Aprendiendo con maduros (5)
Nuria le hace un regalo muy especial a Carlos como despedida.
El tiempo habia pasado casi sin darme cuenta. Eran ya dos años desde que empece mi relacion con Carlos y en mi vida habian pasado otras cosas importantes. Habia terminado mis estudios de turismo y tuve la suerte de encontrar trabajo en un importante hotel de la ciudad. Empece como recepcionista y chica para todo pero al poco de cumplir 24 años me ofrecieron un puesto como ayudante de relaciones publicas. Acepte y a mis 25 años que tengo ahora me he convertido ya en la relaciones publicas del hotel, un trabajo bien pagado pero con horarios raros y donde trabajar los fines de semana se ha convertido en algo normal. Por su parte Carlos habia cumplido los 61, una edad maldita que me llevo a una situación de tristeza de la que me costo recuperarme. Carlos me llamo una tarde para vernos en el merendero de un monte cercano. Cuando ibamos en su coche su cara mostraba que algo no iba bien. Se me pasaron mil cosas por la cabeza... una enfermedad, problemas con su negocio, algun problema con alguno de sus hijos... pero la realidad iba a ser mucho mas cruel. Ya en el merendero le pregunte que le pasaba y Carlos solto la bomba: tenia suficientes años cotizados como para jubilarse y habia prometido hace tiempo a su esposa que cuando se jubilara se irian a vivir al sur a un pueblo tranquilo y cerca de la playa. Senti como una puñalada atravesaba mi corazon, estaba triste, con muchas ganas de llorar, de gritar, de golpear a lo primero que se me pusiera por delante. Me apetecia estar sola asi que le pedi que me llevara a casa. Me encerre en mi habitación y me pase toda la noche llorando.
Estuve tres dias sin ver a Carlos. Me quedaban dos opciones: seguir llorando hasta que se marchara o aprovechar con el hasta el ultimo minuto de los dos meses que le quedaban en la ciudad. Me decidi por lo segundo y aunque no lo tenia muy claro ahora me he dado cuenta que tome la decisión correcta. El dia de la despedida se acercaba y queria que Carlos volviera a tener una experiencia inolvidable para que me recordara. No me anduve con rodeos y se lo pregunte directamente: Carlos me dijo que habia una cosa que siempre habia querido hacer pero no se atrevia a pedirme. Queria que una persona con la que en su dia monto un negocio que no funciono se muriera de envidia. Una persona a la que el éxito le habia sonreído en forma de dinero pero que en cuanto al amor y al sexo no le habia dado ninguna alegria. Queria que follaramos delante suyo, Carlos y yo, mientras su amigo solo podria mirar. Inicialmente la propuesta no me atrajo demasiado pero quedaban 4 dias para su marcha y no tenia fuerzas para negarle nada.
El dia llego y como siempre Carlos habia preparado todo hasta el ultimo detalle. Habia hablado con su amigo Antonio para quedar, habia pagado para alquilar un reservado en una discoteca de ambiente y me dio dinero para que comprara un vestido sexy. Me dijo que tenia que estar espectacular para la ocasión y que mi actitud hacia el en el reservado deberia ser de entrega total, algo que por otra parte no me supondría ningun esfuerzo ya que siempre me entregaba en cuerpo y alma a el. Nos citamos el sabado en la discoteca a las 11 de la noche. Me presente con un vestido blanco con tirantes finos, completamente ceñido al cuerpo y muy cortito ya que solo llegaba a tapar unos pocos centímetros por debajo de mi culo. Tanga blanco, zapatos de tacon de aguja, maquillaje suave y a juego con la ropa y unas gotas de perfume. Cuando me vio Carlos me guiñó el ojo en señal de aprobación mientras que Antonio se quedo con la boca abierta. Estuvimos charlando un rato y Carlos llevo la conversación al tema del sexo. Carlos le contaba todas nuestras aventuras para darle envidia algo que Antonio escuchaba con atención y cierta incredulidad. Finalmente Antonio le dijo que no se terminaba de creer todo lo que le contaba, a lo que Carlos le contesto que se lo si queria lo podria comprobar in situ en uno de los reservados de la discoteca. Antonio se rio y dijo que yo no me atreveria, algo que me dolio en el orgullo y ante lo que reaccione tomando la mano de Carlos y diciéndole: "¿vamos y se lo demostramos?". Mi respuesta dejo perdido y boquiabierto a Antonio. Carlos le invito a venir y le explico las condiciones: podria mirar pero no participar y nada de tocarme a mi.... a lo sumo pajearse el solo pero a una distancia prudente. Antonio acepto y nos dirigimos al reservado.
El sitio era mas amplio de lo que me esperaba. Poca luz, un sofa de dos plazas, un sillon individual, TV de plasma con DVD incorporado, un mini-bar y musica ambiente. Antonio se sento en el sillon y Carlos en el sofa. Decidi yo tomar la iniciativa para que su amigo se muriera de envidia. Me sente encima de Carlos y comence a besarle mientras me movia rítmicamente restregando mi coño contra su polla hasta ponerla bien dura. Fui desabrochando los botones de su camisa, acariciándole con mis manos, besando su pecho lamiendo y mordiendo sus pezones hasta llegar a su ombligo. Me arrodille delante suyo, le quite los zapatos y los calcetines, bese sus pies, subi con mis manos hasta desabrochar su cinturón, su pantalón y quitárselo para dejarle con unos boxers blancos bien ajustados que dicho sea de paso me encantaban como le quedaban. Meti mi mano en su boxer y comence a acariciarle su verga. Me incorpore un poco, y con la ayuda de mis manos y mis dientes le quite el boxer hasta dejarle desnudo. Me sente a su lado, incline mi cuerpo para que Antonio pudiera ver perfectamente como se la mamaba y empece a comérsela mientras Carlos metia su mano por el vestido y me manoseaba las tetas y pellizcaba mis pezones.
Antonio contemplaba la escena alucinado. Para entonces ya se estaba acariciando por encima del pantalón y habia comenzado a desabrochárselo. Yo le estaba dando a Carlos la mejor mamada de mi vida. Lamia sus huevos, masturbaba su tronco, besaba su punta, la envolvia con mi lengua y me la comia enterita para notar como llenaba por completo mi boca. Estuve un rato hasta que Carlos decidio pasar a la accion. Me puso de pie delante suyo, levanto un poco mi vestido (no me lo quito mientras duro todo) y me arranco el tanga de un tiron seco para lanzárselo a Antonio que ya se estaba tocando con su polla fuera. Sentado en frente de mi Carlos me comio el coño un ratito para sentarme de nuevo encima suyo y penetrarme con dulzura. Cuando me la metio por completo agarro con sus dos manos mis nalgas y comenzo a moverme hacia arriba ya abajo hasta que encontre el ritmo adecuado. Estaba ya muy excitada asi que comence a cabalgarle cada vez con mayor intensidad hasta que mi cuerpo noto los espasmos de un orgasmo delicioso. Carlos no me dejo ni recuperarme. Saco su polla, me puso a cuatro patas en el sofa y comenzo a lamerme el ano y a jugar con sus dedos dentro de el. Lo que iba a venir era evidente. Apoyo la cabeza de su verga en mi ano y empezo a empujar despacio hasta que me la clavo entera. No me dolio tanto como otras veces y esta vez la sensación desagradable paso rapido. Carlos embestia mi culo con fuerza, agarrandome con una de sus manos mi cadera mientras que con la otra me daba estirones de pelo y azotes. Antonio nos miraba y se pajeaba a una velocidad de vertigo.
Después de follarme el culo un rato Carlos la saco, se sento en el sofa y me dijo: "Arrodillate y termina como solo tu sabes. Si fueras una puta de verdad hoy te hubiera pagado el doble de tu tarifa". Me arrodille y termine mi trabajo con una mamada dulce mientras le miraba a los ojos. Carlos se corrio como un autentico macho. Mi boca no era capaz de recibir tanto semen y se comenzo a derramar un poco por mis labios. Me sente al lado de Carlos y me pase el semen por mi boca y me lo trague. Luego saque me lengua y apreoveche el semen que quedaba en mis labios mientras miraba a Antonio quien ya no pudo mas y se corrio encima de mi tanga que todavía conservaba en su mano izquierda. Nos limpiamos y estuvimos un rato en el reservado tomando algo. Antonio no sabia que decir. Miraba a Carlos de una manera que denotaba envidia, algo que Carlos percibio y que le hizo tremendamente feliz.
Al dia siguiente volvimos a quedar en el merendero a la tarde. Casi no sabiamos que decir. Era la triste despedida. De mis ojos no dejaban de caer lagrimas mientras Carlos me abrazaba y me intentaba tranquilizar. Estuve mas de dos horas llorando y abrazada a el hasta que llego el final. Le regale un reloj a Carlos para que se acordara de mi siempre que mirara la hora. El respondio con un beso en mi frente, un beso que me parecio el mas romántico, tierno y maravilloso que jamas me hayan dado. Fui a mi casa y me pase la noche (y tambien los dias siguientes) llorando como una desconsolada. Al dia siguiente me levante temprano y fui al garaje de Carlos. Me escondi en una esquina de la calle y espera hasta que salio su coche y marchaba con su esposa en el asiento del copiloto. Volvi a llorar amargamente durante todo el dia. Desde su marcha hablo con Carlos por telefono y los dias 15 de cada mes me manda una rosa para que no me olvide de el. Lo que no sabe (o quizá si) es que aunque no me mandara la rosa seria imposible que su recuerdo se borrara de mi mente.
Desde entonces me concentre exclusivamente en mi trabajo en el hotel. Los dias eran largos, el recuerdo de Carlos demasiado reciente pero lo cierto es que el tiempo cura heridas y poco a poco me fui sobreponiendo a la tristeza. Sin Carlos a mi lado tenia claro que debia rehacer mi vida y que los hombres maduros debian formar parte de la nueva Nuria. Asi fue como comence a conocer mas hombres, la mayoria de ellos clientes del hotel y con los que he pasado momentos deliciosos que os contare en el proximo capitulo.
Gracias por vuestros comentarios a los anteriores relatos. Podeis seguir mandándolos a: enuriah@hotmail.com