Aprendiendo

Este es un relato totalmente real. Soy una chica joven, morena, de ojos verdes y buenas curvas que tiene una relación un tanto especial con su novio. Nunca hablamos de desempeñar los roles de Amo/sumisa pero hemos acabado en ello de manera espontánea y ahora no me veo sino en ese papel.

Ella sale de la ducha, envuelta en esa diminuta toalla blanca y con su larga melena negra goteando sobre su espalda, y se dirige hacia el salón.

Él fuma un cigarrillo mientras ve un programa en la televisión ataviado únicamente con unos gastados vaqueros.

Ella se le acerca sonriente y sin mediar palabra se sube a horcajadas sobre él y comienza a besarle el cuello.

- Baja de ahí, que te vas a poner como una perra en celo y me vas a manchar el pantalón – dice él sin apartar la vista del televisor.

- No no… solo quiero abrazarte – responde ella aferrándose a sus hombros.

Permanece quieta durante unos instantes pero no puede evitar sentirse excitada al notar la fría cremallera de su pantalón rozando su sexo desnudo bajo la toalla.

Irremediablemente comienza a mover las caderas, a frotarse contra él despacio, muy despacio, tratando ingenuamente de que no la descubra.

Él la ignora por completo. Permanece con los brazos apoyados en el respaldo del sofá a ambos lados de su cuerpo y ni siquiera la dirige una mirada.

Ella se siente sucia… Se está frotando contra su pierna como un animal y él ni siquiera reacciona. Pero esta idea no hace sino calentarla aún más de lo que está y acelera el vaivén de sus caderas.

Nota su coñito palpitando contra la creciente erección de su novio y suaves gemidos escapan de su garganta mientras roza sus labios con el cuello de él tratando de disimularlos.

- Levanta el culo – Un azote en su nalga derecha la pilla por sorpresa. Pero su tono firme la insta a obedecer.  Detiene sus movimientos de inmediato y se alza sobre sus rodillas, dejando a la vista un llamativo charco de flujo sobre el pantalón de él.

- Mira - él señala la mancha con su dedo índice y la mira con dureza. – ¿Y ahora esto qué, emm?

Ella agacha la cabeza avergonzada, sin atreverse a sostenerle la mirada.

- Te dije que me ibas a poner perdido, eres una puta y no sabes controlarte.

- Lo siento…

- Eso no me vale

De pronto arranca con furia la toalla que cubría su cuerpo dejándola totalmente desnuda.

Ella trata instintivamente de taparse con las manos y una sonora bofetada le hace arder la mejilla.

- Estás castigada. Te vas a quedar así hasta que yo te diga. Así que siéntate ahí y estate quieta.

Ella baja de su regazo y se coloca en el sofá de rodillas, sentándose sobre sus talones.

Su mejilla comienza a tornarse rosada y sus enormes ojos verdes están vidriosos por la humillación. Ella solo quería hacer el amor con él. Es su novio y no puede evitar calentarse estando a su lado. Se siente frustrada y le odia por haberla rechazado de esa manera. ¿Quién se cree?

- ¿Qué? ¿Ya estás más calmada?

Ella lo mira, su rostro se mantiene frío e impasible y su tono de superioridad hace que la hierva la sangre.

Asiente con la cabeza apretando los dientes para contener la rabia.

De pronto él alarga la mano y comienza a rozarle los pezones haciendo círculos con la yema de su dedo. Los pellizca y le amasa los pechos con ambas manos.

- ¡Qué tetas tienes joder…! - dice más para sí mismo que para ella. Siempre le han vuelto loco sus pechos grandes, firmes y redondos.

Acto seguido la agarra por el pelo y la tumba boca abajo sobre sus piernas dejándola con el culo en pompa. Le abre las piernas y pasa dos dedos por su rajita que a esas alturas está totalmente encharcada.

- No aprendes ¿eh? -  Suelta una carcajada irónica pasándole sus dedos empapados de flujo por la cara.

Ella le dirige una mirada de odio y él comienza a azotarla el culo y el coño con la mano mientras le advierte que no quiere oír ni un ruido.

De golpe introduce dos dedos en su vagina y ella suelta un largo gemido de placer.

- Aaaaahh…

- ¿Quieres quete folle zorrita? – le susurra él sin sacar los dedos de su vagina.

- Siii… fóllame por favor... no puedo más..

- ¿Te lo mereces? – saca los dedos unos centímetros y vuelve a introducirlos con fuerza.

- Aaah aaah si.. sii.. por favor.. – suplica entre jadeos. Aquello es una tortura. Necesita sentir su polla abriéndose paso entre su palpitante coñito.

Sujetándola por el pelo la coloca de rodillas en el sofa, apoyando su pecho y su cabeza sobre el respaldo y la embiste brutalmente desde atrás.

Ella grita de dolor.

- Cállate cerda, que sé que te encanta.

Comienza un frenético mete-saca que está a punto de llevarla a la locura.

Ella gime y clava las uñas en la tela mientras nota aquel miembro destrozándola de placer y las manos de él agarrándose a sus caderas para controlar el ritmo.

- ¿Qué eres? – La pregunta jadeando a sus espaldas.

Ella no responde, solo gime y se agarra con fuerza al respaldo del sofá.

- Eres mi puta – dice él golpeándola en el culo. – ¡Dilo!: Soy tu puta y me encanta que me folles. ¡Venga!

- Soy… soy tu puta y me encanta… que me folles..

- No te oigo nena

- ¡Soy tu puta! ¡Soy tu puta y me encanta que me folles! – repite ella casi gritando y a punto de estallar de placer.

De pronto él se detiene y nota como su polla abandona su interior.

Perpleja y frustrada se gira buscando una explicación y lo ve cerrando la cremallera de sus vaqueros y mirándola con suficiencia.

- ¿¿¿Qué coño haces??? – Grita desesperada e incrédula.

- Shh sh sh nena… tienes que aprender a controlarte, lo hago por ti . – La guiña un ojo y se aleja tranquilamente en dirección a la cocina.