Aprendiendo a ser una guarra 2
Tenia ganas de probar un coño, contacte por chat y skype con Sara y Gregorio, los cuales me invitaron a su apartamento para hacer mi primer trio, y de paso enseñarme los camino para alcanzar un escalon mas en mi aprendizaje.
Tanteé a Alexandra para ver si quería cam conmigo, pero no la vi muy convencida, siendo sus preferencias los niñatos de gimnasio con pollas enormes. Bueno, no la puedo culpar. Pero mis expectativas en esos momentos eran curiosear sobre mi propio sexo, siempre he sentido atracción por las chicas, aunque nunca he dado el paso. Cuando tenía cibersexo con parejas me fijaba más en ellas que en los chicos. La fantasía de comerme un coño cada vez me rondaba más por la cabeza, y ya que estaba loca perdida con el Skype, decidí pasar a la acción e intentar contactar para tener sexo real con desconocidos. En GenteChat conocí a una pareja de novios que se habían ido a vivir juntos, y buscaban chica para trío, ya que ella tenía las mismas inquietudes que yo. En Skype vi que eran guapísimos, él, Gregorio, tenía un físico muy cuidado, de los que le gustan a mi amiga rusa, mucho gym, mucho tatuaje, guapo, con ojos azules y un pollón de flipar. Ella, Sara, ojos verdes, guapísima de cara, rubita, pechos descaradamente operados pero estéticamente preciosos, con esos pezones sonrosados que me volvían loca y un culo redondito, pubis rasurado, como el mío y una raja que invitaba a lamerla sin respirar. Tuvimos varios encuentros por cam, me encantaba verlos follar y les precalentaba de lo lindo. Ellos me pedían y yo obedecía, como con Maduro44 (al que tuve que bloquear por pesadito). En una ocasión me dijeron que vivían en Gandía, al estar yo en casa de mis padres de vacaciones, en un pueblo cercano, les comente que me podía plantar allí en poco tiempo. Ella enseguida dijo que si, y él ni lo dudó.
Quedamos en una cafetería frente al paseo marítimo (mucha gente veraneando, Julio, ya sabéis). Enseguida congeniamos, vi que Gregorio estaba empalmado, imaginándose la situación que vendría a continuación. Ella se sentó al lado mío, y no paraba de reír y de ponerme la mano en la pierna, acariciándomela descaradamente. Le comente que me encantaban sus tetas, a lo que me respondió que no paraba de mojarse pensando en cómo se las trabajaría yo. Eso me empapó enterita.
Yo iba vestida con unos vaqueros cortos, más bien recortados por mí, tenia al aire la mitad de mis glúteos, con una camiseta ajustada, de color rojo, que dejaban mi ombliguito al aire, no llevaba ropa interior, por lo que cuando puse mis pies en una silla desocupada y abría un poquito mis piernas, dejaba parte de mi coño al descubierto, tapado justo en medio por la fina línea de mis pantalones que no escondían las cachitas del mismo. Decir que Gregorio y Sara se les descompuso la cara ente mi descaro y esa situación hizo que mis pezones marcaran mi fina camiseta hasta casi atravesarla. Ella no aguanto más y le dijo a su novio que pagara la cuenta, también me dijo que porque estaba el establecimiento lleno de niños, que si no me comía los morros allí mismo, se moría de ganas de besarme. Yo cruce mis piernas y mordí mi boca para calentarla más. Ella tenía puesto un bikini azul de lo más sugerente, que realzaba sus enormes tetas. El, un bañador bermudas y una camiseta de los Ramones, que tuvo que estirar más de la cuenta para disimular su excitación.
Nos montamos en un Peugeot 207 que se disponía a conducir Gregorio, los cristales de atrás estaban tintados, y nos pido a Sara y a mí que nos montáramos atrás. Lo hicimos, arranco y Sara puso su mano en mi rostro, me ladeo la cara lentamente y acerco la suya, he de admitir que el corazón se me salía del sitio, era la primera vez que iba a tener sexo con una chica. Su lengua lamió suavemente mi boca, abriéndose paso hasta bailar con la mía unos segundos.
Mi primer morreo lésbico fue una de las experiencias más excitantes de mi vida. Bajó por mi cuello y puso su mano en mi pecho, pellizcando mis pezones levemente. Paramos en un semáforo, Gregorio miraba por el retrovisor y no se pudo contener, sacando su polla y meneándosela allí mismo, sin tener en cuenta si lo miraban o no. Estábamos las dos muy mojadas y cachondas.
Paramos frente a un edificio de apartamentos, les comente que me dieran un segundo, y mande la dirección a mi amiga rusa Alexandra, a la que informo puntualmente de mis aventuras, y que me aconsejo que cuando pasara a mayores, por seguridad, la mantuviera al tanto. Subimos en ascensor los tres solos, Gregorio se la saco y nos pidió a ambas que si podíamos darle un adelanto. He de decir que tenía una polla depilada realmente grande, nos arrodillamos y las dos comenzamos a besarla y lamerla despacito, yo sin más preámbulos me la metí entera en la boca, dándole una buena mamada mientras Sara subió mi camiseta y dejo al aire mis tetas, obsequiándome con unos lengüetazos en ellas que me pusieron realmente enferma. Era tal el calentón que teníamos los tres, que no nos dimos cuenta de que el ascensor llego a su destino, en la séptima planta. Cuando se abrieron las puertas, una señora con la basura en la mano, se quedo petrificada. Gregorio nos agarro del brazo a las dos y nos recompusimos como pudimos, disculpándonos entre risitas nerviosas mientras ella, con media sonrisa, nos decía “anda que….”, seguro que esa noche iba a tener un polvazo de infarto con el aburrido de su marido.
Cuando entré en su apartamento, he de admitir que lo tenían todo muy bien montado, aparte de que la decoración era una pasada (se nota que estaban bien situados), la puesta en escena de para recibirme era de los más sugerente, empezando por su dormitorio, con una cama redonda que abarcaba todo el centro de la habitación, decorada con unas preciosas fotos de la pareja en blanco y negro, totalmente desnudos y en diversas posiciones sexuales. También disponían de incienso y velitas aromáticas, un arnés que haría las delicias de Sara y estanterías con diversos juguetes sexuales, todo adecentado con el aire acondicionado que nos esperaba desde hace rato. En el techo pude ver un espejo muy bien situado para no perder detalle.
Gregorio preparó unos mojitos mientras Sara me enseñaba el resto del apartamento. Le pregunté si no le molestaba compartir a su pareja, a lo cual ella me contesto que para nada, que fue iniciativa suya el invitarme.
Nos sentamos los tres en la cama con el refresco, mientas veía como Sara y su novio empezaban a enrollarse, Gregorio comenzó a acariciarme las tetas. Sara tuvo la brillante idea de sugerirme que bailara para ellos para calentar el ambiente, que ya hervía por sí solo, mientras se tomaban su bebida, y que me desnudara muy sensualmente. Puse algo de música en mi móvil, un tema llamado After Dark, que uso mucho para hacer striptease. Y me fui desprendiendo una a una de mis prendas. No paraban de besarse y tocarse, a ella se le salían los ojos de las orbitas mirándome, él la quito el bikini y chupaba sus tetas con lujuria, casi violentamente, mientras ella le saco la polla y le pajeaba sin parar. Yo disfrutaba viéndoles en ese estado. Una vez desnuda, me uní al juego, Sara se me abalanzo y comenzó a sobarme entera, a besarme, a lamerme. El acerco su rabo y sin esperar, me lo metió en la boca. Yo le chupe con ganas, soltando ya mis primeros gemidos. Sara se detuvo frente a mi coño, empapado y deseoso de ella, y empezó a meter primero un dedo, para luego introducir hasta tres, masturbándome y acariciando mi clítoris con la puntita de su lengua. La agarre del pelo y apreté su cabeza contra mi coño, saco los dedos y me lo lamió enterito, no pudiéndome aguantar mi primera corrida.
“Grego” como lo llamaba ella, se puso un preservativo y me pregunto si quería follar, yo no conteste, simplemente me puse a cuatro, arqueé mi espalda hasta dejar mi culo totalmente en pompa y le dije ¿tú qué crees?, se puso de pie al borde de la cama e introdujo poco a poco todo ese pollón, produciéndome un dolor controlado, que se mezclaba con el gustazo que me proporcionaba, sabia follar muy bien. Sara se abrió delante de mí, ya sin la parte de debajo de su bikini, tenía un pearcing en el clítoris que le proporcionaba mas placer en el acto sexual. Nunca había chupado un coño, y confiaba en no decepcionarla, aunque al ser mujer, salía con ventaja. Su vagina estaba totalmente lubricada y lamerla me proporcionó una mezcla de sabores de los dos sexos que me puso en órbita. La agarre fuerte las piernas y apreté mi lengua contra su vulva, Sara grito de placer y se convulsiono como una poseída, su corrida avaló mi buen hacer lésbico con la boca. Su novio hizo que yo explotara de nuevo, y gemí como una autentica perra.
El saco su polla y me invito a subirme al arnés, Sara me ayudo con los correajes y una vez subida, Gregorio me invistió a su antojo, Sara me agarro la cara y comenzó a morrearme desde atrás. Me encantaba Sara, fue la primera chica que probé y desde luego no quería interferir en su relacion, pero me hubiera quedado con ella como pareja, no me hubiera importado el que dirán o mi situación familiar, joder, a ver si me estaba enamorando de una desconocida jajaja.
Sara se recostó en la cama, y cogió un enorme consolador con estimulador, se lo metió mientras nos observaba a Gregorio y a mi follar, y se dio un pajote con el aparatito a máximo nivel, su mirada y la mía no paraban de cruzarse, y esperaba los minutos para volver a darla placer. Esa tarde quería ser suya. Gregorio intentaba aguantar como podía, de hecho hizo que me corriera dos veces subida a ese trasto mientras contemplaba a Sara darse caña. El chico era un verdadero maestro aguantando su orgasmo para no pausar su entrega.
Era el turno de Sara, ella saco lubricante y el dilatador anal y se trabajo el culo unos minutos mientras le chupaba el nabo a Grego, me dijeron si había probado el anal alguna vez, y claro, no les mentí, les dije que no. Pues aprende y si te animas, probamos contigo. Le metió ese pedazo de polla de una estacada, se nota que practicaban mucho el sexo anal. Mientras ella se estimulaba con el consolador, él la completaba por detrás. Chillaba como una autentica guarra, mientras yo ponía mis pechos a su disposición para que me los lamiera e introducía sus dedos en mi coño. Nos corrimos juntas varias veces.
No había tiempo de descanso, era una batalla sin cuartel donde yo era su prisionera. Sara me dijo que me relajara y pusiera mi culito en pompa para ella, lo abrió y me acaricio el agujerito con su lengua, sentí unos escalofríos que casi hacen que me desmalle. De repente sentí como me introducía un dedito frio, relleno de lubricante, y fue haciendo circulitos con el. Gregorio me puso la polla en bandeja, y mientras Sara me trabajaba, ya con el dilatador, se la chupe con dulzura, mirándole con cara de vicio a los ojos.
Cuando Sara considero que ya tenía el culo a punto, me sorprendió con un cinturón que llevaba un pene negro de látex. Seria ella la que me desvirgaría analmente. Me encantó la idea. Note ese aparatito dentro de mí, y Sara era una maestra con el. Sentí tanto gusto que ni siquiera pensaba en el dolor, Gregorio saco su rabo y comenzó a pegarme en la cara con él, suave al principio y hostias en toda regla con después. Ese detalle y el tener a Sara reventándome el ojete hizo que tuviera el orgasmo más bestia que recuerdo, me sentía una verdadera puta a disposición de ambos. El morbo de la escena fue demasiado para aguantarme.
Gregorio dijo que no podía mas, se quito el preservativo y nos ordeno que le recibiéramos de rodillas. Empezamos a lamerle la polla como autenticas zorras, entrelazando su verga con nuestro propios morreos y sus jadeos avisaban de que se avecinaba tormenta, ella abrió la boca para llenarla de semen, yo junte mi cara con la suya, como parte de esa comitiva de guarras, pero mantuve mis ojos y boca cerradas, como las niñas malas antes de recibir una bofetada, se vertió tal cantidad de lefa entre las dos, que me impidió abrirlos hasta llegar al baño. El enorme placer que sintió Gregorio hizo que perdiera el equilibrio, y cayó de rodillas entre gemidos. Fue un corridón. Tras lavarnos un poco, nos quedamos los tres abrazados unos minutos.
Esa noche pernocte con ellos, ya que era tarde cuando terminamos, me hicieron una estupenda cena y al otro día me acercaron a casa de mis padres. Son estupendas personas, amantes y amigos (y a día de hoy seguimos siéndolo, fui incluso testigo en la boda civil de ambos). Poco tiempo después de nuestro primer trío, me invitaron una de esas noches a un club Swinger, para introducirme en el ambiente. Pero esa experiencia os la cuento en otra entrega, que me duelen los dedos de escribir jajajaj.
Un beso, Silvia.