Aprendiendo a Amar Cap. 90

-¿Sofía? – la mire y asentí – Soy Mariana, hija de Ramón – me di vuelta y seguí caminando – Por favor, escuchame – hice caso omiso y subí los escalones que me llevaban a la puerta principal - Yo también tengo un hermanito

Al fin pude terminarlo!! El trabajo casi no me daba tiempo de poder escribir pero aca estoy con un capitulo mas largo que lo acostumbro!!! Espero les guste!!!

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Saludos ;)

Capítulo 90

Sofí<<

Después de pasar la noche en la casa de Tami regresamos a nuestra casa. Decidí no ir a trabajar ya que le habíamos prometido a Santi que hablaríamos con él y no creo que sea un dia sencillo.

Al llegar mi abuela y mi hermano estaban desayunando, no fue a la escuela por el mismo motivo así que al vernos vino corriendo hacia nosotras, nos saludó muy efusivamente, mi abuela se despidió y los tres nos sentamos en el sillón, nos miraba aguardando una explicación a todas sus dudas

-      ¿Por qué estabas mal todos estos días? – me pregunto mirándome a los ojos - ¿Por qué no puedo ver a Tami? ¿Por qué Sami ayer salió en la televisión manchada de sangre?

-      A ver enano, vamos de a poco – Jenny lo detuvo – Deja que tu hermana vaya explicándote

-      Hizo silencio y clavo sus ojos color esmeralda en los míos – Todos estos días estuve muy mal, sé que trate de engañarte diciéndote que me dolía el estómago, la cabeza o lo que se me ocurriera en ese momento y te mentí – se cruzó de brazo y me miraba serio – Lo hice por protegerte, no sabía cómo decirte lo que había sucedido y tenía miedo de que sufrieras como lo estaba haciendo yo

-      No me gustan las mentiras Sofía – respondió molesto

-      Lo sé pero necesito que me entiendas mi amor, es algo muy difícil para mí que soy adulta y sé que va a ser más difícil para vos – me levante y me senté a su lado - ¿Recordas a nuestro papá? – asintió – Él fue la persona que le hizo tanto daño a Tami – abrió muy grandes sus ojos – A quien quería hacerle daño era a mí, estaba muy molesto por cosas del pasado pero su compañero se equivocó y se llevó a Tami

-      ¿Por qué cosas del pasado te quería lastimar? – se veía el miedo en sus ojitos

-      Mire a Jenny y ella respondió – Creo que eso no viene al caso Santi, tu padre hizo mucho daño aunque al final se arrepintió y fue quien libero a Tami

-      Hoy en el noticiero vi la foto de ese Fito – suspire – Yo lo conozco, él fue quien le llevo el polvo blanco a la plaza cuando fui con mi papá

-      No puedo creerlo – me puse de pie – Ese hombre ya está preso, va a pagar por lastimar a Tami

-      ¿Y mi papá? – se puso de pie y vino hacia mí - ¿Él también está preso?

-      Mi prometida fue hacia él – No Santi, Fito se enojó mucho cuando tu papá libero a Tami y le disparo – se arrodillo frente a mi hermano – Falleció

-      ¿Es cierto Ñeña? – asentí – Nunca nos quiso, cuando apareció solo fue para lastimarnos – sus ojitos verdes se llenaron de lagrimas

Su carita pálida se tornó roja, las lágrimas caían por sus mejillas y me abrazo fuerte, comencé a llorar junto a él, no podía soportar escucharlo llorar, aun estando muerto ese hombre seguían lastimándonos. Limpie su carita, me senté e hice que se sentara en mis piernas

-      ¿Queres que vayamos a ver a Tami? – solo asintió y con la manga de su remera termino de secar sus ojitos – Anda a darte un baño así vamos a verla

Antes de que se baje lo abrace y le di un beso, lo vi subir la escalera y cuando ya no estaba a mi vista me abrace a mi novia, ella no me decía nada, solo acariciaba mi espalda y luego subimos a darnos una ducha.

Una vez que los tres estábamos vestidos nos subimos a mi camioneta y deje a Jenny en la empresa, le dije que pasaríamos a buscarla y seguí mi camino hacia la casa de mi mejor amiga. Al estacionar frente a su cochera voltee a ver al pequeño rubio, desabrocho su cinturón y yo también, ambos bajamos y caminamos hacia la puerta, toque el timbre y en pocos minutos abrió Sami

-      Santi – lo abrazo con una enorme sonrisa que desapareció al ver su gesto triste - ¿Qué pasa chiquitín?

-      Mi papá le hizo mucho daño a Tami – bajo su mirada y ella me miro – Quiero verla

-      Pasen – los tres fuimos hacia el cuarto de mi amiga – Amor, vinieron a visitarte

-      Abrió la puerta y Tami nos miró con una sonrisa – Los hermanitos más lindos del mundo – Santi subió a la cama y fue a abrazarla – Hola enano

-      Le sonreí a Sami que salía del cuarto y regrese mi vista a donde estaban mi hermano y mi mejor amiga - Con cuidado mi vida – le advertí a mi hermano que rápidamente soltó a Tami – Quería verte, se enteró de quien fue la persona que te daño

-      Estoy bien pequeño – acaricio su rubio cabello – Y mucho más ahora que viniste a verme

-      Quiero pedirte perdón por lo que te hizo mi papá – me senté a los pies de la cama y los observe mientras él continuaba hablando – Ahora sé que él era una persona muy mala

-      Tu papá cometió un error muy grande y se arrepintió – él frunció su ceño – Si Ramón no me hubiera ayudado a escapar no estaría acá – me miro y negué – Sofí, sé que estas muy dolida y no lo perdonas por lo de… - le hice señas para que no dijera lo de mi madre y lo entendió, regreso la vista a Santi – Mi secuestro

-      ¿Hay algo más? – mi hermano se dio cuenta que Tami iba a decir otra cosa

-      Si Santi, hay algo mas – se volteo a verme - ¿Te acordas cuando le robaron todo el dinero a Jenny? – afirmo con su cabeza – También lo hizo nuestro padre

-      Odio a mi papá – mi amiga lo tomo de la mano y mi hermano se sentó a su lado mientras ella lo reconfortaba – Todo lo que hizo fue hacernos daño

-      Santi, vos y tu hermana son unas personitas muy fuertes y va a superar esto como superaron tantas otras cosas – él recostó su cabecita en sus piernas

-      Me duele acá – toco su pecho – Me siento muy mal por lo que hizo

-      Enano mirame – volteo a ver a Tami – No tenes que sentirte mal, vos no hiciste nada malo, sos una personita diferente a Ramón – me miro – Ninguno de los dos hicieron nada malo, son muy buenas personas y quiero siempre tenerlos en mi vida

Santiago comenzó a llorar, me acerque a ellos y los tres nos quedamos abrazados unos largos minutos. Sami entro al cuarto, le ofreció unas galletitas a Santi y ambos se fueron, Tami me miraba fijamente

-      Te quiero proponer algo pequeña – me acerque más a ella – Cuando me separe de Sami me fui a Brasil, en el Spa del hotel me hicieron unos masajes relajantes con unas piedras calientes y me enseñaron a meditar

-      Yo no creo que me sirva eso – me puse de pie

-      ¿Lo intentaste? – negué – Podemos hacerlo juntas – me cruce de brazos – Si no te sirve no insisto

-      Está bien, hagámoslo – la vi sonreír y volví a sentarme a su lado - ¿Cuándo empezamos?

-      Cuando te sientas preparada – recostó su cabeza en mi hombro derecho

-      ¿Puede ser mañana? – sentí el movimiento de su cabeza afirmando – Quiero llevar a Santi al parque, sé que es duro todo esto para él

-      Es fuerte como su hermana – baje la vista y nos miramos, sonreí y bese su frente – Pero si le va a hacer bien pasar un rato en un parque con su persona favorita

-      Lo sé – sonreí mirando al frente – ¿Sami se va a seguir quedando con vos?

-      No quiero que se vaya pero tampoco quiero que esta sea la forma de que se quede conmigo – llevo sus manos a sus costillas del lado derecho – Esta mierda me duele demasiado

-      Seguramente sea por lo de ayer – bajo su cabeza – Vas a estar bien – acaricie su mejilla – Tenes que descansar

-      Si, casi no pude dormir – me miro con una enorme sonrisa – Sami me pidió que vuelva a ser su novia

-      Con razón tenías esa cara de felicidad esta mañana cuando me fui con Jenny – la abrace – Me pone muy feliz que hayan dado nuevamente ese paso

-      Le voy a pedir que se quede unos días más conmigo – se acomodó con un gesto de dolor – Aun necesito ayuda pero me da pena decirle

-      Ella te va a cuidar con mucho gusto – bese su mejilla – Ya me voy, trata de descansar – me levante de la cama – Gracias por hablar con Santi, estaba bastante enojado porque no lo traía

-      Me encanto que haya venido, no hay nada que agradecer – me regalo una sonrisa – Saludos a Jenny

Atravesé la puerta, fui hacia donde estaba Sami con mi hermano. Después de hablar unos minutos nos despedimos de ella y nos fuimos a Mc Donald´s y luego a pasar la tarde al parque.

Pasaron varios días, ya estoy cursando la universidad de nuevo. Todas las noche voy un rato con Tami para que meditemos juntas ya que aún estoy aprendiendo a hacerlo y me está ayudando mucho, siento muchísima paz.

Le avise a Jenny que llegaba un rato más tarde a la empresa ya que tenía que ir a buscar las notas de Santi. La maestra me felicito, me dijo que mi hermano iba muy bien en la escuela a pesar de lo que había hecho mi padre y que ellos estaban muy felices de poder ayudarme a que supere algo tan difícil.

Muy tranquila maneje hasta la empresa, deje la camioneta donde siempre y camine hacia la entrada principal, vi que había una chica y al verme dio unos pasos hacia mi

-      ¿Sofía? – la mire y asentí – Soy Mariana, hija de Ramón – me di vuelta y seguí caminando – Por favor, escuchame – hice caso omiso y subí los escalones que me llevaban a la puerta principal - Yo también tengo un hermanito

-      Me detuve y voltee a verla - ¿Qué queres? – la mire fastidiada – Estoy muy ocupada

-      Que hablemos, no te voy a quitar mucho tiempo – se acerco

-      Está bien – abrí la puerta – Vamos a mi oficina

Camine hacia mamá Carmen, la salude y seguimos camino hacia la planta alta, Mariana no dejaba de mirar hacia todos lados. Salude a Laura y a Luz, cuando iba por el pasillo hacia mi oficina salió Jenny de la suya

-      Amor, necesito que revises la cotización de este cliente – me entrego una carpeta y miro a la chica que me acompañaba - ¿Todo bien?

-      Si, te explico después – le di un beso – Antes de irme a la universidad te entrego la nueva cotización – entramos ambas y cerré la puerta – Sentate – ambas lo hicimos

Me la quede mirando varios segundos, se notaba mucho que era hija de mi padre, tenía nuestros mismos ojos y su cabello no era rubio pero era castaño muy claro, era apenas un poquito más baja que yo y estaba demasiado flaca, por su altura se notaba que estaba baja en peso

-      ¿Queres comer o tomar algo? – bajo su mirada y no respondió, sentí mucha pena por ella, agarre mi teléfono y marque el interno de mi secretaria – Lau, traeme un café con leche y unos tostados de la cafetería de enfrente, lo más rápido que puedas por favor – colgué y me la quede mirando - ¿Qué edad tenes?

-      Tengo 16 años – trague saliva al recordar que yo tenía esa edad cuando comencé a criar a mi hermano – Es muy bonita tu oficina

-      Gracias – entrecruce mis dedos - ¿Tu hermano cuantos años tiene?

-      Franco tiene 3 años – se acomodó en la silla – Sé que mi padre – se detuvo y me miro – Nuestro padre hizo muchas cosas malas, con nosotros tampoco fue bueno pero lo que le hizo junto a mi tío a tu amiga es imperdonable – deje que continúe hablando – A pesar de que no lo quería él era el único que nos ponía un plato de comida en la mesa y ahora que ya no está todo se nos hace más difícil

-      ¿Tu tío? – asintió – ¿Fito era tu tío?

-      El hermano mayor de mi madre – bajo su cabeza – Ella está sumergida en las drogas y nunca está en la casa, como pude le di de comer a Franquito pero ya hace tres días que no probamos nada de comida – sentí un nudo en la garganta – Yo no vengo a pedirte dinero, vengo a pedirte ayuda

-      ¿Cómo puedo ayudarte? – pregunte con la voz entrecortada

-      Me da mucha vergüenza pedírtelo – miro sus manos que estaban sobre sus piernas – Necesito un trabajo, sé que por mi edad no voy a ganar una millonada pero aunque sea que nos sirva para comer y poder inscribirlo en alguna escuela ya que no quiero que siga pasando tanto tiempo en la casa, todo el tiempo entran y salen hombres y mujeres drogados y yo no puedo seguir faltando a clases

-      No puedo darte un trabajo sin hablar con las jefas – asintió – Hagamos algo – me miro a los ojos – Hoy hablo con ellas y mañana temprano te llamo para darte respuesta, dame tu número de teléfono

-      No tengo – suspire – Pero puedo darte el de Doña Marta, es mi vecina – asentí y ella lo apunto en la libreta que le di

-      Permiso Sofí – Laura entro con una taza y un plato con dos tostados – Traje lo que me pediste

-      Son para ella – señale a la jovencita que estaba sentada frente a mí – Gracias Lau

-      Cualquier cosa que necesites me avisas – cerro la puerta

-      Gracias, no tenías que molestarte – mordió el tostado y me dio gusto verla comer

Mientras desayunaba continuamos hablando sobre todo un poco. Por su forma de expresarse se nota que quiere salir adelante y que adora a su hermano tanto como yo al mío. Al terminar se puso de pie y me sonrió

-      Tengo que ir a buscar a mi hermano, lo deje en la casa de mi mejor amiga – me puse de pie y camine hacia ella – De verdad muchas gracias por recibirme y escucharme

-      Voy a hacer lo que este en mis manos para ayudarlos – me dio un abrazo al cual no supe cómo reaccionar – Te llamo mañana para decirte que me respondieron mis jefas

-      Camino hacia la puerta y antes de abrir se volteo a verme – Si te busque fue porque se todo lo que hiciste por tu hermano y que saliste adelante sola junto a él – sus ojos verde esmeralda se clavaron en los míos – Para mí sos un ejemplo a seguir

No espero que diga nada y se fue. Por varios minutos me quede parada donde estaba mirando hacia la puerta, es un calco a mí a esa edad, se lo difícil que es criar a un hermanito tan pequeño así que voy a ayudarla en todo lo posible.

Me puse a revisar la cotización que me había dado mi prometida, se podían mejorar notoriamente los números así que realice dos cotización una con un precio mucho más económico y otro intermedio. Lo expuse en las tablas que manejamos, imprimí dos copias y las encarpete, salí de mi oficina y se las entregue a mi secretaria

-      Necesito que se las lleves a Bella, que las revise y luego que se las entregue a Jenny – asintió y rápidamente bajo las escaleras – Luz ¿Esta Tati en su oficina?

-      Acaba de terminar una reunión – se puso de pie – ¿Le aviso que queres hablar con ella?

-      No te preocupes, yo voy a su oficina – le sonreí

Camine varios pasos por el pasillo hasta llegar a la puerta, golpee y escuche la voz de la morena dándome permiso para entrar, al verme sonrió y vino a saludarme

-      Hola Sofí – me senté y ella se sentó en su silla - ¿Estas bien?

-      Hola Tati, si estoy bien pero quería solicitarte a vos y a Jenny una reunión – me miro extrañada – En lo posible para hoy antes de que me vaya a la universidad

-      Claro, ahora hablo con Jenny y te avisamos en cuanto podamos – me quede en silencio mirándola – Me conto Tami que estas meditando y que te sentís un poco mejor

-      Sí, me está ayudando mucho – cerro su laptop - ¿Cómo estás? – asintió dándome a entender que bien – Nos conocemos bien morena

-      Estoy buscando la manera de que no duela tanto – tome su mano sobre el escritorio – Anoche me pidió que fuera su abogada

-      Sos la mejor – sonrió – Que te parece si el sábado vamos a tomar unas cervezas – me miro contenta – Podemos ir vos, Jenny, Juanjo y yo – entrecerró sus ojos y negó - ¿Qué?

-      ¿Vos también vas a empezar con lo de Juanjo? – me empecé a reír y me puse de pie – Solo somos amigos, nos damos apoyo, nada más – camine hacia ella y bese su mejilla – Anda a trabajar mejor, te aviso lo de la reunión

-      Gracias jefa – cerré la puerta y regrese a mi oficina

Estuve trabajando con Malik sobre unas tablas y cotizaciones. Eso nos llevó casi dos horas hasta que entro Laura y me aviso que las jefas me esperaban en la sala de reuniones, le hice unos últimos comentarios a mi compañero y fui hacia el lugar de la reunión, me senté frente a ellas, primero me explicaron y pidieron unos expedientes y luego me dejaron explicar el motivo por el cual pedí la reunión

-      La chica que viste hoy es mi media hermana – mi novia me miro extrañada – La hija de mi papá – mire a ambas y las dos asintieron – Ella está pasando por lo mismo que pase yo con Santi, tiene un hermanito de 3 años y me pidió un trabajo para poder criarlo ya que su madre está en las drogas

-      ¿Le crees? – Jenny me miraba preocupada - ¿Cómo sabes que no lo hace solo por interés?

-      Lo vi en sus ojos – mi voz comenzó a entrecortarse – Cuando mi madre murió yo estaba igual, ojerosa, muy delgada, pálida y esos mismos ojos de tristeza

-      ¿Cuántos años tiene? – pregunto Tati seria

-      Tiene 16 años, está estudiando o eso intenta – ellas se miraron – Podemos darle algún tipo de trabajo para que se gane unos billetes diarios

-      Es menor de edad, no podemos contratarla – iba a hablar pero la morena me interrumpió – Pero necesitamos un poco de publicidad y puede ayudarnos repartiendo volantes – sonreí - ¿En qué horario estudia?

-      En las tardes – Jenny solo me miraba y no decía nada – ¿No le crees verdad?

-      Confió en vos – tomo mi mano – Decile que venga mañana a la mañana, yo hablo con ella sobre lo que le vamos a pagar

-      Les agradezco mucho – me puse de pie y las abrace – Sé que esto puede cambiar su vida

-      Las dejo que tengo una reunión en diez minutos y no prepare nada – me dio un beso – Te veo mañana rubia

-      Gracias Tati – espere a que cierre la puerta y me senté en las piernas de mi novia – Así como me ayudaste a salir adelante a mí y a Santi, con esto que estás haciendo la estas ayudando a ella también – bese sus labios

-      Lo hago por vos, lo único que me importa es que te sientas bien y si ayudarlos te ayuda a estarlo voy a apoyarte mi vida – rodee su cuello con mis brazos – Te amo preciosa

-      Yo te amo a vos mi flaca – sonrió y le di un beso cortito – ¿Puedo irme un rato antes? – me miro seria – Es que ahora que lo pienso me dijo que hace tres días que no comen y no le di nada de dinero – ella trago saliva y me puse de pie – Quiero comprarle una despensa y darle la noticia de que le vamos a dar el empleo

-      Está bien amor, pero dejame la dirección de la casa – se puso de pie y me abrazo – Avísame cuando llegues a la universidad

-      Si bebe – le di un último beso

Fui a mi oficina, agarre mis cosas y baje rápido al estacionamiento. Me subí a la camioneta y maneje hasta el supermercado más cercano. Tome un carrito y recorrí todos los pasillos en busca de distintos productos tanto alimenticios como de higiene. Pague todo, cargue las bolsas en la cajuela de la camioneta, busque en mi bolso la dirección que me la había anotado junto al número de su vecina. Jamás había ido hacia ese barrio pero lo puse en el GPS y maneje con calma hacia allá. Al llegar mire la hora en mi celular, faltaban cuarenta minutos para entrar a la universidad, tome mi bolso, desabroche el cinturón y me baje, cuando mire hacia mi alrededor me di cuenta que era un lugar que se veía bastante peligroso, active la alarma de la camioneta, mire hacia las casas que estaban frente a mí y enseguida reconocí a Mariana, estaba sentada en la puerta de una casa junto a un niño, me detuve y los observe, estaban pintando o dibujando en unas hojas, ella estaba vestida con una remera que veía bastante vieja, un pantalón de jean azul oscuro y unos Converse muy gastados, el pequeño tenía una camisita a la que le faltaban varios botones, un pantaloncito color café manchado en las rodillas y unas zapatillas también muy gastadas, retome el paso y faltando poco ella levanto su cabeza y me miro con una sonrisa

-      Sofía – se puso de pie – Me da gusto que hayas venido – bese su mejilla – Franco, ella es tu otra hermana

-      El nene se puso de pie y vino hacia mí – Hola – flexione mis rodillas para quedar a su altura, él beso mi mejilla y acaricie su cabello que era tan rubio como el de Santi

-      Necesito que me ayudes Mariana – fui hacia la camioneta, desactive la alarma y abrí la cajuela – Carguemos las bolsas para llevarlas a tu casa

-      Se puso a llorar – No puedo creerlo – me abrazo fuertemente – Muchas gracias Sofí

-      No me agradezcas, sé que lo necesitan – acaricie su cabeza – Vamos, que son varias bolsas

Entre las dos las cargamos, Franco quería ayudarnos así que le dimos dos bolsas que eran bastante livianas y entramos a su casa. Parecía un lugar abandonado, había dos sillones muy viejos y rotos, la mesa estaba llena de botellas de cerveza y restos de cigarrillos, el piso estaba muy sucio, las paredes despintadas y manchadas, ropa tirada por todos lados, ella me miraba avergonzada y yo hice como si no me hubiera percatado del desastre que había en ese lugar. Me llevo a lo que era la cocina, tenía un refrigerador antiguo y pequeño, la cocina estaba muy sucia y una pequeña mesita llena de platos y vasos sucios. Mariana apoyo las bolsas en el piso y llevo las cosas a la mesada, sacamos todo lo de las bolsas y la ayude a acomodarlo. Cuando terminamos me volvió a abrazar

-      Es muchísimo todo esto – le sonreí – No tenías que molestarte

-      Te dije que te iba a ayudar en todo lo que estuviera en mis manos – mire mi celular – Ya me tengo que ir, entro en veinticinco minutos a la universidad – sentí que Franco abrazo mi pierna izquierda – Es muy hermoso – asintió – A parte de traerles esto venía a decirte que mañana a las 10 am te esperan en la empresa para explicarte de que consta tu trabajo

-      ¿En serio? – asentí y ella comenzó a saltar de alegría – Muchísimas gracias

-      No me agradezcas – mire su ropa, busque la billetera en mi bolso y saque todo el dinero que tenía, aproximadamente eran $1.500 y se los di – Cómprense algo de ropa, es todo lo que tengo acá

-      Esto es demasiado – me lo quiso devolver pero no lo acepte – Sos una gran persona Sofí

-      Solo quiero ayudarlos – le di un beso y luego a su hermano – Ya me voy, te veo mañana

Me acompañaron hasta la puerta, me subí a la camioneta y después de tocar la bocina en señal de saludo me dirigí hacia la universidad, se nota que tiene toda la voluntad de mejorar su vida y eso me da mucha felicidad.

Tati<<

Ya paso un mes desde que atraparon a Fito, no he visto a Tami, solo hemos chateado por WhatsApp y algunas veces nos llamamos más que nada por el caso. Fito ya está recuperándose en el penal de Ezeiza, él pidió declarar así que estoy en casa esperando que venga Juanjo que dijo que me acompañaría a la comisaria ya que mi auto está en el taller.

Sonó el timbre y al abrir vi la enorme sonrisa de mi amigo, me dio un beso en la mejilla y señalo un auto, vi que no es el de siempre y lo mire sin entender

-      Me compre un auto mucho más lindo – me agarro de la mano y me llevo hasta el – Aston Martin DB11

-      Es muy bonito – regrese mi vista a él que no dejaba de sonreír – Te ves muy contento

-      Lo estoy – se acercó más a mí – Siento que mi vida empieza a cambiar

-      Me puse nerviosa al sentirlo tan cerca y mire hacia la puerta de mi casa – Voy a cerrar para que ya nos vayamos

Cerré con llave y regrese al hermoso auto, el abrió la puerta de mi lado y me subí, la cerro y en unos segundos se subió del lado del conductor. Cuando lo encendió ni se escuchaba el motor, parecía que íbamos volando por lo suave que se sentía

-      Entonces ¿Va a declarar por voluntad propia? – asentí - ¿Crees que se defienda?

-      Mira, tengo un contacto en el penal y me dice que vive alardeando por lo que hizo y que ya se ganó varios enemigos ahí adentro – me miro serio – Seguro confiese todo para llegar a un acuerdo

-      ¿Puede quedar libre? – me miro asustado

-      No, pero puede conseguir menos años – golpeo el volante – Lo bueno es que va a estar adentro por mucho tiempo

El viaje continuo un poco más tranquilo al cambiar el tema, me conto que José le consiguió este auto ya que se lo había pedido hace mucho tiempo y que estaba muy contento de tenerlo. Hablamos un rato de la empresa y sobre como estábamos superando las separaciones y ambos coincidimos en que no verlas nos estaba ayudando.

Después de casi media hora llegamos a la comisaria, Juanjo me dijo que me esperaba en el auto y después de presentar mi identificación, fui hacia unas oficinas en donde estaba el nuevo detective del caso ya que José había conseguido que suspendieran a Salazar y que les quitaran las placas a los oficiales encargados de vigilar la casa de Tami. Era un detective de unos 50 años, cabello canoso y bastante bajo de estatura, al verme me estrecho la mano

-      Buenos días Doctora Peretti – me señalo la silla – En unos minutos traen a Páez

-      Mire al hombre de traje que estaba del otro lado de la mesa – Soy el abogado de Rodolfo – nos saludamos tomándonos las manos – Mi cliente va a dar una declaración voluntaria así que espero que consideren llegar a un acuerdo

-      Yo soy la abogada de la señorita Martínez, no vengo a negociar – lo mire seria y vimos que entro el fiscal – Buenos días Gustavo

-      Al verme sonrió y me abrazo – Hola Tatiana, cuando leí que era las abogada de Martínez me alegre de saber que te iba a ver

-      Soy Fuertes – el abogado de Fito interrumpió y el fiscal tomo su mano para saludarlo – Podemos dejar las informalidades para después ¿No?

-      Abogado tome asiento y espere a que los oficiales traigan a su cliente – Gustavo le respondió molesto

Mientras esperábamos converse con mi gran amigo, estudiamos juntos en Estados Unidos y después no supe de él hasta que me entere que estaría a cargo del caso.

Casi diez minutos después entro Fito esposado, aun se veía bastante golpeado y disfrute de verlo así, se sentó al lado de su abogado y me miro con una sonrisa asquerosa

-      Yo te conozco – todos los miraron – Vos te cogías a la putita que secuestre

-      Fito, silencio – su abogado lo callo pero él continuaba mirándome – Eso no está dentro de la declaración que va a hacer mi cliente

-      Señor Fuertes, todo lo que vaya diciendo su cliente está siendo grabado ya que es una declaración voluntaria – el fiscal respondió – Empiece a hablar Páez, no tenemos todo el dia

-      Quiero un trato, me voy a declarar culpable pero no quiero perpetua – mire a Gustavo que no respondió – Si no me aseguran un trato no hablo y prefiero que pierdan tiempo con un juicio

-      Si usted declara y nos cuenta todo lo que paso le puedo ofrecer 20 años – miro a su abogado y él asintió – Hable, no me haga perder más tiempo

-      Mi hermana y Ramón necesitaban dinero, cuando me entere que la hija de él era de mucho dinero le ofrecí secuestrarla y acepto – sonrió – Nunca me dijo quién era su hija, solo me la describió y me dijo donde trabajaba así que empecé a investigarla y armamos un plan, que no salió para nada bien – clavo sus ojos en mi – Secuestre a la persona equivocada, no sabía que no era ella hasta que Ramón me lo dijo

-      ¿Por qué no la liberaron? – pregunto mi amigo

-      Porque nos había visto la cara – se encogió de hombros – A parte me encantaba cuando me quedaba con ella solo – su abogado puso su mano en su hombro tratando de callarlo pero no hizo caso – Disfrutaba tanto tocarla, siempre se ponía difícil cuando me la quería coger así que no me quedaba de otra que golpearla

-      Mi celular empezó a sonar, mire el número y no lo reconocía así que no respondí – Disculpen

-      El traidor de Ramón la libero después de golpearme así que no me quedo otra opción que matarlo – rasco su barbilla – Supe que la putita me iba a denunciar así que tenía que matarla

-      ¿Dónde la tuvieron? – pregunto el detective

-      En la antigua casa de Ramón, creo que me había dicho que ahí vivió cuando era chico – mi celular volvió a sonar – Ella no debería estar acá

-      Si quiere un trato ella tiene que estar presente – Gustavo intervino - ¿Estas bien Tatiana? – me pregunto por lo bajo

-      Tengo que responder – él asintió y me retire de la oficina - ¿Quién habla?

-      Tati, soy Ramiro – me asombre de escucharlo – No me cuelgues, necesito hablar con vos

-      Estoy ocupada – respondí cortante

-      Yo conozco al imbécil que daño a tu novia – hice silencio – Hoy es dia de visita, veni a verme para hablar

-      Está bien, en una hora estoy allá – colgué y regrese a la oficina – Tengo que retirarme, escuche suficiente para no aceptar llegar a un acuerdo e ir a juicio y que te pudras en la cárcel – me miro con odio – Vas a pagar muy caro lo que hiciste

Me retire, suspire fuertemente y camine hacia la salida, busque con la mirada el auto de Juanjo y me subí, él me miro sorprendido

-      Que rápido – lo mire y se dio cuenta que no había ido bien - ¿Qué paso?

-      Escucharlo hablar, decir todas esas cosas sobre Tami – baje la mirada – Vamos a ir a juicio, quiero que se muera dentro de una cárcel

-      Está bien – tomo mi mano – Tranquila, hiciste lo que creíste mejor – asentí - ¿Vamos?

-      Necesito que me lleves al penal de Ezeiza – levanto un ceja no comprendiendo – Tengo que ir a ver a mi ex esposo – encendió el auto y salió del estacionamiento - ¿Qué pasa?

-      Nada ¿Por qué me tiene que pasar algo? – respondió molesto

-      Si queres voy en un taxi – negó – Me llamo hace un rato y me dijo que quería hablar conmigo – asintió sin mirarme - ¿Por qué te estoy dando explicaciones? – se volteo a verme – Sos mi amigo, no entiendo tu malestar

-      Sí, soy tu amigo y te llevo a ver a tu ex esposo – puse los ojos en blanco

Hice silencio el resto del viaje, no entendía su actitud o más bien si pero no quiero pensar en eso en este momento. Me concentre en lo que Ramiro podría querer decirme, no sabía si era sobre Fito o sobre algún otro tema.

Cuando llegamos a Ezeiza mire a Juanjo, estaba serio y me dio ternura verlo así, le sonreí y bese su mejilla

-      Gracias por traerme – no respondió – Anda si queres, vuelvo con un Uber – negó - ¿En serio vas a esperarme?

-      Sí, no quiero que estés sola en este lugar – desabroche mi cinturón – Cuidate ahí adentro

-      Tranquilo, no es mi primera vez – abrí la puerta – No tardo

Fui hacia la entrada de visitas, pase la revisión y me llevaron a la aérea donde todos los presos reciben a sus familiares, había varias parejas y niños, me senté en la primera mesa libre que vi y no tardó en aparecer Ramiro, me sonrió y una vez que estaba frente a mí me abrazo

-      Qué bueno verte – acaricio mi mejilla – Estas muy hermosa – ambos nos sentamos - ¿Cómo estás?

-      Estoy bien y ¿Vos? – levanto su pulgar - ¿Para qué querías verme?

-      Por dos motivos – me cruce de brazos – Me dieron la condicional así que en dos meses salgo – lo mire sorprendida – Quería que te enteres por mí y no porque te digan que me ven por ahí caminando

-      Sabía que te la iban a dar pero no imagine que tan pronto – tomo mi mano y la quite

-      Tati, sé que te hice demasiado daño, estoy arrepentido de verdad – bajo su mirada – Yo te amaba pero el alcohol me transformo en una bestia

-      Sé que sos buena persona Ramiro pero vos mismo lo dijiste, me hiciste demasiado daño – lo mire a los ojos – Te perdono, aunque eso no quiere decir que te quiera de alguna manera en mi vida

-      Lo sé, voy a respetarlo, sé que estas con la chica que lastimo ese tipo – negué - ¿Ya no están juntas?

-      No pero eso no quiere decir nada – asintió - ¿Qué es lo otro que querías decirme?

-      Se todo lo que ese enfermito le hizo a esa chica – trague saliva – Tengo unos amigos acá adentro, ellos ya no van a salir por eso mismo no les molestaría mancharse un poquito las manos

-      No Ramiro, ese tipo va a pagar haber lastimado a Tami porque yo misma me voy a asegurar de que pase toda su vida encerrado – hizo silencio – No quiero que ni siquiera lo toquen, va a sufrir solito el estar acá encerrado – me puse de pie – No pongas en riesgo tu pronta salida – se levantó y me abrazo – Cuidate mucho

-      Espera – me tomo de la mano – Me gustaría que algún dia de estos en que ya esté libre vayamos a tomar un café y podamos conversar

-      No te prometo nada – sonrió y me fui

Mucho más tranquila regrese con Juanjo, al verme sonrió y puso en marcha el auto, antes de que arrancara tome su mano

-      Va a salir en dos meses y me invito a tomar algo – no respondió – Claro está que no voy a ir – clavo sus ojos en los míos - Gracias por acompañarme – con su pulgar acaricio mi mano – Me da gusto que estés acá conmigo

-      Soy tu amigo ¿No? – negué sonriendo - ¿Vamos a la empresa?

-      No, quiero que vayamos a tu casa a ver unas películas y que me cocines algo rico – libere su mano – Apurate porque tengo demasiada hambre

Entre risas regresamos, antes de llegar nos detuvimos en un supermercado para comprar una despensa que él necesitaba y al llegar cocino salmón con una rica ensalada que tenía todo tipo de verduras, busco entre sus películas y sonreí al ver que puso “Casablanca”, nos sentamos en el sillón y disfrutamos de una linda tarde juntos.