Aprendiendo a amar al mundo 2

Después de lo que pasó, Brenda va a llamar a Nicole una vez más para que la ayude

El lunes volvimos a clases. No había hablado con Brenda desde lo que había pasado esa noche.

¿Qué pensaría ella cuando se entere de que me excitó más su cuerpo que la cogida en sí?

En la mañana no pude hablar con ella. Creo que me evitaba. Cuando llegó el recreo fui a buscarla directamente.

Me estaba acercando a ella y pude ver una cara de preocupación. Apenas volteó a verme se lanzó a mi cuello y me abrazó. No entendía qué pasaba.

  • Nicole, necesito tu ayuda

  • ¿Pasó algo, amiga?

Me miró con una cara de ojos desesperados.

  • ¿Te acordás lo que pasó el sábado? -empezó a ruborizarse. "¿Cómo olvidarlo?" Pensé- hoy Alan… me propuso… que se la chupe.

En ese momento entendí por qué no quería decirlo. Brenda siempre fue muy tímida, y le cuesta tomar la iniciativa o hacer cosas por sí sola.

  • ¿Acá en la escuela?

Asintió con la cabeza y señaló la parte trasera del edificio. Ella siguió con la cabeza baja. Quería decirme algo. Intenté que hable, pero me esquivó.

  • ¿No me digas que te negaste?

  • Es que nunca lo hice -Miré sus ojos, estaban algo húmedos- No puedo hacerlo sola. No sé cómo y no quiero que Alan esté decepcionado de mí- Iba a empezar a consolarla cuando me interrumpió- ¿Me ayudarías de nuevo Nicole?

Me quedé muda. ¿Había escuchado bien? ¿Quiere que le enseñe a hacer un pete?

  • Lo de la última vez fue una excepción... -¿Pero quién podría resistirse a esa carita cachetona y bonita haciendo pucheros?- Ok, Brenda, pero solo esta vez.

Me agradeció con una sonrisa y me besó la mejilla.

Cuando empecé a decirle cómo se hacía y dónde debía buscar ella me miró atenta.

  • Igual cuando lo hagamos voy a entender mejor.

¿Cuándo lo hagamos? ¿Escuché bien? ¿Hagamos? ¿Las dos? Decidí hacerme la tonta y no darle importancia, hacer como que no había escuchado nada. Una vez terminada mi explicación finalizó el recreo y debíamos volver al aula. Me susurró antes de entrar:

  • En el próximo, vení conmigo.

Yo me quedé helada. Por supuesto no presté atención en clases. De todas formas no lo hubiera hecho, no soy muy buena alumna que digamos, pero ahora tenía otras cosas en mente. ¿Esta chica realmente quería que le hagamos un pete juntas?

Lejos de incomodarme, la idea poco a poco comenzó a calentarme. Lo había hecho antes pero no era una gran experta que digamos, ni tampoco es que haya sido una experiencia muy excitante. Pero ahora era distinto. Ahora estaba el componente del morbo.

Los nervios empezaron a impacientarme. Sentí que la clase no terminaba nunca. Tenía un cosquilleo en la parte baja de la panza.

Finalmente estaba terminando. Qué eterno se hicieron los últimos cuatro minutos. Los cuatro minutos más largos de la vida. Movía mis piernas ansiosa.

Miré a Brenda. ¿Cómo podía estar tan calmada? Estaba prestando atención a… Un momento, ella nunca presta atención en clases. Confirmado, estaba igual que yo.

Sonó el timbre y salí casi corriendo al pasillo. Ella, más veloz que yo, me agarró de la mano y me guió a la parte trasera del patio. En ese sector estaba el edificio donde el profesor de educación física guardaba sus cosas, detrás había bebederos que estaban fuera de uso, y un sobresaliente de cemento que se usa a modo de asiento. Desde allí nadie podía vernos, pero solo si estábamos pegados a la pared, porque el patio era grande y cualquier descuido hubiera hecho que alguien nos hubiese podido ver.

Cuando llegamos, ya estaba Alan allí esperando. Él ni me vio. Solo tenía ojos para Brenda. Eso me provocó ternura pero a su vez algo de celos. No porque sintiera algo por él ni mucho menos, sino porque me hacía sentir un poco… despreciada.

Mi amiga apenas se acercó a él lo besó con pasión. Ahí se evidenció que era un mal tercio. Me estaba empezando a incomodar. Entre beso y beso, Brenda le susurró algo al oído y Alan me miraba. ¿Qué le estaría diciendo?

Finalmente asintió con la cabeza. Brenda se colocó a mi lado y me agarró la mano.

  • Vamos amiga.

Alan se sentó en los asientos y nosotras de rodillas frente a él. Me latía el corazón muy fuerte. Eran nervios, pero quería seguir. Él dejó espacio entre su banca y sus muslos para bajarse el pantalón y el boxer a la vez, dejando escapar una erección hermosa.

Antes de que reaccionara, Brenda lo agarró y comenzó a masturbarlo. Su manito pequeña apenas podía rodearla entera. Estaba muy cerca de mi cara, podía olerlo. Mi mente estaba nublada.

Ella me golpeó con el codo para que vuelva en sí, y me la ofreció, mirándome con genuina curiosidad en sus ojos. Recién ahí recordé mi papel en todo esto.

Me acerqué un poco más, saqué la lengua y recorrí desde la base hasta la punta, haciendo presión sobre su frenillo. Sabía rica. Lo hice de nuevo. Me gustaba que sea lento y sensual, pero no teníamos tiempo. Por supuesto que mi excitación era tal que ni me percaté de ello.

A la tercera vez que quise lamerlo, Brenda me lo alejó, y fue ella misma la que lo hizo, mirándome buscando aprobación.

Eso me calentó un montón. Estaba viendo a mi amiga lamer su primera pija, y me miraba directo a los ojos. Por suerte esta vez reaccioné más rápido. Cuando ella empezó por su base de nuevo me lancé a lamer su frenillo con la punta de la lengua. Brenda llegó junto a mí y rozó su lengua con la mía. Casi me da un infarto. Comencé a dar vueltas sobre el glande para que vea bien cómo hacerlo, y por supuesto le dejé el turno.

Ella aún tenía agarrado el tronco.  Era mi momento de tomar la iniciativa. Envolví mi mano sobre la suya y juntas comenzamos a masturbar a Alan. Suave y sin apuros. Luego le bajé el cuerito lo más que pude. Miré a Brenda a los ojos, a esos hermosos ojos marrones llenos de curiosidad y algo de timidez. Y sin dejar de sostenerle la mirada besé la punta, para luego meterme esa cabeza en la boca entera. Era el cielo. No podía pedir más. Cuando iba a sacarlo ejercí un poco de presión y le di un chupón.

Era hermoso, solo ella y yo en silencio, excepto Alan que gemía, y claro obviando el ruido que puede haber en un recreo de una escuela pública.

¡La escuela! Seguíamos ahí, ¿cómo podía olvidarme de eso?

Brenda intentó copiar lo que había hecho, pero no se metió todo en la boca y noté como intentaba no usar sus dientes. Era un gesto dulce de su parte. Pero tenía que enseñarle bien como se hacía.

Me lo metí de nuevo en la boca, esta vez con un poco de su tronco también. Juntas lo masturbábamos, mientras aprovechaba para darle vueltas y vueltas por el borde con mi lengua, para recorrer bien ese glande caliente. Pero no era mi mejor arma, y tenía que enseñarle bien cómo se hacía.

Usé mi boca casi como una ventosa. Se la succioné fuerte mientras movía mi cabeza hacia atrás. Hasta pensé que podía llegar a arrancarle el glande. Cuando abrí mis labios sonó el chupón y el pene de Alan saltó, con su cabecita blanca por la presión.

Brenda no tardó en seguir mis pasos, y para serles sincero le salió bastante bien. Se nota que aprende rápido. Cuando se la sacó de la boca se la metió de nuevo para un nuevo chupón. Y otra, y otra, y otra vez. Que manera de estrujarle la pija, pensé. Pobre Alan, no va a durar mucho. Para que se relaje le masajee los huevos un poco.

Finalmente la soltó. Se estaba enviciando muy rápido. Tenía que ir al siguiente nivel. Abrí bien los labios y me la tragué. No era pequeña, debería medir unos 16,5 cm, pero logré meterla casi toda dentro. Tenía que enseñarle a Brenda lo más importante, como hacerle un pete en toda regla. Y eso hice, subí y bajé mi boca sobre esa erección tan dura. Mi amiga masajeaba sus huevos mientras veía como se la chupaba cada vez con más frenesí. Sentía como me llenaba toda. Sentía el sabor de su pre seminal, algo salado. Sentía los latidos de Alan en sus palpitaciones. Y de pronto, sentí como Brenda jugaba con mi pelo, me acariciaba la cabeza mientras tenía ese pene bajo mi oral. Era la gloria. Me creí una diosa ahí mismo. Pero quería que ella disfrute también.

Cuando se la ofrecí a mi amiga, la miró casi enamorada. Se la metió de una. Era una petera de alma. Oí como se la chupaba, el típico sonido de una buena mamada bien dada. No mostraba señales de que se le vaya a cansar la mandíbula. Incluso se oía como gemía sobre la pija de Alan mientras chupaba. Lo estaba disfrutando, mi Brenda estaba haciendo su primer pete. Estaba muy feliz por ella.

En algún momento paró, y cuando se desprendió del pene, un hilito de pre seminal salía directo del agujero del glande de Alan hasta el labio inferior de Brenda. No pude resistirme, quería besarla. Sin embargo ella ni me registró, y volvió a su pete. Yo quedé avergonzada por ser ignorada así, miré a Alan pero él tenía los ojos cerrados. Por suerte nadie me había visto.

Quise devolverle el anterior gesto a mi amiga, y le acaricié el pelo con cariño, su hermoso pelo negro, que contrastaba con mi rubio. Ella hizo algo que no esperaba, giró la cabeza y me miró, con su cara de niña, era una niña inocente. Me dio un vuelco el corazón, se me iba a salir del pecho. ¿Cómo podía ser tan tierna? Su cachete se veía levantado por la erección que tenía dentro de la boca, y que seguía chupando.

Tenía la tanga empapada. Le acariciaba el pelo mientras ella daba su primer pete. Nada podía ser mejor. Era nuestro momento especial, solas ella y yo. La abracé y besé su mejilla.  Ella me sonrió y bajó su cabeza hasta quedar pegada al pubis de Alan.

Alan estaba ahí, cierto, lo había olvidado. Él gemía como poseído, ¿cómo es que no me había percatado de sus jadeos hasta ahora?

Brenda liberó su miembro. Alan tomó un poco de aire. Yo aproveché para abrazar mejor a mi amiga por detrás, rodeándola con mis brazos por su cintura.  Mis tetas presionaban su espalda. Ella se corrió el pelo a un lado. Por sobre su hombro me incliné para chupar un poco yo también. Luego fuimos turnándonos, y terminamos las dos lamiendo el tronco duro.

  • Chicas… aaahh… no puedo más…

Alan estaba en su límite. Brenda me miró casi asustada. Yo la tranquilicé, tomé el pene y se lo ofrecí para chupar. Ella se lo metió hasta la mitad, pelando el cuerito con los labios. Alan empezó a gemir muy fuerte, casi a gritar. La boca de Brenda se llenó de semen. Estaba tomando su primera lechita, mientras yo la acariciaba con ternura. Estaba inundándola, un poco caía por su comisura. Me lancé a tomar esa pequeña gota que se escapaba. Era tan caliente y espeso, saladito y sabroso. Brenda no quería desperdiciar nada, cerró sus labios con fuerza y succionó todo, parecía querer exprimir cada mísera gota de los huevos de Alan hasta dejarlo totalmente seco. Éste no paraba de gemir.

Cuando terminó, vi el interior de su boca, toda blanca y brillante, llena de semen.

No podía más, me abalance y la besé. La besé con pasión. No me importó que estuviera Alan allí, la tomé de la cintura y le comí la boca, sintiendo su aliento y la corrida caliente en la mía. Brenda también me abrazó, aplastó sus tetas en las mías, y tuve un orgasmo.

Tuve el más maravilloso orgasmo que haya imaginado jamás, largo, con espasmos fuertes que llevaban la electricidad a cada uno de mis nervios y me hacían temblar de placer, orgasmo que por cierto no me corté para nada, y que gemí en la boca de Brenda sin separar nuestros labios.

Aunque no quiera, en algún momento debía acabar. Se separó de mí y me dejó respirando con dificultad. Le dio un par de besos al glande de Alan antes de guardarlo de nuevo en su pantalón.

Yo aún no podía pararme, mis piernas no respondían. Brenda se levantó y se sentó en las piernas de Alan.

  • ¿Te gustó, amor?

Amor. Él era su chico, y yo estaba ahí solo para enseñarle a ella cómo hacerlo disfrutar. Como pude me puse de pie.

  • Voy al baño. Los dejo solos un rato. -Estaba por irme cuando mi amiga me llamó.

  • Nicole… -Esa mirada tan tierna me ablandó el corazón, era entre tímida y feliz- Gracias.

Le sonreí con dulzura. Al voltear vi el patio vacío. ¿Hacía cuánto había terminado el recreo? Debíamos haber empezado las clases hace mucho. Soy una estúpida, y con el ruido tan ensordecedor que hacían, ¿cómo no voy a darme cuenta?

Ésta fue la historia que me contó la verdadera Nicole. Espero que ella algún día vaya a leerlo y se ponga contenta de que finalmente lo hayamos publicado. Por supuesto dudo que sea la misma historia, ya que cambiamos lo que no recordaba, y completamos un poco los agujeros.

Si el relato es real o es ficción, no tengo idea, y la verdad tampoco me importa mucho.

La verdad, nos gustó Nicole como personaje(y no creo que volvamos a ver a la real), creo que podríamos seguir con ella un rato más, eso sí, lo que vaya a pasar de acá en adelante, sí va a ser completa ficción.