Aprendiendo a follar - Lección 1

Este relato es una fantasía salida unicamente de mi pervertida mente. Trata sobre un chico que se convierte en el profesor sexual de su prima de 18 años. Mucho sexo y mucho morbo y habrá 6 capítulos en total. Que lo disfrutéis

Tengo 27 años y tengo la suerte de poder vivir solo. Mi trabajo me da ingresos suficientes como para poder pagar la hipoteca de un piso de 2 habitaciones, pero poco más. Así que cuando me llamó mi tía para pedirme que le alquilara una habitación a mi prima me alegré mucho porque iba a dejar de ir justo de dinero. Mi prima tiene 18 años y acaba de terminar la selectividad. Vive en un pueblo pequeño y no tiene ninguna universidad cerca, ni mucho menos para estudiar psicología. Para ir al instituto tenía que ir al pueblo de al lado. Me iba a pagar 500€ al mes por la habitación y la manutención, todo un chollo.

Mi prima llegó a finales de agosto, con tiempo suficiente para instalarse y habituarse a la ciudad antes de empezar las clases. Hice coincidir mis vacaciones para estar esos primeros días con ella y que no estuviera sola. El día de su llegada yo estaba bastante nervioso. Hacía varios años que no la veía y me picaba la curiosidad el ver en qué clase de mujer se había convertido. Limpié la casa a fondo y después de comer me preparé para su llegada. Ya había dejado su habitación lista con una cama, un escritorio y un armario, todo comprado expresamente para ella, después de todo iba a estar ahí varios años.

Cuando por fin llamó al timbre y le abrí la puerta me quedé asombrado ¿Ese monumento era mi prima? Delante mío tenia a una chica de 1'75 de alto, pelo moreno y largo, unos ojazos azules preciosos, una cara dulce y hermosa y un cuerpo de escándalo. Tenía unos pechos redondos y firmes, un culo prieto y respingón, un vientre plano y unas piernas increíbles. Además iba vestida con unos shorts tejanos y un top blanco de tirantes, cosa que permitía apreciar perfectamente todas sus curvas.

  • Hola Claudia ¿Como estas?

  • Hola primito. La verdad es que estoy agotada.

Después de un beso en la mejilla, un abrazo y de dejar su maleta en su habitación, le enseñé el resto de la casa. Luego me dijo que, necesitaba una ducha y se encerró en el baño, yo me puse a ver la tele.

Media hora más tarde salió del baño y al verla, mi paquete dio un respingo, llevaba puesta una camiseta ancha blanca y las bragas, nada más. En ese momento me di cuenta de que la convivencia con mi prima no iba a ser tan fácil si iba por la casa medio desnuda. Se sentó a mi lado y se puso a ver la tele conmigo.

  • ¿Quieres que te enseñe un poco el barrio?

Le dije para romper un poco la tensión.

  • Mejor mañana, hoy estoy agotada y quiero descansar y arreglar mi maleta.

Estuvimos toda la tarde viendo la tele mientras comentábamos anécdotas del pueblo o de la familia, después de cenar, ella se fue a arreglar su maleta mientras yo chateaba con un amigo y aprovechaba para hablarle de mi prima.

  • Si se deja, tíratela

Me decía descarado y se reía.

  • No digas tonterías, que es mi prima

A él le dije eso, pero en mi cabeza me moría de ganas de recorrer su cuerpo. Al cabo de un rato, le di las buenas noches a Claudia y me fui a dormir, no sin antes masturbarme pensando en mi nueva inquilina y en el cuerpazo que tenía.

Al día siguiente me levanté sobre las 11. Cuál fue mi sorpresa cuando me encontré a mi prima preparando el desayuno con la misma ropa que la tarde anterior. Esas vistas de buena mañana hacen que te levantes con más ganas.

  • Buenos días primito. Espero que te guste el desayuno.

  • Buenos días. La verdad es que tiene muy buena pinta.

Había preparado tostadas con mantequilla y mermelada y una taza de leche con colacao. Después de desayunar nos vestimos para ir a enseñarle el barrio. Le enseñe donde estaban los súpers y tiendas interesantes, comimos en el bar donde solía quedar con mis amigos a beber y estuvimos dando un paseo por el parque. Durante el paseo, estuvimos hablando de bastantes cosas, parecía que podíamos hablar de cualquier cosa sin problemas, hasta que la conversación llegó al tema de los chicos.

  • ¿Sabes lo que pasa primito? Que en mi pueblo, no he encontrado ningún chico que valga la pena, son todos gilipollas. En realidad nunca he estado con ninguno.

  • La verdad es que eso no solo pasa en tu pueblo. Pero ¿De verdad no has estado nunca con ninguno? ¿Tan malos son?

  • Buff, de verdad que no merece la pena acercarse a ellos, son todos una panda de machistas.

  • Me sorprende que una chica tan guapa como tú, no haya catado hombre aún.

Cuando dije eso me miró. Tenía esa expresión de alguien que quiere decir algo y no se atreve. Me adelanté a ella diciendo:

  • ¿Te pasa algo? Puedes tener toda la confianza para decirme lo que sea que nadie se enterará.

  • Verás, es que quería pedirte un favor.

  • Pídeme lo que sea, que si puedo te lo daré.

Cogió aire y tímidamente dijo:

  • Quiero que me enseñes a follar.

Mi cara era un poema, no podía creerme lo que me estaba pidiendo. Ella continuó diciendo.

  • No aguanto a ninguno de los chicos de mi pueblo, pero me muero de ganas de saber que se siente al hacerlo, y quiero a alguien de confianza y que sepa para que me enseñe.

  • Pero no está bien que nos acostemos tú y yo, somos familia.

  • Nadie se enterará primito, te lo prometo.

Mi ética se resistía, pero dentro de mí, me resultaba difícil rechazar una oferta como esa de un bombón como ese, así que accedí.

  • Genial- dijo mi prima- pues empezamos esta noche mismo.

El resto del día siguió de lo más normal, no volvimos a hablar del tema hasta la noche. Pero mi cabeza estuvo todo el día pensando en ello. Decidí que le iría dando las "lecciones" lentamente, empezando des del principio. Pero sabía que en poco tiempo ese bombón estaría dándome placer con todas las partes de su cuerpo.

Después de cenar, mi prima no perdió el tiempo, quería saber cuando íbamos a empezar con las clases, pero antes nos teníamos que duchar. Primero me duché yo a consciencia y me puse mi ropa de salir de fiesta. Mientras ella se duchaba, puse música suave y preparé un bote de nata y otro de sirope de chocolate en el salón. Cuando Claudia salió de la ducha me empalmé solo de verla, llevaba puesta una bata de gasa blanca transparente que dejaba ver perfectamente su ropa interior, debajo llevaba un sujetador blanco de encaje y unas braguitas a juego. Esta vez no pude reprimirme y dije:

  • Dios mío, qué buena estás

Ella me dedicó una sonrisa dulce y se sentó a mi lado

  • Vamos a empezar des del principio, tu primera lección será la mamada.

Le dije sin poder quitar los ojos de sus tetas. Ella sin más preámbulos intentó desabrocharme el pantalón.

  • Espera, esto no va así, no puedes ir directa al grano, tienes que hacer que el chico te desee.

  • ¿Cómo?

  • Tienes que empezar por la cara, besándome y acariciándome, y luego me vas quitando la ropa despacito y me vas besando por todo el cuerpo hasta llegar ahí, pero sin ninguna prisa.

Dicho esto mi prima me empezó a besar en los labios. Yo, al ver que en eso también era bastante inexperta, le metí la lengua en la boca buscando la suya. Ella me contestó de la misma forma y nos fundimos en un beso eterno. Claudia había pillado la explicación a la primera porque en medio del beso empezó a desabrocharme los botones de la camisa. Entonces sus besos pasaron de mi boca a mi cuello, esa chica tenía una habilidad innata con la boca y yo me excitaba pensando en que esa lengua virtuosa haría todo lo que yo le dijera. Me empujó suavemente dejándome apoyado al respaldo del sofá y siguió su recorrido con la boca por mi pecho.

  • Sobre todo en los pezones.

Le dije. Y ella obediente se puso a lamerme los pezones mejor de lo que nunca lo había hecho nadie. Poco a poco sus manos llegaron hasta mi paquete y se puso a acariciármela por encima del pantalón. Mientras, su boca fue bajando por mi barriga hasta que se quedó arrodillada delante de mí. Entonces, me desabrochó el pantalón y me lo quitó echándolo al suelo. En mi bóxer se notaba un bulto enorme fruto de mi excitación. Ella siguió con sus caricias por encima del bóxer. Un momento después me quitó el calzoncillo dejando libre mi polla que hacía rato que luchaba por salir.

  • ¿Qué es esto? ¿Tan grandes son?

Yo me reía al oír eso porque mi pene no es de los más grandes, aunque con 17cms tampoco podía quejarme.

  • Pues las hay más grandes.

Le dije riéndome. Entonces cogí el bote de nata y el de sirope y le di a elegir.

  • Con esto, te gustará más.

Ella eligió la nata, así que me llené todo el falo de nata y le dije:

  • Bien, ahora comete la nata, pero no puedes usar las manos ni los labios, solo la lengua.

Dicho y hecho, mi prima empezó a comerse toda la nata que había en mi polla y mis huevos y lo dejó todo lleno de babas. Mi polla quedó limpia y reluciente y yo estaba excitado como nunca.

  • Ahora, tienes que metértela en la boca todo lo que puedas, pero sin rozarla con los dientes. Imagínate que te estás comiendo un helado y que si la rozas con los dientes te dolerán por el frío. Puedes poner más nata si quieres.

Parece ser que no quería, porque sin decir nada más abrió la boca y se la metió dentro hasta la mitad. Entonces empezó a chuparla como quien chupa un helado. La verdad es que no lo hacía nada mal. Demostró tener imaginación cuando se puso a lamerme con la lengua el capullo sin sacársela de la boca.

  • Que bien lo haces. Voy a darte un sobresaliente.

Al poco rato pude sentir que mi corrida se acercaba y entre jadeos le di una última indicación:

  • Voy a correrme en tu boca. No dejes de chupármela hasta que termine y procura no atragantarte. Ahora, hazlo mas rápido.

Ella aceleró el ritmo de su mamada. Ahora ya le entraba casi entera. Mis jadeos eran cada vez más fuertes y mi polla se iba poniendo dura como una roca. Entonces empecé a descargarme en su boca. Ella soportó cada chorro de leche sin hacer gestos de asco ni atragantarse. Mi corrida se le salía por la comisura de los labios y resbalaba por mi polla. Y cuando terminé de correrme, se la sacó de la boca y se tragó todo lo que mi polla le había dejado.

  • Ahora límpiala igual que has hecho antes con la nata.

Y así lo hizo.

  • Dios mío, que bien lo has hecho ¿Seguro que no lo has hecho antes?

  • Te lo prometo primito, es la primera vez.

  • Bien, te creo, pero ahora me toca a mí, tú relájate y disfruta.

Se sentó en el sofá, y esta vez fui yo quien la besó a ella. Mientras, le aflojé el cinturón de la bata y se la abrí de par en par. Entonces, igual que había hecho ella, empecé a besarle y lamerle el cuello, mientras le acariciaba esos perfectos pechos por encima del sujetador. Pude notar como su respiración se aceleraba y sus pezones se marcaban por encima de la tela. Le quité la bata y el sujetador y me puse a comerme sus tetas. Yo iba trazando círculos alrededor de sus pezones con la lengua alternando entre uno y otro hasta que estuvieron los dos súper duros. Entonces empecé a bajar mi lengua por su barriga mientras con las manos le quitaba las braguitas. Finalmente me quedé de rodillas delante de ella. La cogí por los tobillos y pasé cada uno por un lado mío apoyándole los pies en la mesita que tengo delante del sofá. Me quedé un momento observando el cuadro, tenía a mi primita de 18 años desnuda y abierta de piernas delante de mí. Sus pechos eran perfectos. Entonces puse mi cabeza entre sus piernas y muy lentamente fui abriéndome paso entre sus labios vaginales con mi lengua. En cuanto encontré su clítoris empecé a jugar con él, su fuerte respiración se convirtió en jadeos y su almeja virgen comenzó a soltar flujos que se mezclaban con mi saliva. Mi lengua cada vez hacía el recorrido más largo y más rápido a lo largo de su rajita. Mi prima jadeaba intensamente y arqueaba la espalda todo el tiempo. Entonces yo metí la lengua en el agujero llegando lo más hondo que podía y me puse a moverla en círculos dentro suyo. Su orgasmo llegó casi al momento. Sus jadeos se convirtieron en gritos que retumbaban por el piso y una gran cantidad de flujo desembocó en mi boca. Saboreé cada gota de aquél dulce líquido sin sacar mi lengua de dentro de su cueva hasta que dejó de salir, entonces me senté a su lado.

  • No sabía que esto era tan bueno primito.

  • Lo que has sentido solo es el principio, pero tranquila que te falta una cosa por aprender de las mamadas, el 69.

Me tumbé en el sofá y le dije que se tumbara encima de mí pero al revés. Ella lo hizo y, sin que yo tuviera que decírselo se metió mi polla en la boca y empezó a comérmela. Ella me la estaba chupando mejor que antes mientras su almeja se humedecía de nuevo. Daba la sensación de que mi trabajo en su coño la animaba a seguir comiendo rabo. Entonces pude sentir que mi corrida se acercaba de nuevo, pero esta vez no le dije nada. Con el primer chorro de leche que se estrelló en su garganta ella empezó a correrse también llenándome otra vez mi boca con sus flujos. Cuando los dos terminamos nuestras respectivas descargas, nos quedamos un momento en esa posición recuperando el aliento.

  • ¿No te olvidas de algo?

No tuve que decirle nada más. Me limpió de nuevo el pene dejándolo tan limpio como antes.

  • Esto ha sido todo por hoy, mañana te desvirgaré ¿Quieres dormir conmigo?

  • Pensé que no me lo ibas a pedir.

Dicho esto se rió. Después nos fuimos a la cama. Intentó preguntarme cosas sobre sexo pero le dije que estuviera tranquila, que poco a poco todas esas dudas quedarían resueltas. Al final se quedó dormida abrazada a mí, poco después me dormí yo. Mañana iba a ser un gran día para los dos.

CONTINUARÁ.