Aprendiendo a vivir (VII)

El pasado siempre vuelve y tendría que enfrentarme a el... (leer capitulo 3)

En capitulos anteriores:

Mi relacion de puro sexo animal con Jesus pasaba por su mejor momento hasta que un dia los celos o no se el que pronto le dió a Jesus que por culpa suya tuve que irme de la resi a un piso con Marco. Por su parte, mi relacion con Alberto ya era inexistente...


A la semana de estar en el piso y aprovechando que esa semana era la semana del primer jueves universitario me animé a poner un anuncio de quedada cruissing en una pagina de contactos. El destino, es caprichoso y puede llegar a ser muy cruel a veces.

La verdad que puse ese anuncio sin mucha esperanza, no sabia ni la gente que entraba por esos lugares ni si alguien contestaría al mensaje de un chaval de 19 años que tenia por entonces, pero me equivoque de pleno. Cuarenta y pico mensajes tuve, la mayoría de ellos sin foto, esos los descarte de pleno. Y de los diez o doce con foto, aquellos de hombres de mas de 60 años los descarte y me quedé con 2 mensajes. Uno era de un mulato cubano con una poya gordísima y de unos 22 cm según la foto, cuerpo mazao, activo cañero según ponía el mensaje, además con piso, por lo que podríamos follar comodos y tranquilos. El otro de un hombre que estaba de paso por allí durante unos días y que quería quedar. Su poya era normalita no muy gorda y tampoco muy grande. Un físico decente con tripita, activo también y lechero. A ninguno se le veía la cara. Yo les respondi a los dos con una foto de mi culo y mi poya y les dije que ese jueves les mandaria confirmación de hora y sitio.

Pasaron los días por la uni. La cosa sin Alberto no era lo mismo, ahora iba a clase y luego a la cafeteria con los compañeros, vuelta a clase y a casa... Todos los dias a volver a casa le mandaba un correo diciendole que le echaba de menos. Luego veia a Marco y me olvidaba de Alberto.

Como ya relate brevemente Marco era gay y virgen, pero no porque fuera feo, o no hubiera tenido oportunidad al contrario, a pesar de ser gay, sus valores eran tradicionales, queria perder la virginidad con su chico perfecto, con el que pasara toda la vida. Quizás sea momento de contar un poco su historia...


Marco tenia 23 años en aquellos dias, era rubio, ojos verdes, 1,76kg y de complexion normal. Era un poco friki pero eso le daba encanto, pero sobre todo era una gran persona. Años atras, cuando empezó la universidad y llegó a la residencia, nadie sabia que era gay. Alli conoció en su año a un chico del cual se enamoró a primera vista. Aunque sabia con gran probabilidad que era hetero y que vacilaba a toda mujer andante, el nunca perdió la esperanza. Me contó que el ultimo jueves antes de navidades, en la residencia se hizo una cena especial, con lo que eso conlleva (vino, cubatas tras la cena, beber un poco de mas....). Cuando salieron de la resi por ahi de fiesta, hacia la discoteca y yendo un poco ya contentos, Marco aprovechó el momento para plantarle un beso en el cuello a ese chico que le gustaba. El chico lo debió de tomar como que estaba en el "pedo cariñoso" del alcohol. Cuando entraron a la discoteca, y tras el bajón de ver como el chico de tus sueños pasa de ti y se enrollaba con una chavala delante de el, Marco volvió solo a la residencia.

Se encerró en su cuarto y se metió en la cama. A las horas le llamaron a la puerta. Marco, medio dormido se levantó y abrió. Era aquel chaval. El chico le preguntó que si estaba bien, que estaba preocupado porque se habia ido super pronto de la discoteca. Marco le respondió que solo estaba cansado, y antes de despedirse el chaval le plantó un beso en los labios a Marco y se fue.

Al dia siguiente, se encontraron en la sala de la television, el chaval le pidió que de lo que pasó anoche que se olvidara que el era hetero y que iba borracho. Eso le hizo mucho daño a Marco y fue cuando decidió entregarse solo a un chico que valiera la pena.


Yo, obviamente todo eso lo sabia porque me lo habia contado, pero saber que era inaccesible me ponia burrote y aprovechaba cada frase con doble sentido o cada situación para intentar calentarle o meterle mano. Por ejemplo cuando el estaba fregando, me apoyaba en el con todo mi bulto en su culo para coger un vaso, o pasaba por el pasillo y le tocaba el culo, o estábamos en el soa y me tumbaba en sus piernas, cerca de su poya y notaba como con la situación le crecia el asunto… pero aunque el se lo tomaba a guasa y lo llevaba bien yo me ponía burro perdido. Eran tonteos que yo le hacia para ver si caía pero sabia que no iba a caer...

El jueves llegó y les cité a los dos tios de la pagina de anuncios (al cubano y al otro) en un parque de las afueras, a las 2 de la madrugada. Era un sitio aislado de cruissing habitual segun internet. Les dije mi ropa y que iria en coche y el modelo de coche.

El cubano me respondió que no podía, tenia que trabajar en el bar esa noche, le había fallado la camarera a ultima hora. El otro me contesto que oK.

Estaba nervioso, con los dos hombres que había follado en mi corta experiencia gay los había conocido previamente, y nunca había ido a la aventura. Dudé mucho en si ir o no, y estuve a punto de no ir, pero el morbo me pudo y acudí.

Alli estaba yo esperando cuando un coche llegó, aparcó detrás del mio. Un hombre salió, estaba ocurso y no le veía mas que su silueta, se acercaba a mi coche. Baje la ventanilla y abri la puerta (si, lo se, un sin sentido, pero los nervios son los nervios…)

Cuando se puso frente a mi puerta no podía creérmelo, no era posible. Parecia una broma de mal gusto. El hombre con el que había quedado no era otro que Martin (capitulo 3), el profesor andaluz que vino de paso a la residencia meses atrás y el que quería sexo conmigo si o si como fuera.

-Vaya vaya… que casualidad.- me saludó en tono burlón.

Yo no sabia que hacer, si irme, o no… pero siempre he sido un poco cabron y decidi quedarme.

-Que tal estas, la verdad que me alegro de verte.- le dije con cara de vicioso.

-tu y yo tenemos algo pensiente y me lo voy a cobrar esta noche.- me respondió en tono ironico amenazante

-No hace falta que te pongas asi- le intenté tranquilizar.- Estoy aquí, y hoy no me voy a ir, voy a ser tuyo.-terminé mientras salía del coche y le agarraba la evilla del cinturón. Le desabroché el cinturón, me agaché y le desabroché el pantalón. Mordisqueaba su calzoncillo mientras su poya se empalmaba. El tio estaba caliente.

Me erguí y le dije:

-Mejor nos tumbamos en el suelo, y lo hacemos bien, te parece?

Afirmó con la cabeza. Le tenia loco, parecía un niño encantado con su juguete mas preciado. Nos besamos en el suelo, nos la comimos yo a el, el a mi, hicimos el 69… le estaba complaciendo en todo lo que quería sin que el me dijera nada. Le unté el cuerpo de saliva. El tío estaba a mil por hora. Me empezó a hacer un beso negro.

-Ponte a cuatro patas.- Me ordenó.

-Antes ponte un condon.- le obligué.

El aceptó, como no. Yo solo tenia sexo sin condon con Jesus y porque era de confianza, pero este… precisamente de confianza no era… Me la restregó por el culo y empezó a encularme. Me follaba como si fuera lo ultimo que hicera en su vida, jadeaba de placer, mientras se apollaba en mi espalda y mordisqueaba mi oreja. Me hechaba todo el aliento en la nuca. Era bastante torpe con el ritmo de las enculadas y muchas eran a lo bestia. A pesar de todo yo lo estaba disfrutando, pero sobre todo estaba disfrutando la situación y lo que tenia en mente.

No tardó mucho en correrse y tampoco lo hubiera notado si no hubiese sido por su “te estoy llenando de leche puta” que me susurro al oído…

Se tumbó en el suelo agotado. Le abracé:

-No puedes más?. ¡Que flojo! Yo he venido aquí a que un macho me folle y me deje exhausto y con esto no tengo ni para empezar.

Sabia que por su naturaleza le iba a herir y asi fue, follamos dos o tres veces mas, de seguido hasta que Martin no pudo mas, estaba agotado, casi no podía tenerse en pie, y el ultimo polvo tuve que terminarlo yo encima. Martin tenia ya la poya roja y casi escocida. La ultima eyaculación le dolió y no la disfrutó pero el lo negó. Calló rendido a la hierba.

-Ponte de espaldas que te voy a dar un masaje para que recuperes fuerzas. - A duras penas se dio la vuelta. Comencé entonces a masajearle la espalda pero ese no era mi objetivo.

Mientras con una mano le daba un masaje con la otra me puse un condón. Fui bajando hasta su culo, le abri las nalgas

-¿Qué haces?- me dijo medio dormido-

Entonces fue cuando comencé mi venganza, le fui metiendo la poya poco a poco. El intentó zafarse a duras penas pero cansado como estaba yo podía retenerle y le follé.

-¿Te gusta eh?¿te gusta que te follen duro como tu follas a los demás?.- le decía mientras le envestía.

-lo siento, ya te pedi perdón- me decía.

Yo segui, hasta que terminé. Tire el condon, me levante, me vestí, y me fui hacia el coche.

-Asi aprenderas a tratar a los chavales cuando te piden paciencia.

Me monté en el coche y me fui a casa. Me sentí un poco culpable porque le había hecho lo mismo que no quise yo que me hiciera pero lo tenia muy dentro y creo que se lo merecía.

continuará........