Aprendiendo con el vecino V
Metí un dedo por la cinturilla de su pantalón y le aproximé a mi. Luego le desabotoné, le bajé la cremallera y a continuación tire de sus pantalones que cayeron hasta sus tobillos. Se quedó en calzoncillos que estaban estampados con dibujos de Spiderman.
El verano se acabó y volví a mi rutina. Me acordaba constantemente de mis encuentros con el vecino y me mataba a pajas
rememorándolos
. A veces nos cruzábamos en el portal pero me evitaba y se negaba a subir conmigo en el ascensor.
Me planteé buscarme un rollete en el colegio con algún amigo o incluso con un cura baboso que se comentaba que era sarasa. Pero abandoné la idea enseguida. Si mis compañeros se enterasen de mis gustos sabía que me harían la vida imposible y el viejo cura la verdad es que no me atraía nada.
Así que me tuve que conformar
meneándomela
como un mono en solitario. Pero necesitaba el contacto de otra polla, mas cuando mis compañeros corrían desinhibidos en las duchas del gimnasio bamboleando sus rabos adolescentes. Alguna vez pasé un apuro cuando mi picha se empinó al ver una polla que me gustaba.
El día que al fin nos dieron las vacaciones de Navidad al entrar en el portal de mi casa me encontré esperando al ascensor a Pedrín, el hijo de mi vecino. Me puse a su lado esperando la llegada del elevador.
- Hola Juanito - me dijo el chico sonriente.
- Hola Pedrín - le contesté devolviéndole la sonrisa.
Mientras subíamos no cesaba de mirarme. Al fin armándose de valor me dijo
- ¿Quieres subir a mi casa a jugar un rato al ordenador?
- Gracias pero no quiero dar la lata a tus padres - le contesté.
- Están los dos trabajando y no vendrán hasta la noche - se apresuró a añadir para animarme.
- Bueno entonces sí. Mis padres también están trabajando - le contesté.
Tras entrar en la casa me condujo hasta su habitación. Puso un taburete al lado del sillón-gaming y encendió el ordenador.
- ¿A qué te apetece jugar? - me preguntó amablemente.
- Me vale cualquiera. Me gustan todos - le contesté
- Vale vamos a jugar a este. Voy a por el mando de juegos de mi hermano.
- ¿Tu hermano? No lo usará él. - le dije nervioso al acordarme que tenía un hermano mayor.
- Hoy se ha ido a esquiar con sus amigos. Así que estoy solo.
Mientras buscaba el mando sonreí satisfecho. Como deseaba estaríamos los dos solos.
Jugamos durante una hora y le di una buena paliza.
- ¿Quieres jugar a otro? - me dijo un poco humillado por su derrota.
- ¿Y si buscamos algo por internet? - le sugerí.
- ¿Buscar el que?
- Tías en pelota - le sonreí
cómplice
. * ¿Y no se enterará mi padre? * No hombre no. Yo se como hacerlo para que no se enteren. ¿Quieres o no? * Bueno vale.
Tecleé una web que conocía y aparecieron un montón de mujeres desnudas. Pedrín miró la pantalla y luego me miro a mi ruborizándose.
- ¿Te gusta? - le pregunté
guiñándole
un ojo. * Si - me dijo no muy convencido. * Mira que tetas y que coños tan peludos - le dije intentando calentarle. * Ya - me respondió sin mucho entusiasmo. * ¿Nunca has visto una peli porno? * No * ¿Y te gustaría? * Vale.
Quería confirmar mis sospechas del día que le conocí. Y busqué una página en la que salían unos tíos buenísimos con unos rabos descomunales. Cuando le di al play una rubia tetona empezó a masturbar y a chupar una polla descomunal. Ahora no miro hacia mí, sus ojos estaban clavados en la pantalla. Parecía que los rabos le ponían más que los chochos.
- ¡Qué pirula tan grande! - exclamó admirado
- Las he visto mayores - le dije ufano de mi experiencia.
- ¿Mayores?
- Si más grandes y más gordas. Sobre todo de negros.
- ¡Jope!
Cuando el macho pollón se la empezó a clavar por el culo a Pedrín casi se le salen los ojos de las órbitas.
- ¡Pero si se la está metiendo por el culo! - exclamó admirado.
- Si claro
- Eso debe de doler mucho, no.
- Que va da mucho gusto.
- ¿Y tú cómo lo sabes? - me dijo mirándome sorprendido.
- Lo se. Además no ves como chilla esa tía de gusto y le pide que la folle mas duro.
Durante minutos el muchachito estuvo eclipsado viendo la tremenda enculada que le estaban dando a la rubia.
- ¿Qué,
te mola? - le dije mientras mi mano acariciaba su pierna. * Siiiiiiiiii
Le miré el paquete y pude observar como su picha tiesa se marcaba en la tela.
- Ya se ve, tienes la picha tiesa.
Bajo la cabeza y se miró el bulto. Luego miró hacia mí con cara compungida.
- Que no te de vergüenza a todos los hombres nos pasa lo mismo.
- Es que….
- ¿Qué
pasa que nunca se te había puesto tiesa? - le dije con una sonrisa picara. * Si pero…….. * Y no te la tocas. Bueno que si no te haces pajas - le dije con mirada cómplice. * Bueno yo…. * ¿Y nunca te le ha meneado otro? - dije * ¡No! - me dijo asustado. * Pues da mucho gusto.
Y acompañando mis palabras le agarré el pene a través de la tela de pantalón y le apreté con fuerza. Pedrín suspiró profundamente.
- ¿Quieres que yo te haga una paja?- le dije con la mejor de mis sonrisas.
- ¿Lo harías? - me dijo pletórico.
- Si tu quieres
Confirmó repetidas veces con la cabeza. Tal como había pensado aquel chaval quería rollo desde la primera vez que nos habíamos visto.
- Ponte de pie - le ordené mientras yo hacía lo mismo.
Metí un dedo por la cinturilla de su pantalón y le aproximé a mi. Luego le desabotoné, le bajé la cremallera y a continuación tire de sus pantalones que cayeron hasta sus tobillos. Se quedó en calzoncillos que estaban estampados con dibujos de Spiderman.
Le empecé a frotar a través de la tela. Pedrín suspiraba y me miraba rendido ante mis caricias. A continuación metí la mano en su calzoncillo y le agarre la pollita. De nuevo suspiró.
- Quítate los calzoncillos - le ordené.
Rápidamente se quitó pantalones y calzoncillos arrojándolos sobre la cama. Le cogí entonces la verga y empecé a meneársela mientras le acariciaba los huevillos. Tenía un pene aún a medio desarrollar, blanco, suave y liso; donde no se observaba todavía ninguna vena marcada. Y su pubis aún estaba prácticamente lampiño, solo tenía unos pelillos rodeando la verga. No es que yo tuviese muchos pelos pero algo más que él si.
- La tengo pequeña ¿Verdad? - me dijo al ver cómo le miraba la verguita.
- Bueno normal para tu edad. ¿Quieres ver la mía?
- Si - me dijo ilusionado.
Me bajé los pantalones y calzoncillos dejándolos a media pierna. Mi rabo estaba a media asta todavía.
- Es más grande - me dijo admirado.
- ¿Quieres medirlas?
- Vale
- Pues entonces vas a tener que
meneármela
un poco para que crezca.
Le cogí su mano y ayudado por la mía comenzó a masturbarme. Enseguida se me puso como una piedra. Aquella mano suavecita era una delicia, ahora entendía a Román.
Me aproximé acercando mi capullo a su entrepierna y cogiendo las dos pollas juntas las medimos. La mía era unos centímetros más larga y sobre todo más gorda.
- Enseguida la tendrás como la mía - le animé
- ¿Si?
- Si hombre si, y a los dos nos va a crecer mucho mas no te preocupes. - le tranquilicé.
- Y si nos hacemos una paja - añadí.
- Venga sí - me contestó presuroso.
Le agarré la polla y comencé a cascársela suavemente. El hizo lo propio meneándome el rabo imitando mis movimientos.
- Te gusta como te lo hago - le dije sonriéndole.
- Si mucho ¿Y a ti?
- Mucho. Lo haces muy bien.
Daba gusto tener aquella carne sedosa entre mis manos al igual que sentir mi polla acariciada por la suave mano de Pedrín. Tenía la mota coloradita cubierta casi completamente por el prepucio. Como había hecho su padre conmigo empecé a bajarle el pellejo. Lanzó un pequeño gritito.
- Ayyyyyyyyyyyyyy
- Las primera veces duele un poco pero hay que conseguir que el pellejo deje la punta descubierta. Para que algún día puedas follar con alguien. - le expliqué tranquilizándole.
- Bájame tú el pellejo y
súbelo
, venga - le propuse.
Entonces mientras me masturbaba, lentamente le descubrí al fin el glande. Surgió una mota sonrosada que me encantó. Estuve a punto de agacharme y
metérmela
en la boca , pero decidí que era mejor ir despacio y no
asustarle
. Tiempo habría.
Incrementé el ritmo de la paja, el muchachito comenzó a sofocarse y temblar. Estaba a punto de correrse. Incapaz de continuar soltó mi polla. Se la meneé entonces con
brío
y vi como ponía los ojos en blanco. Apunte su picha a mi rabo y empezó a convulsionarse mientras me lo bañaba con su corrida. Debía de ser una de sus primeras veces porque mojó mi polla con un líquido casi transparente
- Mmmm Mmmm Mmmmm - gemía temblando mientras se venía.
Temiendo que se me cayese al suelo lo abracé para sostener su cuerpo tembloroso
- ¿Te ha gustado? .- le pregunté solicito.
- Sijjjj - me dijo aun en los estertores del
orgasmo
.
Yo seguía palote y empecé a frotarme contra su cuerpo.
- ¿Tú no has acabado verdad?
- No - suspiré
- ¿Quieres que te lo haga yo a ti ahora? - me preguntó agradecido.
- Si
Me aparté de su cuerpo y dejé que me agarrara la polla. Yo estaba ya apunto de caramelo.
- Menéamela más rápido - le ordené.
Entonces empezó a cubrir y descubrir mi capullo con rapidez. Sentí como mi rabo se hinchaba y empezaba a babear.
- Se te esta poniendo mas gorda y suelta baba - me dijo al verlo
- Si. Sigue, sigue. Estoy a punto de correrme .
La paja se hizo frenética mientras Pedrin desplazaba su mirada de mi cara desencajada por el placer a mi verga. Al fin estallé.
Mi polla escupió con
fuerza
y mi lefa salpicó su sexo y su barriga abundantemente. Después de tanta vigilia había sido una corrida de las que hacen época.
- ¡Anda lo tuyo es casi blanco! - dijo extrañado.
- Es leche de hombre
Con un dedo cogí un gran chorretón que resbalaba desde su barriga y se lo lleve a la boca. Pedrín la abrió sin oponer resistencia. Me chupó el dedo con deleite.
- Te gusta mi leche - le pregunté con una sonrisa picara.
- Si, mucho - me contestó mientras la paladeaba goloso.
- Bueno a lo mejor un día te la bebes directamente del rabo.
Insinuante volvió a chuparme el dedo.
- Pero que
hacéis
mariconcetes - sonó una voz.
Los dos miramos hacia la puerta. Un muchacho mayor nos miraba. Era el hermano de Pedrín.
Evidentemente dos chavales a calzón quitado y uno chupándole un dedo al otro tenía difícil excusa.
- ¿Qué haces aquí? - le dijo Pedrín a punto de romper a llorar.
- Ver como os hacías una paja - se
rio
su hermano. * ¿Pero no te ibas? * La estación se ha cerrado por el temporal. * ¿ Y hace mucho que llegaste? * Un rato. * Verás es que…. * Que os va el mariconeo, ya lo he visto - respondió muerto de la risa. * Julián
no le digas nada a papá y mamá - suplicó Pedrín. * Está bien. Pero a cambio me tendréis que hacer algunos favores. - nos dijo con una sonrisa de medio lado.
Me guiñó un ojo y cerró la puerta.