Aprendiendo con mi tia

Un verano aprendi con mi tía. Continuación de Loco por mi Tía.

APRENDIENDO CON MI TIA

Continuación de "Loco por mi tía".

Continuamos las vacaciones en Salou en casa de mi tía Sara y mi primo Raúl.

Con 18 años estaba con las hormonas a 100. La espiaba cada noche de madrugada en su cuarto. Mi tía dormía desnuda para aliviar un poco el calor sofocante y yo me deleitaba cada noche con sus curvas y con su cuerpo, masturbándome en su presencia cuando ella dormía.

Verla en la playa en topless no ayudaba precisamente y mi obsesión por ella crecía cada día más.

Raúl se había apuntado a jugar al futbol dos días a la semana, yo con un brazo roto a veces había ido como espectador.

¿Santi, no me acompañas hoy al partido?

No gracias, no me apetece y todavía no me he duchado.

Raúl cogió la bolsa de deporte y se fue.

Tía me voy a duchar que todavía voy con arena de la playa. Mi tía estaba con la bata, preparando cosas en la cocina.

Me puse el plástico que recubría la escayola del brazo derecho y me fui a duchar. El agua tibia corría por mi cuerpo y con una sola mano era difícil hacer un aseo adecuado. Mientras intentaba poner jabón en la esponja se me cayó el bote al suelo.

Mierda! Me sentía realmente torpe.

Tras la cortina oí como Sara entró en el lavado.

Santi, ¿necesitas ayudas?

Nada tía se me ha caído el bote de jabón fuera de la ducha y no alcanzo.

Se agachó a recogerlo.

Yo me di instintivamente la vuelta cuando ella corrió la cortina.

Anda, no te preocupes, yo te ayudo. Con la cantidad de veces que te lavé cuando eras crío!

Puso champú en mi pelo y empezó a frotar con suavidad. Iba dando vueltas a mi pelo masajeando mi cabeza. El agua corría y se escurría por la entrepierna, formando un hilo de agua.

Si que tenías arena. Con un solo brazo no te puedes limpiar bien y menos la espaldas. Me estoy poniendo la bata empapada, espera que me la saco para no mojarla.

No me atreví a darme la vuelta, de reojo vi el conjunto negro de ropa interior. Un sujetador sencillo, que casi no llegada a taparle los pezones. Las tetas peleaban por salir y liberarse del sujetador. Las bragas tenían una tira de encaje y era de tipo bajo. Bien ajustadas y bastante sexis.

Empezó a frotarme la espalda. Primero los hombros, bajando por los omóplatos, notaba como el jabón se iba escurriendo por mis glúteos y por la raja del culo.

Cuanta arena, te has llevado media playa.

Pensar que tenía semejante hembra a escasos centímetros de mí, casi desnuda y dándome un masaje con una esponja me estaba excitando. No podía evitar pensar en las pajas nocturnas que me hacia mientras dormía.

Tienes el culo lleno de arena. Has estado sentado en la orilla del mar mucho rato.

Empezó a enjabonarme en la raja del culo. Pasaba la esponja desde el final de la espalda hasta en principio de los cojones. Yo abrí las piernas para facilitar la limpieza. Pasaba una y otra vez. Se me estaba empezando a empalmar el pajarito. No lo podía evitar o no lo quería evitar.

Nunca te he dicho que tengo el sueño muy ligero. Me despierto con cualquier ruido que se haga de noche.

Glups!!! Me quedé de piedra

Dejó la esponja que cayó al suelo y siguió enjabonando con la mano, recorría toda la raja del culo, circulaba el esfínter y llegaba hasta la base de mis cojones.

Vaya, vaya, a si que te creías que estaba dormida. Hace tiempo que tenía ganas que coger a un yogurcito como tu.

Empezó a dibujar círculos alrededor de mi ojete, recorriendo los pliegues. Yo me estaba poniendo excitadísimo. Incline la espalda hacia delante para facilitar la exploración anal. Hundió un dedo en mi trasero, con la lubricación del jabón y el agua no le costó mucho entrar.

El nabo dio un brinco hacia delante y ella empezó a entrar y salir con el dedo de mi agujero. Me incliné más hacia delante, sacando hacia atrás mi culo, quería facilitar la penetración.

Con la otra manó alcanzó a acariciarme por primera vez mi verga. Estaba dura y la recorrió con la mano desde la base hasta el prepucio.

Vaya, vaya pero que tenemos aquí. Si estás en plena forma. Esto no lo podemos dejar así, te puede dar una embolia.

Sacó el dedo de mi culete y me diola vuelta. Yo me dejaba hacer.

Madre mía, menudo instrumento.

Se arrodilló delante de mí, la ducha le mojaba el pelo y salpicaba por el suelo. Acercó la cabeza a mi entrepierna y abrió la boca. Se tragó todo el nabo de golpe.

Empezó a chupar con deleite, recorría toda mi polla desde la base, hasta dejarla casi toda fuera y se la volvía a tragar entera. Con la mano me iba sobando los cojones.

Menudas tetazas tienes. Las acaricie y las libere de su prisión. Salieron del sujetador en una explosión de abundancia y me dedique con mi mano a acariciar los pezones.

Estaba muy excitado y la lengua de mi tía estaba haciendo un trabajo sublime. Noté como se me hinchaba la polla y mis huevos se contraían, la agarre con la mano la cabeza y la aprisione hacia mi boca, una explosión de semen invadió su boca.

Aarrrggggg, que gusto.

Siguió lamiendo hasta dejarla bien limpia.

Menudo yogurcito, si que te has corrido rápido. Anda sal que te seque.

Me cubrió con la toalla y me seco.

No me vas a dejar así. Ven conmigo.

Me guió hasta su cama. Ella misma se saco las bragas y el sujetador.

Es mi turno, ven. Chúpalo. Cómetelo.

Me estiró en la cama y me hizo ponerme con la cabeza entre sus piernas. Su sexo olía a playa, a mar, a hembra. Me tuvo que guiar, nunca había hecho un cunnilingus antes. Poco a poco fui aprendiendo a saber donde poner la lengua.

Aquí, aquí, sigue chupando así.

Ella también se corrió y yo me había vuelto a trempar.

Caray, ya estas listo otra vez. Ven pequeñín.

Sacó un preservativo de la mesita de noche y me lo puso.

Ponte encima, móntame.

Su coño estaba muy húmedo y entró con facilidad.

Dame caña. Dame fuerte. Haz que me sienta mujer.

Aquello me excitó mucho, empecé rápido un vigoroso mete y saca, con gana de volverme a correr. Tarde un poco más. Mi tía seguía animándome.

Pero que vigor, dame más, dame más. No pares. Ohhh!

Me corrí de nuevo y nos quedamos relajados. Nos duchamos juntos antes de que volviera Raúl. Era el hombre más feliz de la tierra.

Seguí varios días con la rutina de los días anteriores. Diciendo a Raúl que me quedaba a ver la tele y visitando cada noche el cuarto de mi tía. Ella me esperaba desnuda en la cama y me enseñó casi todo lo que se de sexo. Practicábamos de todo hasta altas horas de la madrugada. Después yo regresaba a mi cama a dormir desnudo y relajado.

Una noche quise hacerlo con la luz encendida, y mientras estaba follando con mi tía creí ver una sombra que nos espiaba por la abertura de la puerta.

Continuara