiro completamente, me la cojo la dirijo de nuevo y aprieto lentamente pero con decisión. Estoy nervioso y quiero quedar bien, ahora no puedo fallar.
Desgraciadamente la sensación de que no he atinado me invade y empiezo a sentirme mal, mi inexperiencia me tiene cohibido, no es tan fácil como pensaba. Al fin, después de empujar varias veces sin éxito, noto como mi polla se desliza entre sus carnes prietas y se impregna con sus flujos.
¡Uhmmm!, que gustito…lo he conseguido…su culo me envuelve y me da su calor. Ahora, con gran euforia le doy varios empujones seguidos, para que note la potencia y dureza de mi sexo entre sus carnes. Pongo las dos manos sobre sus caderas, la cojo con firmeza y me dispongo a romperle el culo con mis embestidas.
— No, cariño…por ahí no…más arriba… te estás equivocando… no es ahí— me advierte al tiempo que mueve sus caderas para desembarazarse de mis empujes.
¡Tierra trágame!... se ha puesto de manifiesto mi falta de experiencia, soy un perfecto novato. Me echo un poco hacia atrás, veo mi polla completamente mojada pues se había colado entre los labios de su vulva. De forma apresurada, sin tiempo para corregir el error vuelvo a la carga para obtener idéntico resultado, mi miembro tropieza y no encuentra el camino.
Herminia se moja la mano con sus propios fluidos y la lleva hasta que se sus dedos humedecen completamente el ojete. Veo como con cuidado de mete la yema del dedo índice, luego mas profundamente hasta hundirlo al completo. Hace un mete y saca que me deja boquiabierto. Con cada movimiento el culo parece relajarse y abrirse un poco mas.
Entrelaza el dedo medio con el índice para poder meterlos ambos al mismo tiempo. Otro mete y saca para dejar bien preparado el camino. Luego, a tientas me coge la polla y la encara correctamente frente a ano. Arquea un poco el pubis y me dice mientras me sujeta con su mano:
— Aprieta ahora….poco a poco… asiiii…un poco mas… aflojaaaa… empuja— me grita al tiempo que da un empujón hacia atrás que hace que mi capullo supere con éxito el anillo que le impedía avanzar.
Es la primera vez, mi glande está dentro… apretado, envuelto, sujeto por una abrazo ardiente. La sensación es maravillosa, siento que tengo la punta metida en el paraíso.
— Cariño mio…ahora tienes que empujar y aflojar…empujar y aflojar…hasta que me la metas toda. Quiero que la metas a fondo— me dice entre resoplidos de placer.
Sigo sus indicaciones comprobando que a cada empujón la penetración se va haciendo mas profunda. Siento que su cuerpo se abre a mí, lentamente, dejando que avance sin poner obstáculos y rodeándome al mismo tiempo con ardiente abrazo.
Ahora si que me siento el rey del mundo, ensayo distintos ritmos, distintas amplitudes gozando como nunca del aterciopelado roce y del calor infinito.
La vecina me ve bien encaminado y decide llevar su mano a su entrepierna para acariciarse el clítoris mientras yo sigo bombeando con energía, haciendo crujir la piel de su culo en cada embestida.
Los dos estamos cautivos de nuestras sensaciones mas explosivas, ella con un frote frenético sobre el coño, y yo moviendo todo mi cuerpo adelante y atrás para darle todo lo fuerte que puedo a ese culo tan hermoso que tengo delante.
— Uffff, ¡Qué duro me das!...me encanta… cómo echaba de menos una cabalgada así…—
— Si, siiiii, siiii… me vieneeee— me dice tratando de hacerme ver que es el momento de darle con todo, a máxima potencia…sin descanso
— Siii…dale cabrón mío…duro, duro…asiii— insiste aumentado el ritmo del movimiento de su mano y acompañando mis movimientos con su culeo para que los impactos sean cada vez más salvajes.
Yo no quiero quedar mal, contengo mis ganas de correrme todo lo que puedo y sigo bombeando como un desesperado. Hoy este culote es mío y lo voy a disfrutar a tope, me digo para mí.
Los gritos de placer de mi vecina entran por mis oídos y me taladran el cerebro, ella esta disfrutando mucho y yo me siendo como un verdadero semental cubriendo a su yegua. El mete y saca dura varios minutos hasta que la señora Herminia se funde dejando ir una bocanada de liquido que moja sus piernas y las mias.
Entre gritos y gemidos de placer me dice:
— Me has llevado al mismo cielo… vaya corrida tan rica que me has dado…que buen chico eres… que manitas las tuyas…y que buen aprendiz he encontrado—
Oír eso de sus labios me llena de orgullo y satisfacción, ha llegado el momento de dejarme ir y correrme sobre el culo de mi instructora. La saco retirándome lentamente hacia atrás…la tengo enorme…nunca la había visto así…brillante…gorda… y dura como un palo. Con unos meneos bastará para correrme muy a gusto.
— ¿Qué haces mi niño?... ¿me vas a quitar el placer de sacar tu lechecita con mi boca? La quiero toda para mi…y me la tragaré como si fuera miel del cielo— me dice al darse la vuelta y ver que me empezaba a dar meneos yo mismo.
A continuación se sienta junto a mi mientras permanezco de rodillas sobre la cama, me mira a la cara con lujuria para luego centrar su vista en mis genitales. Enseguida me toma y me hace una mamada como nunca imagine que pudieran ser.
Deverano.