Aprendiendo a ser puta profesional
Después de ser despedida y dispuesta a llevar a cabo mi reportaje sobre la prostitución ahora de freelance. Para ello tenía que convertirme en puta.
Una joven periodista se mete a puta para poder hacer un reportaje sobre la prostitución. Segunda parte de “ De saga de periodistas a puta”https://todorelatos.com/relato/164037/ mejor leerlo para mayor entendimiento
Ernesto se fue de mi casa al poco de amanecer, tenía que pasar por su casa para cambiarse de ropa e irse a trabajar. Esperaba que le doliese tanto la polla como a mi me dolía el coño y el culo.
Me metí en el ordenador antes de ducharme para buscar trabajo. Buscaba un sitio donde no me conociesen por lo que por lo menos tenía que estar a 200 km de Madrid. Encontré un anuncio en un pueblo de Teruel llamado la Puebla de Valverde. Llamé, explique que era española y que buscaba trabajo. Me dijeron que me pasase por allí la día siguiente por lo que preparé todo para el día siguiente viajar a Teruel. Me pasé el día echándome pomada en mi coño y culo.
Salí temprano de casa, había cogido un hotel a las afueras de Teruel a través de booking.com.
Llegué a Teruel al medio día. Pasé por el hotel y deje mi bolsa. Conduje los 27 km hasta el club y pregunté por Froilán, el dueño.
Froilán era un hombre con bigote, barriga y poco aseado. Me explico que abrían a las tres, cerraban a las seis. El club permitía dormir a las señoritas en el propio local, realmente no había sueldo, las chicas cobrábamos el 30% de los servicios. Podía cobrar lo que quisiese, pero el 70% de comisión para la casa empezaban a contra desde 20 por mamada rápida y 50 por hora. Me dejó caer como algo lógico que dentro de la habitación el cliente mandaba, como es lógico, apostilló.
La verdad es que me interesaba, por lo que le dije que estaba de acuerdo, que cuando empezaba.
- ¿qué cuando empiezas?, no se de donde vienes, pero antes de empezar, hay que probarte. Si pasas la prueba, empiezas esta noche.
- ¿Y como es la prueba?
- Ja j aja ja, no se de donde vienes, pero sube a la habitación de arriba al fondo y espérame desnuda.
Era la hora de la verdad, sonreí y me di la vuelta. Dude entre salir por la puerta o subir, cosa que hice.
La habitación solo tenía una cama, un espejo, un armario, un lavabo, un wáter y un bidé. Me desnudé y esperé con un poco de frio a que el sucio barrigudo llegase.
Tardó unos 10 minutos. Entró por la puerta, se sacó la polla.
- vamos, a que esperas, chupa.
Me agaché, me puse de rodillas ante él y empecé a mamar una polla sudada y poco dura. Resistí el asco que me estaba dando, pero se ve que le gustó por que se le puso dura al poco de empezar. Froilán sacó la polla de mi boca.
- a cuatro patas.
Me puse a cuatro patas y me penetró el coño.
Menudo Don Juan que me he buscado de segundo hombre de mi vida.
Me bombeo durante unos minutos, yo empecé a gemir como había leído que había que hacerse. Sacó la polla de mi coño y me la metió en el culo de golpe. Me dolió a morir, pero no se lo dejé ver. Me bombeó un par de minutos más y la sacó.
- Eres un poco sosa, pero mis clientes tampoco son Rocco Siffredi ninguno. Me valdrás. Vístete y vente esta noche.
- El problema es que no tengo ropa.
- Ese es tu problema, ínsito esto es un pueblo. Ve a Teruel y compra lo que sea. A las dos estate aquí, te daremos habitación y empiezas.
Y efectivamente, volví al hotel, me duché, salí a comprar unos shorts, unas camisetas de salir por la noche, medias y bragas.
Cogí mi bolsa y dejé el hotel el cual estaba pagado. Comí un bocadillo en una gasolinera y a las dos en punto estaba en el puticlub para mi primer día como puta.
Loli, la mujer de Froilán me ayudó a subir mi bolsa y me instaló en una habitación. Después de eso me presentó a mis compañeras, dos sudamericanas entradas en kilos, una española entrada en años y dos rumanas monas, pero nada del otro mundo. Me lo comería todo, objetivamente entre ellas y yo, no había color.
Se apagaron las luces y el local quedó con un ambiente que parecía que eran las 2 de la mañana y no las tres de la tarde. No tardaron en llegar los parroquianos, como me esperaba unos paletos del copón bendito. A esas horas entraron un grupo de jubilados con ganas de marcha.
No duré ni un minuto en la barra, el primero llegó, se presentó y me pidió subir.
Rodolfo se llamaba. Nada más entrar en la habitación se bajó los pantalones y un polla fofa apareció.
- te voy a destrozar reina, ve chupándomela.
Me agaché, le pasé la lengua por la flácida polla y para mi sorpresa el hombre se corrió en mi cara.
- hoy te has salvado bonita – dejó los 25 euros encima de la mesita de noche, se subió los pantalones y salió de la habitación.
Me pasé chupando pollas flácidas hasta las nueve de la noche que empezaron a llegar hombres igual de sucios pero más jóvenes. Tuvo que ser el noveno hombre que me subía a la habitación el primero que me penetró. Fue algo tosco, nada parecido a lo que había hecho con Ernesto. Me tumbó en la cama, me la metió, me dio no más de 20 envestidas y tensando en su cuerpo llenó el condón. No logré ni gemir. Cuando cerramos el chiringuito habían pasado por mi boca 16 aldeanos y me habían follado 5. 650 euros facturados 195 euros para mi.
Pasamos todas a la cocina y cenamos, las chicas estaban un poco molestas conmigo por que aunque habían tenido lo suyo, había facturado más que ellas. Le di los 650 euros a Froilán y él me dijo que me pagaría al final de mes.
Realmente no estaba cansada por lo que tardé en dormir. Me levanté sobre las once y a falta de tener algo que hacer cogí mi coche para bajar a Teruel a comprarme un libro que leer.
El miércoles fue más o menos lo mismo, pero el jueves se ve que empezaba el fin de semana y a partir de las once de la noche el puticlub se llenó de jóvenes incluso venidos desde la capital. Ahí empecé a ver que no todos los clientes eran viejos con poca potencia y lo aprendí de la manera más dura cuando dos veinteañeros me propusieron subir los dos a la habitación. Miré a la mujer de Froilán para saber si eso era aceptable y ella se acercó para decirme que si, pero que la tarifa era doble.
Las dos primeras pollas duras se mostraron ante mi cara las cuales fui mamando una tras otra. Mientras a uno le chupaba el ciruelo al otro le masajeaba los cojones. Ellos me tocaban las tetas sin ningún miramiento apretándomelas y de hecho haciéndome daño. Los chicos sabían lo que se hacían y me pararon cuando el primero de ellos empezaba a pensar en correrse.
Uno de ellos se tumbo en la cama y me pidió que me subiese en su polla.
- pero desnúdate del todo antes princesa – me dijo el que aun no había subido a la cama.
Me despeloté y poniendo las manos en su pecho me subí sobre la dura polla. Aquello era otra cosa, estamos hablando de un calibre respetable. Empecé a votar poco a poco. El otro chico se subió a la cama y metió su polla de nuevo en mi boca.
- solo chúpamela, no me la menees que no me quiero correr – me dijo.
Y empecé a chupar sin tocarle la minga con las manos.
Empecé a gemir, y un orgasmo recorrió mi cuerpo. Yo hubiese parado un poco, pero al cliente le daba igual mi situación, su amigo demostró lo mismo cuando puso su polla en la entrada de mi culo y poco a poco fue empujando.
Intenté relajarme por que aquello no entraba, pero de repente mi esfínter cedió y la polla de aquel chico quedó clavada en mi interior. Noté como las dos pollas se encontraban dentro de mi y estallé en un nuevo orgasmo. Los dos chicos se coordinaron para follarme, primero en movimientos y por ultimo cambiando de posturas, sacándomela, haciendo que se las volviese a chupar y por ultimo volviendo a llenar mi agujeros hasta correrse ambos y quedar extenuados.
No se dieron prisa en irse, y yo no se la metí, el contador corría y al final para mi era una experiencia.
Cuando se fueron había pasado tres horas, 300 euros de facturación, lo cual no estaba mal. Bueno, 300 euros y tres orgasmos para mi.
El resto de la noche descubrí lo que era irse a la cama con el coño en carne viva, pero la facturación valió la pena, por que pasó de los 1500 euros, 450 para mi.
El viernes fue la bomba y el sábado el acabose. Incluso el domingo hubo gente. Era evidente que se había corrido la voz por el pueblo que había llegado una puta nueva al club y que encima no decía que no a nada. Al acabar la semana había hecho cuatro tríos y creo que me debí de follar a todos los jóvenes de la comarca.
Trabajé todo el mes salvo dos días que fui a Madrid a arreglar unos papeles de mi despido y paro.
Cuando Froilán me pagó aluciné con el dinero. Casi 8000 euros en comisiones. La verdad es que me quedé un poco paralizada al calcular cuanto había ganado el dueño conmigo, además de las copas, claro.
Aguanté en la puebla dos meses. No estuvieron mal, quizás si los clientes pasasen por la ducha de vez en cuando se hubiera agradecido, pero había cogido experiencia y aunque le había cogido cariño a mis compañeras, debía de buscar un nuevo reto, y ese nuevo reto era ser puta en un polígono industrial.
Mireia, la otra española del club había trabajado allí y me comentó lo que se debía de hacer y lo que no. Me aconsejó buscar un polígono, preguntar a las chicas que se ponían allí después de las seis en que polígono me aconsejaban ponerme, dejándoles claro que el suyo no, y no viéndome como competencia alguna le daría alguna buena recomendación.
Me fui a Albacete, cogí un hotel por internet y a las seis me acerque al polígono de Los Llanos. Allí había una rumana bastante mona que se decepciono cuando vio que era una mujer quien paraba.
- perdona compi – le dije.
- Si – me contestó con cierta curiosidad
- Me acabó de mudar a Albacete y busco un polígono donde ejercer. No quiero haceros la competencia aquí, pero ¿me puedes aconsejar un polígono?
- Ufff, te diría que el Campollano, pero no se si va mucha gente. Prueba.
Le di las gracias y para allí me fui. Realmente no se si habría clientes, pero putas ninguna, por lo que aparqué mi coche, me apoyé mi culo en él, baje mi camiseta dejando la mitad de las tetas al aire y subí mi ya de por si corta falda.
El primer camión que pasó paró.
- ¿cuánto?
- Cincuenta por completo, 25 por francés.
- Cincuenta es muy caro – y arrancó.
Me quedé perpleja.
Paró otro camión y le di el mismo precio, a este le pareció caro pero me dijo que estaba buena y que subiese.
El camión aparcó un par de calles más adelante, me hizo pasar a la parte de atrás donde me dejó tiempo para desnudarme. El solo sacó su polla del pantalón, pero lo suficiente para penetrarme y después de tres minutos de mete saca se corrió como un crio. Me pagó pero no me devolvió a mi coche.
Antes de llegar a mi casilla de origen paró un coche y vuelta a empezar. Me fui a casa con 350 euros y así fueron las dos primeras noches hasta que la tercera un coche aparcó a mi lado.
- Hola guapo – le dije
- ¿qué haces aquí? – me preguntó
- pues busco compañía.
- Ósea que eres puta.
- No lo llamaría yo así.
- Si, eres puta, y eres puta en mi polígono sin mi permiso – me quedé perpleja.
- No sabía
- ¿qué no sabias el que?, ¿qué para hacer la calle hay que tener chulo?, ¿qué todo tiene un dueño y esto es mío?
- Pues no. No te preocupes que me voy a otro sitio.
- Tu no te vas a ningún lado. A partir de ahora estas bajo mi protección
- ¿Y tu protección en que consiste?
- En no abrirte la cabeza.
- ¿Y que me va a costar eso?
- El 50% de lo que factures con un mínimo de 200 por noche.
- De acuerdo, ven esta noche a las doce que es cuando me retiro y haremos negocios.
Esa noche me follé a un transportista en su cabina y se la chupé a un taxista. A las once cogí mi coche, me fui al hotel y decidí que de puta de polígono me había llegado.
Me fui al día siguiente a Sevilla donde después de un par de noches en un hotel cogí un apartamento en el extrarradio y decidí que empezaba a ejercer la prostitución como autónoma.
CONTINUARA.