Aprendido cosas del campo

Mi primera experiencia gay con un agricultor que tenía mucho que enseñar

Hola, me llamo Mario, tengo 43 años, estoy casado y vivo ahora en Valladolid. Me gustan mucho las mujeres, me considero hetero, pero también es verdad que desde siempre, cuando veo porno en internet, siempre me ha gustado fijarme en las pollas de los hombres, especialmente en esos pollones que gastan los tíos.

Esto y la curiosidad de experimentar, me ha llevado a que haya tenido dos experiencias con otros hombres. Cuando he estado con otro hombre, solo han sido episodios vamos a llamarlos light, porque nunca ha habido penetración ni besos, sólo masturbación y mamadas. No ha habido penetración porque la verdad es que en cuanto me intentan meter algo por el culo, me duele bastante. Lo he intentado con algún travesti y hasta ahora nada. Soy un poco delicado, que se le va a hacer.

Como decía, he tenido dos encuentros con otros hombres, y os voy a contar uno de ellos.

Normalmente en verano, siempre nos vamos una semana al pueblo de mi mujer, que es del Páramo de León. La verdad es que yo me aburro bastante, y como además me despierto pronto por las mañanas, suelo coger la bicicleta y me voy por los caminos que hay por allí casi toda la mañana.

En esos caminos a veces hay casas de campo que están bastante aisladas y separadas unas de otras. En una ocasión iba con la bici y de repente salió un perrazo ladrando por la puerta abierta, y aunque estaba atado con una cadena, la verdad es que me dio un susto de la hostia porque me dan bastante miedo los perros.

En esto salió un hombre llamando al perro por su nombre y diciéndole que se callara y se metiera dentro.

-         Perdona, he dejado la puerta abierta sin darme cuenta y ha salido el perro. ¿Te ha asustado?

-         Sí, la verdad es que sí. No me gustan los perros, pero no pasa nada.

-         ¿Estás de vacaciones? Te he visto pasar varias mañanas por ahí con la bici.

-         Sí, estoy con mi mujer y mis suegros ahí en (……).

-         Ah, muy bien. ¿Quieres pasar a tomar algo, así se te quita el susto?.

-         De acuerdo.

El hombre era bajito, pero fuerte, se notaba que era el típico agricultor. Llevaba unas botas de agua y un mono de trabajo. Debajo no llevaba nada más porque se le veía el pecho velludo por la parte de arriba del mono.

Me sirvió un vaso de agua y me estuvo un ratillo enseñando sus tierras, que las había estado regando, etc.… Me dijo que se llamaba Isidoro. Me estuvo contando también que tenía 71 años, que sus hijos vivían en León y que se había quedado viudo hace 4 años, en fin que estaba solo allí en su pueblo.

Mientras estábamos hablando, me levante a mirar alguna cosa, y sí que me dí cuenta que estaba mirando fijamente mi paquete, que lo había puesto a la altura de sus ojos. Como llevaba el culotte de ciclista sí que se notaba más de lo normal, tampoco es que tenga una gran polla, pero no ando mal dotado. Medirá unos 17 cms. No le di más importancia al tema.

-         Mario, ¿tú usas habitualmente ordenador? – me preguntó.

-         Sí, claro, tanto en casa como en el trabajo.

-         ¿Puedes ayudarme con unas cosas?

-         Claro.

-         Fuimos a la habitación dónde tenía el ordenador y lo encendió.

-         Mario, me da un poco de vergüenza decirte esto, pero ¿tú ves porno por internet?

-         No te preocupes, Isidoro, no pasa nada. Sí, claro que veo porno por internet.

-         ¿Podrías decirme algunas páginas donde lo ves tú? Es que las que he encontrado no me gustan mucho.

Le puse en favoritos algunas de mis páginas preferidas y mientras tanto, estuvimos hablando de sexo. Yo estaba sentado en la silla del ordenador y él de pie a mi lado.

Hablamos de cómo nos gustaban las tías, qué nos gustaban que nos hicieran; él me dijo que iba varias veces a un puticlub muy bueno que había cerca.

Mario, ¿tú se la has metido por el culo a alguna chica?

Claro.

¿Y qué tal es?

Ja, ja. Depende del culo de la chica. ¿Es que tú no se la has metido por el culo a ninguna de las putas con las que vas?

No me dejan, me dicen que tengo la polla muy grande.

Ja, ja. Venga, no me lo creo.

De repente, se bajó la cremallera del mono y se lo dejó caer. Llevaba un calzoncillo blanco, que marcaba un bulto enorme.

-         Joder, pues sí que es grande.

-         ¿Me bajo los calzoncillos? ¿ ?Quieres verla entera?

-         Vale,  - dije después de pensármelo un momento. Tengo que reconocer que estaba superexcitado por la situación.

Se quitó todo, botas mono y calzoncillo, quedándose a la vista una verga tremenda. Sería como de unos 20 cms. de larga, pero lo flipante era que era super ancha.

Joder, Isidoro, lo que tienes ahí escondido.

Y todavía no está grande del todo. ¿Por qué no me ayudas? – dijo dando un paso adelante.

Yo estaba como en una nube. Pero lo que hice me dejó un poco asombrado hasta a mí. Le cogí la polla con una mano y empecé a masturbarle despacito, subiendo y bajando la mano por aquel tremendo palo que tenía delante. El se movió un poco y se sentó en la mesa del ordenador para estar más cómodo, mientras yo seguía con mi labor. Le escupí en la polla para que la mano se pudiera deslizar mejor en aquella polla rugosa y esta vez empecé a darle más fuerte lo que le gustó a Isidoro porque inmediatamente empezó a gemir más rápido y seguido.

-         Sí, así cabrón. Me gusta así. Dale más fuerte.

-         ¿Te gusta, eh, cerdo?

-         Sí, me encanta. Te tienes que haber hecho muchas pajas para hacerla así de bien. Ahhhhhhh

-         No lo sabes tú bien.

-         ¿Por qué no te la metes en la boca y me la chupas?

-         Es que nunca lo he hecho.

-         Bueno, así pruebas.

No creía lo que estaba haciendo, pero sin dudarlo me la metí en la boca. O por lo menos lo intenté porque la verdad es que me costó meterla dentro. Sólo conseguía meterla hasta un poco más de la mitad, si metía el resto me daba arcadas.

-         Me la saqué de la boca y le dije:

-         Dime qué es lo que te gusta más, que es la primera vez.

-         Vale. Pero sigue.

Le escupí en la polla y me la volví a meter en la boca para que se deslizara mejor. Le recorría todo el tronco con la lengua y sobre todo me dediqué a la parte de abajo del capullo, que por lo menos a mí es lo que más me gusta cuando me lo chupan. Por los gemidos, parece ser que a Isidoro también le estaba gustando. A la vez con la mano le pajeaba la parte de la polla que no tenía en la boca. Mientras tanto, y haciendo un poco de equilibrio, yo me había quitado ya toda la parte de debajo de mi ropa y estaba ya solo con la camiseta. La polla se me había puesto tan dura que me había empezado a molestar la ropa, y estaba pajeándome con la mano que quedaba libre, Isidoro que vio esto, dijo:

-         No te corras, que luego me toca a mí cometerla.

-         Vale.

Casi cuando estaba acabando de decir eso, se inclinó hacia delante, empezó a echar rugidos por la boca, me sujetó la cabeza por detrás para que no me moviera y me llenó la boca de un líquido caliente y supersalado. Notaba como la polla latía mientras me vaciaba toda la leche de sus huevos en la boca. Poco a poco fue quedándose blanda y pude sacarla. Le escupí en la boca la leche que tenía, pero parte me la tuve que tragar.

-         Nos tumbamos en la cama para descansar un momento.

-         ¿Qué tal lo he hecho?

-         Para ser la primera vez, de puta madre, Mario. Relájate, que ahora me toca a mí.

Empezó a chuparla por la base y a comerme los huevos. Notaba sus manos grandes, callosas y ásperas agarrarme las caderas mientras su boca subía y bajaba por mi verga. El sí que sabía cómo chupar una polla, ese tío me estaba haciendo la mejor mamada de mi vida, y eso que mi mujer también la chupa bien. Parecía que había metido la polla en un horno, de lo caliente que tenía la boca. Me estaba volviendo loco, y fui notando como me venía el orgasmo desde dentro de mis huevos, dando un alarido a la vez que me vaciaba dentro de su boca. Por cierto, se bebió toda la leche sin dejar escapar una sola gota, siguiendo chupando la polla incluso cuando ya estaba fláccida.

  • ¿Dónde has aprendido todo esto, Isidoro?
  • Bueno, aquí está uno muy solo y hay una granja de ovejas a 2 kilómetros de aquí que tenía un chico moro, y venía mucho por aquí y ya sabes, una cosa llevó a la otra.
  • Que cabrón.
  • Bueno, espero que en los días que te queden de vacaciones, vuelvas por aquí a visitarme.

Por supuesto…. (Continuará).

Si os ha gustado o queréis comentar algo, podéis escribir a mrmp1969@hotmail.com