Aprendiendo a vivir (V)
El destino es caprichoso y me hizo quedarme ese verano en la residencia... allí pasé un verano muy divertido.
En capitulos anteriores: Alberto se tenia que ir, sus padres se mudaban. Cuando me lo contó ambos dimos rienda suelta a nuestros deseos y me deje follar por el. Mi primera vez con un hombre.
Los exámenes terminaron, junio había llegado, y tenía que volver a casa… pero a última hora ocurrió algo…
Tras las notas sacadas en las asignaturas, mi tutor me llamó por teléfono y quedamos en su despacho esa misma tarde. Me comentó que le había llegado una beca y que viendo mis notas que me podría interesar. Viendo como había ido mi año allí y que encima iba a currar y a ganar dinero no lo dudé, acepté. Eran tres meses, los meses de verano currando con beca... y claro no iba a ir y venir todos los días, por lo que hablé con mis padres y con el cura que llevaba la residencia. Me dijo que no había problema, y que además en verano era más barato porque al haber menos gente reducían ellos también el personal.
Total que la gente se fue a sus casas y allí estaba yo, andando por esos enormes pasillos con un eco enorme, pensando que estaba solo… en realidad no lo estaba, se quedaron dos o tres chavales más, además de mi amigo y confidente Marco.
En las comidas y cenas en el comedor, al estar tan pocos los dos o tres curas jóvenes que había por allí se sentaban con nosotros y hablábamos, reíamos, incluso jugábamos al futbol fuera en el parque. ¡No pintaba nada mal el verano!
Con Alberto seguía estando en contacto por web Cam y Messenger, hacíamos un poco de ciber sexo por la cam, me contaba que tal su nueva ciudad, si habia conocido gente, me decia que me hechaba de menos y que queria ir algun fin de semana a verme, recordábamos aquellos días en la uni… hasta que pasados unos días su madre entró en su cuarto pillándole totalmente desnudo, pajeandose. Su madre tenía un cabreo monumental, tiró el ordenador al suelo, claro yo lo vi todo por la web cam hasta que el ordenador debió romperse de tal golpe. Perdí el contacto con Alberto desde ese momento.
Esa tarde yo estaba de bajón, normal, había perdido a algo más que un amigo, y encima no sabía que lo que sus padres le dirían, me estaba comiendo la cabeza. El Padre Jesús me invitó como a todos y como muchas tardes al parque a jugar al futbol. Acepté para distraerme.
Tras el partido, yendo a los vestuarios municipales que había en ese campo volví a pensar en lo que había pasado con Alberto y volví a estar cabizbajo, el Padre Jesús se me acercó e intentó animarme. La verdad que yo ya me había fijado en el Pater. Tendría veintiocho no mas, media 1,75 o así, moreno, con una nariz respingona, el peli con la ralla en medio muy moderno, vestía siempre sotana negra, y en los partidos pantalón corto y suéter corto. La verdad que estaba bastante bien y estaba fuerte.
Fuimos a las duchas, la gente empezó a ducharse en esas duchas comunitarias mientras yo hablaba con el Padre afuera. Se fueron yendo y entramos, ya más animado. Comenzamos a ducharme y viendo al Padre al lado desnudo aunque estaba de espaldas (y que espaldas!!), me empecé a empalmar. Se giró para pedirme champú y me vio el asunto… yo avergonzado me gire (TIERRA TRAGAME!).
-No te preocupes, eso nos pasa a todos.- me dijo mientras se echó a reír
Me volví le di el champú y no pude evitar mirarle el paquete… buff como estaba, le mediría sin exagerar en reposo unos 18cm, gruesita, descapullada, con una huevada considerable y encima se rasuraba!.
Total que si antes estaba morcillón, ahora tenía el mástil en alto. El Padre se me acercó y me la cogió como quien mira el ticket de la compra.
-Pues está bien, gordita y fuerte y con un capullo bastante rosadete.- me dijo mientras me tenía la polla en observación. Parecía un urólogo vamos. Yo estaba súper cortado hasta que capté la señal cuando al soltarme la polla en vez que soltarla sin más me la agarró completamente con su mano y me tiro hacia él como quien le hace una paja a otro.
Yo me acerque del impulso que me había hecho y le cogí su polla. Noté como movió sus brazos y di un paso atrás. Pensaba que la había cagado y que había malinterpretado los gestos. Le pedí perdón pero en realidad lo que iba a hacer con los brazos era cogerme la cabeza y agacharme para que se la comiera.
Supongo que ya se la habría meneado él lo suficiente como para que un niñato se la meneara, él quería una limpieza y así lo hice, se la limpié mientras él me follaba la boca. Estuvimos hasta que se corrió en las duchas. Tras ese momento el Padre Jesús se siguió cuchando para limpiarse y yo me salí, me vestí y me fui.
La tarde de remordimientos que pasé fue larga…
A la hora de la cena, mientras estábamos todos allí charlando apareció a cenar Jesús. No podía mirarle. Encima, lo flipante fue cuando se puso a preguntarnos sobre el numero de novias, si teníamos pensamientos y había que confesarse, todo esto mientras me soltaba alguna mirada de “tu y yo tenemos algo pendiente”.
Dejé de cenar y me subí al cuarto con mis remordimientos y dando paseos de un lado al otro de la habitación, cuando suena la puerta. Abro y era él, entró y cerró con llave ya que estaba puesta.
Se me acercó y sin más me besa.
-¡Que hace!.- le medio grité. -pero me volvió a besar, los remordimientos cada vez desaparecían mas y aparecía el placer y el morbo. Le empecé a desabrochar su sotana negra y pude volver a ver su cuerpo desnudo, un cuerpo que ya querrían muchos que van al gimnasio.
Sin pensarlo me quité la camiseta y me desabroche los pantalones.
-Repite lo de esta tarde.- me ordenó. Y asi lo hice, me agache y me agarré a aquella poya. Empecé a lamerla suavemente de la base a la cabeza, le pasaba la lengua circularmente por el capullo. Luego me la metí en la boca y volvió a follarme la boca, pero esta vez no era eso lo que en realidad buscaba Jesús.
Nos tumbamos en la cama y mientras yo se la comía el me estaba dilatando el culo con su saliva y dedos.
-Ponte encima.- me dijo. Queria follarme, y ver como utilizaba su rabo para satisfacer a mi culo. Así lo hice y me empalé en el, comencé a cabalgar mientras mi polla subía y bajaba desbocada. Jesús gemía muy suavemente (obvio porque se oía todo en aquellos pasillos), y yo procuraba jadear lo menos posible.
Cambiamos de postura, yo a cuatro patas y el enculandome. No me embestía como Alberto, esto era más animal, más salvaje, y me encantaba. Me puse la almohada entre los dientes porque necesitaba gritar de placer y no podía. Me follo así un buen rato
-Me corro. me susurro y acabó dentro de mi.
Nos quedamos un rato tumbados en la cama, pero el enseguida se vistió y se fue a su cuarto. Yo me quedé ahí desnudo, abrazando a la almohada...
continuará