Aprendiendo con el vecino III
Sin darle tiempo a reaccionar me metí bajo las sabanas y me abalancé sobre su polla. Me la tragué de un bocado tal era el hambre atrasada que tenía verga.
Continuación de Aprendiendo con el vecino II
Aquel fin de semana había sido un sin vivir, mis padres se empeñaron en programar actividades familiares y no pude subir a casa de mi vecino. Al fin el lunes cuando se fueron a trabajar subí corriendo a casa de Román.
Tras picar repetidas veces nadie me abrió así que me volví a mi casa. Lo intenté otras dos veces a lo largo de la mañana pero no obtuve respuesta. Al fin caí en la cuenta de que trabajaba por turnos y una semana tocaba turno de día y otra de noche.
Me estuve toda la semana matando a pajas. Pero ansiaba el momento de que me la volviera a mamar. A veces me dedeaba el ojete recordando como me había gustado cuando me lo había hecho. Pero algo que me faltaba, el poder ver y tocar el pollón del vecino. No me podía quitar aquel cipote de la cabeza.
El sábado siguiente me escabullí pero de nuevo no tuve éxito. Igual ocurrió el domingo.
El lunes nada más que mis padres se fueron a trabajar subi escopetado a casa de Román. Pulse el timbre insistentemente hasta que oí una voz que gritaba dentro de la casa.
- Ya voy, ya voy. A qué vienen tantas prisas cojones
Cuando al fin abrió la puerta.
- Coño Juanito eres tú. ¿Como tan temprano?. Estaba en la cama - me aclaró.
- Lo siento - me disculpé.
- No importa. Pasa, pasa.
Entre en la vivienda y cerró la puerta.
- Anoche llegué tarde de ver la familia y me acosté a las tantas.
- Ya lo se. Vine ayer a ver si estabas
- ¿Si?
- Si y el sábado. Y algunos días por semana.
- Trabajé en turno de mañana.
- Fue lo que pensé.
- Bueno quieres jugar con el ordenador. Yo me vuelvo a acostar un rato.
- A lo mejor más tarde juego un poco.
- ¿Quieres entonces ver la tele? - me preguntó
- Yo también estoy cansado. Puedo acostarme un rato contigo.
Una sonrisa de medio lado se dibujó en su cara.
- Bueno anda vamos a la cama - me dijo mientras me palmeaba la cara.
En su habitación la cama estaba deshecha y un fuerte olor a hombre lo invadía todo. Se quitó la bata que se había puesto para ir a abrir y se quedó en pelota picada. Joder como me gustaba verlo desnudo aquel cuerpo poderoso y velludo me volvia loco y aquel cipotón que le colgaba entre las piernas no te digo.
- Puedo desnudarme yo también - le pregunté
- Por mi haz lo que quieras - me contestó mientras se metía bajo las sabanas.
En un pis pas me desnudé y me metí en la cama con él. Durante un rato nos quedamos un rato mirando al techo. El con los brazos tras la nuca dejaba ver los peludos sobacos de los que emanaba un fuerte olor a sudor de macho.
- ¿Y qué tal el finde?
- Bien
- Lo pasaste bien
- Si
- ¿Y follaste con tu mujer?
- Si
- ¿Mucho?
- Si mucho - me contestó estallando en carcajadas.
Me puse de medio lado mirándolo y comencé a acariciarle el peludo pecho. Era como acariciar un animal.
- Estarás entonces cansado. ¿No?
- Bueno un poco - me dijo mirándome mientras me sonreía.
- No tendrás entonces un poco de tu leche para mi ¿Verdad?
Empecé a deslizar mi mano hacia abajo a la búsqueda de su rabo. Cuando lo encontré lo estrujé con fuerza.
- Joder Juanito se ve que tienes falta de polla.
- Si estuve toda la semana muy caliente.
- Bueno te habrás hecho tus pajas ¿No?
- Si muchas pero no es lo mismo.
- Lo mismo que que - me dijo divertido.
- Que estar contigo.
Sin darle tiempo a reaccionar me metí bajo las sabanas y me abalancé sobre su polla. Me la tragué de un bocado tal era el hambre atrasada que tenía verga.
- Menuda zorra en que te has convertido chaval. En mi vida conocí a nadie que le cogiera adicción con tanta rapidez a las pollas. - me dijo.
Aparté las sábanas y me puse a horcajadas sobre su pecho . Quería ver aquella polla fabulosa que poco a poco se empalmaba en mi boca. Me la saque y le lambetee todo el sexo . Para luego volver a tragarme aquel sedoso fresón que me volvía loco. Para provocarle le mordí levemente el frenillo.
- Cabronazo no me muerdas el rabo - dandome una tremenda palmada en el culo.
De nuevo me la tragué y continué mamando sin pausa. Román empezó a magrearme el culo. Me estrujaba las nalgas y me las separaba haciendo que se me tensara el ojete. Joder que gusto me daba. Yo se lo agradecí con una garganta profunda que a punto estuvo de hacerme vomitar.
- Tranquilo hijo tranquilo. No te vayas a ahogar - se rio.
Dios ese dia su sexo tenia un olor especial, almizclado, sensul, montuno. Y su polla sabia más fuerte que la otra vez como a leche reseca.
- Tal vez no se haya lavado después del último polvo con su mujer - pensé.
Eso me puso mas burro.
Su dedo húmedo me tanteó el esfínter y poco a poco me lo fue clavando. Gruñi con la polla en la boca. Cuando me lo tuvo completamente enterrado comenzó un suave mete y saca. No se donde me tocaba allí dentro que me hacía trepidar. Estuvo un buen rato follándome con el dedo mientras lo removía en mi interior. Luego sentí más tensión y comprendí que me había metido otro.
- Ay - me quejé sacando la polla de la boca.
- Te hago daño - me preguntó.
- Un poquito - mentí.
- Bueno hay que acostumbrarse. Cosas más gordas pueden entrar por un ojete - carcajeo.
Me estremecí de solo pensarlo.
Proseguí chupando aquel pollón como poseído. Mi culo se fue acostumbrando y el dolor se mitigó. Cuando me metió un tercer dedo me dolió al principio pero enseguida me acostumbre al nuevo huésped. Me estaba dando tanto gusto que se me puso la picha como una roca. Me encantaba lo que me estaba haciendo con sus dedos. Era tal la excitación que tenía que de repente note como mi polla convulsionaba y mansamente fui eyaculando sobre su cuerpo. No era como otras veces, era algo continuo y prolongado.
- Anda el muy cabrón se ha corrido sin tocarse. Joder Juanito me parece que a ti te gusta que anden con el culo. Me parece que te va a encantar cuando te den polla.
Empezó entonces a follarme como loco boca y noté los primeros avisos de una venida inminente. Su nabo comenzó a hincharse y palpitar desbocado y de repente una continua descarga de lechazos inundó mi boca. Estaba disfrutando con todos mis agujeros como un loco.
Como la otra vez se la seguí mamando un buen rato hasta dejársela bien limpia . Luego me di la vuelta y me tumbé sobre su pecho. Mis labios buscaron los suyos y le di a beber su propia leche de mi boca.
Mientras nos acariciabamos nos quedamos dormidos.
Una sonora palmada en el culete me despertó.
- Juanito nos hemos quedado traspuestos
Estaba tendido encima de él y cuando intenté incorporarme sentí como si estuviera unido a su cuerpo.
- Joder nos hemos quedado pegados con tu leche. A ver si no nos podemos separar más.
Me reí divertido e hice fuerza para despegarme.
- Despacio cabrón que me vas a arrancar toda la pelambrera - protestó.
Cuando al fin lo conseguimos me aparto a un lado y se levantó de un salto.
- Venga a la ducha que estamos hechos unos guarros - me ordenó.
Corrimos divertidos hacia la ducha.
Ya bajo el agua empezamos a lavarnos el uno al otro. Me encantaba enjabonarle el cuerpo y sobre todo lavarle aquella verga magnifica que tenía entre las piernas. Era tan suave y sedosa cuando estaba dormida que parecía imposible que se pusiera como una piedra cuando se empalmaba. El me lavaba también y cuando me enjabonó el culete recordé cuando me penetraba con sus dedazos.
- Oye Román puedes decirme una cosa.
- ¿Qué cosa?
- ¿Duele mucho cuando te la meten por el culo?
- Bueno sí un poco.
- ¿Como con los dedos?
- Me teó que un poco más.
- ¿Y tú cómo lo sabes? ¿Se la has metido a alguien por el culo?
- Si
- Y a ti tambien te la han metido
- Una vez.
- Y no da asco
- ¿Por qué?
- Porque el culo está lleno de caca.
- Pero se lava bien, hombre.
- Pero… ¿Y por dentro?
- Por dentro también Juanito.
- ¿ Como?
- Vale ¿Quieres que te enseñe?
- Si
Cogio la manguera de la ducha desenrosco la cabeza y dejo solo el tubo. Bajó el volumen de agua y reguló la temperatura.
- Date la vuelta - me ordenó
Me busco el ojete con el dedo.
- Ahora te voy a enchufar la manguera. Aprieta bien el culo cuando yo te diga no se vaya a salir en la bañera.
Sentí el tubo en mi ano y como el agua comenzó a llenar mi interior. Cuando pensó que era suficiente me dijo.
- Ahora con el culo bien apretadito sale del baño y échalo en el váter.
Obediente obedecí cuando me senté y afloje mis esfínteres salió un chorro disparado en el retrete.
- Hala ven vamos a hacerlo otra vez
Volvimos a repetir la operación.
La tercera vez me dijo que lo soltase en la bañera. Yo mismo comprobé como el agua salía totalmente limpia y cristalina.
- Ves ahora estas limpiecito.
Salió de la bañera del baño y cogió una toalla. Cuando hubo acabado de secarse me secó a mi amorosamente.
- ¿ Y ahora me vas a follar? - le dije tímidamente.
- No. ¿Acaso quieres que te de por el culo? - me dijo.
- Bueno me gustaría probar - le dije sonrojandome.
- Pero Juanito mi polla es muy gorda y tu culo muy estrechito te va a doler mucho.
- Pues a veces echo cagarros más gordos que tu polla - le dije ufano.
Se rió.
- Ya pero es que tú eres todavía muy chico. Tiempo tendrás - intento convencerme.
- Ya soy pequeño para follar pero no para chuparte la polla - le dije enfadado.
- En menudo berenjenal me he metido - dijo golpeándose la frente.
Me miró circunspecto.
- Bueno ven te voy a enseñar otra cosa que también te va a gustar
- ¿El que?
- Ya lo verás.
Cogido de la mano me arrastró de nuevo a la habitación.
- Échate boca arriba y ponte este cojín debajo del culete - me indicó.
Rápidamente seguí sus instrucciones ¿Que me iría a hacer?.
Se subió a la cama, se arrodilló entre mis piernas y cogiéndome los muslos me levantó el culete dejándolo expuesto. Luego acercó su cabeza a mi trasero y sentí como su lengua se deslizaba por mi raja. Suspiré.
Empezó entonces a besarme y chuparme el ojete. Con la lengua me lo acariciaba. Yo estaba en la gloria con su roce. Poco a poco la punta fue introduciendo lentamente en mi, Madre que bien lo sabía hacer, era una delicia.
- Te gusta como te como el culo. - me dijo mirándome.
- Sijjjjjjjjjjjjjjj - exclame entre jadeos.
Volvió de nuevo a comermelo con fruición. A veces me lamia en esa parte tan sensible que tenemos entre las piernas entre el ano y los testículos cosa que me encantaba también.
Durante largos minutos me comio el culo con deleite. Alternaba mi ojete con mi polla que se la engullía entera. Su lengua entraba ya en mi flor dilatada y mi culo palpitaba frenético con sus avances.
Yo ya estaba a punto de caramelo.
Me metió entonces el dedo en el culo y empezó a frotarme en una parte que me hizo estremecerme.
- Ay ay me corro, me corro - Susurré entre jadeos
Y estallé en su boca. Se afanó en mamarme la polla mientras yo temblaba como un azogado.
- Has gozado - me preguntó.
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Una gota de mi leche resbalaba de sus labios.
Me abalancé sobre él y ahora fui yo quien libó mi leche de su boca.