Aprendiendo a Amar Cap. 82

-Solo decime si la amaste o no – levanto un poco su tono de voz -Si, la ame – comenzó a caminar enojada - ¿Vos amaste a Juanjo? – se detuvo pero ni siquiera volteo – Recordemos que la que se iba a casar eras vos, no yo

Perdon por la demora, aca estoy de nuevo...Esto va tomando forma.... Espero que les guste!!!

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Capítulo 82

Tami<<

Mis manos se posaron en su cintura, nuestras lenguas se buscaban con desenfreno, se separó de mí y lentamente comenzó a levantarme la remera hasta quitármela, sus manos acariciaban mi abdomen, se sentían calientes al igual que mi cuerpo. Sobre el sostén toco mis pechos y luego deslizo sus manos hacia atrás y desabrocho la prenda que los cubría, los tirantes recorrieron mis brazos para luego caer al piso. Sus labios se posaron ahora en mi cuello y entre besos bajo hasta quedar frente a mis pechos, antes de continuar levanto su mirada hasta que nuestros ojos se cruzaron, sonreímos y unos pocos segundos después su actitud romántica y coqueta se había esfumado, se puso seria y se apartó de mi

-      Amor ¿Qué pasa? – no respondió y la tome con delicadeza del brazo – Bebe ¿Qué hice mal?

-      Acostarte con ella – abrí mi boca asombrada – Cerré mis ojos y la vi a ella haciéndote el amor, no puedo acostarme con vos

-      Pero Sami, termine con ella hace tres meses – tome sus manos – Quiero estar con vos, necesito sentirte al igual que vos queres sentirme a mí – me soltó y se cruzó de brazos – Tu mirada me lo dijo en el restaurant, querías que nos amemos como lo deseamos hace tiempo

-      No puedo Tamara – agarro su bolso – Voy a salir

-      Camino hacia la puerta y fui detrás de ella – No te podes ir así, por lo menos hablemos

-      No quiero hablar, no quiero estar cerca tuyo y no quiero que me toques – abrió la puerta – Te veo después

La puerta se cerró, se fue y me dejo sola. Pense en ir detrás de ella pero para cuando terminaba de ponerme la ropa ya se habría ido y sé que lo mejor es dejarla sola. Tengo hambre pero no quiero bajar, una angustia invade mi cuerpo, sé que no vamos a reconciliarnos tan pronto pero creí que ella no sería tan dura conmigo. Agarre la ropa con la que dormí y me vestí, busque mi celular y lo puse a cargar, agradecí que la pantalla que hay en el cuarto sea Smart Tv, me conecte a Netflix y busque una película, me decidí por una de Jackie Chan, Una pareja explosiva, me acosté, me cubrí con la sabana y trate de olvidar lo que había pasado hace un rato y me concentre en la película.

Cerca de 3 horas después la puerta se abrió y Sami entro, se me quedo mirando, se veía más calmada, se sentó en la cama

-      ¿Comiste algo? – negué con la cabeza sin dejar de ver la pantalla – Yo comí, deberías comer vos también

-      ¿Cargaste todo a mi tarjeta? – pregunte mientras apagaba la televisión

-      Si, la tenía en mi bolso y pague con ella porque no tenía dinero en efectivo – sonreí - ¿Pido algo para que te traigan al cuarto?

-      No, estoy un poco cansada, me voy a dormir – le di un beso cortito – Configure mi cuenta de Netflix por si queres ver una película – sonrió – Te amo Sami

Me acomode quedando de costado dándole la espalda a ella, la sentí acostarse a mi lado, su cuerpo se pegó al mío, su brazo izquierdo rodeo mi cuerpo y me abrazo, beso mi espalda y acerco su boca a mi oreja

-      Te amo Tami – suspire – Descansa

Cerré mis ojos, sus palabras habían esfumado mi angustia, sé que aún no está preparada para avanzar, voy a respetarla y a esperarla hasta que ella este segura de dar un paso más hacia nuestra reconciliación.

Al otro dia me desperté muy temprano, mire la hora en el hermoso reloj que estaba en la pared frente a la cama, eran las 5.30 am, me levante, me cepille los dientes y me puse ropa deportiva, trate de hacer silencio y baje a correr un rato, tenía que despejar mi mente e ingeniármelas para ablandar el corazoncito de mi hermosa chica de ojos color miel.

Después de correr de un poco más de una hora por las románticas calles venecianas regrese al hotel, me sentía cansada, hacía varios días que no corría y mi cuerpo demostraba que se había desacostumbrado un poco. Al entrar al hotel me encontré con la hermosa mujer venezolana, me sonrió y camino hacia mi

-      Hola, se ve que cuidas mucho tu cuerpo – asentí bastante agitada y sonriendo – Soy Lucia y mi esposo José Gregorio

-      Tami – estreche su mano – Mi pareja se llama Sami – sonrió – Si, suelo correr pero hace varios días no lo hacía y hoy necesitaba despejar mi mente así que aproveche ya que me levante temprano

-      Me indico el sillón hermoso que había en la recepción y nos sentamos - ¿Cómo va la reconciliación?

-      Difícil, no deja pasar ninguna – hizo un gesto lamentándose – No sé cómo hacer para que no esté tan dura

-      Mira, mis abuelos fueron italianos, por eso todos los años venimos a Italia a celebrar nuestro aniversario, ellos vivían en una granja que está a unos kilómetros de acá pero nos gusta más la ciudad así que nos hospedamos siempre en este hotel pero hoy pensábamos ir a pasar el dia a la granja que ahora es de un tío – me imagine lo que me diría y sabía que era una muy buena idea – Vengan con nosotros, una granja es muy romántico

-      Es fantástico – me levante del sillón - ¿A qué hora se van?

-      A las 8 am partimos, rentamos un auto – muy contenta la abrace – Ve a comentarle, vamos a estar en el cuarto, me avisas

-      Si, te aviso en un ratito – fui hasta la recepción - Buongiorno, ¿Posso ordinare una colazione per il quarto 47? (Buen dia, ¿Puedo ordenar un desayuno para el cuarto 47?)

-      Buongiorno signorina, naturalmente, in un momento in cui inviamo (Buen dia, claro, en un momento se lo enviamos)

-      Grazie – fui hasta el ascensor y en pocos segundos ya estaba entrando al cuarto, Sami aun dormía fui hasta la cama y acaricie su rostro, ella abrió los ojos – Buenos días mi amor

-      Hola – respondió y volvió a cerrar los ojos - ¿Qué hora es?

-      Las 7 am – se cubrió por completo con la sabana y en ese momento golpearon la puerta, fui a abrir y me entregaron un carrito con el desayuno que había pedido, lo lleve hasta Sami y volví a sentarme en la cama – Acá está el desayuno – se destapo y se sentó en la cama con una sonrisa – Tenes que desayunar rápido porque nos esperan para llevarnos a un paseo

-      Agarro la taza y una tostada - ¿Dónde vamos?

-      Que hermosa que te ves recién levantada – me miro sonrojada – No te voy a decir nada – le di un beso cortito en los labios – Me voy a bañar

Me desnude delante de ella, deje la ropa deportiva en una silla, tome una toalla y entre al baño. Rápidamente me bañe, estaba entusiasmada, sabía que este dia podía ser un gran paso hacia la reconciliación.

Al salir me acerque a Sami, ella se puso de pie y me quito la toalla, puso sus manos en mi cintura, comenzó a besar mi cuello, moría de ganas de continuar pero Lucia nos estaba esperando

-      Amor, esta vez te voy a tener que dejar con las ganas yo – me miro seria – Báñate, te prometo que vas a ser un dia especial

-      Está bien mi amor – la abrace – Me baño rápido

Asentí y la vi entrar al baño, me vestí y fui hasta el tercer piso, golpee la puerta de la habitacion de Lucia y ella me abrió, le comente que Sami había aceptado y que en cuanto mi chica estuviera lista la veríamos en la recepción. Regrese a nuestro cuarto y Sami se estaba vistiendo

-      ¿Dónde habías ido? – pregunto mientras se ponía su sostén y yo moría de ganas de sacárselo - ¿Está bien esa ropa o que me pongo?

-      Fui a decirle a nuestros compañeros de viaje que los veíamos en la recepción en un rato y si, está perfecto ese short y esa remera – agarre mi mochila y puse ropa y abrigos por si en la noche cuando regresábamos hacia frio – Vamos a volver tarde

-      Confió que será un paseo maravilloso – termino de vestirse – Vayamos que muero de ansiedad

Colgué la mochila de mis hombros y bajamos. Como habíamos planeado Lucia y José Gregorio estaban sentados y al vernos se pusieron de pie, saludaron ambos a Sami y fuimos al auto, nos subimos, abrochamos nuestros cinturones y el auto se puso en marcha

-      ¿Ustedes tampoco me van a decir dónde vamos? – Lucia que iba del lado de conductor se dio vuelta y negó con una sonrisa – Está bien, tendré que esperar – tome su mano y sonrió - ¿Es largo el viaje?

-      Solo una hora – respondió Gregorio – Cuenten como se conocieron

-      Sami y yo nos miramos y ella me hizo gesto para que lo contara, sonreí y comencé a hablar – Nos conocimos en la secundaria, ella era un poco creída pero desde el primer dia me llamo la atención – voltee a ver a Sami que me miro asombrada – Nos hicimos amigas como a mitad de año, en su cumpleaños y desde ese entonces fuimos inseparables y de a poco ambas fuimos enamorándonos aunque yo tenía mucho miedo ante sus avances descarados y su coqueteo

-      Es que si no lo hacía no me mirabas de otra manera más que como una amiga – negué – Nunca me demostraste nada

-      Es que no sabía cómo, vos eras coqueta, no dejabas de mandarme indirectas y siempre andabas toqueteándome y eso me inhibía muchísimo – nos reímos – En tercer año, faltando poquito para que terminaran las clases nos decidimos a estar juntas pero ese mismo dia su madre decidió cambiarla de escuela por las bajas calificaciones – Sami apoyo su cabeza en mi hombro y me abrazo – A pesar de eso la busque muchas veces pero ella estaba en otra ciudad y su madre me dijo que estaba muy feliz con sus nuevas amigas y opte por dejar de buscarla

-      ¿Qué? – exclamo mi chica - ¿Mi madre te dijo eso?

-      Si, iba todos los días a tu casa y ella me trataba muy mal hasta que un dia me dijo que vos habías hecho un grupo de amigas en Rosario y te ibas a quedar a vivir allá – su cara estaba roja de tanta molestia – Ahora me doy cuenta que no era cierto

-      Entonces ¿Qué paso? – Lucia interrumpió y recordamos que no estábamos solas

-      Estuvimos separadas hasta los 23 años, no reencontramos en un bar y de nuevo ella siguió con sus coqueteos – note como Sami se sonrojo – Pero esta vez fue distinto, yo estaba segura con mi sexualidad y nunca había dejado de amarla – mire esos hermosos ojos color miel – Nunca deje de amarte

-      Mira Gregorio, que hermoso amor – ambas miramos a Lucia – La forma en que se miran, como interactúan una con la otra, eso es amor verdadero, como el de mi Pepe y yo – toco con delicadeza el brazo de su esposo, ambos sonrieron y reconocí esa misma sonrisa en nosotras – Están hechas para estar juntas

-      Sami me abrazo con fuerza y susurro a mi oído – Te amo mi vida

-      Yo te también te amo mi amor – acaricie su mejilla derecha y luego la bese con ternura – Ya estamos saliendo de la ciudad al parecer

-      Así es – intervino Gregorio – En treinta minutos llegamos

El tiempo se pasó rápido, Lucia nos contó su historia de amor y a pesar de que ellos lo tuvieron más fácil que nosotras es una bella historia en el que pasaron muchas cosas para por fin estar juntos y casarse.

Quede maravillada cuando cruzamos unas vallas de madera, todo se veía verde, una gran casa que parecía más que nada una cabaña, muchísimos árboles y lo que más me emociono fue ver un establo, sabia lo mucho que le gusta cabalgar a Sami. Cuando mire a mi pareja se le notaba la felicidad en los ojos, no dejaba de mirar para todos lados, me adelante unos pasos y sentí que ella se subió encima mío, la sujete y comencé a correr por el enorme campo hasta que nos caímos al piso, entre risas nos quedamos por varios minutos en el césped, nos miramos a los ojos y luego ella tomo la iniciativa de besarme, cerré mis ojos y disfrute sus labios sobre los míos. Pocos segundos después se separó y se puso de pie, me ayudo a levantarme y fuimos hasta la cabaña, en la puerta estaban nuestros amigos saludando a unas personas. Al llegar Lucia comenzó a presentarnos

-      Ellas son Tami y Sami, son amigas nuestras – ambas sonreímos a la pareja y a los adolescentes – Él es mi Tío Cesar, ella mi Tía Carola y ellos son mis primos, Julio y Paula

-      Un gusto conocerlas chicas – Cesar nos estrechó la mano, hablaba español pero se notaba que su idioma principal era el italiano – ¿Les gusta cosechar?

-      Cuando era chica, fui muchas veces a la ciudad donde vive mi abuela y ella tiene una granja, siempre iba en la época de cosechas – el señor sonrió – Veo que precisamente es época de cosecha aquí también

-      Si, estábamos por comenzar con mis hijos – señalo unos canastos de maderas – Nos levantamos a las 5 am y cosechamos tomates y nos tomamos un descanso pero vamos a cosechar naranjas – nos mostró unos sombreros de paja - ¿Nos ayudan?

-      Yo fascinada – Sami tomo un sombrero y se lo puso - ¿Te animas?

-      Si, solo enséñenme y claro que lo hago – Sami me puso el sombrero – ¿Vienen ustedes?

-      Claro, siempre vamos a cosechar cuando venimos – Gregorio sonrió – Vamos a trabajar

Nos subimos a una camioneta y Cesar manejo aproximadamente un kilómetro, cuando se detuvo vimos muchos árboles de Naranjos, Julio y Paula nos llevaron hasta uno de los árboles y comenzaron a decirme como sacar las naranjas, ellos hablaban puramente italiano así que Sami estuvo ayudándome a entenderles. Luego de un rato de ayudarnos nos dejaron solas y se fueron a otro de los arboles

-      Hace mucho calor y ya me canse – Sami empezó a reírse – Bueno, vos sabes hacerlo, a mí se me canso la mano

-      Trabajemos un ratito más y te prometo que nos escondemos a tomarnos un descanso – respondió muy coqueta

-      Sami, no juegues con fuego – me guiño el ojo – No me va a importar que haya gente si seguís – se acercó y beso la comisura de mis labios – Te encanta provocarme

-      Me fascina – saco una naranja y me la lanzo – Yo las saco, encárgate de meterlas en las canastas

Casi dos horas más tarde, Paula nos dijo que nos tomáramos un descanso, así que aprovechamos para ir a caminar por el campo. Cuando ya estábamos bastante alejadas la tome de la mano, ella volteo a verme y sonrió

-      Me encanta estar acá – beso mi mejilla – Gracias

-      Sabía que te gustaría y ahora que volvamos tengo otra sorpresa – se detuvo y me miro fijo a los ojos – No te voy a decir – me hizo pucheritos – No me vas a convencer

-      Eso está por verse – me miro coqueta

Luego miro hacia todos lados y realmente estábamos solas, rodeadas de puro campo, se acercó, mordió mi labio inferior y luego comenzó a besar mi cuello, solté un suspiro e hice mi cabeza a un lado, ella fue bajando hasta mi hombro, con sus manos comenzó a tocar mis pechos por encima de la ropa, unas cosquillas invadieron mi entrepierna

-      Sami espera – ella comenzó a besarme, puse mis manos en su pecho y la separe – Amor, nos pueden ver

-      Estamos lejos de todos – quiso continuar pero volví a detenerla -  Muero de ganas de que hagamos el amor

-      Yo también mi amor – la abrace – Extraño tanto tu cuerpo pero regresemos, escuche que Carola iba a hacer pastas, la salsa es con el tomate que cosecharon así que muero por probarlo

-      Debe ser exquisito – le di un beso – Pense que me iba a costar más estar juntas de esta manera

-      Yo creí que tardarías menos – sonreímos – Pero no importa si fue rápido o lento, estamos juntas y eso es lo importante

El silencio nos invadió, íbamos tomadas de la mano pero se sentía raro el ambiente y no sabía cómo romper esa tensión que se sentía

-      Necesito preguntarte algo – Sami se detuvo y se paró frente a mí – ¿Realmente amaste a Tatiana?

-      No de la misma manera que te amo a vos – negó – ¿Qué es lo que queres que te responda?

-      Solo decime si la amaste o no – levanto un poco su tono de voz

-      Si, la ame – comenzó a caminar enojada - ¿Vos amaste a Juanjo? – se detuvo pero ni siquiera volteo – Recordemos que la que se iba a casar eras vos, no yo

-      Vos fuiste quien empezó una relación a los tres meses de romper conmigo y encima con la persona con la que me engañaste – se dio vuelta y me miro molesta

-      Suspire y camine hacia ella – Hace dos minutos querías hacerme el amor y ahora estamos discutiendo – tome sus manos – A nadie jamás en mi vida ame como a vos, sos la mujer que desde hace más de 10 años me roba miles de suspiros, quien me hizo fantasear con una familia, quien más nervios me causaba al hablarle – bajo su mirada – Te amo muchísimo Sami y cometí un error, el más grande de mi vida pero quiero que seamos feliz juntas porque no soy feliz estando separada de vos

-      Te juro que muero de ganas de poder borrar de mi mente todo lo que paso – la interrumpí

-      No te digo que lo olvides, sé que no va a ser fácil pero solo te pido que disfrutes este dia y en lo posible este viaje – asintió con tristeza en los ojos – No estés así mi vida, tu sonrisa ilumina mis días – clavo sus ojos en los míos – Dale, regalame una sonrisa – no pudo evitarlo y sonrió – Debería haber traído lentes de sol, no puedo ver de tanta luz

-      Ya callate – me dio un golpe en el hombro y la abrace – Perdón por ponerme de esa manera

-      Ya paso – nos dimos un besito – Vamos, quiero que veas mis sorpresa

Volvimos a tomarnos de la mano, por suerte no íbamos caminando como antes de esta mini discusión. Al llegar a la cabaña Carola nos dijo que nos sentáramos que en pocos minutos estaría la comida. Como era de esperarse los espaguetis también eran caseros y fue la mejor comida que comí en mucho tiempo. Mientras comíamos Cesar y Carola nos contaban el trabajo diario que hacen y lo mucho que aman hacerlo.

Al terminar Sami fue a ayudar a Paula a lavar los platos y yo le pedí a Cesar si me prestaba uno de su caballos, le explique que era una sorpresa para Sami y accedió con gusto, le pidió a Julio que me diera el caballo que yo eligiera. Fuimos al establo y me encanto uno que era todo de color negro, Julio lo llevo hasta la puerta de la cabaña y yo fui a buscar a la mujer de mis sueños

-      Hola amor – la abrace por detrás – Tenes que acompañarme a ver algo

-      ¿Qué es? – tape sus ojos pero se resistió – No me hagas esto

-      Dejame sorprenderte – asintió – Vamos, cerra los ojitos – lo hizo pero para asegurarme volví a ponerle las manos para cubrirlos, despacio la lleve hasta el exterior, cuando quedamos frente al precioso caballo quite mis manos – Abrí los ojos mi amor – lo hizo y su rostro se ilumino - ¿Te gusta?

-      Me encanta – se acercó al caballo y lo acaricio – Es un caballo muy hermoso – se volteo y me dio un beso - ¿Puedo cabalgarlo?

-      Si, Julio me dio indicaciones en italiano, a lo cual casi no le entendí, solo sé que dijo que sigamos el camino – ella dio un salto y se subió – Te ves muy bonita ahí arriba

-      Me voy a ver mejor con el amor de mi vida acompañándome a un grandioso paseo – estiro la mano – Subí amor

-      No, me da miedo – bese su mano – Yo te miro desde acá

-      Nada de eso – me miro con mucha ternura – Voy a estar con vos, nada te va a pasar – suspire y tome su mano – Esa es mi chica – al sentarme detrás de ella me dio un beso, la abrace y el caballo comenzó a caminar con mucha calma – Ves, no pasa nada – con sus talones toco al caballo y este acelero el paso, la abrace más fuerte – Tranquila, solo está trotando – empezamos a mirar hacia todos lados, realmente era un campo hermoso - ¿Te animas a que corra?

-      Si estoy con vos no le temo a nada – me aferre aún más – Hace que corra

Ella sonrió y con un nuevo toque al caballo este salió corriendo, creí que sentiría demasiado miedo pero me sorprendí al sentir una sensación tan maravillosa, solté un poco a Sami que al darse cuenta me regalo una sonrisa.

Después de varios minutos ella hizo que el caballo se detenga, lo sujeto a una valla, nos sentamos bajo un árbol y observamos abrazadas la preciosa puesta del sol

-      Gracias por darme un dia tan hermoso – apoyo su cabeza en mi hombro – Si tu plan es reconquistarme como me dijiste, vas muy bien

-      Me encanta escuchar eso – tome con delicadeza su rostro y la bese – Sé que aun debemos hablar muchas cosas pero solo quiero hacerte feliz, te hice demasiado daño y quiero repararlo aunque me lleve más tiempo del pensado

-      Lo más difícil será cuando volvamos a Argentina, enfrentarnos a todo y todos – baje mi cabeza – Pero vamos a estar juntas, eso nos va a dar la fuerza que necesitamos

-      Me da miedo tu mamá – se sonrió – Realmente está muy molesta conmigo

-      Ya veré como hacer que comprenda que si estoy con vos es porque realmente te amo – seguramente tendría cara de tonta porque ella comenzó a reírse – Solo tengo una duda

-      ¿Qué pasa preciosa? – se acostó sobre mis piernas

-      ¿Qué va a pasar cuando empecemos a trabajar? – la mire sin entender – Vos vas a trabajar con Tatiana y yo con Juanjo

-      Tenemos que confiar, sé que no es fácil pero yo quiero estar con vos y sé que vos conmigo – me dio un beso

-      No me refiero a eso, es que si será incomodo – comencé a jugar con su cabello – Con Tati no hay tanto problema porque vos terminaste con ella hace varios meses pero Juanjo, él no se ni qué piensa de todo esto – nuestras miradas se clavaron en la de la otra – Cuando llegue voy a hablar tener que hablar y explicarle muchas cosas, se lo merece

-      Lo sé, si necesitas que también hable con él, lo voy a hacer – negó – Está bien, si lo necesitas sabes que contas conmigo

-      Gracias mi amor – por varios segundos hicimos silencio – Creo que debemos volver, seguramente nos estén esperando para regresar al hotel

-      Nos pusimos de pie – Tenes razón, volvamos

En menos de veinte minutos ya estábamos entregándole el caballo a Julio, él lo llevo al establo y nosotras fuimos a buscar nuestra mochila. Salimos junto con los demás, nos despedimos y les agradecimos por tanta amabilidad y por compartir con nosotras un dia tan hermoso. Nos subimos al auto, me recosté en las piernas de mi chica y en pocos minutos me quede dormida gracias a las caricias.

Me desperté cuando Gregorio estaciono en la puerta del hotel, nos bajamos y nos despedimos de nuestros amigos, también les agradecimos por habernos invitado y prometimos buscarlos para ir a cenar una de estas noches.

Al entrar a la habitacion le di un beso a Sami, agarre una toalla y me fui a bañar, había sido un dia largo y necesitaba un baño relajante. Abrí la llave de la tina y mientras se llenaba me quite la ropa y tome el jabón, se lo eche al agua y cuando considere que era suficiente agua cerré la llave y me metí. El agua estaba caliente y cubría todo mi cuerpo a excepción de mi cabeza, solté mi cabello, cerré mis ojos y me dispuse a disfrutar de un rato de relajación pero pasaron pocos segundos cuando la puerta se abrió, abrí los ojos y voltee en dirección a la puerta, sonreí al ver a Sami completamente desnuda, camino lentamente hacia mí y sabía que no venía solo en busca de un baño, entro a la tina y se sentó dejando su espalda sobre mi pecho, tomo mis manos y las puso sobre sus pechos, trague saliva, sabía que esta vez no iba a interrumpirse el momento, tome el control de la situación y apreté suavemente sus pechos, ella hizo su cabeza hacia atrás y un poco hacia un lado así que comencé a besar su cuello, deslice mi mano por su abdomen hasta llegar a su pelvis, Sami separo sus piernas y continúe hasta encontrar su clítoris, sentirlo debajo de mis dedos fue como sentir de nuevo el alma en mi cuerpo, soltó un gemido leve y eso me dio paso a dar comienzo a su estimulación, ella tomo el borde de la tina con ambas manos y se retorcía ante el placer que le estaba brindando, se soltó con una de las manos y la puso sobre la mano que estaba en su entrepierna y me dirigió hasta su entradita, nos miramos y sin apartar la vista metí dos de mis dedos y esta vez su gemido invadió todo el baño, metía y sacaba los dedos lentamente mientras que con mi mano izquierda alternaba entre un pecho y el otro, sus pezones estaban duros y muy erectos, busco mi boca y comenzó a besarme, se dio vuelta quedando de rodillas frente a mí, separo las piernas y volvió a llevar mis dedos a su entrada

-      No pares, haceme tu mujer – sus palabras me excitaron

Agarre su mano y la lleve a mi sexo, ella entendió que quería que me masturbara así que eso hizo y yo volví a penetrarla, lo hacía rápido, varios minutos pudo masturbarme hasta que no aguanto más y se sujetó nuevamente a la tina y dejo salir el primer orgasmo de nuestra reconciliación. Cuando su cuerpo dejo de temblar agarre la esponja y la comencé a bañar, ella solo me observaba sin decir nada. Cuando por fin enjuague su cabello para quitarle el acondicionador fue su turno de bañarme, lo hizo con delicadeza y mucho amor, lavo cada parte de mi cuerpo y luego mi cabeza. Al terminar nos levantamos, tomamos las toallas y comenzamos a secar nuestros cuerpos pero ninguna de las dos resistió mas, lanzamos las toallas al piso y nos fundimos en un gran beso apasionado, salimos del baño y fuimos hasta la cama, estábamos demasiado mojadas pero no nos importaba, necesitábamos seguir sintiéndonos, la acosté y me acosté sobre ella, mi rodilla presiono su sexo, nuestros pechos se tocaban y nuestras lenguas se entrelazaban, mi mano derecha acariciaba el costado de su torso mientras que la derecha la usaba de apoyo

-      Sentate en mi cara – la mire a los ojos que estaban bañados en lujuria

Obedecí y deje mi sexo sobre su boca, me sujete a la cabecera de la cama y al sentir su lengua recorriendo desde mi clítoris hasta la entradita sentí como cada bello de mi cuerpo se erizo, después de varias lamidas se centró en mi botoncito, lo succionaba con calma por varios minutos hasta que sintió que mi cuerpo se movía sin control y cambio el ritmo, lo hacía un poco más fuerte, sentía como cada musculo de mi cuerpo se tensaba y libere un gran orgasmo. No di más vuelta y fui directo a hacerle sexo oral, antes de dar inicio respire profundamente para sentir su aroma, era tal cual lo recordaba, sonreí y empecé a dibujar círculos sobre su clítoris, Sami puso su mano derecha sobre mi cabeza empujándola más hacia ella, metí su botoncito a mi boca, ella meneaba su cintura y entre gemidos me pedía más y más. Unos cuantos minutos después note su espalda arquearse y me separe de ella, lubrique con sus fluidos dos de mis dedos y comencé a penetrarla

-      Así amor, no sabes cómo soñaba con este momento – sin dejar de meter mis dedos fui a besarla – Te amo Tamara – grito a la vez que soltaba un fuerte orgasmo el cual se me hizo diferente a todas las veces que había tenido relaciones, observe que era más liquito, como si fuera agua, la mire asombrada - ¿Qué paso? ¿Qué fue eso? Jamás me paso eso

-      Te corriste bebe – sonrió avergonzada - ¿En serio nunca te paso?

-      No, nunca con nadie – me hizo acostarme sobre ella – Sos como te recordaba – acaricio mi mejilla – Nunca más te separes de mi

-      Jamás me voy a volver a ir de tu lado – nos dimos un beso lleno de amor – Yo no quiero dormir

-      Me miro pícaramente – Yo tampoco

Hicimos el amor toda la noche, ninguna de las dos quería dejar de sentir el cuerpo de la otra. Todo lo que necesitábamos era demostrarnos físicamente cuanto nos habíamos extrañado y cuando nos amamos.